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Entrevista a Paco Andújar, secretario general del sindicato Alternativa RTVE

«Vamos a solucionar nuestros problemas y a la vez trabajar por un movimiento obrero eficaz y fuerte»

Fuentes: Rebelión

La reforma de Radio Televisión Española se ha saldado con un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) para más de 4.000 trabajadores del ente público. Pero también se ha llevado por delante el organigrama sindical surgido en las últimas elecciones. La central sindical Unión General de Trabajadores (UGT) ha sufrido una escisión y 52 de […]

La reforma de Radio Televisión Española se ha saldado con un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) para más de 4.000 trabajadores del ente público. Pero también se ha llevado por delante el organigrama sindical surgido en las últimas elecciones.

La central sindical Unión General de Trabajadores (UGT) ha sufrido una escisión y 52 de sus 91 delegados han creado un nuevo sindicato, Alternativa RTVE. En estos momentos, los sindicatos con representación en RVE son Comisiones Obreras, Alternativa RTVE, UGT, APLI y USO, hasta las próximas elecciones que probablemente se celebren antes del verano.

En esta larga entrevista abordamos con Paco Andújar, representante del nuevo sindicato Alternativa RTVE, qué está pasando en el ente público, la situación del sindicalismo en la actualidad y la nueva propuesta sindical que ha nacido.

La situación de Radio Televisión Española

¿Qué está pasando en RTVE?

RTVE necesitaba una reforma importante porque estaba desfasada en muchos aspectos. La reforma tenía que ser legislativa ya que se trata de un servicio público esencial y porque la constitución detalla que la ley regule los servicios de la radio y la televisión; también de una reforma empresarial ya que existían una serie de procesos parciales con absorciones o segregaciones que habían configurado un ente público un poco caótico. Y también se estaban produciendo unos costes de producción por la sobredimensión de la plantilla que merecían una revisión para buscar una mayor racionalidad y una mayor eficiencia. Desde un punto de vista aséptico podíamos decir que esa reforma era necesaria y los sindicatos no se oponían a que se produjera. Otra cosa distinta era cómo afectaba eso a dos factores que para nosotros son esenciales: el mantenimiento del servicio público y las condiciones laborales.

¿Cuál ha sido la posición de UGT?

Hemos sido críticos con la reforma del gobierno del PSOE porque se desviaba del propio dictamen del Comité de Sabios. Para nosotros suponía una primera frustración porque nos parecía que el dictamen de los expertos había hecho un análisis muy lúcido y muy profundo de la situación de la radiotelevisión en España en cuanto a sociedad pública estatal que tenía que prestar el servicio, había hecho un buen análisis comparativo con la prestación de este servicio en otros países europeos y había lanzado unas buenas medidas en vías de actuación y soluciones muy favorables. Sin embargo cuando ya vimos el proyecto de ley, vimos que desde el informe del Comité de Expertos al Proyecto de Ley faltaban muchas cosas y sobretodo se hacía mucho hincapié en racionalizar, buscar la eficiencia de la empresa prestadora del servicio más que profundizar en la prestación del servicio y en lo que este sirve para la democracia. En cualquier caso la ley no dejaba de ser un avance sobre la situación anterior y por tanto adivinaba un futuro con posibilidades y no perjudicaba la prestación del servicio público y permitía que en el futuro se podría ir profundizando.

¿Cómo abordáis la reforma legislativa?

Había que proceder a la reforma de los contenidos laborales, los costes de plantilla así como a una reestructuración de la empresa que tendría repercusiones sobre los trabajadores y sobre la prestación del servicio público. Éramos conscientes de que somos trabajadores de un servicio público que no tiene rentabilidad en términos económicos. Es deficitario como lo es la Sanidad o la Educación y la rentabilidad o beneficios tiene que ser en contenidos o servicios, no en términos económicos. Conscientes de eso, nuestras reivindicaciones las atemperamos a que la prestación del servicio cumpla eso.

¿Y la reforma empresarial?

La SEPI contrató una consultora externa para realizar un diseño que nos presentaron y en el que había mucho desconocimiento de la realidad, que se había copiado mucho de la privatización de la televisión portuguesa y que desconocía la cultura empresarial y la cultura interna de la casa. No tenía en cuenta ese componente de servicio público y pretendía analizar a RTVE como una empresa pura y dura. Durante algún tiempo se discutió ese proyecto y se plasmó en el Acuerdo para la Constitución de la Corporación RTVE que se firmó el 12 de julio.

¿Cuáles fueron vuestras discrepancias antes de firmar el Acuerdo?

El motivo de las discrepancias eran dos puntos que marcaban de forma muy clara que eran peticiones de la UGT que no se querían aceptar. Uno de ellos era que se aplicase el XVII Convenio Colectivo que llevaba dos años congelado y se nos debía unas cantidades que no se habían querido reconocer. Y el segundo era que queríamos una garantía de plantilla mínima para los centros territoriales de TVE. Ya habíamos conseguido un compromiso de plantilla mínima en las emisoras de radio de seis personas y queríamos un compromiso de plantilla de 36 personas en cada uno de los centros territoriales de TVE. Finalmente la SEPI admitió esos dos puntos y nosotros pudimos dar nuestra conformidad.

Este Acuerdo fue sometido a referéndum…

Sí, pero lo que más nos sorprendió fue la participación que demostró un gran interés de los trabajadores por un hecho que cambiaba el horizonte y el futuro de RTVE. Y dentro de esa participación que el resultado estuviese por encima del 75% fue un respaldo a una negociación muy larga y muy difícil.

¿Cómo fue la negociación del Expediente de Regulación de Empleo?

Fue una negociación muy compleja y muy técnica. Y finalmente la discusión que se mantuvo hasta última hora fue la que consiguió garantizar el 92% del salario neto de la renta. Pero elemento que nos parece fundamental es que el ERE, habiendo tasado la cifra de 4150 contratos a extinguir, establecía la voluntariedad de los trabajadores para acogerse a él. Pero ha sido tan completo que las peticiones han rebasado las previsiones. También hay que tener en cuenta que existe una gran frustración por la situación de RTVE al cómo se procede a la contratación de la figura externa para conducir un programa, para los puestos importantes, cómo los prime time se entregan a las productoras privadas y no a la creatividad y al talento interno que ha hecho del ERE una liberación.

Pero también han existido fuertes críticas a este Expediente.

Sí, sobre todo de compañeros que entienden que a cierta edad se les declara inservibles. Yo creo que es una situación psicológica por tratarse de un expediente voluntario; si quieres puedes seguir trabajando y la sensación de que eres inservible no deja de ser psicológica. Yo creo que se ha manejado mucho la sensación de creer que si se quedaban no les iban a dar un puesto relevante, se les iba a arrinconar y que iban a lamentar no haberse acogido al ERE; pero eso no deja de ser un juicio de intenciones.

Definitivamente, ¿crees que el ERE ha sido positivo?

Sí, aunque la sensación que tenemos es que su aplicación no se ha planificado debidamente. Se está preparando a marchas forzadas una oferta pública de empleo porque hay un déficit de unos 1100 puestos de trabajo. Para antes del verano ya puede ser pública para ir hasta 2008 cubriendo los huecos.

¿Qué actitud sindical vais a tomar a partir de ahora?

-Vamos a ser benevolentes conocedores como somos de la dificultad que conlleva revitalizar la empresa. Y siempre que veamos por parte del presidente del Consejo de Administración, Luis Fernández, gestos como el que hemos visto recientemente tras la exclusión de 164 compañeros y su posterior readmisión tras su negociación con los sindicatos. Hay un caos que requiere decisiones urgentes y nosotros estamos dispuestos a ayudar, pero entendemos que se debe prestar el servicio público que demanda la sociedad.

La situación en la Unión General de Trabajadores

¿Qué está pasando en el sindicalismo tradicional?

Creo que el problema es que el sindicato tradicional ha dejado de ser tradicional. El movimiento obrero nació en un momento como la organización de organizaciones sindicales en el seno de las empresas, y a raíz de ahí esas organizaciones se iban estructurando en algo que traspasaban el umbral de las empresas hasta el nacimiento de las grandes corporaciones. Pero el movimiento obrero nació de abajo para arriba e iba cuajando en las fábricas. Ese de abajo arriba es lo que se ha perdido. Hoy las grandes centrales sindicales promocionan las secciones sindicales en las empresas pero como una especie de franquicia. Eso produce una estructura muy burocratizada que funciona más de arriba abajo que de abajo arriba. Desde los despachos sindicales se establecen una serie de estrategias que obedecen a muchos tipos de intereses y de componendas, algunos comprensibles, y se trata que abajo se aplique. Y luego puede haber un equipo dirigente que deje mucho que desear en el respeto democrático hacia sus bases o de qué tipo de intereses está favoreciendo.

¿Cómo debe funcionar, en tu opinión, un sindicato?

A Nicolás Redondo (ex secretario general de UGT) le preguntaban en vísperas del 14D (primera huelga general contra el gobierno del PSOE en 1988) si se estaban dando las condiciones para volver a presionar al gobierno y decía que lo que le contaban los trabajadores era que hace unos años estaba el almacén lleno y no se vendía nada y ahora tenían que hacer horas extras, y que todas las empresas tenían beneficios. Y luego que los economistas del gabinete le informaban que los beneficios empresariales empezaban a crecer más que las rentas del trabajo. Y que creía que era la hora de decir al gobierno y a los empresarios que empezaran a soltar la tela y si no que iríamos a la confrontación. Esa capacidad de tener ojos y orejas en las empresas para saber qué está pasando en la estructura productiva de un país y tener los estudios de asesores expertos que te cierran el análisis y que te permiten decir que ha llegado el momento de apretar más las tuercas, es el sindicalismo que hay que hacer y que se está perdiendo. Y esta situación está provocando un gran desánimo entre los trabajadores por la respuesta que reciben de las grandes centrales sindicales y puede producir problemas concretos como el que se ha producido en RTVE.

¿Qué le ha pasado a la UGT en RTVE?

Nos hemos encontrado con una actitud por parte de nuestra organización, la Federación de Servicios de UGT (FES), en la cual se nos discutía nuestra autonomía y nuestra responsabilidad para afrontar la negociación claramente y tratar de influirnos en ciertos objetivos de esa negociación. Y eso ha creado una tensión muy grande. Pero nosotros nunca hemos pretendido romper con la UGT, hemos tratado de reconducir la situación y que se respetase nuestra labor sindical.

¿Cuáles han sido esos desencuentros?

Hemos sido muy beligerantes con la llegada de productoras privadas. El caso de España Directo, un programa informativo que le daba contenido y razón de ser a los centros territoriales y a las emisoras de RNE; pero viene una empresa privada, contrata trabajadores forzando a muchos a ser falsos autónomos y con contratos leoninos. Suponía un salto cualitativo en la agresión contra nuestro trabajo y para nuestro propio cometido profesional y acrecentaba los riesgos de poner en cuestión más puestos de trabajo y más centros productivos. Y desde el propio sindicato nos piden menos beligerancia contra esa empresa porque también con ellas hay que negociar convenio o hay que hacer elecciones sindicales. Yo no puedo rendirme ante la usurpación de puestos de trabajo ante empresas privadas con trabajadores explotados simplemente por esos intereses. O no me puedes estar pidiendo que baje el tono de críticas a la gestión de Caffarel (anterior directora de RTVE) que es destructiva del servicio público de RTVE, es muy agresiva con los sindicatos en general y con la UGT en particular, porque están recibiendo presiones políticas. Esto ha chocado con la forma de proceder de la sección sindical y se nos ha querido imponer la estructura organizativa.

¿Por eso rompéis con UGT?

La gota que colma el vaso es el nombramiento por parte de la Confederal del consejero en el Consejo de Administración, nombramiento que se hace sin tenernos en cuenta para nada, ni siquiera una carta de la sección sindical en la que se pide que el candidato sea el secretario general de la propia sección sindical, o sea, yo. Ante esa situación entiendo que, después de tantos años y de los logros conseguidos aquí, la organización me daba un varapalo importante. Y pongo mi cargo a disposición de los compañeros de la Ejecutiva esperando que gente más joven pueda incluso superar las diferencias en estos años. Los compañeros no me aceptan la dimisión, que hay algo importante que es el primer Convenio Colectivo de la corporación y que consideran absolutamente necesario que yo me quede para pilotar esa negociación porque tienen confianza en mi. Yo marco el plazo hasta junio de este año para hacer el Congreso y elegir una nueva ejecutiva. En esta situación deciden que hay que nombrar una Comisión Gestora para adecuar la sección sindical a la nueva organización empresarial, algo que no creíamos necesario. Y en ello hemos estado dos semanas intentando evitar el enfrentamiento, incluso llegando a admitir que la propia Ejecutiva se convirtiese en gestora hasta el Congreso.

¿UGT no acepta vuestra propuesta?

No, pero incluso el 6 de marzo hay una entrevista de miembros de la Federación con el presidente de la Corporación sin contar para nada con la sección sindical en la que se entrega una carta con el nombramiento de una Comisión Gestora en la que está un compañero de la FES y varios afiliados de la sección sindical, entre ellos dos de los diecisiete de la Ejecutiva. Y el día 7 estamos en trámites para legalizar un nuevo sindicato.

¿Habéis dejado muchos la UGT?

La mayor parte de los representantes electos en el Comité de empresa y delegados de personal han firmado como promotores del nuevo sindicato y de 91 delegados que tenía UGT, 52 han firmado como promotores y tenemos unas 300 altas que la mayoría eran afiliados de la UGT. Gran cantidad de afiliados han vivido todo este proceso, nos hemos desprendido de imposiciones y hemos decidido apostar por un esfuerzo más independiente que admitir lo que era una imposición burocrática y antidemocrática por parte de un organismo de la UGT. Y la UGT está sufriendo una sangría importante, tiene muy pocos cuadros capaces para hacer una labor sindical.

Alternativa RTVE, un nuevo sindicato

¿Qué sindicalismo pretende hacer Alternativa RTVE?

Tenemos que hacer un sindicalismo muy circunscrito a lo que son las necesidades de RTVE. Somos conscientes de que no podemos vivir en un cercado cerrado y por tanto pretendemos ponernos en contacto con compañeros de otros medios de comunicación fundamentalmente, tanto estatal como autonómica o local porque creemos que hay cosas en las que merece luchar todos juntos. Ahí está la Ley Audiovisual o el Consejo General de lo Audiovisual así como todo el proyecto de explotación de la Televisión Digital Terrestre y el gran crecimiento que va a tener la televisión local y que debe quedar debidamente regulada.

Pero, ¿en el plano interno de RTVE?

Nuestro sindicato tiene que estar muy pegado a las necesidades reales, por tanto descansando directamente sobre los representantes electos y los delegados de personal que son los que han recibido la responsabilidad concreta de representatividad. Defendiendo nuestro derecho a vivir dignamente de nuestro trabajo, mejorando nuestras condiciones laborales, defendiendo el servicio público, manteniendo hasta cierto límite la producción de las productoras privadas y las contratas. Y hacerlo muy pegado a nuestros compañeros, con una estructura lógica pero lo menos burocrática posible. Habrá una comisión ejecutiva, habrá unos responsables en cada Comunidad Autónoma pero fundamentalmente se trabajará con la asamblea de afiliados en las comunidades autónomas y con el asamblea de representantes con la directiva a nivel estatal. No será una superestructura, será una coordinación de trabajadores a pie de tajo.

¿Vais a establecer relaciones con otros movimientos sindicales?

Tenemos ya contactos y conocemos el carácter de cada una de las organizaciones, y las seguiremos teniendo necesariamente. La única prevención que hay es siempre la lealtad del interlocutor que tengas enfrente. Yo me he llevado muy bien con CCOO porque quien le ponía cara y ojos era una persona de palabra que cuando se comprometía se comprometía de verdad. No tenemos ninguna prevención hacia siglas sino siempre será en la medida de quienes tengamos que representarlas seamos capaces de entendernos entre nosotros mismos.

Pero hay diferentes estilos sindicales…

Sí, los hay más asamblearios tipo CGT o CNT. Pero por la propia esencia de donde venimos pensamos que cuando se eligen representantes también hay que darles un margen. La asamblea de trabajadores es un sitio de debate, de contrastar las ideas, de oportunidades de medir el ambiente y el ánimo de la gente, su frustración, sus ganas… pero el elemento decisorio debe ser la asamblea de afiliados. Vamos a ser un sindicato que ejerce la labor por la vía representativa pero una representación muy cercana al trabajador porque directamente esa representación sale de los centros de trabajo para pragmarse en una dirección centralizada, sin intermediarios sin estructuras innecesarias.

¿Alguna crítica a la UGT?

No quiero descalificaciones, he estado 32 años vinculado a estas siglas pero tiene que haber una reflexión muy profunda en la manera de comportarse sindicalmente. Las grandes confederaciones, si quieren funcionar con ese esquema de secciones sindicales que casi parecen franquicias comerciales, terminarán teniendo problemas porque cada vez su nivel de dependencia y compromiso, esa misión del sindicato como elemento de presión reivindicativa e institución, va generando servidumbres de los poderes políticos y económicos. Y eso o se paga o uno se transforma para evitar ese peligro. Y la renovación desde la base tiene que ser necesariamente la que marque la pauta. Somos absolutamente conscientes de aquel principio del internacionalismo proletario y aunque a alguno le pueda sonar muy antiguo en esencia sigue estando ahí. Teniendo en cuenta que vamos a tratar de solucionar nuestros problemas pero a partir de ahí ser capaces de proyectarlo hacia un movimiento obrero eficaz y fuerte. Y esto no es un sprint, es una carrera de fondo.