Un ‘iglú’ de 12 metros de diámetro capaz de resistir un terremoto y recoger agua de lluvia. Dispone de electricidad durante todo el año sin estar conectado a una red de energía. Su diseño pretende integrar la vivienda con el entorno natural sin imponerse al paisaje. Aunque su parecido a un iglú es inevitable, levantarlo […]
Un ‘iglú’ de 12 metros de diámetro capaz de resistir un terremoto y recoger agua de lluvia.
Dispone de electricidad durante todo el año sin estar conectado a una red de energía.
Su diseño pretende integrar la vivienda con el entorno natural sin imponerse al paisaje.
Aunque su parecido a un iglú es inevitable, levantarlo en el sudeste de España no es lo más aconsejable. Sí lo es en cambio construir una vivienda como ésta, basada en la geometría geodésica, un sistema de construcción que permite montar cúpulas de forma rápida y económica, conformando espacios habitables.
Existen ejemplos de viviendas geodésicas en nuestro país, pero por lo general son iniciativas particulares que no han seguido el procedimiento para cumplir la normativa de edificación, y tampoco incorporan las instalaciones necesarias para garantizar que la casa sea autosuficiente. «Así que probablemente éste sea uno de los pocos casos de vivienda geodésica y autosuficiente en España», afirma Pablo Carbonell, arquitecto de Ecoproyecta, estudio encargado, en colaboración con Moho Arquitectos, del diseño de esta vivienda ubicada en Yecla (Murcia).
Vivir bajo una cúpula con sus tres hijos era el deseo de Abijah Benjamin Roberts y Rachel Stokes. «Cuando elegimos vivir en esta parte del mundo ya sabíamos que queríamos algo diferente a ‘lo normal’ y es por eso que elegimos construir nuestro hogar bajo una cúpula y en la ladera de una montaña como añadido natural al paisaje«, explica Stokes.
Otra de las razones que arguye este matrimonio es el factor predominantemente económico: «Queríamos algo asequible y una cúpula usa poco material para conseguir un gran espacio y, en consecuencia, su coste es menor que para una vivienda convencional», añade Roberts.
La estructura geodésica consigue por un lado reducir la cantidad de material utilizado (madera en las envolventes y la estructura, y celulosa natural como aislamiento térmico), y por otro construir en un breve espacio de tiempo, ya que gran parte del trabajo se realiza en taller y luego el montaje es sistemático. «La previsión es tenerla totalmente terminada en menos de cuatro meses», dice Carbonell. Aunque la cúpula se levanta en sólo cuatro días, el revestimiento y la distribución interior, instalaciones y acabados requieren más tiempo.
La resistencia inherente a la cúpula, de casi 12 metros de diámetro, capaz de soportar los embates de vientos fuertes e incluso terremotos, confiere a la casa mucha rigidez sin necesidad de utilizar excesiva madera en su construcción. Pero también es ligera, muy resistente a los pesos que debe soportar. Tiene además una particularidad: «La forma aerodinámica de la cúpula hace que no sea necesario fijar la casa al suelo ya que nunca podría volcar», asegura Carbonell.
La imagen atractiva de la cúpula se completa a la perfección con los espacios interiores, muy sugerentes, amplios y orgánicos, «algo totalmente diferente a las viviendas convencionales de espacios rectos», explica el arquitecto. En contrapartida, estos espacios suelen ser más difíciles de compartimentar ya que al ser curvos piden ser diáfanos y llevar el mínimo número de tabiques para no generar rincones extraños y poder disfrutar al máximo de la sensación de envolvente abovedada.
La vivienda de doble altura (planta baja donde se ubica el salón-comedor, la cocina, un dormitorio y un cuarto de baño) dispone además de un altillo para albergar dos habitaciones y otro aseo. Pero también es posible, según Carbonell, organizar la vivienda en varias cúpulas unidas entre sí, dejando cada una para una estancia de manera que no requiera divisiones interiores. «Tiene la ventaja de que son fácilmente ampliables construyendo otra cúpula en un futuro cuando las necesidades de la familia sean mayores», explica.
Vivienda «low cost» autosuficiente
Diseñada con criterios de sostenibilidad, Ecoproyecta ha incorporado estrategias bioclimáticas para acondicionar la temperatura interior de la vivienda sin consumirenergía.
Esta vivienda autosuficiente y «desenchufada» de cualquier red urbana de energía tendrá electricidad todo el año, aguacaliente sanitaria, calefacción para el invierno y refrescamiento para el verano por un precio total aproximado de 200 euros al año, estima Carbonell. ¿Cómo se consigue? A través de un diseño arquitectónico que aúne la incorporación de medidas pasivas y un correcto aislamiento térmico con la introducción de energías renovables (instalación fotovoltaica, caldera de biomasa…).
Gracias a un pozo canadiense de dos metros de profundidad el interior de la casa tendrá ventilación natural durante el invierno, no requiriendo mucha calefacción para conseguir una temperatura de confort. «Si a esto le añadimos la plantación de especies aromáticas cerca de la toma exterior del pozo conseguimos que el aire que entra a la casa no sólo sea confortable térmicamente, sino que además esté aromatizado de manera natural», describe Carbonell. «No hay que olvidar tampoco el agua, un recurso escaso sobre todo en Murcia donde llueve poco», continúa. Esta vivienda recoge el agua de lluvia y la almacena en un depósito para su reutilización. También depura el agua residual mediante un sistema biológico natural que consigue agua limpia apta para el riego.
La implementación de medidas energéticas permitirá la construcción de una vivienda geodésica que no consume energía por el precio de una casa convencional de bajo coste, en torno a los 700 /m2, calcula Ecoproyecta. «Hay que tener en cuenta que en un futuro cercano los edificios tendrán que ser como éste, tendrán que consumir muy poca energía por ley. Así lo establece la directiva europea 31/2010 que marca el año 2020 como fecha a partir de la cual todos los edificios tendrán que ser de `consumo de energía casi nulo», recuerda Carbonell.
Mimetismo con el paisaje
La casa forma parte del paisaje y no trata de imponerse. La forma orgánica de la cúpula facilita dicha integración, pero además el estudio de arquitectura ha tratado de respetar los árboles ya existentes, en este caso almendros, y también se prevé plantar otros naranjos y manzanos, especies frutales que ayudarán a camuflar la casa en su entorno.
«Por otro lado», añade Carbonell, «se va a utilizar mortero de cal como revestimiento final, que tendrá un color similar al de la tierra del lugar, con lo cual lograremos mimetizar aún más la casa con su entorno».
La singularidad de estas cúpulas geodésicas, patentadas por el arquitecto estadounidense Buckminster Fuller en la década de los 50, está muy desarrollada en Sudamérica, sobre todo en Argentina y Chile.
Ecoportal.net
Fuente original: http://www.elmundo.es