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¿Y de los terroristas de Washington en Miami… qué?

Fuentes: Areítodigital

Todo parece indicar que una vez que Cuba quede excluida al final del actual mes de mayo de la Lista de Países Patrocinadores del Terrorismo del gobierno de Estados Unidos – por las prohibiciones que establece la ley que regula esta Lista a los países en ella incluidos — se vencerá un obstáculo mayor en […]

Todo parece indicar que una vez que Cuba quede excluida al final del actual mes de mayo de la Lista de Países Patrocinadores del Terrorismo del gobierno de Estados Unidos – por las prohibiciones que establece la ley que regula esta Lista a los países en ella incluidos — se vencerá un obstáculo mayor en el proceso del restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Washington y La Habana.

El otro obstáculo mayor que impide el restablecimiento de estas relaciones – como se ha dado a conocer por altos dirigentes y funcionarios del gobierno cubano-es la reticencia del gobierno estadounidense de que una vez restablecidas esas relaciones sus diplomáticos en Cuba se ajusten a lo permitido, a todo funcionario diplomático en funciones en el país ante cuyo gobierno están acreditados, de acuerdo a lo establecido en la Convención de Viena Sobre Relaciones Diplomáticas de 1961, tratado que internacionalmente regula estas relaciones y del cual ambos países son signatarios.

Una vez que finalmente se logre el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre ambos países entonces comenzará un largo, controvertido y áspero proceso negociador entre ambos gobiernos en pos de lograr la ansiada normalización de las relaciones entre ambas naciones, entre ambos pueblos.

Largo, controvertido y áspero, por decirlo de alguna manera, será este proceso si el gobierno de Estados Unidos se mantiene en los propósitos anunciados de su nueva política con Cuba, que según las declaraciones de Roberta Jacobson, Secretaria Asistente de Estado de Estados Unidos, la funcionaria de más alto nivel encargada hasta el presente de estos asuntos: «Mi país está cambiando de táctica o la forma de implementar su política pero no ha abandonado sus fines».

¿Qué normalización de relaciones será posible entre ambos países si este es el propósito de la supuesta nueva política de Estados Unidos con Cuba?

En un proceso negociador de «Te doy y me das» entre Estados Unidos y Cuba, ¿qué le puede dar Cuba a Estados Unidos a cambio de que el gobierno de Estados Unidos elimine la Ley Helms-Burton y todas las demás regulaciones que conforman la política genocida de Bloqueo, lo que en este país se conoce eufemísticamente como Embargo, que por llamarle Embargo no deja de ser igualmente genocida? ¿Qué le puede dar Cuba a Estados Unidos para que ese gobierno elimine la también genocida Ley de Ajuste Cubano? ¿Qué le puede dar Cuba a Estados Unidos para que ese gobierno le devuelva a Cuba el territorio ocupado ilegalmente y por la fuerza en la bahía de Guántanamo, donde por más de un siglo tiene establecida una base naval y militar, como también durante los últimos años, mantiene un infame campo de concentración? ¿Qué le puede dar Cuba a Estados Unidos para que ese gobierno termine y se denuncie por la política de Terrorismo de Estado mantenida por Washington contra el pueblo cubano desde 1959? ¿Qué le puede dar Cuba a Estados Unidos para que ese gobierno lleve ante los tribunales de Estados Unidos a los terroristas de la extrema derecha cubana radicados en Estados Unidos y otros países culpables de innumerables y odiosos crímenes, ejecutores de esa terrible política de Terrorismo de Estado?

¿Qué le puede dar el pueblo cubano al gobierno de Estados Unidos para que éste cese la política de agresión permanente que en contra de los cubanos y las cubanas Washington ha mantenido desde el triunfo de la Revolución en 1959?

¿Qué le puede dar el pueblo cubano al gobierno de Estados Unidos en un proceso negociador semejante sino son su soberanía, sus derechos a la autodeterminación, su independencia, su revolución socialista, todos sus derechos y libertades, sus excepcionales logros, sus magnos sacrificios, la sangre derramada y los muertos irrecuperables de los últimos más de 56 años?

¿Es este el proceso negociador que ofrece el gobierno de Estados Unidos al pueblo cubano para lograr la normalización de relaciones entre ambos países?

Lo único que sensatamente puede y debe hacer el gobierno de Estados Unidos, lo único que realmente puede hacer para lograr la normalización de las relaciones entre ambos pueblos es desmantelar unilateral e incondicionalmente todo el andamiaje de guerra que ha puesto en pie durante los últimos 56 años en contra del pueblo de Cuba; todo el andamiaje que ha constituido y constituye su política de agresión permanente en contra de las libertades y derechos del pueblo cubano, en contra del derecho inalienable de ese valeroso pueblo a vivir y desarrollarse en paz.

Y ahora, ¿cómo va a resolver el gobierno de Estados Unidos en este proceso de normalización de relaciones entre ambos pueblos no ya la terminación y condena de su política de Terrorismo de Estado en contra del pueblo cubano sino cómo ese gobierno va llevar ante los tribunales por sus abominables crímenes a los terroristas — sus criados, sus aliados– que la ejecutaron a través de largas décadas? Decisiones indispensables para poder lograr una normalización de relaciones entre ambos pueblos.

Nada fácil va a serle a Washington desmantelar ese abominable muñeco y lograr que se haga justicia como las víctimas y el pueblo cubano reclaman.

¿Cuántas son las víctimas en Cuba de esa política de terrorismo? De acuerdo a las cifras oficiales han sido 3,478 los muertos y 2,099 los incapacitados físicos. Dado el horror producto de las políticas imperiales de agresión y guerra a otros pueblos durante las últimas décadas quizás no resulte terrible a los lectores el número de cubanas y cubanos muertos y discapacitados a consecuencia de todos estos años de una sostenida campaña terrorista.

Fidel lo supo poner en el contexto correcto en un memorable discurso el 6 de octubre de 2001 al recordar a las 73 víctimas del infame atentado, perpetrado por estas mismas bestias, contra un avión civil de Cubana de Aviación el 6 de octubre de 1976.

Explicó Fidel: «Comparando la población de Cuba [el 6 de octubre de 1976] con la de Estados Unidos el 11 de septiembre pasado, es como si 7 aviones norteamericanos cada uno con 300 pasajeros a bordo hubiesen sido derribados el mismo día, a la misma vez… Y si estimásemos en la misma proporción de poblaciones las 3,478 vidas cubanas perdidas debido a estas acciones terroristas originadas en Estados Unidos es como si 88,434 personas hubiesen sido asesinadas en Estados Unidos en actividades terroristas, que equivale al número de soldados norteamericanos muertos en las guerras de Corea y Vietnam .»

Interminable y terrible es la vivencia y los resultados de esta vil política estadounidense de Terrorismo de Estado contra el pueblo cubano. Como también, salvando las diferencias, duro lo ha sido para nosotros los cubanos que, también por décadas, hemos defendido a nuestro pueblo en las mismas madrigueras que los monstruos que han ejecutado esta política viven y gozan de la impunidad brindada por Washington.

El pasado 28 de abril se cumplieron 36 años del atentado y muerte, un día después, de nuestro compañero del Comité Nacional de la Brigada Antonio Maceo, Carlos Muñiz Varela, en San Juan de Puerto Rico sin que aún sus asesinos, terroristas miembros de la extrema derecha cubana radicada en Miami y Puerto Rico, hayan sido llevados ante los tribunales para que se haga justicia. Las autoridades federales encargadas de esos terribles asuntos, el FBI principalmente, son los culpables de que no se haya podido hacer justicia. Se niegan a hacer público las pruebas en su poder que demuestran la culpabilidad de los asesinos.

Pero en Puerto Rico también los familiares y compañeros de Carlos, cubanos y puertorriqueños por igual, dirigidos por su hijo, Carlos Muñiz Pérez, hoy mayor que su padre era en 1979 cuando cayera asesinado con 26 años de edad, y nuestro compañero Raúl Álzaga, no han cesado en su empeño por lograr que se haga justicia a él y a Santiago Mari Pesquera, joven luchador independentista boricua.

Entonces, ¿qué de los terroristas de Washington en Miami, Puerto Rico y otros lugares, cubanos de la extrema derecha contrarrevolucionaria, ejecutores de la política de Terrorismo de Estado de Estados Unidos que tanta sangre y sufrimiento le ha costado al pueblo cubano durante tantas largas décadas?

Aquí están en Miami, vivos aún. Algunos de ellos son: Félix Rodríguez, Luis Posada Carriles, Pedro Remón, Frank Castro Paz, Santiago Álvarez Magriñat, Osvaldo Bencomo Robaina, Sergio Ramos Suárez, Secundino Carrera, Ramón Saúl Sánchez, Guillermo Novo Sampol, Antonio de la Cova, Virgilio Paz Romero, Héctor Fabián, José Dionisio Suárez Esquivel y Luis Crespo. No son muchos los aquí nombrados, es sólo una muestra, pero sí son muchos sus odiosos crímenes.

En estos tiempos de cambios estos terroristas deben sentirse muy vulnerables y hasta desprotegidos… Los jefes que los han amparado, si aún viven, están muy viejos ya y sin el poder de antes. Los asesinos saben que muchas cosas están cambiando. Como mantiene la señora Roberta Jacobson, su gobierno no ha abandonado los fines de su política respecto a Cuba, aunque sí ha cambiado de táctica, la forma de implementar su política… Ahora, cualquier cosa es posible.

Estos terroristas, lacayos de lo peor del poder imperial, saben que las potencias imperiales a través de la historia, y Estados Unidos en particular, han demostrado no tener madre y menos aún amigos. Sólo intereses.

¿Sabrán ya que quizás tengan su tiempo exactamente contado? Ojalá.