«Cuando no puedes hablar de todo lo que debes hablar, estás enfermo. Y eso fue lo que pasó en la sociedad española. Se optó por el no pasa nada, por el nunca pasa nada» (Carlos Castilla del Pino, D.E.P.) A todos aquellos que formamos parte o simpatizamos ideológicamente con la izquierda revolucionaria, especialmente si lo […]
«Cuando no puedes hablar de todo lo que debes hablar, estás enfermo. Y eso fue lo que pasó en la sociedad española. Se optó por el no pasa nada, por el nunca pasa nada»
(Carlos Castilla del Pino, D.E.P.)
A todos aquellos que formamos parte o simpatizamos ideológicamente con la izquierda revolucionaria, especialmente si lo hacemos desde planteamientos soberanistas-independentistas, desde el Estado se nos pide una condena para dejar de ser sospechosos de terrorismo. Una condena acrítica, irreflexiva, sumisa, servicial, lacaya, arrodillada. Una condena de sentido único, sin posibilidad de matices de ningún tipo. Una condena impuesta mediante el taladro, el taladro que atraviesa y agujerea consciencias. Una condena que limpie de sangre nuestras manos incluso mucho antes de haberse manchado y hasta en el supuesto más que real de que nunca llegarán a macharse. Una condena que condene lo que ellos, los poderosos, los educados moralizantes, los líderes de bien que están para regir la vida de los hombres de bien, quieran que condenemos, y sólo eso, y nada más que eso. Una condena que purifique nuestras almas junto al aire que respiramos so peligro de estar contaminado por los virus que emiten unos señores con capucha que no conocemos de nada ni hemos visto jamás. Una condena, en definitiva, que condene la violencia. Si no lo hacemos podemos y debemos ser declarados ilegales, ciudadanos sin derechos políticos ni civiles que nos permitan participar en la vida democrática.
Está bien, haré caso de lo que me piden, condenaré la violencia… la violencia del Estado fascista español. No una vez, ni dos, ni tres, si no todas las veces que sean necesarias, donde sea necesario, cuando sea necesario, ante quien sea necesario. Condenaré sin paliativos la violencia del Estado, la peor de las violencias posibles porque suele estar amparada por la ley vigente y salir impune. La gran violencia. La violencia de corbata y chaqueta. La violencia educada en los valores de quienes mueven los hilos tras las sombras de esto que llaman democracia y no lo es. La violencia gestada en las catacumbas del poder burgués. La madre de todas las violencias. La más sucia de todas las violencias. La violencia política del Estado y sus lacayos, yo la condeno. La condeno vigorosamente en todas sus formas:
Condeno que se ilegalicen ideas en nombre de la Democracia, por ser algo contradictorio en sus propios términos.
Condeno que no se ilegalice la monarquía borbónica pese a haber sido puesta a dedo por un Caudillo asesino, y nunca más consultada en su legitimidad al pueblo supuestamente soberano.
Condeno que el Estado Español criminalice mis ideas pacíficas y humanistas y me deje sin el derecho de poder votar por la coalición electoral que las iba a representar en estas elecciones al Parlamento Europeo supuestamente democráticas.
Condeno que se declare ilegal una coalición de partidos y organizaciones sindicales cuyas organizaciones integrantes, por separado, son todas ellas completamente legales, y cuyos candidatos no tienen ninguno algún tipo de antecedente penal por estar vinculado con algo semejante a la lucha armada.
Condeno que la doctrina jurídica del Estado Español para llevar a cabo estas ilegalizaciones se fundamente en un intolerable maniqueísmo reduccionista del tipo «o estás conmigo o estás contra mí», «estás con los votos o estás con las bombas«, como si no hubiese posturas intermedias que se puedan defender de manera pacífica y democrática, desde el más estricto derecho a la libertad de expresión y de consciencia.
Condeno que el Abogado del Estado, la Fiscalía General, el CGPJ, el Tribunal Supremo, el Tribunal Constitucional y demás instancias del Poder Judicial que actúan, por acción u omisión, en estos procesos de ilegalizaciones, sean elegidos a dedo por los partidos políticos mayoritarios que luego se acabarán repartiendo como auténticos carroñeros las migajas de los votos que no habrán podido emitir en libertad los ciudadanos que tenían pensado apoyar las listas electorales ilegalizadas, o que hacen del enfrentamiento político con estas listas su modus operandis por excelencia para poder llegar hasta los sentimientos más irracionales de cierta parte de la ciudadanía.
Condeno que un reconocido luchador antifranquista, reprimido y acosado por el Estado Español durante décadas, no pueda presentarse como número uno de una candidatura electoral porque esa candidatura será ilegalizada al estar «contaminada», mientras un sujeto que ha hablado sin tapujos de lo bien que vivían los españoles bajo el mando del Caudillo, lo bien que funcionaban las cosas bajo aquel régimen tirano, que ha expresado públicamente su respeto y admiración por aquel orden político causante de cientos de miles de asesinatos y desaparecidos, se pueda presentar alegremente como número uno de otra lista electoral y no haya nadie dispuesto a ilegalizarla por ello.
Condeno que señores, ciudadanos libres, con supuestos derechos civiles y políticos, que no están imputados por ningún delito, ni de sangre ni de ningún otro tipo, no puedan presentarse libremente a unas elecciones supuestamente democráticas, mientras sujetos que cargan a sus espaldas con graves imputaciones como el señor Camps o el señor Fabra, no sólo pueden presentarse cuando quieran en la candidatura que quieran, sino que ostentan el poder de puestos institucionales de envergadura y nadie habla de ilegalizarlos o de anularles su capacidad para gobernar lo público.
Condeno que participar en un acto organizado por la Izquierda Abertzale, escribir artículos en Gara o firmar un manifiesto de apoyo en favor de un proceso dialogado que sirva para poner fin a la violencia en Euskal Herría, puedan ser considerados por los abogados del Estado como motivos suficientes que impliquen la ilegalización de una candidatura electoral, mientras los partidos que organizan manifestaciones xenófobas y vitorean en ellas, ante la misma mirada de la madre del asesinado, loas al asesinato a sangre fría de un joven de 16 años antifascista, sigan siendo legales y se puedan presentar libremente a cuantos procesos electorales deseen.
Condeno que se anulen los derechos políticos y civiles, para poder elegir y ser elegidos en unas elecciones libres, a todos aquellos ciudadanos que previamente hayan formado parte de alguna candidatura o lista electoral ilegalizada, aun cuando no se los pueda condenar penalmente por la comisión de delito alguno, ni tengan restringidos estos derechos por una sentencia en firme de algún tribunal.
Condeno que sean los acusados en estos procesos de ilegalización quienes tengan que demostrar su inocencia y no la acusación que los está impulsando a ser procesados quien tenga que demostrar la culpabilidad, como ocurre en cualquier otro procedimiento judicial amparado en el derecho del acusado a la presunción de inocencia.
Condeno a los demócratas de dudosa moralidad que se escandalizan, se indignan, se sienten humillados y consideran vulnerados sus derechos ciudadanos cuando unas cuantas miles de personas, en su legítimo derecho a la libertad de expresión, silban al himno español, pero luego no mueven un dedo, e incluso son capaces de aplaudir y vitorear, cuando es el Estado quien lleva a cabo la conculcación de los derechos políticos de miles de ciudadanos honrados simplemente por ser de izquierdas, anticapitalistas, estar a favor del derecho de autodeterminación de los pueblos y en contra de la ley de partidos.
Condeno a los medios de comunicación que el mismo día que se está cometiendo en España la mayor tropelía jurídica contra la democracia y los derechos políticos de sus ciudadanos que se recuerda en décadas, son capaces de sacar un editorial acusando al legítimo Jefe de Estado Venezolano de ser un Caudillo y de estar acabando con cualquier muestra de oposición organizada a su gobierno en Venezuela, esos mismos medios de comunicación que si esta misma tropelía jurídica la hubiera hecho Chávez estarían llamando poco menos que al Golpe de Estado, pero que ahora callan como putas, pues han sido ellos mismos quienes han promovido la ilegalización desde sus páginas, micrófonos y cámaras de televisión.
Condeno que el mismo gobierno que acusa a un grupo de intelectuales, activistas políticos y sociales con muchos años de lucha a sus espaldas, sindicalistas de base y algunos miembros pertenecientes al ámbito de la cultura de dar cobertura al terrorismo, venda armas al Estado que practica el terrorismo más escandaloso y descarado del mundo: Israel. Armas que a posteriori sirven para segar la vida de miles de civiles inocentes.
Condeno que el mismo ministro que ahora lidera el proceso de ilegalización, fuese parte en su momento de los gobiernos que ampararon, financiaron, y protegieron al GAL y sus mercenarios, y a pesar de ello nadie lo haya ilegalizado para ejercer la política y no poder asumir cargos de responsabilidad pública.
Condeno que toda lucha acerca de la cual ETA exprese una posición favorable sea usada por el gobierno y el poder judicial español para anular los derechos políticos y civiles de quienes apoyan esas mismas causas desde otras posiciones políticas pacíficas y democráticas que nada tengan que ver con esta organización, ya sea la defensa del derecho de autodeterminación, o la oposición a proyectos como la Y Vasca, la central nuclear de Lemoniz, el embalse de Itoiz, o a leyes fascistas como la ley de partidos.
Condeno que se acuse de ser de ETA a quienes el Estado no tiene las pruebas suficientes y necesarias como para poder establecer un proceso legal contra ellos por ese motivo, salvo que lo hagan a través de procedimientos aberrantes como el sumario 18/98.
Condeno que los poderes ejecutivos, legislativos y judiciales del Estado nos tomen por tontos a los ciudadanos, usando la excusa de ETA para ilegalizar a una coalición electoral que nada tiene que ver con ETA, y que ha dicho por activa y por pasiva que únicamente apuesta por las vías pacíficas y democráticas para alcanzar sus objetivos, y dé por hecho además que nos vamos a creer tal excusa sin rechistar, como si viviésemos todos en un Estado de shock permanente que nos hubiese dejado idiotas.
Condeno que no condenar a ETA de manera completamente acrítica, irreflexiva, sea motivo para anular los derechos políticos y civiles de un ciudadano, aunque tal ciudadano no pertenezca a ETA, no apoye a ETA y jamás en la vida llegase a utilizar los métodos de lucha armada que utiliza ETA.
Condeno que el Estado Español incumpla su propia Constitución (Artículo 16.2. Nadie podrá ser obligado a declarar sobre su ideología, religión o creencias) obligando a hacer declaraciones sobre sus ideas políticas personales, sobre si condenan o no condenan a una determinada organización armada, a los ciudadanos que quieran formar parte de una candidatura electoral si tal candidatura es sospechosa de formar parte del «Entorno de ETA», aunque el programa o el manifiesto de esa candidatura no haga alusión en ningún momento a nada que tenga que ver con la lucha armada o la violencia, y, por el contrario, sí deje claro que apuesta únicamente por las vías pacíficas y democráticas para conseguir sus objetivos políticos.
Condeno la aberración jurídica que supone el hecho de que la antidemocrática ilegalización ad hoc de Batasuna funcione a su vez como red y fundamento para poder ilegalizar cualquier cosa que se haya movido en un radio de 1000 km a la redonda en torno a ella, sin más argumentos jurídicos que razonamientos metafísicos del tipo «banderín de enganche» o «contaminaciones».
Condeno el hecho de que aunque Batasuna diga que no tiene nada que ver con una determinada candidatura y la candidatura a su vez diga que no tiene nada que ver con Batasuna, esto no sea motivo alguno para impedir que la justicia española considere a esa candidatura como «sucesora de Batasuna», y nadie en la candidatura pueda hacer nada para que prevalezca la verdad y se reconozca justamente lo contrario.
Condeno que los ciudadanos libres no puedan asistir a un acto convocado por la Izquierda Abertzale o pedir el voto para una candidatura propulsada oficialmente desde la Izquierda Abertzale, so pena convertirse en un apestado político sin derechos civiles y políticos de tipo electoral, mientras cientos de curas siguen dando cada año misas en nombre de Franco por todo el Estado y en el folleto para la declaración de la renta aparece una casilla mediante la cual los ciudadanos pueden financiar con una parte de sus impuestos a esta institución cómplice con un régimen fascista que jamás han condenado.
Condeno que las editoriales y artículos publicados en los medios de comunicación de izquierdas (Gara, Rebelión, Kaosenlared, etc.) por ciudadanos libres con supuestos derechos de libertad de expresión y de consciencia, puedan ser convertidos por la Fiscalía o la Abogacía del Estado en pruebas de cargo con las que promover la ilegalización de una lista electoral que no apoya la lucha armada, bajo la supuesta acusación de ser un instrumento en manos de ETA por haberse dicho tal o cual cosa en esos editoriales o artículos de prensa en medios que el Estado presupone que son cercanos a ETA o que no condenan a ETA.
Condeno que defender la homofobia, el racismo, la xenofobia, el nazismo y todo el fascismo en general sea completamente legal, mientras la defensa del derecho de autodeterminación de los pueblos o el estar en contra de la ley de partidos se convierte en una muestra inequívoca para la justicia de estar contaminado por ETA y, por tanto, prueba suficiente para poder ilegalizar listas electorales.
Condeno que quienes defendemos el derecho de autodeterminación de los pueblos y nos oponemos a la ley de partidos nos tengamos que pasar la vida condenando a ETA para no ser sospechosos de terrorismo, en una caza de brujas constante al más puro estilo McCarthy.
Condeno que aquel que no condene públicamente al Estado de los GAL, las torturas policiales, la venta de armas a Israel, la Guerra de Yugoslavia, Iraq o Afganistán, no sea, por la propia lógica jurídica de tal Estado, sospechoso de amparar y defender al terrorismo.
Condeno que no aceptar preguntas durante una comparecencia pública pueda ser usado por un alto estamento jurídico del Estado como argumento que demuestre la vinculación de los comparecientes en tal acto con ETA, simplemente porque los mismos hayan sido ya previamente juzgados y condenados por la Santa Inquisición mediática Española como etarras o proetarras.
Condeno que los poderes judiciales no investiguen y saquen a la luz pública los avalistas de candidaturas presentes en estas elecciones al Parlamento Europeo como Falange o Democracia Nacional, para que así los ciudadanos podamos conocer que partidos con representación institucional en el Estado están avalando el fascismo, el racismo, la xenofobia y la intolerancia.
Condeno que Franco llevase razón cuando dijo aquello de «lo dejo todo atado y bien atado», que la mal llamada transición española no haya sido más que una farsa tras la cual se sigue escondiendo el rostro del fascismo, de un fascismo insaciable que no permite la disidencia ni acepta que haya una oposición real contra sus dogmáticos principios políticos, ecomómicos y territoriales.
Y finalmente me condeno a mí mismo. Sí, a mí mismo, porque después de leer las demandas presentadas por la Abogacía del Estado y la Fiscalía, así como el auto del Supremo, me he dado cuenta que soy un ser absolutamente despreciable, abominable e inmoral. Un monstruo sin decencia, ni humanidad. Apoyo el Derecho de autodeterminación y he dado mi firma para un manifiesto en favor de Iniciativa Internacionalista, por tanto apoyo a ETA o, como poco, soy miembro del «entorno de ETA». Por otro lado, recientemente he acudido a actos donde se han lanzado consignas contra el Estado de Israel y en favor de la lucha del pueblo Palestino, por tanto apoyo igualmente a Hamás o soy parte del «entorno de Hamás». También he estado en alguna conferencia en la cual se hablaba de la situación en Afganistán y se atacaba sin piedad al ejercito de los EEUU, por tanto apoyo además a los Talibanes o soy parte del «entorno de los Talibanes». Además he visto algún que otro documental en que se ponía en duda la versión oficial del 11-S y se analizaban algunas de las causas estructurales que hay detrás del movimiento yihadista internacional, por tanto también apoyo a Al Qaeda o soy miembro del «entorno de Al Qaeda». Y por si todo esto no fuese suficiente, me considero socialista y creo en la utopía revolucionaria, por tanto directamente apoyo a los Jemeres Rojos, Sendero Luminoso, los GRAPO, las BR, las RAF, los gulags de Stalin, etc., o soy parte del entorno de todos estos. Entre todos los grupos que apoyo o de cuyo entorno formo parte, los muertos y ejecutados se pueden contar por millones. Casi nada.
Eso sí, a pesar de todo ello, a pesar de que soy un ser indecente, condeno al que me condene y os obligo a los demás a condenar a cualquiera que se atreva a condenarme, que yo también sé moverme en la lógica de este Estado fascista en el cual habito. Es más, qué coño, os condeno a todos de antemano, por si acaso. Desde este mismo momento pasáis todos a ser sospechosos de defender la violencia y el terrorismo de Estado. Condenados quedáis.