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Presiones, amenazas y traiciones

Europa frente al envío de carros de combate Leopard a Ucrania

Fuentes: RT

Los pasillos de la política europea son mucho más ásperos, traicioneros y complejos de lo que los medios de comunicación occidentales transmiten. Tanto como las relaciones entre los gobiernos.

No solo debido a que circulan sobres marroquíes, sauditas o qataríes comprando voluntades, mercadeando con los derechos humanos y traficando con millones de personas, sino porque hay tal cantidad de tensiones que aquello de la unidad de la Unión Europea solo fue un espejismo. Y no parece haber durado mucho.

Comenzó el año con las salvajes presiones para obligar a Alemania a enviar y permitir que otros países enviasen carros de combate Leopard 2 a Ucrania. Incluso Polonia llegó a amenazar a Alemania con el aislamiento internacional. Estados Unidos, claro está, manejó desde el principio los hilos. Por un lado, presionó para que el Reino Unido enviase sus carros de combate Challenger 2 y que ello supusiera una presión añadida. Todo seguía un plan organizado.

En ese momento, Alemania, que ganas de enviar o permitir que se enviaran Leopard 2 tenía más bien pocas, intentó una última maniobra desesperada: solo enviaría sus Leopard 2 si Estados Unidos enviaba también sus Abrams. Si había que enviar carros de combate a Ucrania, Alemania quería que, al menos, Estados Unidos diera la cara.

Pero Estados Unidos intentó, como siempre, esconderse y utilizar al resto de países para que asumieran las consecuencias de sus decisiones. No pudo evitarlo. La bola de nieve era tan gigantesca que no le quedó más remedio que comprometerse a enviar carros de combate norteamericanos a Ucrania.

Y hasta aquí parecía una historia cerrada. La historia de unas presiones salvajes a un país, Alemania, hasta torcer su voluntad y forzarla, soberanía y valores democráticos mediante, a que hiciera lo que no tenía que hacer. Sin embargo, la realidad era y es todavía peor: la mayoría de los países, en realidad, no querían enviar carros de combate Leopard 2 a Ucrania. Engañaron a Alemania y ahora pretenden burlarla. Y, claro está, Alemania está enfadada, pues incluso la ministra de Defensa se quedó en el camino, a escasos días de decir sobre el envío de Leopard 2 a Ucrania.

Así, a finales de enero, los medios de comunicación, animosos como siempre, calificaron la operación como el nacimiento de ‘La Coalición de los Leopard’, para que ello diluyese las presiones anteriores y pudiera ser presentado como un acto de unión, cuando en realidad era todo lo contrario. La unión, como suele pasar en Europa, no ha durado ni dos semanas: el 25 de enero el canciller alemán, Olaf Scholz, anunció el envío de 14 carros de combate Leopard 2 del Bundeswehr —de sus reservas— que, unidos al del resto de países occidentales, sumarían al menos un centenar —se habló de muchos más—, pero hoy solo se han anunciado 21 carros de combate Leopard 2 más, además de los alemanes —14 de Polonia, 3 de Portugal y 4 de Canadá—. Países Bajos, Dinamarca, Finlandia, Suecia, Noruega y España titubean —siguen sin ofrecer ni cifras ni fechas exactas— y Alemania intuye que se la han jugado. Que la están dejando sola después de haberla puesto un cuchillo en la garganta. Que muchos países fueron de farol.

Ya la semana pasada, en la cumbre de la Unión Europea, Olaf Scholz reclamó al resto de países europeos con carros de combate Leopard 2, que los enviaran para así formar dos batallones a finales de marzo. Esto es, el canciller alemán quería reunir al menos 88 carros de combate Leopard —cada batallón en el Bundeswehr tiene 44 carros—, pero poco después comenzaron a deslizar los países europeos que no se referían a tantos, sino que, en realidad, la cifra total se situaría en 62 carros de combate —los batallones ucranianos tienen 31 carros de combate—. Total, que unos y otros empezaron a excusarse y a divagar. Y ahora es Alemania la que presiona a la decena de países que tienen carros de combate Leopard 2 y se están haciendo los locos —sin contar a Portugal y Polonia, que sí se han comprometido—.

La realidad es que las sensaciones no pueden ser peores: Ucrania pidió 300 carros de combate Leopard 2 y los occidentales, de primeras, creyeron que podrían reunir unos 200; luego, se conformaron con un centenar; después, llegó la solución de dos batallones alemanes, es decir 88, y al final lo dejaron en dos batallones ucranianos, 62 carros de combate Leopard 2. Al final, la realidad es que, en estos momentos, solo hay 35 carros de combate Leopard 2 comprometidos.

Sin embargo, los ofrecimientos de los vetustos carros de combate Leopard 1 —de los años sesenta—, antecesor de los Leopard 2, no paran de surgir. De hecho, solo entre Alemania, Dinamarca y Países bajos ya se han comprometido a enviar durante los próximos meses casi dos centenares —un total de 178—, lo que vuelve a demostrar hasta qué punto muchos países fueron de farol en cuanto al envío de carros de combate Leopard 2 y, también, hasta qué punto los países occidentales están usando la guerra de Ucrania para liberarse de stock obsoleto y renovar su armamento. En ese sentido, el general de brigada alemán retirado, Klaus Wittmann, aseveró que había países que se habían estado escondiendo en la negativa alemana y que, una vez que Alemania ha dado el visto bueno, se han quedado al descubierto.

En este escenario, en el que los países europeos no terminan de entregar sus carros de combate Leopard 2 y, en vistas de la pronosticada ofensiva rusa, debemos cuestionarnos por qué. ¿Por qué no se están enviando carros de combate Leopard 2 a Ucrania mientras los carros de combate Leopard 1 salen hasta debajo de las piedras?

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Hay muchas razones y no todos los países las comparten, pero, quizás, la más importante es que Estados Unidos no quiere que acabe el conflicto: no se trata, como ellos alegan, de una confrontación entre democracias y autocracias, sino que, en realidad, es una pugna geopolítica en la que lo que está en juego es la hegemonía de Estados Unidos y, sobre todo, arrinconar a Rusia en Europa para desplazarla a Asia. Por ello, cuanto más dure la guerra, mejor y, claro está, que Rusia gane o no es indiferente, lo esencial es que dure mucho. Porque, de ser una guerra tan importante en la que lo que está en juego es la democracia, la soberanía, los derechos humanos y demás, ¿por qué los países europeos solo han comprometido 21 carros de combate Leopard 2 y 178 carros de combate Leopard 1?

Por lo visto, en la entrega de carros de combate Leopard 2, no pocos países occidentales no están de acuerdo o, al menos, no están dispuestos a asumir el coste que ello supondría. Quizás, incluso, puede que estén saboteando el esfuerzo de los más belicosos, como Estados Unidos o Polonia, pero lo que es seguro es que no están unidos. Y lo peor de todo es que ni siquiera lo aparentan.