En nuestro mundo los países siempre lucharon y siguen luchando por el derecho de controlar y utilizar los recursos naturales. Recientemente, el petróleo con sus reservas no exploradas se unió a la competición. La mayor parte de la gente está convencida de que el petróleo es el recurso más valioso de nuestra tierra. Lo curioso es que se olvida que desde los tiempos antiguos la lucha es abiertamente por el agua. Hoy dicha confrontación es discreta, pasa al nivel diplomático. Los políticos previsores ya saben que para el 2030 millones de personas se quedarán sin acceso a servicios de agua potable. El agua como un recurso se agota por el crecimiento de la población.
Se entiende mejor la gravedad del problema cuando unos países consideran el escaso del agua como amenaza directa a su seguridad nacional. Por ejemplo, a principios de junio de 2022 la vicepresidenta estadounidense Kamala Harris declaró que la mayor parte de los intereses nacionales estadounidenses está vinculada directamente con el nivel suficiente del agua. Se trata sobre aguas dulces y superficiales entre otras.
En su discurso Harris presentó El Plan de Acción de la Casa Blanca sobre Seguridad Hídrica Global según el cual Washington debe jugar uno de los papeles principales en resolver el problema mencionado por amenaza global a su seguridad nacional.
En otro documento gubernamental (Estrategia Global del Agua de Los Estados Unidos 2022-2027, U.S. Goverment Global Water Strategy 2022-2027) están plasmadas ambiciones concretas de encabezar el proceso de distribución de recursos acuáticos y su control total. Globalmente Washington pretende mejorar la salud, prosperidad, estabilidad y asegurar el acceso a servicios de agua potable para todos. En particular, entre todos los objetivos declarados está previsto reforzar la gobernanza del sector del agua y saneamiento. Además, anticipar y reducir los conflictos y la fragilidad relacionados con el agua (Starategic Objective 4: Anticipate and Reduce Conflict and Fragility Related to Water).
Para cumplir dichas tareas globales está prevista la participación estadounidense en todos los procesos de control y gobernanza, incluso si acontecen en los países extranjeros. Lo que es aún más interesante es la selección del país que podría recibir la ayuda de la Casa Blanca. Según el documento, el gobierno estadounidense debe centrar sus inversiones y actividades en las zonas geográficas donde la participación estadounidense corresponde de la mejor manera a sus intereses nacionales.
Entre otras cuestiones ambiciosas Estados Unidos ofrece desarrollar órganos subnacionales que trabajarán juntos en la gobernanza de aguas. Se destaca que los organismos locales y su política son débiles en el marco del manejo. Además, por el agotamiento de recursos aumenta la cantidad de conflictos entre los países por el manejo de aguas comunes. Según Washington, se puede evitar tales confrontaciones mediante acuerdos de gobernanza común. Si dejamos a un lado el lenguaje diplomático se trata de la primera etapa de intervención discreta por parte de Estados Unidos.
Entonces, el objetivo principal de EEUU es minimizar los conflictos vinculados con el agua. Una de las soluciones ofrecidas no oficialmente es convertir los recursos acuáticos de un estado soberano en bienes comunes accesibles para todos. Se necesita emprender reformas institucionales adaptadas al contexto para la administración pública de las masas de agua que la reconozcan en las infraestructuras relacionadas como bienes comunes Así el capitalismo juega al socialismo.
Diferentes entidades y organismos llevan a cabo su actividad para lograr los objetivos mencionados. El ministerio de defensa también está en esas filas. Recientemente, el Centro global de la seguridad de agua de la Universidad de Alabama informó que se lanza una cooperación estrecha entre el Centro y el Pentágono en los marcos de pronosticar amenazas a la seguridad nacional.
El punto final de esa actividad estadounidense es el cumplimiento de sus objetivos nacionales. Pero ¿cómo puede llevar a cabo su política en la palestra internacional?
La respuesta exacta la ha dado el encargado especial del presidente estadounidense para el Medio Ambiente, John Kerry. El político anunció que la Casa Blanca posee medidas diplomáticas y represivas para que otros países sigan la política contra el cambio climático. En los marcos de la defensa del clima y el agua Estados Unidos puede intervenir en la política interior de los países extranjeros e incluso corregirla por motivos ecológicos.
Ya en marzo de 2022 el secretario de Estado, Antony Blinken, instó a los países a actuar para fortalecer la seguridad del agua para todos. Los funcionarios y los medios estadounidenses empezaron a popularizar la idea según la cual un país no posee sus recursos acuáticos, solo son bienes comunes.
A modo de ejemplo: Si en EEUU no quedara agua dulce la Casa Blanca tiene derecho a utilizar y sacar los recursos brasileños o mexicanos. En lugar de comprarlos podría utilizarlos como bienes comunes. Aparece una pregunta lógica ¿por qué deben Brasil o México ir contra sus intereses y ceder paso a los estadounidenses? Cada país tiene sus propios ríos, lagos y en algunos casos mares. Cada estado tiene obligación de guardar sus recursos y no cederlos a otros países.
Actualmente el Gobierno estadounidense intenta tomar bajo su control parcial los recursos acuáticos de los países más pobres de América Latina. Cualquier estadística mundial asegura que dicha región tiene agua de baja calidad. En unos casos, la población no tiene acceso a agua dulce o potable. Son las condiciones perfectas para que EEUU se erija como hermano mayor para América Latina. Aunque el precio de esa hermandad pudiera ser costoso y dejarte sin control y soberanía de tus propios recursos acuáticos.
Jorge Sánchez, periodista de telegram canal La Jirafa.
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