Se encuentra muy próximo la fecha en la que se cumplirán los cien primeros días de gobierno de la nueva administración cubana, que fue elegida y presentada en abril del presente año, y que hace solo unas pocas horas mostró la nueva conformación del ejecutivo nacional (Consejo de Ministro). La misma ha impuesto sobre el […]
Se encuentra muy próximo la fecha en la que se cumplirán los cien primeros días de gobierno de la nueva administración cubana, que fue elegida y presentada en abril del presente año, y que hace solo unas pocas horas mostró la nueva conformación del ejecutivo nacional (Consejo de Ministro). La misma ha impuesto sobre el país una dinámica de trabajo desde hace mucho tiempo no vista, que recuerda un poco a Fidel y su gobierno cercano a la gente.
Para muchos estos primeros cien días han estado marcados por actitudes esperanzadoras, pero para otros ha sido un reflejo de que muy poco cambiará realmente en la forma de hacer las cosas en Cuba en los próximos cinco años. Palabras lamentables han oscurecido lo que para muchos habían sido destellos de una Cuba que se encaminaba hacia un lugar mejor.
El refuerzo a la lucha contra la corrupción sistémica, la economía nacional con un enfoque muy marcado en el turismo, la instauración de un nuevo marco jurídico para el «trabajo por cuenta propia», así como la tan esperada reforma constitucional han sobresalido entre los temas principales que ha abordado la nueva administración; y que han recibido una fuerte cobertura mediática por nuestro sistemas informativo. Siendo esta última una característica en si misma de estos primeros cien días, la mayor visualización del trabajo del ejecutivo nacional.
La amplia cobertura mediática ofrecida a las disimiles tareas llevadas a cabo por los máximos órganos del gobierno ha sido una particularidad bien recibida por parte de la población, que reconoce en la misma un paso -aunque aun muy incipiente- de avance en el proceso de transparentar el funcionamiento del gobierno que deberá profundizarse y extenderse también a los órganos locales y a otros ámbitos de la vida política y económica del país. Esta transparencia buscada en la gestión es también uno de los puntos fundamentales en la agenda de la nueva administración, que ha apostado por el desarrollo de experiencias del llamado «Gobierno Electrónico», y que pondría al alcance de todos los ciudadanos la capacidad de interactuar y fiscalizar la labor del ejecutivo. La introducción del mismo se enmarca además en la política de informatización del país que ha sido también uno de los ejes centrales en la labor del nuevo gobierno.
Es destacable realmente la labor de estos primeros cien días, que se han demostrado intensos y que han conseguido proyectar un mensaje de renovación y nuevas energías para los años futuros, aunque aún falta lo fundamental: demostrar la capacidad del nuevo gobierno para poder llevar adelante los retos que se propone.
En líneas generales se nos presenta un gobierno que parece querer renovar las energías del pueblo en favor de la construcción de un modelo socialista; que tratará traer nuevas formas y estilos sobre las mismas directrices de trabajo, que es un cambio de rueda, pero no un cambio de ruta. Al menos eso parece.
Sin embargo- y trayendo al presente viejas prácticas-, la nueva administración parecería que en días recientes ha lanzado una nueva edición de la vieja política de «o conmigo o contra mí» que a tantos revolucionarios nos constó en el pasado, en un país en donde la política se torna en muchas formas difíciles de interpretar y parecería que la postura del líder es la postura de todos. Es difícil encontrar diferencias, en donde una aparente unanimidad borra la percepción de los matices, más hay que confiar en que las revoluciones nuca son un solo hombre y que muchas veces el discurso muestra mucho menos de la realidad de lo que se quería.
Las generalizaciones tienden a esconder las particularidades que nos definen y muchas veces caen en injusticias que un proceso, que debe ser tan inclusivo como pretendía ser el nuestro, debería evitarse. Enemigos al proceso existirán siempre, la tarea es no convertir aliados en contrarios solo por miedo a lo diferente, a lo nuevo, a lo trasgresor.
Esto ha pasado hasta ahora. Espero que continúe a buen ritmo, y se superen los desaciertos.