Luis Gonzalo Segura

Artículos

Presiones, amenazas y traiciones

Los pasillos de la política europea son mucho más ásperos, traicioneros y complejos de lo que los medios de comunicación occidentales transmiten. Tanto como las relaciones entre los gobiernos.

Hace muchos meses que el virus contagió sin remedio a los políticos convirtiendo la política en un caso epidemiológicamente positivo y clínicamente grave, tanto en clave interna como externa, hasta el punto de ser, quizás, el ámbito más afectado, en contra del pronóstico de aquellos bienaventurados que predijeron que la bondad sería –en términos positivos– la zona cero del impacto vírico. Y es que la covid-19 no nos ha hecho mejores, ni tan siquiera más humanos, menos aún más humanistas, nos ha hecho más maquiavélicos.

La broma pesada de Donald Trump alcanzó su clímax: el asalto al Congreso de Estados Unidos el día que debía ratificarse el resultado de las elecciones. El balance en el momento de escribir estas líneas asciende a cuatro muertos, 14 policías heridos, 52 detenidos y un vicepresidente evacuado junto a los legisladores en unas secuencias imborrables. Es la factura inicial de incluir a la ultraderecha, la ideología que incendió el siglo XX, en un tablero democrático trucado.

Brasil se la juega a vida o Jair Bolsonaro, a democracia o ruido de sables.

La guerra sin cuartel ya es una realidad. Estados Unidos ha enviado a China una declaración oficial de guerra -boicot a Huawei- con su correspondiente ultimátum: tres meses. Después del aumento de las escaramuzas en los últimos meses entre norteamericanos y chinos (incluyendo presiones norteamericanas para que europeos y aliados no contrataran la tecnología 5G […]

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