Han pasado 14 años desde la tragedia que azotó a Japón y al mundo, la triple catástrofe de Fukushima (terremoto, tsunami, explosión nuclear) que como un efecto dominó provocó que miles de personas fueran desplazadas de sus hogares y más de 2.000 perdieran la vida, y cuyos ultimas piezas no han caído, debido a que en años más recientes aguas contaminadas con tritio, desecho radiactivo que produce la limpieza de la planta nuclear, han sido liberadas en el mar, causando que cientos de pescadores pierdan su manera de ganarse el sustento.
Además del agua contaminada del reactor nuclear que ha sido causa de fuertes críticas dirigidas a Japón y el embargo comercial que China impuso a sus productos marítimos y que aun perdura después de 2 años, debido a su decisión de liberarla en el mar, también existen al menos 14 millones de metros cúbicos de tierra contaminada por la radiación. La Agencia Internacional de Energía Nuclear ordenó al Gobierno de Japón hacer algo con ella antes del año 2045.
El día 24 de mayo del año presente, de acuerdo a un artículo publicado por el periódico Japan Today, en un acto parecido al que hizo su predecesor Fumio Kishido cuando consumía el pescado de la zona de Fukushima, el nuevo primer ministro Ishiba Shigeru anunció sus planes de usar esa tierra en las jardineras de edificios del Gobierno para demostrar que es segura. Si se llegase a probar que si es segura, tal como afirma el primer ministro, la tierra pasaría a ser usada en otros proyectos de infraestructura tales como vías de tren, caminos, muros costeros, rompeolas y tierras de cultivo. Este nuevo plan surge después de fuertes oposiciones que recibió el plan de usar la tierra contaminada para expandir parques públicos.
Mientras las acciones del Gobierno continúan perjudicando a la prefectura de Fukushima y al pueblo japonés en general, sus discursos continúan siendo contrarios a estas, tal fue el caso del día 11 de Marzo del año presente, el nuevo primer ministro de japón, Ishiba Shigeru, dirigió un minuto de silencio por Fukushima, fue la primera vez que dirige la ceremonia, de acuerdo con el artículo que NHK japón publicó el día de la ceremonia, durante esta hablo sobre tristeza que le provoca pensar en las vidas que se perdieron durante la tragedia y juró que pasará el recuerdo a futuras generaciones. También dijo que el proceso de decomiso continuará, que hará que la vida vuelva a ser posible en Fukushima y que los residentes puedan regresar a casa.
Claramente el optimismo de las palabras de Ishiba no reflejan la realidad que viven los trabajadores de la planta nuclear, si bien los niveles de radiación han descendido en estos 14 años al punto de que es posible caminar por varias áreas de la zona de cuarentena usando únicamente una mascarilla y ropa normal. Es una historia diferente para quienes tienen que adentrarse en los edificios del reactor para recoger escombro, ellos requieren protección máxima, la cual consiste de una máscara facial completa con filtros, guantes y calcetas con múltiples capas, protectores para los zapatos, un traje de hazmat que lo cubre todo con capucha, una chaqueta a prueba de agua y un casco.
Los trabajadores que se adentran al reactor para poco a poco recoger al menos 880 toneladas de escombro y combustible derretido, de acuerdo a un artículo que publicó associated press, los trabajadores, nerviosos y apurados debido a que no es seguro permanecer mucho tiempo dentro de los edificios, se enfrentan a niveles dañinos de estrés psicológico por no mencionar los peligrosamente altos niveles de radiación.
En noviembre del año pasado un robot a control remoto sufrió muchas fallas mientras emprendía el mismo viaje que hacen los trabajadores y únicamente logró regresar con un pedazo minúsculo de combustible derretido, lo cual el jefe en general de la de-comisión, Akira Ono califica como una victoria, ya que provee invaluables datos que servirán para entender la naturaleza de este tipo de escombro, lo que algún día facilitara la recolección de este cuando mayores esfuerzos sean iniciados, sin embargo más muestras son requeridas para poder empezar, en el año 2030.
Todo parece indicar que el primer ministro Ishiba también sobreestimó la disposición de los antiguos residentes de la zona de Fukushima a algún día regresar, en el pueblo de Futaba, ubicado al noroeste del reactor número 1 de la planta nuclear de Fukushima daiichi, solo habitan 180 personas, 3% de la población que tenía antes del 2011. De acuerdo al artículo publicado por el medio japonés Asahi Shimbun, todos los habitantes de la ciudad conservan su ciudadanía gracias a un permiso que se les dio en el 2012, haciendo que la cifra oficial de habitantes sea 5.300, de los cuales 97% residen en otro lado, aun si no lo hicieran únicamente es habitable el 15% de una ciudad de 51,4 kilómetros cuadrados. No muestran interés en regresar ya que iniciaron sus vidas en otro lado o son demasiado viejos para trasladarse.
La gente que habita en Futaba, ya sea por que regresaron ahí, o por que respondieron la invitación del gobierno municipal a mudarse al pueblo con la promesa de un subsidio de 2 millones de yenes, se enfrentan a grandes desafíos a diario, tales como la falta de escuelas, sus hijos tienen que viajar al pueblo vecino para asistir a las escuelas primarias y secundarias, además no existen lugares para que estos jueguen. Lo mismo ocurre a la hora de comprar víveres ya que el pueblo no cuenta con supermercados, solo hay una clínica médica que tiene capacidades limitadas y opera pocos días de la semana. De acuerdo con encuestas emitidas por Asahi Shimbun, son pocas las familias que tienen planes de quedarse más de 5 años.
14 años desde la triple tragedia y las acciones del Gobierno del partido liberal demócrata y la TEPCO continúa estando lejos de ser para los mejores intereses del pueblo japonés, no importa que tantos primer ministros dirijan que tantos minutos de silencio cada 11 de Marzo.
Fuentes:
.https://www.asahi.com/ajw/articles/15722037
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