Por si se me olvidara: es innegable que muchos ciudadanos y ciudadanas se están viendo perjudicados, gravemente perjudicados, por la situación y que no todos ellos desean viajar por motivos turísticos, sin duda comprensibles, por aprovechar unos días de descanso que incluyen la barbaridad confesional irracionalista del 8 de diciembre. Tampoco hay que olvidar los […]
Por si se me olvidara: es innegable que muchos ciudadanos y ciudadanas se están viendo perjudicados, gravemente perjudicados, por la situación y que no todos ellos desean viajar por motivos turísticos, sin duda comprensibles, por aprovechar unos días de descanso que incluyen la barbaridad confesional irracionalista del 8 de diciembre. Tampoco hay que olvidar los efectos colaterales: empresas subcontratadas por compañías aéreas que pueden quebrar y más despidos. El dirty dancing del capitalismo realmente existente.
Probablemente sea una huelga de derechas, de ciudadanos-trabajadores (y de pocas ciudadanas según creo) que miran estrictamente, y han mirado desde hace tiempo, sus propios intereses y han situado en la cuneta del utopismo estéril y «obrerista» la defensa de los derechos colectivos de las clases trabajadoras. Este lenguaje no va con ellos; puede haber excepciones, lo admito. El colectivo ha creado sus propios instrumentos sindicales: el USCA, la unión sindical de controladores aéreos. Dudo que tenga o haya tenido alguna vinculación, aunque sea puntual y poco sustantiva, con alguna organización sindical de clase.
Y seguramente también, el colectivo de controladores se han rodeado de un grupo de abogados muy bien pagados, están en su derecho y tienen medios para ello, nada que tenga que ver con el admirable colectivo de los abogados laboralistas, que les asesoran documentadamente sobre los pasos que dan. También sobre sus últimas actuaciones, las que han provocado una de las crisis político-jurídicas más importantes en España en estos últimos años.
Una resumida cronología [1] de los hechos:
24/11/2009. El presidente de AENA, Juan Ignacio Lema, cifra en 350.000 euros anuales el salario medio de los controladores en España. Hay controversia sobre la cantidad. Si fuera así, unos 90.000 euros más que el sueldo declarado, no el real, de la señora Cospedal. Una semana más tarde, la directora de Navegación Aérea, Carmen Librero, anuncia cambios en el convenio de los controladores para abaratar costes. La crisis «exige» esos esfuerzos: tiempos de austeridad.
11/01/2010. La Unión Sindical de Controladores Aéreos (USCA) y AENA reanudan las negociaciones del segundo convenio colectivo del sector. Tres semanas más tarde, 5/02/2010, el Consejo de Ministros aprueba un real decreto ley que devuelve a AENA la capacidad de gestión y control del tráfico aéreo. Estaba en manos de los controladores desde marzo de 1999, cuando entró en vigor el primer convenio, en tiempos del primer gobierno Aznar. Los controladores muestran su rechazo a la aprobación del citado decreto ley porque vulnera, así lo aseguran, el derecho constitucional a la negociación colectiva. USCA anuncia que está estudiando acciones legales contra el decreto gubernamental pero que no va a convocar, por el momento, ninguna huelga.
15/04/2010. Entra en vigor la nueva ley por la que se fijan nuevas condiciones laborales para los controladores civiles de tránsito aéreo, una ley que establece una nueva organización del trabajo y rebaja los salarios del colectivo. Un mes más tarde, la Audiencia Nacional, rauda y veloz en esta ocasión, desestima la demanda de conflicto interpuesta por la USCA contra la Ley.
27/06/2010. Las compañías aéreas acusan a los controladores de provocar retrasos y cancelaciones generalizados en el tráfico aéreo. USCA niega que se haya incrementado el absentismo como medida de presión, tal como denuncia AENA, y asegura que las bajas laborales están certificadas por servicios médicos de la Seguridad Social. Un mes más tarde, 20 de julio de 2010, el ministro de Fomento anuncia que el Gobierno habilitará a controladores militares para que ocupen puestos de trabajo en los aeropuertos civiles. Por su parte, la Fiscalía del estado afirma que investigará las bajas por enfermedad de los controladores. La presión va aumentando. AENA acusa a los controladores de organizar «una huelga encubierta» como medida de presión en la negociación del nuevo convenio.
30/06/2010. El Consejo de Ministros aprueba un real decreto por el que abre la posibilidad de encomendar el control del tránsito aéreo a controladores privados ajenos a AENA. Un mes más tarde, el Ejecutivo aprueba otro decreto que regula la jornada de los controladores. Se mantiene en 1.670 horas, más 80 extraordinarias. Tres días después, el 98% de los controladores autorizan a su sindicato a convocar una huelga ante la falta de avances en la negociación del convenio. Una semana más tarde, seguramente se han llegado a acuerdos entre bastidores, los controladores renuncian a convocar una huelga en el mes de agosto para, se ponen patrióticos esta vez, «no perjudicar al sector turístico». Muy pocos día después, 13 de agosto de 2010, USCA y AENA firman un preacuerdo que acepta las condiciones laborales establecidas por el Ministerio de Fomento a cambio de flexibilizar la jornada laboral en función de la carga de trabajo de cada centro. Los controladores respaldan mayoritariamente el preacuerdo.
Principios de septiembre de 2010. Los controladores y el Ministerio de Fomento celebran la primera reunión para negociar el segundo convenio del sector y AENA confirma que ha recibido 180 peticiones de rescisión de contratos por cambio en las condiciones laborales. 10 de septiembre: el Consejo de Ministros aprueba el Real Decreto que regula el servicio de Información de Vuelo en Aeródromo (AFIS) para aeropuertos civiles de uso público. Consecuencia del decreto, real por supuesto: algunos aeródromos podrán operar sin controladores.
7 de octubre de 2010. Los controladores abandonan la negociación de su segundo convenio con AENA por incumplimiento de acuerdos. Un mes y medio después, finales de noviembre: la USCA anuncia cierres en el espacio aéreo de Galicia a partir del fin de semana, que se extenderán durante el mes de diciembre al conjunto de España, por el exceso de horas trabajadas por los profesionales de control, es decir, por los controladores.
O1/12/2010. Anuncio en el Congreso de Diputados del presidente del gobierno: privatización parcial de los aeropuertos españoles (además de cancelación de la ayuda de 426 euros para los desempleados sin recurso: ¡una de las medidas más infames que se recuerdan en la historia del socialismo entregado español!)
03/12/2010. El Consejo de Ministros ratifica en un real decreto de medidas económicas que el máximo de horas que pueden realizar los controladores de tránsito aéreo será de 1.670. Tarde de ese día, de 3 de diciembre: se decreta el cierre del espacio aéreo de los aeropuertos de Barajas, Baleares, Canarias y Galicia. Los controladores abandonan masivamente sus puestos de trabajo en protesta por la decisión del Gobierno.
En el momento en que escribo estas líneas, los controladores siguen en huelga o han vuelto a los aeropuertos pero siguen sin ejercer sus funciones. El gobierno, un gabinete de crisis… ¡que ha incorporado un general del Ejército del Aire!, ha militarizado los aeropuertos, no sé si todo el espacio aéreo, acusa a los controladores civiles de sedición y ha incorporado a personal militar especializado, en base a decretos de urgencia de discutible legalidad, con permisos reales y conservaciones telefónicas Zapatero-Juan Carlos I.
En sus comparencias públicas, José Blanco, totalmente desencajado, recuerda el Ronald Reagan de los años ochenta. Los controladores usamericanos le echaron un pulso y el presidente criminal, el que mandara invadir Granada y generara el terrorismo de Estado contra la inolvidable Nicaragua del primer sandinismo, no vaciló: los despidió a todos. Blanco está abonando la misma senda de amenazas y represión.
No es necesario tomar partido. Los controladores, que pueden tener razón en algunas de sus reivindicaciones, no dan ninguna señal de querer pertenecer al movimiento obrero ibérico, de cultivar los ideales ilustrados de la libertad, la igualdad y la fraternidad. Ellos no son obreros, son trabajadores especializados de cuello blanco; no se ensucian, no tienen nada que ver con los trabajadores de la construcción o con las trabajadoras de los call center. Lo suyo es otra cosa, la pasta, el pisar fuerte, aunque no es imposible que asomen contradicciones en su movimiento de privilegiados.
La actitud del gobierno «socialista» roza el escándalo. Les ha metido un gol a lo Messi, Xavi e Iniesta con la puerta vacía y no han sido capaces de intuir el ataque. Su reacción no tiene precedentes en la historia reciente española. ¡Un general del Ejército como miembro de un gabinete en crisis. ¡Militarización de un servicio civil! Apagamos la luz y nos vamos a discutir al sindicato. El mundo, definitivamente, no es lo que pensábamos.
Eso si, la situación, que desde luego no hay que imitar sin matices ni tomar como modelo de referencia, prueba o cuanto menos señala un escenario que no es necesario apuntar pero que a veces resulta conveniente recordar por su obviedad (como cuando recordamos que el sueño geométrico axiomático clásico fue una quimera fructífera): las clases trabajadoras pueden, no están, no estamos condenados a la inactividad. Las huelgas, pensadas, organizadas, con apoyo real, convencidos y convencidas, siguen siendo un instrumento eficaz de combate y presión.
No se trata de defender privilegios ni situaciones extraordinarias. No, nada de eso. Pero sí darse cuenta de que todo, o mucho cuanto menos, depende de la organización y de nuestra tenacidad en la defensa de nuestras finalidades. Que todo está por hacer y que todo es posible, y que cuando los trabajadores van a la huelga no lo hacen por no trabajar sino por hacerlo en condiciones dignas. Aspirando a ser tratados como seres humanos, no como piezas de un mecanismo diabólico e injusto.
Notas [1] Mi fuente: http://www.publico.es/espana/
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