Un lector o lectora, cuyo nombre desgraciadamente no puedo precisar, me ha enviado esta nota, un breve comentario a un texto -«El puente de la Inmaculada»- publicado el día 8 en rebelión: «Eso no es nada La corporación municipal de Toledo con su alcalde al frente, el socialista Emiliano García-Page acaba […]
Un lector o lectora, cuyo nombre desgraciadamente no puedo precisar, me ha enviado esta nota, un breve comentario a un texto -«El puente de la Inmaculada»- publicado el día 8 en rebelión:
«Eso no es nada
La corporación municipal de Toledo con su alcalde al frente, el socialista Emiliano García-Page acaba de renovar, como todos los años desde 1854 , el voto de acatamiento y defensa del dogma de la Inmaculada Concepción, por sí y en representación de la ciudad, ante la media sonrisa del cardenal Cañizares».
Lo he corroborado. El alcalde, efectivamente, no es del PP, sino del PSOE. Creo que es su primer mandato. Presupongo, además, que el lector o lectora está bien informado y que no hay ningún error en su nota.
Supongamos, aunque no sea el caso, que haya una fuerte presión ciudadana, que los toledanos y toledanas sean mayoritariamente dogmáticos inmaculados y devotos de los debates lógico-teológicos sobre consistencia e inconsistencias entre pecados originales y atributos de la madre del Dios-Hijo. ¿Queda justificada entonces una actitud tan entreguista, tan confesional, tan eclesiásticamente servil, tan poco razonable? ¿No hay un átomo de coraje cívico en el Ayuntamiento toledano? ¿Conocen algún otro ayuntamiento en el mundo en el que el consistorio se haya declarado a favor de un determinado dogma de fe y no sólo a favor sino a favor de su defensa? ¿Dónde? ¿En algún Estado teocrático?
La media sonrisa del cardenal Cañizares, cuya figura, porte y formas recuerda cada vez más las sonrisas de sus predecesores del 36, cuadra, era esperable, es el nuevo (viejo) nacional-catolicismo, cuyo renacimiento (o remurimiento) es dato innegable, pero que una corporación municipal, parte de un Estado no digo laico pero en principio no confesional, haga no sólo voto de acatamiento sino voto de defensa (¡de defensa! ¿y qué será eso?) de un dogma de fe, es algo que incluso a mi edad, visto lo visto y vivido lo vivido, resulta no sólo sorprendente sino neto y justificado motivo de depresión política.
Conclusión: Antonio Machado, aquel admirable poeta republicano y socialista, tenia razón de nuevo y la España del crucifijo, la pandereta (que es un magnífico instrumento musical sin duda), del todo vale, del neofranquismo cultural y el vivan las barbaridades galopa de nuevo. Para no repetir a Alberti, no digo que haya que enterrarles en el mar. Pero si, pacientemente, superando el aguante del mismo Job, no logramos convencerles, ¿porque no intentamos conseguir de alguna forma que nos dejan un poco tranquilos? ¿Se les ocurre alguna idea razonable y realista?
Es un vivir sin vivir.
PS. Otro comentario, de signo muy distinto, aturde y confirma la peor de las hipótesis. Helo aquí, puliendo un poco su redacción
«La Iglesia Católica es en parte la heredera de la religión greco-romana. Los judíos consideran a la religión católica algo así como la religión greco-romana: Pontifex máximus, Artemis como la Virgen, Zeus como Dios,… Además de determinadas fiestas. Eso si con una patina de judaísmo, con el monoteismo.
La Iglesia Católica pero es una institución que ha sido vital para la defensa de nuestra civilización. En varios momentos ha unificado los componentes de la civilización y señalado el peligro: el las cruzadas promovió la defensa de la civilización frente a los turcos sejuditas, la Reconquista, la batalla de las Navas, en donde se frenó a los almohades,… Pío V organizó la alianza que dio la importantísima victoria de Lepanto y por dos veces alentó a la resistencia en el sitio de Viena. De no haber existido una Iglesia universal no se habría dado la alianza de la civilización y ahora no existirían carreteras ni tan siquiera carros, solo camellos, como el norte de África que no había nada de nada hasta que llegaron los franceses. El norte de África durante el imperio romano y el bizantino era la zona más rica de Mediterráneo, con el Islam pasó a ser la más pobre.»
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