Se han cumplido 15 años desde que el gobierno cubano inició un programa de asistencia médica para los niños ucranianos afectados, directa o indirectamente, por el accidente ocurrido en la central nuclear de Chernobyl, en el actual territorio de Ucrania, en abril de 1986. Desde entonces hospitales cubanos han atendido a 18.153 niños, entre 5 […]
Se han cumplido 15 años desde que el gobierno cubano inició un programa de asistencia médica para los niños ucranianos afectados, directa o indirectamente, por el accidente ocurrido en la central nuclear de Chernobyl, en el actual territorio de Ucrania, en abril de 1986.
Desde entonces hospitales cubanos han atendido a 18.153 niños, entre 5 y 15 años de edad, que adolecen de diferentes patologías que tienen como causa probable esa catástrofe atómica.
Hasta el momento han sido atendidos 289 casos de leucemia -6 de los cuales recibieron trasplante de médula-, 117 casos oncológicos, 14 niños con malformaciones congénitas y muchos otros con alopecía o vitíligo.
El tratamiento de tantos casos le ha dado a Cuba una enorme reserva de información sobre contaminación nuclear, al punto de haber desarrollado técnicas que permiten evaluar los efectos sobre el ADN.
Base única
El doctor Julio Medina, coordinador general del programa, explicó que la mayoría de los pacientes reciben tratamiento ambulatorio, por lo cual pasan en Cuba entre 45 y 60 días.
Sin embargo, aclaró que un 13% de los pacientes sufren de alguna discapacidad o han sido sometidos a operaciones quirúrgicas complejas, mientras que a otro 20% se les realiza un chequeo médico especial y pasan por un proceso de saneamiento.
El doctor Medina aseguró que «desde el inicio del programa se han realizado una serie de investigaciones dosimétricas y biomédicas con el fin de determinar las consecuencias del accidente».
«Partiendo de estas investigaciones se creó una base de datos especial (sobre contaminación infantil) que, según valoración de algunos expertos internacionales, es única en el mundo», dijo el profesional.
Según Raisa Moinsenko, jefa del departamento materno-infantil del ministerio de Salud Pública de Ucrania, «era imposible hacer en ninguno de nuestros centros lo que se hizo en Cuba por estos niños».
La doctora indicó que aunque la ayuda cubana hoy es importante, en un inicio fue vital: «Imagínense que en 1990 nosotros enviamos a este país más 2.000 niños muy enfermos que estaban sin un camino, sin salida»
«No sólo estamos hablando de tecnología médica o de medicamentos, estamos hablando de las posibilidades de rehabilitación psicológica positiva que brindaba Cuba a estos niños como recurso para la vida», subrayó Moinsenko.
De pie
Actualmente, el convenio implica que Ucrania financia los pasajes de los enfermos, sus padres y maestros y que Cuba se ocupa de la atención médica, la comida y el hospedaje de los niños y sus acompañantes.
«Estoy en Cuba por la enfermedad que tengo a raíz de la catástrofe de Chernobyl, distonía muscular progresiva», explicó Vladimir Zaslaski, quien llegó hace 11 años sin siquiera poder mantenerse sentado.
Hoy, a sus 21 años, es capaz de caminar solo e insiste en dar toda la entrevista de pie, junto a su madre, Esviela, quien lo mira orgullosa del milagro que realizaron los médicos cubanos.
Esta madre ucraniana nos contó que en el caso de su hijo, «lo que dio estos resultados fue una operación del cerebro y varias operaciones ortopédicas para corregir las deformaciones que tenía».
«Imagínese lo que puede sentir una madre cuando su hijo comienza a caminar, eso no se puede describir con palabras. Él pasó 13 años sin poder caminar, sentarse o comer solo» aseguró Esviela Zaslaski visiblemente conmovida.