Unidas Podemos no dispone de una estrategia comparable para el tema territorial. La mayoría de sus dirigentes siguen aferrados a la lectura de la autodeterminación entendiéndola como una cuestión democrática antes que como un problema de definición del demos con capacidad de «decidir»; en definitiva siguen aferrados al dogma supremo de los nacionalistas. Unidas Podemos intenta instrumentalizarlos tácticamente para que les apoyen en sus iniciativas progresistas, una estrategia relativamente normal propia de cualquier escaramuza parlamentaria. Pero la cosa es en realidad al revés, pues son los independentistas los que están instrumentalizando a Unidas Podemos que, al no disponer de una propuesta territorial e identitaria propia, se colocan en una posición de desventaja estructural en el protocolo de las concesiones mutuas.
Armando Fernández Steinko (2020)
Cualquier generalización apresurada es falaz, engañosa y dañina. Muy dañina. Conviene huir de ellas a la velocidad del trueno o del rayo. Huyamos pues… a la velocidad de la luz.
¿Recogen estos tuits una opinión extendida, generalizada, en el ámbito nacional-secesionista? No, seguramente no. Así lo deseamos, así lo esperamos, así lo creemos.
Cabe en todo caso algunas preguntas (una en el fondo): ¿de dónde esos comentarios? ¿Qué humus cultural está detrás de ellos? ¿Beben de alguna fuente ideológica, de alguna “cultura de país”? ¿Qué caldo de cultivo posibilita que en Cataluña, ante la primera vacunación contra el coronavirus, sabiendo lo que sabemos sobre el saldo de enfermedad y muerte ocasionado, alguien fije su atención en un punto tan sesgadamente nacional-identitario?
La respuesta no parece ofrecer muchas dudas. Se alimentan de una profunda -¡profundísima!- arista hispanofóbica no matizada (antiobrera además en muchas ocasiones), que viene de lejos, de muy lejos. De una concepción excluyente, supremacista y unidimensional de país, absolutamente hegemónica y generalizada en la cosmovisión, marco conceptual o como quieran llamarlo del nacional-secesionismo, una ideología que saca, que continúa sacando de casi todos, lo peor de nosotros mismos. Los huevos de la serpiente se van multiplicando. Por todo el territorio. Un ejemplo entre cientos: una candidata nacionalista en las elecciones del 14F, que figura en puestos de salida, se graba en vídeo durante el confinamiento (y difunde la grabación por supuesto) aconsejando ejercicios gimnásticos al ritmo de “Puta Espanya, puta Espanya,…!
Supongan por un momento que la primera persona vacunada en Cataluña se hubiera llamado Marta Ferrusola i Soley y hubiera hecho comentarios en catalán tras recibir la vacuna. ¿Algún problema? Ningún problema por supuesto. Pero, ¿qué pensaríamos, qué diríamos si VOX hubiese lanzado (no lo hubiera hecho) la caballería españolista (¿Por qué a Ferrusola i Soley? ¿Por qué en catalán? ¿Por qué no han vacunado a un español?) por lo sucedido? Nuestra indignación hubiera tocado el cielo, nuestras voces de protesta se hubieran oído en la Antártida. La etiqueta ‘derecha extrema’ se hubiera quedado corta; nazi-fascistas o cosas peores directamente. Luego entonces, por prudente y razonable lógica, los lazis de los tuits (no digo todos los lazis ni me refiero a tales o cuales siglas) son también un poco… Bueno, ustedes ya me entienden, vostès ja m’entenen.
Les dejo con un antecedente histórico (que los hay a cientos): una viñeta publicada en El Bé Negre, 17 de enero de 1933. ¡Los murcianos (trabajadores explotados y pobres obligados a dejar su tierra, observen cómo son dibujados!) ya eran entonces los ‘amos’ de Cataluña! Quina cara! Como el cemento. No se pierdan el detalle de la “transmiseria”.
Cierro: mejor 2021. En .Cat, con un poco más de humanismo y una mirada y hacer más fraternal e inclusivo lograríamos un gran avance.