«Yo no tengo nada en contra de los homosexuales; si nacen así, pues qué se le va a hacer, pero que no digan encima que están orgullosos de funcionar al revés». Manuel Fraga Iribarne, fundador del Partido Popular (2005) Por primera vez en España un partido de la derecha que hunde sus raíces en el […]
Manuel Fraga Iribarne, fundador del Partido Popular (2005)
Por primera vez en España un partido de la derecha que hunde sus raíces en el franquismo, el Partido Popular, acudió a la manifestación del Orgullo gay en Madrid. La manifestación, dentro del Wordpride, había sido convocada por la plataforma FELGTB (Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales) y COGAN (Colectivo LGTB de Madrid) además de otros colectivos y asociaciones que, como Europa Laica, apoyamos esta convocatoria. El objetivo reivindicativo es apoyar la proposición de Ley contra la discriminación por orientación sexual presentada por Unidos Podemos a iniciativa de la FELGTB. Por supuesto que la marcha también fue un grito humanista en apoyo a la liberación sexual en todo el mundo ya que en más de 80 países todavía perviven legislaciones homófobas y son solo unos pocos los países con una plena igualdad derechos civiles de los homosexuales En algunos países europeos, como Polonia, donde el catolicismo tiene un peso esencial en el gobierno, la homofobia institucional es desvergonzada y se mantiene un cuadro legislativo represivo y todo ello azuzado por el Vaticano.
Las iglesias son la principal reserva en el mundo de la homofobia. Todas las religiones consideran la libertad sexual algo contrario a Dios y las mujeres, en las religiones, tienen una posición de servidumbre. Tanto en Brasil como en Colombia se ha realizado manifestaciones de Orgullo, en este mes de junio, bajo lemas laicistas reivindicando el Estado laico o resaltando la homofobia que las iglesias católicas y evangélicas difunden en Latinoamérica. En la manifestación de Sao Paulo se estiman en dos millones de personas las que salieron a la calle exigiendo un Estado laico y el fin de la homofobia; las iglesias evangélicas se están destacando como plataformas homófobas que pretenden hacer retroceder las conquistas legales realizadas en estos países. La iglesia católica es también una institución que condena la homosexualidad y que se ha opuesto a cualquier medida legal contra las discriminaciones. El cardenal Bergoglio, hoy Papa Francisco, fue quien protagonizó, en Argentina, la oposición ultraconservadora a la ley de parejas homosexuales.
En nuestro país en la lucha por la igualdad derechos de las mujeres y contra la discriminación de homosexuales ha sido el Partido Popular junto a la Iglesia Católica quien, en cada umbral de avance, se ha mostrado como el más feroz opositor a cualquier avance de la igualdad de derechos de las mujeres y la libertad sexual. Piénsese que ya en tiempos de la UCD, el ministro Fernández Ordoñez fue vilipendiado tanto por la Iglesia católica como por Alianza Popular-antecedente del Partido Popular- y todo ello por impulsar un timorato proyecto ley de divorcio. Igual ocurrió con la legislación de aborto que, durante años, ha sido una legislación condicionada por la posición de la Iglesia católica, manteniéndose la penalización y solo despenalizado en algunos supuestos; incluso hoy, ya con una ley de plazos, el aborto no se ha asumido plenamente por la sanidad pública. El Partido Popular, durante décadas, codo a codo con la Iglesia católica, se ha movilizado contra el aborto y su ampliación y contra el matrimonio homosexual llevando al final todo el asunto hasta el tribunal constitucional. Por eso es casi un insulto para el pueblo que estos políticos del Partido Popular, que inundaron las pancartas de la manifestación del Wordpride 2017, quieran aparecer como abanderados de la causa homosexual y la igualdad: más bien hubiera de considerarse a este partido non grato puesto que han estado, hasta hace cuatro días, luchando contra los derechos civiles y la igualdad por mucho que ahora sonrían en las pancartas del movimiento gay. Es como si el Ku Kus Klan se pusiera, arrepentido, tras la pancarta de una manifestación antirracista. Piénsese, además, que en el seno del PP existen familias políticas organizadas en torno a sectas católicas como Legionarios de cristo o el Opus dei que organizan lobbys internacionales contra la libertad sexual. Lo que es evidente es que el Partido Popular y los partidos de derechas, si quiere abrigar en su interior a un amplio espectro electoral, muy difícilmente podrán seguir defendiendo la moral católica en la legislación civil ya que la sociedad en España no lo consistirá .Una lección muy importante es que una vez se consolidan los derechos civiles muy difícilmente se pueden volver para atrás. Alguien me dijo, en la manifestación, que si el PP fuera de verdad un partido gay-friendly el presidente ya hubiera salido, hace tiempo, del armario. Me hizo gracia y me dio que pensar.
Uno de los pioneros activistas del movimiento gay en Chueca, Shangay Lily , fallecido hace un año, criticó muy duramente el gay capitalismo o los tinglados como Word Pride y también plataformas de homosexuales hoy agrupadas bajo el denominado » Orgullo crítico» hacen lo mismo que Shangay. Este párrafo que reproduzco aquí pertenece a su libro póstumo «Adiós, Chueca. Memorias del gaycapitalismo: creando la marca gay » publicado en la editorial Akal: «Esa es la estrategia para desactivar cualquier amenaza reivindicativa o activista del movimiento gay: convertirnos en petardas bufonas destinadas a entretener y divertir a los heteros. El Orgullo para el PP no es un acto de reivindicación, no es un homenaje a esas trans, maricas divergentes o bolleras que se enfrentaron a la policía un 28 de junio de 1969 en el Stonewall Inn para decir «¡Basta ya! ¡(…) es una fiesta más, sin color, olor o sabor. Y sin ningún contenido político o reivindicativo. El juego del PP es que ya está todo conseguido y que, sobre todo, lo único que quieren las maribollos es folclore y fiesta. Pan y circo. (..)Esa es la estrategia del PP y la Iglesia, secuestrar el movimiento gay y sus símbolos para vaciarlos de todo sentido y contenido y convertirlos en mortíferas burbujas de aire en las que fenecen todos los que se sienten solos, alienados, discriminados, culpables… cuando vayan a buscar un mensaje de apoyo, no lo encontrarán en ningún lugar». En muchas cosas seguro tienen razón pero creo que se equivocan en un asunto de fondo: lo importante son las metas que se han alcanzado y las que están por alcanzar desde el punto de vista de la no discriminación y la igualdad de derechos.
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