La puesta en vigor por el gobierno cubano de nuevas medidas migratorias que facilitan los viajes al exterior de sus ciudadanos, tiene en jaque a los «disidentes» en la isla caribeña, obsesionados todos por montarse en un avión, como la escandalosa bloguera Yoani Sánchez, y quienes se han enriquecido a costa del negocio de la […]
La puesta en vigor por el gobierno cubano de nuevas medidas migratorias que facilitan los viajes al exterior de sus ciudadanos, tiene en jaque a los «disidentes» en la isla caribeña, obsesionados todos por montarse en un avión, como la escandalosa bloguera Yoani Sánchez, y quienes se han enriquecido a costa del negocio de la contrarrevolución
El dilema ahora para esos «opositores» es que se han quedado sin pretextos para denigrar de su país, lo que han hecho durante mucho tiempo por orden expresa de Estados Unidos y algunos de sus aliados de Europa, cuyos gobiernos los han financiado para subvertir el orden y tratar de destruir la Revolución en la mayor de las Antillas.
La disyuntiva de los mercenarios al servicio de Washington y varios regímenes europeos, como el de España, es que si salen de Cuba, como ya lo pueden hacer libremente si les otorgan visados, pierden los «salarios» de sus amos, y de supuestas figuras pasarán sin duda alguna a la sepultura.
Los muy promovidos «disidentes» por la prensa derechista internacional conocen bien que, poco después de partir de Cuba, son despreciados por sus patronos, porque automáticamente dejan de ser instrumentos internos para agredir a la nación caribeña.
La historia de los contrarrevolucionarios cubanos tiene muchos ejemplos de cómo terminan sus perversas novelas. ¿Alguien recordará al «destacado opositor» y poeta Raúl Rivero, radicado en Madrid y quien acaparó primeras planas de los grandes monopolios de la información? Nadie sabe hoy siquiera si está vivo.
Otros actualmente piden limosnas en las calles de Madrid o en ciudades norteamericanas, e incluso protagonizan protestas públicas, por cierto poco difundidas por la prensa, porque sus antiguos amos los han abandonado a su suerte.
La bloguera Yoani sabe de esas experiencias, y que los gobiernos que la han patrocinado hasta ahora, Estados Unidos y otros de Europa, enfrentan en estos momentos una grave crisis económica sin precedentes, que les limita mantener fuera de Cuba a parásitos como ella.
Igual tiene claro que debe ahorrar el dinero sucio ganado a costa de difamar sobre su pueblo, y buscar fuentes de financiamiento alternativas en otros lares, como en la prospera Latinoamérica.
No por gusto está muy al tanto de una «recolecta» que le están haciendo en Brasil para viajar al gigante sudamericano, y por supuesto armar allí toda una campaña anticubana, que de seguro será muy corta en el tiempo cuando conozcan a la «afamada» bloguera.
El destino de Yoani, no será diferente al del poeta Rivero y muchos anexionistas por dinero. Pasará igual al basurero de la historia, y veremos entonces como sus seguidores fantasmas en twitter dejarán de seguirla hasta incluso morir en las redes sociales.