El informe «Madres en las redes de trata: derechos robados» revela que las autoridades españolas retiran sistemáticamente la custodia de los hijos e hijas de las mujeres nigerianas víctimas de trata, en lugar de proteger la unidad familiar.
La organización internacional Women’s Link Worldwide ha presentado hoy un nuevo informe ‘Madres en las redes de trata: derechos robados’ en el que aborda los problemas que enfrentan las mujeres nigerianas víctimas de trata y sus hijos e hijas durante su tránsito migratorio en Europa. En concreto, el informe se centra en la dificultad que encuentran estas mujeres para ejercer su derecho a ser madres.
Detrás de esas dificultades, encontramos «prejuicios que se convierten en discriminación», ha apostillado Viviana Waisman, presidenta de Women’s Link, durante la presentación. «Cuando hablamos de las víctimas de trata, rara vez nos paramos a pensar en que estas mujeres también tienen derecho a ser madres y a tener una familia. Es necesario que la prioridad de las autoridades empiece a ser la de proteger los derechos humanos de las víctimas de trata y, por tanto, la de proteger su derecho a estar con sus hijos e hijas».
Tras el tránsito migratorio, las mujeres enfrentan un tránsito de explotación por Europa. El informe que hoy se ha presentado recoge el testimonio de mujeres que, en ese tránsito europeo, buscan a sus hijos e hijas. Mujeres víctimas de trata que perdieron el contacto con sus niños y niñas por decisiones de los tratantes o por los sistemas de protección a la infancia de los diferentes países. También mujeres que forman familias, habitualmente monomarentales, y que buscan la forma de compaginar su explotación con el ejercicio de la maternidad.
Según la organización, las autoridades españolas consideran de forma sistemática que los hijos e hijas de las mujeres nigerianas se encuentran en una situación de riesgo porque sus madres son víctimas o presuntas víctimas de trata. En lugar de buscar soluciones que protejan a la unidad familiar de la violencia de las redes de trata, deciden retirar las custodias y alejar a los niños y niñas de sus madres, lo que vulnera su derecho a la vida familiar. Y, entre otras cosas, «ser víctima de trata no siempre significa no ser una buena madre», ha enfatizado Gema Fernández, abogada de Women’s Link y coordinadora del informe.
Gema ha insistido en la necesidad de primar un enfoque de derechos humanos con perspectiva de género, y no de persecución del delito o de regulación de los flujos migratorios, a la hora de abordar la trata. Esto permitiría garantizar la protección a las mujeres víctimas y proteger la unidad familiar. «Es una responsabilidad de los Estados y de la Unión Europea».
Así mismo, la abogada ha explicado que un sistema de protección integral evitaría que las mujeres tuvieran que contar su historia de explotación y violencia en cada una de las administraciones con las que se relacionan. Recordemos que además de España, el informe se centra en la situación en otros tres países europeos, Francia, Alemania y Dinamarca.
«El informe es un viaje a través de cuatro mujeres y sus historias de vida», ha compartido Helena Maleno, experta en migraciones que ha formado parte de la investigación. Con ello, pretenden «visibilizar las vulnerabilidades» a las que se enfrentan las mujeres en los tránsitos de explotación, así como la «responsabilidad de los Estado y de la Unión Europea en la protección de las unidades familiares». También, a través del testimonio de estas cuatro mujeres, la organización quiere destacar «la capacidad y el deseo de esas madres para ejercer la maternidad» que buscan y desarrollan estrategias para proteger a sus hijos e hijas y para preservar sus familias, en contextos muy violentos.
Historias de vida El primer testimonio que llegó hasta la organización y que llevó a iniciar la investigación fue el de Mama Prince, en Dinamarca. Esta mujer nigeriana de 34 años llegó a España con 22 años. Estuvo en Málaga, Madrid y Barcelona ejerciendo la prostitución para poder pagar la deuda que le exigía la red de trata. Su hijo, Prince, se encontraba en una residencia infantil, tutelado por la Comunidad de Madrid. Al principio, acudía con regularidad a las visitas semanales que le autorizaron, pero después las visitas se distanciaron porque la red la obligó a ir a Málaga y a Barcelona. Como Mama Prince perdió el contacto con el niño, los servicios de protección de menores determinaron que lo más conveniente para Prince era establecer un acogimiento familiar pre-adoptivo que derivó en la posterior adopción por la familia de acogida. Mama Prince terminó en Dinamarca. La red la envió a Copenhague porque allí podían obtener más beneficios por su explotación. Allí entró en contacto con organizaciones que le ayudaron en su solicitud de asilo y pidió ayuda para localizar a su hijo. Tras unos meses averiguó que su hijo había sido dado en adopción. «Cuando se puso en contacto con nosotras, ya sabía que su hijo estaba en proceso de adopción, quería que su hijo supiera que no le había abandonado».
A partir de este caso, Women’s Link realizó varios viajes a los cuatro países entre octubre de 2014 y marzo de 2016, se entrevistó con 23 mujeres nigerianas víctimas de trata y hablamos con 29 organizaciones que las acompañaban en sus procesos de identificación y protección. También se entrevistaron con autoridades competentes en la identificación y atención a víctimas de trata, visitaron centros de recepción de personas refugiadas, y estudiaron el marco normativo aplicable a cada uno de los territorios.
«De las 23 entrevistas que hicimos a mujeres, elegimos cuatro historias emblemáticas que no sólo cuentan sus historias de vida, sino que nos hablan también de sus hijos e hijas nacidas durante el tránsito de explotación y de las múltiples estrategias que ponen en marcha para protegerlos y para preservar sus familias, así como de la respuesta que reciben de las autoridades», explica la organización en el informe.
Además de Mama Prince, la investigación recoge las «historias de vida» de Mama Favour, Mama Bright y Mama Faith.
Mama Favour, tiene 28 años y nació en Benin City (Nigeria). Llegó con su hija, que ahora tiene 7 años, a Tarifa -España- en patera en verano de 2014, las trasladaron a un centro de acogida para personas migrantes en Córdoba. Según varios informes presentados por la organización que gestiona el centro de acogida y por la policía que la identificó como víctima de trata, las autoridades declararon a la niña en desamparo. Le retiraron la tutela e ingresaron a Favour en un centro de protección de menores. El expediente de desamparo de Mama Favour y su hija se cerró después de seis meses, puesto que no existían razones para continuar con la separación de madre e hija. Mama Favour aceptó trasladarse a un centro especializado para mujeres víctimas de trata en Zaragoza. Nos volvimos a encontrar con Mama Favour y con su hija en París, hablamos con ella a través de las redes sociales y nos contó que tuvo que dejar el centro en Zaragoza porque tenía que pagar la deuda y si no la pagaba algo malo le pasaría a su familia y a su hija.
Mama Bright, tiene 25 años y nació en Benín City (Nigeria). Su hijo tiene 1 año y medio. Mama Bright llegó desde Libia a Italia, en patera. Pasó un tiempo en Italia y después llegó a París, donde pidió asilo. Según cuenta es una forma de poder vivir tranquilas sin que la policía las moleste pidiéndoles los papeles. Conoce muchas historias de hijos e hijas de mujeres nigerianas que se quedaron al cuidado de las madames a las que las autoridades terminaron retirando la guarda y custodia, siendo los niños adoptados por otras familias en España y en Italia.Mama Bright nos contó que tiene suerte porque su madame la deja vivir con su hijo, aunque vivir con los hijos significa que la deuda aumenta. Mama Bright tiene que pagar para que su hijo pueda vivir con ella. Tiene miedo de que le quiten a su hijo, conoce a otras mujeres que los han perdido, la policía iba a sus casas y les quitaban a los niños porque estaban ejerciendo la prostitución para poder pagar la deuda.
Mama Faith tiene 18 años y nació en Benín City (Nigeria).Su hija tiene 12 meses. Mama Faith llegó en patera desde Libia a Italia. Tras una breve estancia en Italia se trasladó a Múnich. Reside junto a su hija en una casa de asilo especializada para mujeres que tienen traumas psicológicos muy graves. No quiso contarnos lo que vio y lo que tuvo que soportar en Libia. Nos dijo que no podríamos soportar escucharla. En el centro donde reside Mama Faith nos contaron que se están enfrentando a una nueva realidad con las mujeres que llegan por la ruta de Libia, como ella. Las mujeres, sobre todo las más jóvenes, presentan cuadros de anorexia que derivan de los abusos a los que se han visto sometidas para practicar sexo oral a hombres. Son incapaces de comer y terminan vomitando los alimentos porque la garganta los rechaza. En este centro acompañan en la educación y el cuidado de los hijos e hijas de las mujeres que han sufrido situaciones de violencia extrema. El personal del centro tiene que informar sobre la evolución de Mama Faith en la relación con su hija y en el desempeño de sus labores como madre. El problema es que el modelo de educación occidental europeo no incorpora la diversidad de otros modelos y prácticas de la maternidad. Esto hace que Mama Faith se sienta examinada continuamente y con mucho miedo para cumplir los estándares de ‘buena madre’ y que no le quiten a su hija.
Tratamiento personalizado, formación y cambio de enfoque
«Hay que estudiar y buscar soluciones para cada caso», ha insistido Gema Fernández, asumiendo la complejidad de la situación. También ha abogado por más centros de protección que permitan a estas mujeres estar con sus hijos e hijas. Y trabajar con toso los actores que intervienen en el proceso -servicios sociales, fiscalía de extranjería, jueces y juezas…- para cambiar el enfoque (ese enfoque que está en la base del dictamen de la Fiscalía que venía utilizándose en España y que llevaba a la separación automática de mujeres y sus hijos e hijas al pisar nuestro territorio) y a desarrollar protocolos que permitan estudiar cada caso y evitar prejuicios. En ese sentido, la presidenta de Women’s Link ha recordado la recomendación por la que siempre abogan: que jueces, juezas y fiscales estén formados en estereotipos de género.