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Los derechos de la minorías sexuales y el CENEXEX

Ya no es una «afección social burguesa»

Fuentes: Progreso Semanal

Angelie Carmen, alta, bonita y muy  bien formada, canta los fines de semana en un popular club en Víbora Park, un  barrio de La Habana. Durante el día trabaja en el CENESEX, el Centro Nacional  para la Educación Sexual, el cual realiza una dinámica campaña contra la  homofobia y en pro de la igualdad de […]

Angelie Carmen, alta, bonita y muy  bien formada, canta los fines de semana en un popular club en Víbora Park, un  barrio de La Habana. Durante el día trabaja en el CENESEX, el Centro Nacional  para la Educación Sexual, el cual realiza una dinámica campaña contra la  homofobia y en pro de la igualdad de derechos para lesbianas, gays, bisexuales  y personas transgénero. Angelie Carmen cuida a su abuelo de 90 años y vive con  un hombre que hasta hace poco trabajaba en el circo. Tuvo una operación de  cambio de sexo en 2007, sin costo alguno, y además de cantar los fines de  semana canta las alabanzas de Mariela Castro, la cual ha elevado a las personas  transgénero y gay a un estado de igualdad con los heterosexuales -el menos en  las oficinas del CENESEX.

Mariela Castro dirige el CENESEX y también el  desfile anual gay en La Habana. Tan querida y popular como es entre los  homosexuales y personas transgénero, ella provoca la indignación de aquellos  que se aferran a una cultura más vieja y machista de Cuba. «Las lesbianas»,  dijo un hombre de 60 años, «son una aberración. Son lesbianas porque nunca han  tenido un buen amante».

Él descarta la campaña de Mariela contra la  homofobia como «mariconería» y una distorsión de los valores sanos. Luis, que  vive en uno de los muchos abarrotados callejones sin salida de Centro Habana,  piensa que los gays merecen iguales derechos, «pero matrimonio… coño», dice,  «Mariela está apretando demasiado. Ella va a corromper a la juventud. Dios no  creó el matrimonio entre dos hombres o dos mujeres, no es natural ni  cristiano».

Luis nos muestra muchas de las nuevas tiendas  y kioscos callejeros que han surgido recientemente en Centro Habana, cerca del  enorme mercado estatal de Carlos III. Productos que anteriormente estaban en  falta ahora aparecen en las mínimas tiendas y los clientes hacen cola para  comprar materiales de plomería, piezas de autos, herramientas y materiales de  construcción. Abundan los kioscos de frutas y vegetales, así como pequeñas  pizzerías. Luis, aparentemente orgulloso de la apertura empresarial, tiene  algunas opiniones negativas acerca del CENESEX.

«Mariela ha ido demasiado lejos, más allá de  las enseñanzas de Jesucristo», el cual, dice él, lo «salvó». Muchos de los  amigos de Luis que se criaron con él en Centro Habana comparten sus opiniones  acerca de que el CENESEX ha exagerado en cuanto a los derechos de homosexuales.

Todo el mundo tiene derecho a su opinión y  tiene el derecho a expresarse», dice Mariela acerca de sus detractores. Su  chofer, Maggy, una ex estrella adolescente del tenis, se siente mucho más  aliviada después que salió del closet y aún mantiene una estrecha relación con  el que fue su prometido. Ella rompió el compromiso antes de la fecha de matrimonio.  Recuerda sus «días en el closet», cuando sufría hostigamiento y humillación por  desplegar signos de su preferencia sexual, incluyendo algunos trucos sucios por  parte de supuestos amigos y compañeros de equipo en las competencias atléticas.  Como muchos de los empleados de CENESEX, ella siente que en su trabajo está  liberada del mundo de prejuicios donde se erigen en jueces los que se aferran a  la vieja cultura y sus irrazonables e irracionales actitudes machistas.
Sin embargo, la juventud cubana no recibe la  vieja forma de educación sexual en la escuela, sino que recibe materiales  preparados por Mariela y su gente. Los textos y gráficos del CENESEX muestran y  dicen el proceso de reproducción humana tal como se realiza, libre de mitos y  de romanticismo.

Gracias al trabajo del CENESEX, los gays y  personas transgénero en Cuba tienen  más  protección, ya que María, la conserje del CENESEX, recuerda la manera en que un  motociclista de la policía que detuvo su auto la llamó «tortillera». «Me sentí  muy insultada», dijo. Su madre aún se niega a aceptarla como lesbiana y no  permite que su compañera la visite.

Mariela ha realizado su trabajo de educación  sexual en Cuba y en el extranjero. En reuniones en San Francisco y Nueva York  la primavera pasada, las comunidades LGBT locales celebraron su llegada con  fiestas y alabanzas debido a su liderazgo en la lucha por sus derechos.

Al mismo tiempo que las leyes revolucionarias  cubanas garantizaban a cada ciudadano sus derechos a la atención médica, la  vivienda, alimentación, educación y otros derechos sustanciales de la  Convención de la ONU sobre Derechos Humanos, una mujer de 19 años fue expulsada  de la Unión de Jóvenes Comunistas y de la universidad porque parecía tener  pronunciadas tendencias lesbianas. Hay que imaginar el choque al sistema de una  joven dedicada a construir una sociedad comunista igualitarias que es expulsada  por no usar maquillaje, pendientes y saya y por no interesarse en los hombres.  Esto sucedió a principios de la década de 1980 bajo el pretexto de perfeccionar  el comunismo.

Muchos gays, lesbianas y personas transgénero  tienen historias similares, todas basadas en ser diferentes -y de esa manera  atemorizando a la vieja cultura dominante de Cuba. Los sistemas político y  económico han cambiado, pero la vieja cultura aún está atrincherada en el seno  de familias y en el barrio. El personal del CENESEX trata de mediar en  conflictos, dan educación, asesoría y ayuda a familias para que acepten a niños  gays o niñas lesbianas mientras defienden los derechos de los homosexuales ante la ley.

¿Pero dónde van los transexuales, gays y  lesbianas a reunirse con otros para socializar y tener relaciones sexuales?  Ellos han creado sus lugares donde se reúne mucha gente los fines de semana a  conocerse y entrar a algún lugar oscuro a tener sexo. Los trabajadores del  CENESEX tratan de distribuir condones como medida de salud pública, pero la  policía no dispersa a los grupos ni entra a los espacios cerrados privados. Las  habitaciones de hotel son caras, y pocos habaneros tienen acceso a espacios  privados o permiso en su casa para llevar a amantes del mismo sexo.

Bajo el liderazgo de Mariela y evidentemente  con el apoyo al menos tácito de su padre, el presidente Raúl Castro, el CENESEX  ha hecho grandes avances en la educación de la juventud de Cuba y en la  introducción de la nueva cultura para enfrentarla a la vieja. Pero ella sabe  que aún le queda mucho camino por andar antes de que la vieja cultura  machista  acepte los hechos y la razón en  los temas de la homosexualidad. Es más, tuvieron que pasar décadas antes de que  la profesión médica comenzara a aceptar que la homosexualidad no podía ser  tratada simplemente como una «afección social burguesa».

Fuente: http://progreso-semanal.com/ini/index.php/cuba/6367-ya-no-es-una-afeccion-social-burguesa