Las declaraciones de Rodríguez Zapatero en relación con la crisis financiera internacional son francamente lamentables. No solo no aportan nada a la hora de explicar a los ciudadanos lo que está pasando sino, lo que es peor, apuntan en direcciones completamente diferentes a las que señalan los análisis más progresistas. Primero, apoyó sin reflexión alguna […]
Las declaraciones de Rodríguez Zapatero en relación con la crisis financiera internacional son francamente lamentables. No solo no aportan nada a la hora de explicar a los ciudadanos lo que está pasando sino, lo que es peor, apuntan en direcciones completamente diferentes a las que señalan los análisis más progresistas.
Primero, apoyó sin reflexión alguna el Plan de Bush, que los economistas que el propio presidente español contrató como asesores en la pasada campaña electoral enseguida criticaron por inútil e incluso corrupto.
Ahora, los medios de comunicación anuncian que Zapatero entiende que la gran reforma que el líder conservador francés propone para «refundar el capitalismo» debe llevarse a cabo «en el seno del FMI y del Banco Mundial».
De nuevo Zapatero se equivoca de cabo a rabo.
Se equivoca, en primer lugar, porque es una barbaridad confiar a estos organismos una reforma de tal calado. Tanto el Fondo Monetario Internacional como el Banco Mundial están sujetos al poder de veto de Estados Unidos. En ellos, la voz de los países más pobres está prácticamente ausente y se trata, para colmo, de organismos poblados de funcionarios tan bien pagados como ciegos, cargados de prejuicios ideológicos y con una trayectoria de errores y pifias que harían avergonzarse a quienes no vivieran sino del poder imperial del que viven.
Estos organismos forman parte de la trama que ha provocado la crisis que ahora sufre la economía mundial, de modo que creer que en su seno se puede no ya solucionar sino incluso generar fórmulas alternativas, por muy reformistas que sean, es sencillamente utópico.
Se equivoca, pues, Zapatero, como se equivocó expresando su apoyo, no entiendo para qué, al programa de Bush. El mismo plan que, cuando el Reino Unido presentó el suyo mucho más acertado, ha sido modificado por la propia administración estadounidense, la administración corrupta que dio luz verde a los «chanchullos» que han provocado la crisis.
Es una pena que Zapatero esté manifestándose constantemente a base de bandazos, sin ideas nuevas, sin soluciones alternativas y sin propuestas cercanas al ideario socialdemócrata que se supone trata de defender.
Los socialistas podrían ser hoy día los baluartes más firmes para hacer frente a la crisis. Los que podrían proponer soluciones realistas, efectivas y eficientes ante la debacle que vivimos. Pero para ello sería necesario que líderes como ZP fueran capaces de ir un poco más por delante que los banqueros y los líderes de la derecha, todo lo contrario de lo que están haciendo.
Desgraciadamente, Zapatero sigue siendo esclavo de sus compromisos con los grupos de presión económicos liberales que lo auparon en su día y está renunciando a manifestarse como el líder socialdemócrata que España necesitaría en estos momentos.
Zapatero tiene la gran oportunidad de ofrecer respuestas alternativas, serias, moderadas, efectivas y resolutivas pero, en lugar de ello, aparece como un político sin ideas propias, sin un equipo al día de lo que se está planteando en el mundo más avanzado y que se deja llevar por los que no saben sino tocar una misma melodía que, para colmo, es la que la realidad está mostrando como completamente inadecuada para devolver el vigor a las economías.
Alguien tendría que decirle a Zapatero que es mucha la responsabilidad que tienen entre manos y que en una situación crucial para España no puede vivir de palabras y de conceptos que incluso tienen connotaciones tan reaccionarias como esos de «reformas estructurales» que les ha ofrecido para pactar al Partido Popular.
Alguien está confundiendo al presidente español. Lo mismo que le confundieron para que dejara fuera de su gobierno a los ministros de corte más comprometido y socialdemócrata, ahora lo quieren vincular a propuestas que no hacen sino reproducir de mala manera lo males que venimos sufriendo. No es normal que el líder de un partido de izquierda como el PSOE se esté convirtiendo en el portavoz de los proyectos más reaccionarios que se proponen a nivel mundial frente a la crisis económica.
Alguien debería llamarle la atención, alguien debería indicarle que a su izquierda hay un camino mucho más favorable para los desfavorecidos… Alguien debería decirle que con su actual discurso económico Zapatero se aleja del perfil progresista que le aupó al gobierno y que está desdibujando el proyecto que puede proporcionar a la sociedad española el bienestar y la equidad que tanto necesita.
Juan Torres López es catedrático de Economía Aplicada (Universidad de Sevilla). Su web personal: www.juantorreslopez.com