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Francia: estallido de la juventud explotada

Hollande reprime a los jóvenes de la banlieue

Fuentes: Fracción Trotskista Cuarta Internacional

Durante el funeral que realizaban familiares y amigos a dos jóvenes plebeyos fallecidos en un accidente de tránsito, la policía montó una provocación llevando adelante uno de sus típicos «controles» que terminan con la detención y maltrato a sus víctimas. «Estábamos comiendo tranquilamente y vino la policía a hacer un control de tráfico muy agresivo. […]

Durante el funeral que realizaban familiares y amigos a dos jóvenes plebeyos fallecidos en un accidente de tránsito, la policía montó una provocación llevando adelante uno de sus típicos «controles» que terminan con la detención y maltrato a sus víctimas. «Estábamos comiendo tranquilamente y vino la policía a hacer un control de tráfico muy agresivo. No vinieron con buenos modales, entonces se formó un grupo y en dos segundos la cosa degeneró» (El País, 15/8). Grupos de decenas de jóvenes de la banlieue (suburbios) de la ciudad de Amiens, a dos horas al norte de París, se enfrentaron violentamente con la policía durante horas hasta bien entrada la madrugada. El lunes por la noche se repitieron aún más duros los enfrentamientos. Varios edificios fueron incendiados al igual que decenas de autos.

La situación social en la banlieue

La indignación estalló a partir de un caso concreto de abuso policial, pero responde a la terrible situación de pobreza estructural que se vive en estas relegadas periferias transformadas en verdaderos guetos. Ubicados en torno a las grandes ciudades, en toda Francia existen unas 170 banlieue. En ellas se apiñan cientos de miles de inmigrantes e hijos de inmigrantes llegados fundamentalmente del norte de África y de Europa del Este (Rumania, Polonia, etc.). Entre esta población la desocupación llega al 45% y entre los jóvenes supera el 60%. A la pobreza y futuro incierto que sufren, se suman la discriminación de las autoridades que niegan sistemáticamente la legalización a los inmigrantes y de las empresas que directamente niegan un puesto laboral por «portación de apellido o de rostro» o les dan los peores trabajos, extenuantes y mal pagos. El acoso policial que sufren es permanente y se ensaña especialmente con los jóvenes. Se los persigue, encarcela, los maltratan y en muchos casos son deportados a sus países de origen donde les espera un futuro aún más siniestro.

Los disturbios en Amiens se dan justo a un año de los «riots» británicos, cuando miles de jóvenes en similar situación en Inglaterra, se levantaron violentamente en varias ciudades y tuvieron en vilo al gobierno y sus fuerzas represivas. Es que la fuertísima crisis económica que atraviesa Europa (en virtual recesión) y los salvajes ajustes neoliberales que imponen los gobiernos para que la paguen los trabajadores y el pueblo, golpean especialmente a estos sectores ya de por sí empobrecidos. El flagelo de desocupación y pobreza que los golpea ya le había estallado en la cara al gobierno derechista de Chirac en 2005 en Francia. El asesinato de dos jóvenes negros a manos de la policía había desatado la furia y durante semanas hubo enfrentamientos en decenas de ciudades en todo el país. El por entonces primer ministro Sarkozy tuvo que apelar al ejército para contener la situación porque la policía estaba completamente desbordada.

Los «socialistas», la misma política represiva de la derecha

Ahora, en Amiens el gobierno «socialista» de Hollande está encarando la situación con la misma política represiva, aunque no con el discurso xenófobo que tenía Sarkozy en 2005 cuando dijo que iba a «limpiar de gentuza la banlieue». En el año 2010, cuando la derecha en el gobierno desató una gran represión a la comunidad gitana y realizó deportaciones masivas de inmigrantes, el Partido Socialista Francés hizo campaña en contra para aumentar sus chaces electorales. Pero hoy Hollande descubre su verdadero rostro. El 13/8 durante una visita que realizó a una comisaría del sur del país, declaró que «el Estado movilizará todos sus medios para luchar contra todas esas violencias». En una clara muestra de qué significa eso, anunció que en el presupuesto de 2013 aumentarán los recursos destinados a la policía y fuerzas de seguridad. Por su parte, su ministro de Interior Manuel Valls dijo categórico «No consentiré la violación del orden Republicano» y envió refuerzos policiales a Amiens.

Esta es la primera crisis social de importancia que enfrenta el gobierno de Hollande, y esta política represora está demostrando el verdadero contenido de su apariencia «progresista». A cien días de haber asumido en el Palacio Elíseo está perdiendo su supuesto perfil «social» con el que intenta separarse de Sarkozy. El ministro Valls intentó «visitar» Amiens para encarar en persona el conflicto desatado, pero en vez del paseo que tenía previsto debió refugiarse, rodeado de guardaespaldas frente al abucheo de los jóvenes que se concentraron para repudiarlo. Uno de los manifestantes explicaba «él sólo habla de que es inaceptable los policías heridos, no le importa el hecho de que la policía nos trata como animales» (Le Yeti, 15/8).

Entre tanto, el ultraderechista y xenófobo Frente Nacional de Le Pen, culpó nuevamente al fenómeno de la inmigración por la violencia, criminalizando la pobreza y exclusión social. Estos hechos marcan que la crisis económica en curso agudiza las enormes contradicciones sociales al interior de los propios centros imperialistas. Los trabajadores en blanco deben buscar en los más explotados y oprimidos a sus aliados centrales, tomando en sus manos las reivindicaciones fundamentales de estos sectores, para así fortalecer la lucha contra el gobierno, los empresarios y su Estado que pretenden hacernos pagar los costos de su crisis.

Fuente: http://www.ft-ci.org/article.php3?id_article=5663