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Chick Corea en el Gran Rex

«World music» desde el jazz

Fuentes: Rebelión

El pianista y compositor estadounidense Chick Corea ha visitado la Argentina más de una decena de veces, desde 1980; esta vez tocó el miércoles 27, ante un teatro Gran Rex lleno, con su nueva banda The Vigil. Integrada por Carlitos del Puerto (contrabajo y bajo eléctrico – el año pasado estuvo Christian McBride -), Charles […]

El pianista y compositor estadounidense Chick Corea ha visitado la Argentina más de una decena de veces, desde 1980; esta vez tocó el miércoles 27, ante un teatro Gran Rex lleno, con su nueva banda The Vigil.

Integrada por Carlitos del Puerto (contrabajo y bajo eléctrico – el año pasado estuvo Christian McBride -), Charles Altura (guitarra), Luisito Quintero (percusión), Marcus Gilmore (batería) y Tim Garland (saxo y otros vientos), la banda sonó ajustada y cómoda, libre y con humor. Corea repasó algunos de sus temas, tocó nuevos, y, fiel a su apertura a ritmos y continentes (por ejemplo, como hizo con el show The Ultimate Adventure ), fusionó nuevamente al jazz con lo mejor de la música del mundo: el maestro recordó a (otros) grandes -haciendo gestos moviendo los brazos y la cabeza que parecían significar que ellos, ya muertos, sin embargo estaban entre nosotros; o «sobre él», como eterna inspiración-: Tom Jobim (y arremetió con una notable versión de «Desafinado» que obligó -pese a algunos desubicados chiflidos futboleros cuando comenzó a hablar del Brasil y su música- a todo el mundo a mover cabezas, manos, pies, ante ese maravilloso swing), Piazzolla (y nos deleitó con un «motivo de tango» de su autoría, dedicado a su madre: » Anna’s Tango «) y Paco de Lucía (y allí fue el tema de recuerdo de su participación en el disco, del mismo nombre, » Zyryab «). También se escuchó hacia el final esa intro del «Concierto de Aranjuez» que hace en un tema suyo -«Spain»-, donde invitó a tararear y a divertirse al público.

Todos los músicos se destacaron enormemente y recogieron aplausos: hicieron sus «solos», solos y acompañados. Quien más se destacó -en lo que mi juicio valga- fue el bajista Carlitos del Puerto: es quien más y mejor contrapunteó con el piano de Corea, y quien más feeling y sentimiento puso a la hora de poner a comunicar los instrumentos (lo que incluyó el gag de proponerle a Corea hacer sonar juntos su contrabajo y el micrófono donde éste anunciaba los temas y charlaba con el público, ya que en un momento lo probó «sonando»… contra su cabeza). El joven Charles Altura, con su guitarra, comenzó demasiado tímido, con espíritu hermético se podría decir, pero desde el tema de Paco de Lucía (dificilísima prueba de la que salió bien parado) repuntó, haciendo bien lo suyo… Y el percusionista Quintero, por su parte, supo desplegar en su «solo» todos los instrumentos, incluyendo varios silbatos que arrancaron risas y sorpresas de todos los presentes.

Y por supuesto, el eje sobre el que articuló la banda sus ritmos y melodías es Corea. Como siempre, de excelente humor, sonriente, acústico & eléctrico, se lució grandemente con su piano y teclados, dirigió su banda hasta en los mínimos detalles (dando algunas -pocas- indicaciones, ecualizando los volúmenes en algunos momentos de «solos») y tocó -sin descanso, a pedido del público- desde las 21:15… casi hasta la medianoche. Brindó dos bises y dejó más que felices, radiantes, a todos los asistentes.

La gira de Corea sigue. Vino a la Argentina (donde también tocó en Rosario, en el teatro El Círculo el 26) desde Chile, y ahora parte hacia Brasil.