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«Los Colonos del Caudillo» y «Reagan», tres realizadores, dos estéticas diferentes y una idea común

Fuentes: Rebelión

Desde hace tres décadas se celebra en la Habana el Festival del Nuevo Cine Latinoamericano en el mes de diciembre y resulta un lugar común decir que cada cita nos reserva sorpresas, verdaderas joyas visuales las cuales; quizás, no podamos volver a disfrutar en algún tiempo debido, entre otros factores, a la escasez de copias […]

Desde hace tres décadas se celebra en la Habana el Festival del Nuevo Cine Latinoamericano en el mes de diciembre y resulta un lugar común decir que cada cita nos reserva sorpresas, verdaderas joyas visuales las cuales; quizás, no podamos volver a disfrutar en algún tiempo debido, entre otros factores, a la escasez de copias existentes1.

Dos documentales que no participaron en el apartado de competencia por no ser producidos en América Latina y no tratar temas latinoamericanos llamaron mi atención: Los colonos del caudillo, coproducción hispano-alemana de los realizadores Lucía Palacios y Dietmar Post (2012 ) y Reagan (2014) del norteamericano Eugene Jarecki, este último se incluyó en la muestra retrospectiva de homenaje al citado documentalista2. El punto de vista vertido en este artículo es el de una espectadora que intentará resaltar, al menos, un fragmento de lo que mostró el pasado 2014 el festival de la Habana que, como todos los festivales de cine, pasa muy de prisa con una abultada agenda de exhibiciones que apenas si nos permite detenernos en la particularidad de las muestras que componen la curaduría de dicha cita.

Grosso modo el primero narra la historia del pueblo Llanos del caudillo, situado en la región de Castilla La Mancha y fundado por las autoridades franquistas en el año 19553; y el segundo nos acerca a la vida política y personal del expresidente Ronald Reagan, que estuvo al frente de dos administraciones republicanas continuas desde 1981 hasta 1989. Ambos documentalistas emplearon de maneras diversas, según el propósito que perseguían, los elementos comunes al género: la voz en off, las imágenes de archivo, el imprescindible testimonio oral y escrito, los diálogos entre pasado y presente, el entronque indisoluble de la particularidad abarcada con las historias nacionales de los respectivos países y con las relaciones internacionales de su tiempo, entre otros.

A pesar de esta diferencia en el tratamiento del segmento de la realidad seleccionado los unifica el hecho de que, en ambos existe un planteamiento común que se encuentra en el sustrato de los textos: La persistencia de la huella del elemento conservador y reaccionario que tuvo su máxima expresión política -en el caso de España- desde 1939 hasta 1975 bajo el gobierno de Francisco Franco y la herencia de la política neoliberal con su culto al mercado del gobierno de Reagan, que se mantienen a la altura del siglo XXI en los intersticios de las culturas políticas de ambas sociedades, manifestada en diferentes niveles de organización institucional.

Lo anteriormente expuesto se encuentra bien avalado en los documentales: En Los colonos…, junto a las personas que relatan sus experiencias traumáticas vividas en los años sesenta y setenta del pasado siglo, en pleno apogeo del régimen franquista, conviven las otras voces que abogan por mantener el nombre del pueblo en honor a su fundador o; al lado de los manifestantes por la instauración de la República -tan añorada por muchos españoles- y de los desempleados descontentos por el actual sistema de recortes al estado de bienestar, desfilan también los seguidores de la Falange por la Gran Vía madrileña4. De igual modo, en Reagan se reafirman las secuelas devastadoras que dejó la aplicación del neoliberalismo, que afectó de manera sensible el gasto público y muy marcadamente el área médica donde no se atendió la proliferación del VIH/SIDA; mientras en política exterior, la intensificación de la cruzada contra las revoluciones cubanas, sandinista, salvadoreña, granadina y la guerra de las Malvinas, por solo mencionar los ejmplos latinoamericanos, paralelamente a los criterios de políticos como Pat Buchanan, economistas neoconservadores y de algunos ciudadanos norteamericanos que, en esencia, ven en Reagan al salvador de la nación del «peligro comunista»5. Al respecto Eugene Jarecki comentó: «Las personas verán una mirada escrutadora sobre el corazón de Estados Unidos durante el siglo XIX, para entender qué fue mal…el filme…mira críticamente sus errores, como la destrucción de la clase media americana o la venta del país a grandes negocios». 6

En ambos materiales audiovisuales se deja ver la complejidad de la conformación de la memoria histórica, tan compleja como la realidad que la sustenta. Memoria histórica que intenta reformularse una y otra vez para ser contada desde el poder simbólico de los sujetos populares, pero que se encuentra atravesada por las miradas hegemónicas que perviven con nuevos ropajes al existir aun las estructuras administrativas que le dieron vida. Las narrativas carecen de una visión Excesivamente optimista, de la cual están permeados muchos documentales del corte histórico-político7, los cuales dialogan sesgadamente con el pasado y el presente, como si un tiempo no «caminara» sobre el otro.

En este sentido coincido con el criterio del cineasta norteamericano Robert Flaherty, cuando expresaba que:

La finalidad del documental, tal como yo lo entiendo, es representar la vida bajo la forma que se vive. Esto no implica en absoluto lo que algunos podrían creer a saber, que la función del director de documental sea filmar sin ninguna selección una serie gris y monótona de hechos.8

Debido a lo incisivo de su tratamiento, Los colonos del caudillo no se ha aceptado en muchos festivales de cine, hasta octubre del 2013 el comité organizador de la semana internacional de cine de Valladolid había sido uno de los pocos que aceptó la participación de la cinta. Si nos remitimos a Reagan el realizador Eugene Jarecki recibió la acusación de Michael Reagan, hijo adoptivo de Reagan, en la cadena televisiva norteamericana Fox News de ofrecer un retrato mal interpretado de su padre.

Ambos audiovisuales le ofrecen al espectador cubano un análisis profundo de realidades políticas, contienen maneras de pensar que muchas personas creen moribundas o en decadencia, a las que resulta muy difícil de acceder y visibilizarlas tal como son por la simpleza y la inmediatez con las que se ha representado desde algunos textos escolares y los medios de comunicación masiva. De ahí que nos encontramos frente a un tipo de consumo cultural que enriquece la verdad con el más exquisito lenguaje cinematográfico y nos fuerza a agudizar y a elevar nuestra mirada para la compresión de temas supuestamente bien conocidos.

Los colonos del caudillo y Reagan constituyen dos ejemplos paradigmáticos de una amplísima y diversa muestra cinematográfica. Sus poéticas se inscriben dentro de la línea del Festival del Nuevo Cine Latinoamericano, la cual continúa siendo fiel a su propuesta inicial de 1979: Socializar un conocimiento que produce un sentido descolonizador, incluya un alto valor estético y una mirada crítica por parte del espectador -la cual mucha veces se subvalora- ante materiales de la calidad como los referidos en esta breve reseña sobre dos materiales exhibidos en las salas habaneras durante la última edición del festival de La Habana.

Odelín Sánchez Caballero (La Habana, 1972). Licenciada en Historia (2000), Máster en Historia Contemporánea y Relaciones Internacionales (2006). Especialista en el área de archivo del Instituto de Historia de Cuba (IHC). Ha publicado artículos sobre historia y cultura cubana y caribeña en los portales digitales Cubarte y Cubaliteraria.

Citas y notas

1- Si bien en la actualidad existen nuevas tecnologías donde mirar y portar el audiovisual que alternan con las salas de cine, la escasez de copias por los limitados recursos que poseen los cineastas fuera de los circuitos hegemónicos de distribución es una realidad.

2- Dentro de los documentales de Jarecki se encuentran: La Casa en que vivo, Por qué luchamos, Canoa y The trials of Herry Kissinger.

3- Para una información más amplia y conocer el punto de vista de los directores ver: «La impunidad de los crímenes franquistas contradice el significado de la democracia». En www.publico.es 16/10/2013.

4- Es notable el contraste de testimonios de personalidades políticas que se desempeñaron en el franquismo y la transición política española como el expresidente Felipe González y el gobernador civil de Ciudad Real en 1955 y encargado de la inauguración de Llanos del Cuadillo José Utrera, Junto al de historiadores y sociólogos.

5- Para ampliar sobre el período de la administración Reagan desde la perspectiva cubana dos me parecen muy importantes aunque existen otros autores: Roberto González. Estados Unidos: doctrinas de la Guerra Fría (1947-1991). Centro de Estudios Martianos, colección: Nuevo Orden, o el ensayo de Jorge Hernández: «La política norteamericana de la guerra fría (lo que el viento no se llevó)». En: Cuadernos de Nuestra América. La Habana, Centro de Estudios sobre América, números 35 y 36, vol XVIII, diciembre 2005- 2006.

6- «El curioso caso de Eugene Jarecki en el Multicine Infanta». En Diario del Festival. 11 de diciembre de 2014, p. 3.

7- También hay que respetar la estética particular de cada realizador y que tipo de realidad y como la desea tratar.

8- La decolonización de la mirada: Una introducción a la antropología visual. Selección y prólogo de Alfredo Colombres. La Habana, Ediciones ICAIC, p. 64.