La plaza central de Elgoibar (en la provincia vasca de Gipuzkoa) estaba desbordada de gente este primer sábado de septiembre. No era para menos, uno de sus ciudadanos más conocidos a nivel local e internacional iba a ser objeto de un homenaje especial, el «ongi etorri» (bienvenida, en lengua vasca). Se trata de Arnaldo Otegi, […]
La plaza central de Elgoibar (en la provincia vasca de Gipuzkoa) estaba desbordada de gente este primer sábado de septiembre. No era para menos, uno de sus ciudadanos más conocidos a nivel local e internacional iba a ser objeto de un homenaje especial, el «ongi etorri» (bienvenida, en lengua vasca). Se trata de Arnaldo Otegi, quien fuera hasta antes de entrar a la cárcel por 15 meses, el portavoz de la izquierda independentista vasca.
Acompañado de numerosas ikurriñas (la bandera de Euskal Herria ) y los regalos de las organizaciones populares de la zona, entre ellos una gigantesca txapela (boina) que el dirigente politico lució por minutos en su cabeza, Otegi se mostró más que agradecido a quienes no sólo no lo habían olvidado sino que lo vitoreaban junto al recuerdo de los otros 750 presos y presas vascas que aún quedan en la prisión..
Con este marco tan especial en lo popular y también en lo represivo (la plaza habia sido rodeada por efectivos policiales que controlaban que ninguno de los presentes nombrara a ninguna de las organizaciones ilegalizadas por el gobierno de Rodríguez Zapatero), Otegi habló de la absoluta necesidad de seguir confiando en un futuro de negociación politica para el conflicto que Euskal Herria vive desde hace cientos de años, y manifestó su solidaridad a rajatabla con quienes siguen en las cárceles.
Tras sus palabras y los acordes del Eusko Gudariak (himno del guerrillero vasco) y La Internacional, Otegi se zambulló en un mar de multitudes, abrazando aquí y allá a hombres, mujeres, niños y niñas de su pueblo que querían manifestarle su solidaridad.
Fue entonces cuando pudimos obtener esta entrevista exclusiva con quien ahora se presenta como un integrante más de la izquierda independentista, que sigue bregando por la libertad y la soberanía para el pueblo vasco.
-Desde aquel histórico discurso en el Velódromo de Anoeta, en noviembre de 2004, en el que usted portaba una rama de olivo y era presidido por un pañuelo palestino, convocando a unir fuerzas para lograr una solución pacífica al conflicto, ha corrido mucha agua bajo el puente. ¿Cuál es el mensaje actual en lo que hace a salir del atolladero, a pocas horas de recuperar su libertad?
-Yo sigo pensando que el discurso que hicimos en Anoeta tiene plena actualidad. Desde mi punto de vista hay una cosa muy clara: he pasado 15 meses en prisión pero el conflicto sigue en el mismo sitio, permanece igual, y por lo tanto continúa siendo una asignatura pendiente. Lo que se planteaba en Anoeta era un método para resolver ese conflicto, que a la luz de lo que se puede ver hoy sigue teniendo validez. Por lo tanto, yo veo a esta Euskal Herria viviendo otra vez, en un futuro próximo, un proceso de negociación y alcanzando un acuerdo político que le permita tener condiciones de igualdad para todos los proyectos políticos. A más largo plazo, aspiro a que este sea un país que conozca un proceso independentista porque así lo demandará la mayoría popular y trabajadora de Euskal Herria.
-Sin embargo, el Partido Popular español y el PSOE han ratificado la alianza anti-terrorista en la cual -si lo simplificamos- «todo es ETA», y no se ve, por lo menos desde fuera del País Vasco, una luz al final del túnel. ¿Por qué es entonces optimista con esa idea de que la negociación es posible?
-Porque creo que la resolución del conflicto no tiene otra alternativa que ese camino. Considero que han transcurrido los años suficientes para que en todas las partes nadie crea que va a alcanzar su meta mediante una victoria militar o policial. Además pienso que en este contexto en el que hay grandes discusiones en el centro mismo de Europa, como está ocurriendo con Flandes y Valonia, o como es el caso irlandés, o el escocés donde se plantea con absoluta naturalidad un referéndum sobre si los escoceses quieren o no la independencia, todo ello permite atisbar que es posible una solución satisfactoria y justa, y una paz estable y duradera para nuestro país asentada en el reconocimiento de nuestros derechos nacionales.
-En el acto realizado en su pueblo natal usted remarcó la necesidad de lograr la libertad para las presas y presos politicos vascos. ¿Ese tema seguirá siendo prioritario e innegociable en su agenda?
-Creo que es un tema que hay que tener siempre muy presente, partiendo del hecho, desde mi punto de vista, que las presas y los presos son militantes políticos y que su libertad se va a dar, en cualquier caso, en la medida que haya un proceso de negociación y diálogo que aborde otros temas, como son los derechos nacionales. Creo también que este país, este pueblo, y fundamentalmente los que somos de izquierda y abertzales, tenemos un reto político y ético que es el de volver a la libertad a los cientos de compañeras y compañeros que están privados de hacer una vida, aunque sea limitada en términos de derechos democráticos, pero como la nuestra. Por lo tanto, es conveniente aspirar a que construyan con nosotros ese futuro Estado vasco y creo que es un desafío al que hay que volcarse e intentar buscar una estrategia que devuelva los presos a la calle.
– En América Latina hay una enorme cantidad de vascos y descendientes de vascos, pero también son numerosos los integrantes de organizaciones populares que viven con preocupación y palpitan todo lo que sucede en Euskal Herria con este prolongado conflicto. ¿Qué les puede decir Arnaldo Otegi a quienes siguen con atención el difícil proceso político vasco?
-Quiero decirles que los tenemos muy presentes, que sabemos cuáles han sido sus actividades, que hemos sentido de cerca su solidaridad. Aunque esté lejos geográficamente, América Latina siempre ha sido un referente para la lucha de los vascos y las vascas. Ahora, Latinoamérica está aportando nuevas estrategias y nuevos conceptos de cómo desarrollar una política de izquierdas y revolucionaria. Hay experiencias interesantes, como la bolivariana, que se están desarrollando en ese continente. Así como antes, América Latina fue un importante faro para muchos movimientos revolucionarios en Europa, hoy está construyendo nuevos referentes revolucionarios que también nos pueden servir aquí. Su lucha es nuestra lucha y nuestra lucha es su lucha. Quiero, por lo tanto, enviarles un abrazo revolucionario y socialista a todas y todos los que alli siguen en el camino de la rebeldía. Muchas gracias por la solidaridad pueblo a pueblo y viva el mundo de los trabajadores y trabajadoras y todos los pueblos.