Para Jesús Mosterín, para animarle a que se sume a la dura lucha contra la industria criminal del amianto Yo el lunes empiezo trabajar y ya estoy que no duermo bien, pensado en lo que nos espera este verano. Me duele el estómago y tengo diarrea. ¿No os pasa eso a todas cuando vais […]
Para Jesús Mosterín, para animarle a que se sume a la dura lucha contra la industria criminal del amianto
Yo el lunes empiezo trabajar y ya estoy que no duermo bien, pensado en lo que nos espera este verano. Me duele el estómago y tengo diarrea. ¿No os pasa eso a todas cuando vais empezar? No es que no nos guste trabajar es que tenemos miedo, pánico. No vamos trabajar, vamos al infierno».
Estrella, trabajadora de la hostelería, Lloret de Mar (2015)
Los científicos sociales han investigado en las zonas más íntimas de la vida moderna. Han calculado el número de fantasías sexuales que un adulto estadounidense medio tiene por día. Pero no se ha realizado un censo de banderas. Nadie pregunta cuántas estrellas y cuántas barras es probable que se encuentre el estadounidense medio en el transcurso de un día. Ni cuál es el efecto que producen tantas banderas enarboladas.
Michael Bullig (2015)
La condena del Supremo es técnicamente muy discutible, por lo que argumenta el magistrado [Perfecto] Andrés. Además sobrecoge por excesiva y está sospechosamente cuajada de razonamientos extrajurídicos parejos a los del fiscal. Abre una línea inaceptable hacia la criminalización de la simple presencia pacífica en una manifestación en la que haya pancartas, consignas o actitudes violentas indeseadas. Es «la ley mordaza» en el Supremo. Un gravísimo precedente.
José María Mena (2015)
Es curioso el tiempo que se dedica a hablar de la financiación de Podemos y Ciudadanos. Al final, descubrimos el Mediterráneo. En el caso de C’s ¿nos escandaliza o nos sorprende que los financie la patronal? A mí no y creo que a nadie. No vale la pena perder el tiempo con eso. A no ser, claro, que el problema sea que los financia el capital españolista. Yo, francamente, no veo la diferencia con que a CiU y a ERC los financie el capital catalanista (y también el españolista: el capital no conoce patrias). Si la hay, una explicación sería necesaria. La hegemonía cultural-ideológica del nacionalismo catalanista es tan potente que hasta algunos sectores de izquierda asumen el carácter neo-lerrouxista de Podemos y el cuasi neo-fascista de C’s. Y, en el caso de estos últimos, no solo por lo que hace a sus orígenes y primeros pasos, sino también a sus planteamientos actuales.
Por lo demás, hasta hace cuatro días (y no me extrañaría que siguiera haciéndolo), alguien tan significado en el mundo de la agit-prop independentista como Pilar Rahola se refería sistemáticamente en sus artículos e intervenciones en las tertulias al neo-falangismo de Ciutadans (y también de UPyD). Amical Mauthausen, que saca un comunicado cada vez que algún bestia compara a los nacionalistas catalanes con los nazis (y hace bien), no ha dicho nunca ni mú al respecto. Se ve que no se puede banalizar el nazismo, pero sí que se puede banalizar el falangismo, es decir, el fascismo español, responsable, por si alguien lo ha olvidado, de una guerra que provocó al menos trescientos mil muertos, un exilio de centenares de miles de ciudadanos españoles y una dictadura brutal de cuarenta años. Rahola, desde luego, no es la única que lo hace, al tiempo que denuncia con esa actitud chulesca que le es propia las banalizaciones del nazismo que se producen y las que se inventa. En esa banalización del mal, está muy bien acompañada por políticos, académicos y publicistas del mundo independentista, expertos en ver la paja en el ojo ajeno y no distinguir el pajar que tienen en el propio.
Paco Morente (2015)
No es cierto que no le [Jordi Pujol] interesara el dinero, ganó mucho, y él no se arruinó [con el hundimiento de Banca Catalana]… No es que yo tenga una bola de cristal. Tenía la sospecha que del caso Banca Catalana quedó una versión de los hechos que no acababa de encajar.
Pere Ríos (2015)
1. Accidentes y tragedias
Silencio, respetuoso silencio. Dolor ciudadano. Solidaridad con las víctimas, con sus familiares y con sus seres queridos. Apoyo en todo lo que podamos si está a nuestro alcance.
Otro día, no es ahora el momento, tocará hablar de la tecnología y de nuestro entusiasmo mitificador de sus resultados. De nuestra relación con ella, de las implicaciones de su uso cada vez más omnipresente y dominante en nuestros trabajos y en nuestras vidas. También de nuestra forma de estar-ahí (aquí), de nuestra hybris, de nuestra desmesura, de nuestra creencia en la ausencia de límites, e incluso de nuestro tempo, de la aceleración creciente de nuestro existir, de los desplazamientos ininterrumpidos por no hablar del cambio climático y del uso intensivo de la aviación y de los combustibles fósiles.
Unas breves y laterales observaciones en torno a los accidentes aéreos, no de este accidente concretamente. Tomo pie en Gustavo Barba [GB], «El ‘virus’ de la inseguridad aérea» (http://internacional.elpais.com/internacional/2015/03/24/actualidad/1427228189_726135.html). Barba es vicedecano del Colegio Oficial de Pilotos de la Aviación Comercial:
Algunas estadísticas se refieren al año 2014 como el más seguro, comenta GB: el índice de siniestralidad fue de solo 2,38 accidentes por cada 1.000.000 de vuelos (0,000238%). Sin embargo, «la estadística nos dice que 13 de los 21 accidentes aéreos que se produjeron el pasado año [un 62%] ocurrieron en la fase crucero, después de que los pilotos perdieran el control de la aeronave, sin saber muy bien por qué y sin ser capaces de recuperarlo». Ejemplos de ello: el accidente de Air Algérie (operado por Switfair, la compañía española especializada en vuelos chárter) en Malí en julio de 2014; el de Air Asiana sobre el mar de Java (diciembre de 2014) o el de Air France sobre el Atlántico Sur (junio de 2009).
El virus de la inseguridad aérea, prosigue GB, «ha mutado y se denomina pérdida de control en vuelo». En su opinión, «no lo estamos tratando adecuadamente». ¿Por qué no? Porque el mero cumplimiento de una serie de estrictas regulaciones «no garantiza la inmunidad; prueba de ello son las más de 2.500 víctimas que deja la aviación desde 2003». Para encontrar la vacuna efectiva «tenemos que identificar qué factores están contribuyendo a que los pilotos no puedan recuperar estas pérdidas de control». Uno de estos factores ha sido «la masiva implementación de complejos ordenadores en las aeronaves para automatizar la operación de vuelo y proteger a los pilotos de sus propios errores, tomando el control si fuera necesario». Esta alta tecnificación puede aportar, ha aportado, un alto grado de seguridad siempre «que las condiciones de diseño y certificación previstas se den». Pero, se pregunta GB, ¿y si esas condiciones no se dan? Su respuesta: entonces «el desastre es muy probable».
Esta situación, es GB quien sigue hablando, ha hecho que los pilotos no puedan «detectar en muchos casos los fallos de sistemas y computadores, y por tanto intervenir y corregirlos». En otros casos, el uso masivo de tecnología «ha hecho que los pilotos perdamos nuestras habilidades básicas de vuelo manual, porque ya prácticamente no las usamos ni las entrenamos».
La situación, en su opinión, solo es sostenible sobre el papel. Sus vindicaciones: «Los pilotos necesitamos con urgencia recibir el entrenamiento adecuado que garantice nuestras competencias tomando como base incidentes reales de seguridad, para poder resolver las situaciones críticas imprevisibles, y evitar que el virus de la inseguridad aérea se siga cobrando más víctimas». Añade: «La solución solo la pueden aportar las autoridades aeronáuticas y un compromiso político real que nos lleve a trabajar en la mejora continua de la seguridad aérea», sin caer en la complacencia y la autosatisfacción de las estadísticas que, en su opinión, «ocultan la consolidación de una nueva tipología de accidentes».
No sostengo, por supuesto, que esta sea la única cara de este doloroso y complejo poliedro en la que debamos pensar.
Un breve añadido. Escribí la nota anterior el pasado jueves. El viernes, Luis Lacasa, comandante de A340 y decano del Colegio de Pilotos, publicaba un artículo en la página 5 del global-imperial: «El factor humano». Resumo sin que debamos olvidarnos de posibles miradas e intereses corporativos. Pero, sea lo que sea, no es sólo eso:
Las principales barreras de seguridad aérea «son la formación, la tecnología y la normativa.». Todas ellas pivotan en torno al factor humano. Sin embargo, en su opinión, «no todas han evolucionado de la misma manera ni tienen actualmente el mismo peso» respecto, se sobreentiende, a épocas anteriores. La tendencia de las autoridades aeronáuticas a consentir que el mercado regule, son sus propias palabras, «da lugar a un nuevo mapa de ruta para la profesión de piloto, desarmándola de sus fortalezas tradicionales».
El factor humano es capaz de lograr hazañas admiradas y sorprendentes. Su ejemplo: el del comandante Sully, «que en 2009, con 57 años, amerizó sobre el río Hudson salvando la vida de sus pasajeros». Pero Sully, comenta LL, ahí está el punto, «se formó y desarrolló profesionalmente en un contexto de excelencia, calidad, rigor y competencia profesional».
En su opinión, «la realidad hoy es otra». ¿Cuál es hoy la realidad?
Las aerolíneas, empujadas por el mercado, comenta (acaso formando parte y empujando ellas mismas en muchas ocasiones), «sacan de juego a los más expertos e incorporan perfiles con una formación menos consistente y mercantilizada, acceden a la profesión con menos experiencia, ejercen en un contexto operacional más complejo y reciben un entrenamiento ajustado al mínimo que marcan la ley y los presupuestos». Se presupone que por disminuir los llamados costes laborales.
Sin embargo, prosigue, «ambos perfiles tienen que ejercer la misma competencia y responsabilidad» La pregunta pertinente: «¿pretenden la industria y las autoridades que con niveles de competencia distintos el desempeño en materia de seguridad sea igual?»
No responde él mismo, pero es bastante fácil intuir su respuesta.
No hay que perder la perspectiva, continúa LL, «de que el transporte aéreo es un servicio público, que vertebra territorios y facilita la libre circulación de los ciudadanos, y que debe prestarse de manera segura y eficiente». Es obvio que para muchas empresas y gobiernos afines el transporte aéreo está lejos de ser un servicio público. Pero para garantizar esa responsabilidad, comenta LL, «los Gobiernos se apoyan en autoridades aeronáuticas competentes que dictan normas y las hacen cumplir, pero aunque el papel lo aguanta todo, por sí solas no aportan seguridad».
¿No aportan seguridad por sí solas? No. ¿Por qué? «Contar con los recursos adecuados y los expertos necesarios es imprescindible para ejercer esa responsabilidad que los ciudadanos confían a su Gobierno». Solo la suma, concluye el decano del colegio de pilotos, «de todas las barreras preventivas y su adecuada implementación harán que la aviación sea un medio de transporte más seguro». Si queremos alcanzar ese objetivo habrá que revisar, señala finamente, «los cambios que se han introducido en una profesión que exige una alta cualificación y preparación por su vinculación directa con la seguridad de las personas».
También en otras profesiones, pero desde luego en ésta.
2. Tuits
La policía y los Mossos investigan mensajes como estos: «A ver a ver, no hagamos un drama que en el avión iban catalanes no personas. España». La plataforma Drets.cat asegura que hasta el pasado miércoles recopiló unos 200 mensajes similares en las redes sociales. Los llevarán al fiscal; hará bien.
¿Algo nuevo? Sin perder de vista algunas locuras de suplantación, más bien lo de siempre: el fascismo (o la memez injustificable) se presenta tan inhumano, criminal y descerebrado como siempre. Ahora bien, supongamos que no son 200 sino 2.000 o incluso 20.000. ¿Qué porcentaje representan? Probablemente, menos del 0,000001% de los tuits emitidos durante esos días. Nada -y nada es nada- que tenga que ver con los sentimientos abrumadoramente mayoritarios de la ciudadanía de Cataluña y de toda España.
3. Presentaciones
Se presentó en una librería de Barcelona el pasado miércoles un libro que merecerá nuestra lectura: Maiol Roger, Jordi Pujol, la gran família (Angle Editorial).
Algunos momentos de la presentación:
De la editora, Rosa Rey: «El libro ha aplicado la manera quirúrgica de la medicina para abordar el tema».
Del autor: «El primero [Lluís Prenafeta] se encarga del trabajo sucio y es el padrino de los negocios de Artur Mas y Jordi Pujol Ferrusola». Remarco: de Artur Mas. «[Cabana] es el cuñado al que no se le hace caso». «[Javier de a Rosa] es el tiburón de los tiburones». Por si hubiera dudas: «[el ex presidente] conocía perfectamente la mayoría de los casos de corrupción que cometían sus hijos». Se le alertó en repetidas ocasiones. Su respuesta: «abroncar a quien se lo decía».
David Fernández, presente en al acto, señaló: «Todavía hoy parece que no se puede hablar de eso [del asunto Banca Catalana]. El oasis catalán es mentira». Habló también de su temor a que los procesos judiciales contra la familia y el propio Pujol acaben en nada y añadió sobre su presidencia de la comisión: «Maldito el día que acepté. Manolete, Manolete, Manolete, si no sabes torear…». ¡Que taurino se nos puso DF! Comentó también que algunos diputados iban a las sesiones con la fotocopia de un artículo como documentación.
La juez que lleva el caso ha afirmado estos días pasados que la fortuna del clan puede proceder de abusos «en la alta función pública desempeñada por Jordi Pujol». Ha pedido por primera vez a Andorra información bancaria de la familia. No se traga lo del legado. ¿Quién se lo sigue tragando?
La Oficina Nacional de Investigación del Fraude requirió a los Pujol en enero de 2013. Para que informaran sobre bienes y cuentas en el extranjero. Respuesta del clan: no tenemos nada fuera, todo en y por el país, sempre fem país! La Agencia Tributaria tenía entonces la posibilidad de abrir una inspección para comprobar la veracidad de la respuesta. No lo hizo. Por ello no pudo rastrear las cuentas que, según parece, al menos cuatro hijos del clan mantenían abiertas en la Banca Privada andorrana. Las inspecciones se abrieron finalmente un año y medio más tarde, en agosto de 2014, un mes después de «La Gran Declaración», de la gran puesta en escena del ex presidente de Banca Catalana.
Por cierto, sin ningún ánimo de molestar, ¿hasta cuándo vamos a permitir que en hospitales, residencias, institutos y en otras instituciones públicas del país figuren placas del siguiente tenor: «Va ser inaugurat/da pel molt honorable senyor Jordi Pujol»? ¿De qué honorabilidad se habla en estas placas? ¿Estarán für ewig, para que quede claro en nuestra memoria las dimensiones de esta inmensa estafa? ¿Alguien puede creerse, sin haber perdido el sentido común crítico, que toda esta inmensa estafa no tiene nada que ver con su obra de gobierno? ¿De verdad? ¿Será que, en el fondo, seguimos siendo pujolistas y que el amigo de Millet no es un Bárcenas o un Granados? ¿Es eso?
Una de las mejores imágenes de lo que ha sido la Inmaculada Transición española: el dueto Jordi ex Banca Catalaba-Felipe ex Gas natural. Rigieron nuestras vidas durante más de dos décadas… y nosotros babeábamos al oírles. ¿O no fue así?
Un punto a tener en cuenta, lo declaró Jordi Pujol Ferrusola, Júnior para los amigos, en los juzgados de Barcelona: el crecimiento de la fortuna familiar es debido a la inversión en deuda opaca. De los 840.000 euros de 1980 de la supuesta herencia a los 3 millones en 1992, 12 años después. De estos, a unos 8 millones en 2010. Rentabilidad en el primer tramo: 11,2%. Nada menos.
4. Estructuras de estado
De un artículo de Joan Boada Masoliver del pasado miércoles: «Estructuras de Estado» (http://ccaa.elpais.com/ccaa/2015/03/24/catalunya/1427220748_814923.html). (Ahora que no nos oye ni lee: ¡qué bien que le ha sentado a este hombre dejar de ser un político institucional en la Conselleria de Interior al lado del senador Joan Saura! ¡Mejor imposible!).
La obertura de su escrito: «Estos últimos años los ciudadanos de Cataluña hemos hecho un cursillo acelerado de nuevos términos (¿políticos?) gracias a la aportación de los líderes del independentismo tanto político (CiU y ERC) como social (ANC i Òmnium): Procés (la sabiduría popular lo ha transformado en el prucés), estructuras de Estado, elecciones plebiscitarias, consulta alternativa, transición nacional de Cataluña, Pacte nacional pel dret a decidir. Tanta diversidad hará las delicias de los estudiosos de la ciencia política, que podrán reflexionar si estos términos y sus definiciones se acercan más a la revelación que a la ciencia».
La que más me llama la atención a JBM es la creación de estructuras de Estado. Los dos partidos de Gobierno, CiU y ERC por supuesto, «han acordado que las elecciones anticipadas se celebrarán el 27 de setiembre (si la duda de Junqueras no lo impide) y que mientras tanto se crearán unas estructuras de Estado para avanzar en el supuesto caso que el nuevo Gobierno decida declarar la independencia de Cataluña». O sea, señala con razón JBM, «adelantarse a la opinión de la ciudadanía, utilizar recursos públicos en beneficio de su opción ideológica y utilizar toda la maquinaria del Gobierno para incidir en el voto ciudadano». Todo hecho con mucha ilusión pero con poco sentido democrático, remarca.
Los líderes del nuevo Estado, apunta JBM, «parecen unos chapuceros que no saben qué se traen entre manos. A pesar de todo avanzan con rumbo fijo y ya han puesto al frente de tamaña misión a unos comisarios políticos de ERC que vigilarán que los de CDC sean productivos y no se entretengan con las homilías dominicales de Duran i Lleida contra el Procés». Nos revela luego el profesor de historia un secreto a voces: «No tienen ni intención ni capacidad de crear nada nuevo». ¿Entonces? «Es una nueva trampa para que no nos demos cuenta de lo que han pactado y lo que sí están haciendo: la destrucción de las estructuras de Estado existentes: la sanidad, la educación, los servicios a la dependencia, el patrimonio público, la gestión pública del agua, el patrimonio natural, la universidad».
Un ejemplo de esta destrucción de lo común: «un bien común y un derecho de acceso básico como es el agua ha pasado a manos privadas con la venta de la empresa pública Aigües Ter-Llobregat. La gestión privada del agua afecta al 83% de la población catalana y el 74% del monopolio está en manos de AGBAR (propiedad de La Caixa). Con el Gobierno de CiU y ERC el suministro, el caudal ecológico de los ríos y la explotación de los acuíferos estará en manos del beneficio privado».
Otro más. «La sanidad pública está sufriendo un proceso de degradación por los graves recortes presupuestarios y de personal, mientras se privatizan servicios y se deja en manos privadas la gestión del derecho básico a la salud. En todo este proceso los casos de corrupción y malversación de fondos públicos han sido notorios».
Para Mas y su gobierno, concluye JB, «la cooperación público-privado es un elemento básico para crear las nuevas estructuras de Estado». Traducción concreta de esa retórica: «BCN World, que ha supuesto un pelotazo inmenso para La Caixa, ya que el Gobierno catalán le ha recalificado unas 500 hectáreas de terreno rústico, que ha pasado a ser urbanizable. Se desarrolle o no el proyecto, ellos ya tienen el negocio hecho».
¿Qué son, pues, las nuevas estructuras de Estado? Su respuesta: «Hasta donde sabemos, vista la práctica del Gobierno y de sus socios, consiste en el desmantelamiento de las estructuras públicas y su privatización, ya sea de la propiedad ya sea de la gestión, en el bien entendido de que cualquier agujero o fiasco privado será rápidamente cubierto con los recursos públicos». Todo un verdadero ensayo de lo que significará el nuevo país anunciado y publicitado. Es JBM quien habla.
5. Amianto
Tomo pie en una nueva información sobre el amianto, un genocidio impune como diría Francisco Báez Baquet. La referencia: http://www.lavanguardia.com/local/baix-llobregat/20150323/54428287278/victimas-amianto-atencion-sanitaria-especifica.html
Víctimas del amianto, se señala en el artículo de LV, «reclaman una atención sanitaria específica». Los sindicatos obreros y otras fuentes «mantienen que el mineral ha provocado más de 40.000 muertos en España y exigen jubilación anticipada y un centro de afectados». ¡Cuarenta mil!
El amianto era un material muy común a finales de la década de los setenta en nuestro país. Se encontraba en numerosos objetos de nuestra vida diaria, «desde cubiertas y revestimientos de edificios hasta frenos o productos ignífugos». Comenzó a utilizarse en la década de los cuarenta. Probablemente, España fuera el mayor productor durante la década de los setenta y de los ochenta. Se constató hace mucho tiempo que provocaba graves enfermedades -cáncer de pulmón, por ejemplo, no es el único tipo de cáncer- pero no fue hasta principios del siglo XXI cuando se prohibió su uso «por sus consecuencias sobre la salud».
Las personas afectadas, algunas de ellas (otras no pueden, ya han fallecido), siguen luchando todavía para recibir atención sanitaria específica. También el acceso a jubilaciones anticipadas y la creación de un censo estatal de personas afectadas. «Empresas como Uralita, en Cerdanyola; Rocalla, en Castelldefels [¡vean el vídeo, no se lo pierdan, del Col.lectiu Ronda!]; La Maquinista en Barcelona; o Federal Mogul en El Prat utilizaron amianto en sus procesos de producción durante años». Los trabajadores de esas empresas y otras personas afectados se han organizado para luchar por sus derechos. «La Asociación de Afectados por el Amianto de Cerdanyola del Vallès y Ripollet ha conseguido la primera victoria al conseguir que se reconozca la afectación a familiares de trabajadores de la fábrica Uralita, un total de 45 personas a los que obliga a indemnizar con total de 3,9 millones de euros».
Con palabras de José Luis Gómez, trabajador de la firma Honeywell de El Prat (antes Federal Mogul): «[el amianto] afecta tanto a las personas que estaban en contacto directo con él como a los familiares que tocaban la ropa que llevábamos o a los trabajadores que pintaban las fachadas cubiertas de uralita». Su posición, una afirmación que probablemente defenderían también Paco Puche y Francisco Báez: «lo que se ha producido en España, y en Catalunya especialmente, es un genocidio laboral«. ¡En Cataluña especialmente! ¿Algún presidente de algún gobierno de la Generalitat ha hablado del tema hasta el momento? ¿Algún conseller de Ocupación y Empleo, por ejemplo, ha comentado las terribles consecuencias de esta industria asesina? ¿Nada que hacer?
J.L. Gómez lamenta que durante muchos años las empresas continuaran utilizando el amianto a pesar de saber que provocaba graves enfermedades. Denuncia que «no se ha adoptado una política fuerte para identificar y ayudar a aquellos trabajadores de empresas pequeñas y medianas que durante años trabajaron en contacto con el amianto». Recuerda también que «es un producto que se usaba como revestimiento o como aislante, de manera que puede haber incluso personas que sigan conviviendo con el amianto». Muchas, probablemente muchas.
Los afectados reclaman la creación de un censo a nivel estatal. El listado, de hecho, existió. En 1984 se creó el Registro de Empresas con Riesgo de Amianto (RERA) al que las empresas tenían que inscribirse. Pero como «no hacerlo no estaba penado», la mayoría no lo hizo. Por supuesto. ¿Para qué? Con la finalidad de saber el número de personas afectadas, diversas plataformas de trabajadores y trabajadoras de las empresas que usaron este material «han creado censos con los nombres de las personas que habían estado en contacto con el amianto». En la fábrica de Viladecans, por ejemplo, había más de 2.000. «Las consecuencias no se ven al día siguiente sino que tardan mucho tiempo en aparecer, incluso 15 o 20 años», recuerda Gómez. Este hecho dificulta saber el número real de afectados. La CGT «mantiene que el amianto ha producido directa o indirectamente 40.000 muertos y en el futuro podría llegar a producir hasta 20.000 más». Hablamos de España, sólo en España.
Los afectados reclaman el reconocimiento de sus derechos. No piden la luna (otro día lo haremos). Entre otros derechos, «que el tribunal médico reconozca sus patologías como enfermedades laborales y que las empresas los indemnicen por el peligro al que estuvieron expuestos durante su trabajo sin medidas de protección». De nuevo, con palabras de Gómez: «Hemos tenido que luchar mucho para acabar con el tabú del amianto». Recuerda también que en Europa hace bastantes años que se prohibió el uso del amianto; en España no se hizo efectiva la prohibición hasta 2002, después de una moratoria de un año. Pero ese pasado está en nuestro presente.
Un abogado del Col.lectiu Ronda, Alex Tisminetzky, aparece en el documental recomendado, «propone que se hagan revisiones periódicas de carácter preventivo a las personas potencialmente afectadas». En los últimos años, decenas de afectados han reclamado a las empresas indemnizaciones. La última sentencia es la primera que reconoce la afectación en personas que no trabajaban directamente en contacto con el mineral, asunto muy pero que muy importante. Gómez de nuevo: «Pero las empresas siempre recurren y el proceso se dilata y tarda mucho en cerrarse». Muchos de los afectados no llegan a cobrar las indemnizaciones; fallecen antes de que se cierre el caso. El muerto al hoyo y el beneficio en caja. Son cálculos, cosmovisión empresarial. ¿Algo que objetar? ¡No me sean humanistas obreristas improductivos…!
Tisminetzky reclama que se apliquen medidas efectivas y rápidas para ayudar a los afectados. Un ejemplo: «que puedan jubilarse antes, como sucede con los mineros afectados por la silicosis». Para ello bastaría con «aplicar un coeficiente reductor de los años que se necesitan para el retiro a los operarios que han tenido contacto con el producto prohibido». El Ejecutivo del gobierno central y la dirección de la Seguridad Social son contrarios a la medida. ¿Por qué? Por el coste que tendría. El ser humano no es su material más preciado, sobre todo si esos seres humanos son trabajadores/as, no élites, no gente con poder, mando y distinción. Con clase.
Si quieren informarse con detalle y rigor sobre este tema, que no debemos olvidar, no tengan ninguna duda: Francisco Báez Baquet (con la colaboración de Ángel Cárcoba Alonso, Amianto: un genocidio impune, Ediciones del Genal, Málaga 2014.
¿Qué profesor-maestro nos habló del tema hace unos 35 años en las clases de Metodología de las Ciencias Sociales de la Facultad de Económicas de la UB? Manuel Sacristán, efectivamente. ¿Qué otro profesor siguió hablando de todo ello en estas dos últimas décadas? Francisco Fernández Buey, profesor de muchos de nosotros en Económicas de la UB y en Humanidades de la UPF. No fueron los únicos, pero estuvieron donde hay que estar. Con los desfavorecidos.
Paco Báez visitará Barcelona y Calella a finales del mes de abril, dentro de un mes. ¿No deberíamos rendirle un más que merecido homenaje ciudadano? ¿No deberíamos «usar» su inmenso y comprometido saber para alguna conferencia, alguna clase, algún seminario? ¿Quién mejor que él para hablar y discutir sobre un tema que nos afecta a todos y a todas? A veces, sin ser conscientes de ello.
Un añadido inesperado, totalmente inesperado. Les hablo de una persona conocida.
A propósito de lo que estamos hablando vale la pena reparar en un artículo de Jesús Mosterín, profesor de lógica y de filosofía de la ciencia de muchos nosotros. Apareció en el global-imperial-pro-golpe-de-estado-en-Venezuela el pasado martes: «Una cita con la parca» es el título.
Abría Mosterín (Monster le llevábamos, perdón por el estúpido recuerdo) con estas palabras: «Todos tenemos una cita con la parca, pero no sabemos cuándo. La longevidad es en gran parte hereditaria. A ojo de buen cubero, la edad alcanzada por nuestros padres nos da una primera idea de lo que podemos esperar vivir nosotros en ausencia de accidentes, infecciones y sorpresas. Tanto mi padre como mi madre vivieron 90 años, así que pensaba que esa era la edad de mi cita con la parca». Empero, hace unos meses, el que fuera amigo de Manuel Sacristán tuvo una sorpresa.
Había hecho examinar su genoma individual por la empresa 23andMe, «escupiendo en un botellín enviado por ellos y devolviéndolo a California para su análisis». Aparte de comprobar algunas curiosidades -«como mi porcentaje de genes de neandertal (un 3%)»-, JM se enteró de que «tenía una predisposición genética tres veces superior a la habitual a padecer trombosis de vena profunda, debida a la presencia de una variante (mutación G20210A) del gen de la protrombina que incrementa la probabilidad de la formación de trombos». La probabilidad devino acontecimiento real. El verano pasado tuvo «una trombosis en la pierna izquierda, alguno de cuyos trombos dio lugar a una peligrosa embolia pulmonar». Esta embolia puede afectar a una arteria pulmonar y causar la muerte. De haberse producido, señala JM, «habría sido una muerte anunciada». Pero la sorpresa vino de un riesgo no previsto. Ingresado en el servicio de urgencias de un hospital de Barcelona, le confirmaron la embolia y detectaron lo que «resultó ser un inesperado tumor en el pulmón izquierdo. Nunca he fumado, por lo que no se me había ocurrido pensar en un posible cáncer de pulmón, el que más gente mata».
El tumor y el lóbulo inferior izquierdo que lo contenía le fueron limpiamente extirpados. Una vez analizado, resultó ser un tumor muy raro, «un mesotelioma bifásico, un tipo de cáncer producido por la exposición al amianto». El contacto con amianto, señala JM, «facilita la inhalación de fibras minerales de asbesto, que acaban en la pleura, donde permanecen muy largo tiempo en estado de latencia, hasta que provocan algunas mutaciones en las células de la pleura que dan lugar al mesotelioma, palabra que significa cáncer del mesotelio». La pleura, la faceta divulgadora de JM se mantiene en excelente estado de salud como siempre, «es un tipo especial de mesotelio que recubre los pulmones».
Pero, ¿cuándo estuvo JM en contacto con amianto? Hace seis décadas, ¡seis!, «durante dos veranos que pasé en Begoña, barrio bilbaíno entonces arbolado y lleno de casitas y algunas pequeñas fábricas; nada que ver con la Begoña actual». Junto a su casa había «una modesta fábrica de amianto, que producía material aislante e ignífugo. Por sus puertas siempre abiertas entrábamos los chavales de vez en cuando a jugar». El debería tener 12 o 13 años. Además, JM pasó el curso 1992-1993 en el Departamento de Lingüística y Filosofía del MIT (junto a Boston), «ubicado en un destartalado barracón cuyas paredes estaban rellenas de amianto. El resto del MIT contaba con edificios modernos y bien construidos y la dirección quería echar abajo el decrépito edificio, pero Noam Chomsky se oponía, ya que apreciaba la estética pobre y casi guerrillera del cochambroso barracón». No vale la pena detenerse en este punto, es muy típico de JM meterse con quien no toca (sobre todo si es de izquierdas). Añade: «De todos modos, más adelante fue derribado con todo cuidado (por el amianto) y ahora ha sido sustituido por un edificio sólido y vanguardista».
La relación entre el asbesto o amianto y el mesotelioma no se descubriría hasta los años sesenta, sostiene JM. «La esperanza media de vida de los pacientes detectados con mesotelioma bifásico es de solo seis meses». En su caso, «la resección del tumor fue exitosa y tras la operación no se detectaron metástasis ni ganglios linfáticos afectados. De todos modos, el oncólogo insistió en someterme, por si acaso, a una quimioterapia de tres meses que acabo de completar. Las últimas pruebas apuntan a que estoy curado». Por tanto, parece que la parca, que le había hecho señas, ha pasado de largo de momento. ¡Felicidades!
La cita ha quedado, pues, aplazada. Viene luego una reflexión sobe la vida y la muerte, que acaso no sea esencial en estos momentos. Unas palabras de JM para finalizar, aunque cambiemos un poco de tema: «Podría haberme muerto ya. Y en algún momento me moriré. Espero no morirme demasiado pronto, pues todavía tengo proyectos que realizar; pero también espero no morirme demasiado tarde, después de una etapa de sufrimiento inútil». Por ahora, prosigue, no tiene ganas de morirse. Pero tampoco tiene la intención que él considera insensata «de vivir el mayor tiempo posible, por grande que sea el deterioro físico o la incapacidad intelectual. En la película de Ingmar Bergman El séptimo sello, Max von Sydow juega al ajedrez con la muerte. Si yo pudiera tener una entrevista con la parca, no le pediría la inmortalidad ni la vida larguísima, sino que me dejase a mí decidir el momento de la cita inevitable, comprometiéndome a no abusar de este derecho, sino a invocarlo solo en el momento oportuno. La muerte que yo preferiría sería el suicidio sereno y asistido». ¿Está claro lo que JM está vindicando con esta reflexión?
En Francia, recuerda, «se tramita ahora la ley para permitir algo tan elemental como que los enfermos terminales puedan elegir ser dormidos hasta la muerte. Esta propuesta ha provocado la oposición crispada de grupos de presión fundamentalistas cristianos, judíos y musulmanes, anclados en un mundo conceptual de tabúes y supersticiones».
Vuelvo al otro tema. Seguro que a Jesús Mosterín, uno de los grandes lógicos de la historia de nuestro país de países, no le parecerá razonable que sabiendo lo que sabíamos en los años sesenta, el amianto no esté prohibido en muchos países del mundo y que en España, prohibido, como él mismo ha señalado, en 2002, las personas afectadas (trabajadores, familiares, vecinos, niños que han jugado en fábricas de amianto como fue su caso) tengan grandes dificultades para que sean atendidos sus derechos.
La sensibilidad del profesor Jesús Mosterín para el sufrimiento alemán probablemente le haga ser también un activista tenaz en una causa dónde el sufrimiento humano viene acompañado de la acumulación irresponsable de la cuenta de resultado de muchas empresas que participan o han participado en esta industria genocida. Sin importarles lo que sabemos ni lo que sabíamos. No cuenta eso. Lo que cuenta para ellas es otra cosa. Y no huele.
6. De la Cataluña obrera.
En un texto reciente, Ernest Cañada, activita incansable, miembro de Espai Marx, amigo y discípulo de Francisco Fernández Buey, nos ha hablado de la nueva temporada turística y, por supuesto, del aumento de la precariedad obrera.
En estos días empieza la nueva temporada turística en España, apunta EC. Pronto, muy pronto, «comenzarán a llenarse los hoteles en la costa y las cifras de empleo subirán (aunque ciertamente no tanto como el número de huéspedes, como viene ocurriendo en los últimos tiempos)». Las camareras de piso, uno de los colectivos básicos en los grandes hoteles, más o menos un 25% de sus plantillas laborales según sus cálculos, «saben que lo que se les viene encima no es fácil».
Algunos testimonios de varias trabajadoras de Lloret de Mar. Desde su perspectiva «las cosas suenan muy distintas a las eufóricas palabras de los gobernantes de turno cuando ensalzan las cifras de creación de empleo turístico.»
El primero de los testimonios. Estrella cuenta la angustia con la que vive su retorno al trabajo: «Yo el lunes empiezo trabajar y ya estoy que no duermo bien, pensado en lo que nos espera este verano. Me duele el estómago y tengo diarrea. ¿No os pasa eso a todas cuando vais empezar? No es que no nos guste trabajar es que tenemos miedo, pánico. No vamos trabajar, vamos al infierno».
El segundo: Antonia, que ya está trabajando, recibió una carta de la empresa amenazándola con sanciones disciplinarias si continuaba negándose a terminar el número de habitaciones que les imponen al día. «Hoy es primavera y a mi, en vez de recibirme con flores me han recibido con esta carta. ¿Por qué? Pues por defender mis derechos y por no someterme a la tortura de la sobrecarga de trabajo». La empresa incrementó «la carga laboral años atrás y les obliga a terminar las 24 habitaciones al día que tienen asignadas, irrespetando un principio básico que las trabajadoras están contratadas por un determinado tiempo de trabajo». Al principio las trabajadoras se resistieron. Pero «al final lo han conseguido con casi todas mis compañeras. De unas 35 mujeres, más o menos, la mayoría se ha resignado y no quieren seguir luchando. De esas ahora solo quedamos dos y ya no saben cómo quitarnos de en medio. A esta compañera y a mi, nos han hecho de todo. Somos las únicas por domesticar. Pero ni nos doblarán ni nos domarán». No es fácil resistir en esas condiciones… Pero ahí están.
El tercer testimonio que nos explica EC. Las que no tienen un contrato fijo o fijo discontinuo aún lo tienen peor. Loli, quien hace poco fue a trabajar a otro pueblo de la costa por medio de una ETT: «¡Pagaban 2 euros por habitación! Yo terminaba mi trabajo a las 3 de la tarde como mucho y sin embargo, por narices, tenía que ir a ayudar a las demás, y a mi eso no me lo pagaba nadie. Total, que salía a las 7 y 8. Al cuarto día cogí y me fui, porque mi trabajo no se lo regalo a nadie. Y ahora estoy sin nada. Te puedo asegurar que fueron los cuatro días más humillantes de mi vida laboral. Me sentí tan utilizada como una burra de carga. No tendré nada, pero sí mucha dignidad».
La reflexión final de EC: «los testimonios de estas tres trabajadoras reflejan la cotidianidad laboral que se vive en la mayoría de hoteles en España. La indignación está creciendo día a día. Es intolerante que el mundo del trabajo se haya convertido en esto. Hay que pararlos.»
¿Les ayudamos un poco? ¿Les echamos una mano? ¿Vamos a permitir que la explotación, como diría Brecht, grite entusiasmada y más que satisfecha: ¡Ahora es cuando empiezo!?
¿Nada qué decir por parte de las organizaciones que dicen representar y defender los intereses de las clases trabajadoras? Ni que decir tiene que, en el sector, la presencia de la mujer trabajadora, con doble o triple jornada, es fuertemente mayoritaria.
Por cierto, ¿han oído alguna voz de protesta e indignación de la ANC? ¿Por qué no se solidarizan con las trabajadoras de Lloret la señora Carme Forcadell o la señora vicepresidenta Joana Ortega? ¿No va con ellas, no son de su clase y distinción? ¿Sus asuntos no son esos? ¿Pero no estaban por la libertad de la ciudadanía, por la emancipación, por romper las cadenas que nos oprimían? ¿No oprimen esas cadenas? ¿Son también españolas?
7. El disparate ecológico de BCN World
Estaba cantado, no podía ser de otro modo. Estaba en la mente de todos la nueva destrucción del entorno por la irresponsabilidad de abonar y apoyar un desarrollo (es decir, un nuevo atropello) turístico irresponsable. Como en tantas otras ocasiones: civilización o barbarie, es decir, barbarie «civilizatoria».
Tomo pie en una información de Dani Cordero del pasado lunes 23 de marzo.
La Generalitat tiene desde el pasado mes de enero en sus manos los documentos de objetivos y diagnóstico del Plan Director Urbanístico que regirá el Centro Recreativo y Turístico de Vila-seca y Salou, donde se ubicará BCN World. Los trabajos, encargados a una consultora de sostenibilidad. Lavola es su nombre, «evalúan los riesgos que entraña en la zona la construcción del recinto que albergará un conjunto de hoteles de lujo, comercios y casinos». El informe clasifica la relevancia de los impactos en baja, media y alta. Marca de forma clara dónde tendrá o tendría que poner el foco la Generalitat en la regulación del ámbito del centro de juego (¡se parte de una expectativa de diez millones de visitantes anuales!), y sobre el resto de parcelas, «las que quedará fuera BCN World pero en las que también se prevé un aumento considerable de la edificación para construir hasta 4.000 viviendas o hoteles».
Impacto sobre el ciclo del agua: uno de los ámbitos de análisis que cuenta con mayores advertencias por la relevancia de su impacto. «Se advierte del riesgo de la contaminación marina a causa del aumento de volumen de generación de aguas residuales». Se alerta que incrementar el consumo de agua puede representar «un alto riesgo para la capacidad de los acuíferos, ya que aumentará la captación de agua de estos y crece la probabilidad de contaminación». Lavola asegura que es necesaria una actualización de las infraestructuras de saneamiento porque «actualmente ya se encuentran en el límite de su capacidad».
Impacto paisajístico de las nuevas construcciones: uno de los principales riesgos vinculados a la edificabilidad prevista por el PDU. Se contemplan edificios de hasta 90 m. de altura «para albergar los hoteles y los casinos donde se centrará la actividad, y la construcción de alrededor de hasta 4.000 pisos».
Calidad del aire: habrá más movilidad, por lo que se generará más contaminación. El mismo impacto generará el incremento de la edificabilidad. «Se considera que las repercusiones de construir unas instalaciones como las que se proponen pueden afectar tanto a la contaminación acústica como la luminosa».
Presión sobre la Sèquia Major: espacio natural protegido y la principal área de interés faunístico de la zona. «Su ubicación aislada respecto a otros espacios naturales protegidos la hacen más vulnerable al desarrollo del PDU y sus usos previstos».
Riesgo químico. La proximidad del polígono petroquímico de Tarragona es una cuestión a tener en cuenta.
Ocupación de suelo. Alteración de la topografía generada «por los movimientos de tierra y en el riesgo de la que urbanización del sector acabe con la fragmentación y el empobrecimiento de «manchas forestales» existentes, perdiendo su funcionalidad actual».
¿Simples externalidades? ¿Todo por la pasta, todo por los pelotazos? ¿Gobernará realmente en Cataluña un nuevo tripartito? CiU + ERC + Caixabank.
8. Sobre unas reflexiones de Alfredo Bienzobas, dirigente de CCOO
En 2008, en el IX Congreso de la CONC, Alfredo Bienzobas fue elegido miembro de la Comisión Ejecutiva. En la actualidad es miembro del Consell de la Federación de Construcción y Madera de CCOO. En mayo de 2013 fue elegido Coordinador General de la sectorial de Trabajadores y Trabajadoras por la Independencia… de la ANC. Parece que todo cuadra, que todo es consistente.
Un comentario sobre las tesis de un escrito con su firma que lleva por título: «La convención constitucional en el camino de la república catalana independiente» (Primera parte).
No hace falta ser proudhoniano para mirar al estado con cierta prevención, señala AB (que por lo escribe más bien parece ser una cosa muy distinta que proudhoniano). «El estado, probablemente imprescindible, está formado por un entramado de instituciones, casi siempre coercitivas, que establecen y ordenan nuestras vidas tanto en lo individual como en lo colectivo». Esa institución «va ligada a la idea de poder, de fuerza que se erige frente a sus propios ciudadanos y que, en el exterior, se confronta a otros estados». En un «estado de derecho» la ley afecta a todos los ciudadanos por igual, impera la división de poderes; un estado autocrático, en cambio, está al dictado de una minoría. «Percibiremos que la diferencia entre ellos se halla más en el cómo se ejerce el poder, como se toman las decisiones, que en los instrumentos y la capacidad coercitiva que tiene el poder en sí mismo». Todos los estados, afirma AB sorprendentemente, «disponen de una burocracia, del monopolio de la fiscalidad, de la moneda, de la fuerza, sea a través de la policía o del ejército, de la capacidad de legislar y exigir comportamientos, juzgar y privar, en su caso, de libertad a sus ciudadanos, etc». ¿Monopolio de la moneda en la eurozona de la UE-28? Tanto da, no es esencial. La atmósfera de lo formulado respira poco de Proudhon. ¿Me salgo de línea si señalo a Robert Nozick?
En agosto de 1789, sostiene AB, «la Asamblea Nacional Constituyente francesa aprobó la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano que recogería los principios proclamados en la Declaración de Independencia de Estados Unidos (1776) y hacía suyos conceptos como el de que la soberanía nacional reside en el pueblo (Rousseau, «El contrato social», 1762) y el de la necesaria separación de poderes (Montesquieu, «Del espíritu de las leyes», 1748)». Significativamente, en su opinión, «Soberanía, Asamblea Constituyente, Independencia, República, términos utilizados cotidianamente por los revolucionarios del Siglo de las Luces son términos comunes de la Catalunya rupturista del siglo XXI». ¡Vaya por Dios! ¡Qué antecedentes tan ilustrados! ¿Vincula AB el denominado «proceso independentista catalán» con la Revolución francesa? ¿Alguien cree que esos antecedentes? ¿Qué tendrá que ver el concepto de ciudadano de uno y otro proceso?
Por lo demás, ¿a qué refiere la Cataluña rupturista? A la Cataluña independentista probablemente. «Proceso constituyente es sinónimo de eclosión, de sociedad que despliega capacidades, potencialidades, que tiene esperanza, que rompe amarras porque cree en un futuro mejor, más justo, más abierto y saludable, participativo y colaborativo, convencido de que un mundo nuevo es posible y en el que invertir esfuerzos en ello vale la pena». Futuro mejor, más justo, más abierto, más saludable, despliegue de capacidades, más participativo. ¿La Arcadia feliz? Y no sólo eso: «Un proceso constituyente es, fundamentalmente, un proyecto colectivo que genera sinergias que hacen realizable la utopía». ¿Qué tipo de utopía? No se delimita. ¿Se tienen en cuenta las distopías, la generación de monstruos que el sueño de la razón (es decir, el no estar en vela crítica) puede generar?
Nuestro proceso constituyente -se supone, el proceso constituyente del sector independentista catalán- tiene una característica que lo hace singular en opinión de AB. «Se inscribe dentro de un proceso de liberación nacional». ¡Liberación nacional! ¡Cataluña oprimida por el Imperio, por la metrópolis española! Como si se hablara de Angola o Mozambique en los años sesenta o incluso de Cuba o Nicaragua. Nuestro objetivo, su objetivo, apunta AB, «lo que verdaderamente buscamos es ser libres, queremos decidir nuestro futuro y para ello, precisamos segar las cadenas que nos atan a una estructura muerta y dar aire a nuestras velas». Prosigue la narración: «Nuestro viaje a Ítaca, sus incertidumbres y sus exigencias, tienen un solo propósito, el de construir entre todos un nuevo marco de convivencia». ¿Ítaca, velas, nuevo marco de convivencia? ¿Entre todos? ¿Qué todos? ¿De qué viaje a Ítaca se nos habla? ¿Del simbolizado por Junqueras, Mas o Forcadell? ¿Qué estructura muerta? ¿Las cadenas del capitalismo son esas las que hay que romper? ¿Las de los gobiernos neoliberales? Nada de eso, me temo que no. La estructura muerta es… España por supuesto.
AB quiere poner el acento en lo de nuevo marco porque, afirma, «construir, constituir, no es copiar, es crear. No deberíamos constituir una «vieja» república». ¡El toque contra la II es evidente! Debemos «partir de nuestra experiencia democrática para dar nuevas respuestas a sus limitaciones y deficiencias». La nueva República Catalana, de la que el movimiento en su conjunto no habla o no lo hace siempre, «debe dar sentido real a la democracia, poner la economía, la política, las relaciones sociales, la cultura, al servicio del bien común». ¿Se está hablando de socialismo, de una economía al servicio del bien de todos? ¿De verdad? ¿Con el economista de las chaquetas chillonas en el puesto de mando? Todo ello, prosigue, «exige plantear soluciones pensando en el futuro, apoyándonos en los avances en el campo de la información, de la comunicación y la tecnología que abren, ante nosotros, un nuevo siglo de las luces». Será eso. Los de las TIC ha impregnado todas las cosmovisiones. ¡Qué cosas!
Es lógico, admite AN, «que la construcción de la República Catalana Independiente y la discusión de su futura constitución generen posicionamientos de todo tipo, desde los más entusiastas a los más adversos». De hecho, añade, sólo la indiferencia debería preocupar a los independentistas como él «pues pondría de relieve que es un proyecto carente de todo soporte y al que no se le concede ningún tipo viabilidad». En lo esencial -remarco: en lo esencial- «las elites económicas, políticas y sociales españolas responden al proceso de liberación nacional como lo hace cualquier metrópoli respecto a sus colonias: Negación del movimiento que nace y se halla enraizado en el pueblo, cerrazón, oposición a todo diálogo, amenazas, búsqueda de chivos expiatorios, estrangulamiento económico, represión, falseamiento de la realidad, aislamiento, marginación cultural, etc». ¿Hay aluna duda? Metrópoli, liberación nacional, colonias,… ¿De qué se está hablando, desde dónde se habla? Por lo demás, ¿quiénes incluirá AB en el grupo «élites españolas»?
Todo lo que es susceptible de empeorar es empeorado, señala. «Cualquier agresión, insulto, o acción contra el pueblo de Catalunya o sus representantes cuenta con la inhibición, cuando no con el apoyo, de los aparatos del estado». Pero no sólo es eso: «En sus instancias políticas son pocos los que reconocen la existencia de un problema y menos los que se plantean algún tipo de solución. Prefieren el cultivo electoral de la xenofobia». ¿A quién estará señalando AB? ¿Al PP? ¿Al PP y a UPyD? ¿Sólo a ellos?
La actitud del estado español, en opinión de AB «de sustrato ideológico franquista» es decir, para decirlo con claridad, fascista (es eso lo que AB está afirmando sin matiz alguno), basado en el bipartidismo, involucionista y neoliberal, nacido de una transición que ha resultado atada y bien atada es, en sí misma, coherente». ¿Esa coherencia engloba a la Generalitat de Cataluña que también es Estado? Si no fuera así o siendo así, ¿esto del neoliberalismo no va con el gobierno de la Generalitat?
Hay más. Los partidos de «segunda generación», que AB no concreta pero podemos inferir sus referencias, «creados a última hora o en proceso de crecimiento impulsados por algunos medios de comunicación madrileños son, a pesar del maquillaje, más de lo mismo». ¿Estará hablando de Ciudadanos? ¿De Podemos tal vez? ¿Creados por la «prensa madrileña»? ¿La prensa madrileña ha creado Podemos? Por cierto, ¿le preocupa a un dirigente de ANC el permanente apoyo de parte la prensa catalana a su formación? ¿Es necesario recordar el papel de TV3 en la ininterrumpida publicidad de las posiciones o estrategias de su Asamblea? ¿Esto está bien? ¿Es hacer país? ¿Lo otro, que está lejos de ser así, no es admisible? ¿Es malo e inadmisible?
Es en Catalunya, en su opinión, «donde la discusión se manifiesta más compleja, más llena de matices». ¿Por qué? Por que aquí «se puede estar a favor o en contra de la independencia pero, si se es favorable, la independencia deberá ponerse en relación con su contenido, con el marco de convivencia republicana que queramos construir». Es decir, que algunos, si acaso, quieren construir. ¿Y esa finalidad republicana no tiene nada que ver con la finalidad a la que aspiran millones de ciudadanos en el resto de España? ¿No podemos unirnos con ellos? ¿Quién nos lo prohíbe?
Llegados a este punto, va concluyendo AB, «hay quien quiere hurtar el debate constituyente. Primero la independencia y luego ya hablaremos, dicen». El planteamiento es reduccionista, «para algunos malintencionado pero, sobre todo, equivocado» Su propuesta: «propongo: independencia siempre pero, desde ahora, trabajemos sin condiciones previas su contenido. Y es que plantearnos colectivamente el futuro, lejos de restar, sumará». Es su estrategia, son discusiones entre los colectivos de la opción independentista. «Discutir, establecer las reglas de la convivencia futura debe permitir incorporar a los que no ven claro la independencia». Pretende conseguir adeptos. Que nadie lo dude, añade incomprensiblemente, «por mal que lo hagamos, la independencia garantizará un futuro mejor para todos los ciudadanos de Catalunya». A ver, a ver. ¿Y eso por qué? ¿De dónde sale ese mejor? ¿Es asunto de fe, de creencia en que nuestra «identidad nacional» es mejor que la de los otros? ¿Somos mejores por ser catalanes? ¿Todo lo hacemos mejor que otros?
Si en Catalunya queremos un contrato social, que establezca un nuevo marco de relaciones avanzado socialmente, libre, justo, democrático y participativo, deberemos realizar en su opinión «un debate al aire libre, a la vista de todos, con el concurso y la contribución de todos». Más aún: «la Constitución de la República Catalana Independiente no puede ser un artefacto monopolizado por los partidos políticos». ¡Estamos en el siglo XXI!, nos recuerda. «No es en despachos cerrados donde deben alcanzarse oscuros acuerdos bajo la presión de grupos de interés». Hasta ahora las prácticas conocidas no abonan esa línea de transparencia. Lo contrario es mucho más verdadero. ¿Cuántas reuniones secretas han realizado CiU y ERC con el apoyo de ANC, la formación en la que milita AB?
La Convención Constituyente, afirma, «deberá avanzar hacia una Asamblea Constituyente con sede en el Parlamento pero con amplia participación de los ciudadanos, con debates y formulaciones abiertas en la red donde podamos discutir, consensuar y acordar la constitución y el país que queremos». Por eso, en su opinión, «la discusión sobre nuestra futura constitución ya se ha iniciado». ¿Dónde? ¿Entre quiénes?
La consigna de cierre: «¡Llamemos a toda la ciudadanía de nuestra futura República Catalana Independiente a participar! Definamos que es lo que el pueblo catalán quiere y espera del futuro y, declarada la Independencia, constituidos en Asamblea Constituyente en la que puedan participar políticos y representantes de la sociedad civil, redactemos la Constitución que deberá ser refrendada por el pueblo de Catalunya». Muchos esperamos del futuro al que AB hace referencia equidad, justicia, libertad, solidaridad, hermanamiento con otros pueblos, y no vemos que esa República Catalana independiente de la que se nos habla nos aproxime a esos objetivos. Más bien lo contrario: desune y rompe demos.
Por lo demás, ¿no hay mucho de retórica en todo lo expuesto? ¿Ítaca, velas, nuevos marcos de convivencia, equidad, socialismo,..? ¿Pero qué tendrá que ver todo esto con lo que se está cociendo en los núcleos efectivos del poder nacionalista catalán? ¿Qué tendrán que ver Mas, Junqueras y Forcadell con el viaje a Ítaca, el que cantaba el ahora independentista Lluís Llach?
9
Una carta del arabista gramsciano Andrés Martínez Lorca sobre las elecciones andaluzas. Con la brevedad de lo verdadero y contundente, clara y distinta:
«[…] llamemos a las cosas por su nombre. Para IU ha sido una derrota en toda regla; para Podemos, un triunfo a medias; para el PSOE, una victoria indiscutible. El gobierno de coalición con el PSOE ha sido un desastre anunciado por algunos, entre los cuales me cuento. Para colmo, al final se rompió el acuerdo con una patada en el culo por parte de Susana Díaz, una dirigente política impresentable, se mire por donde se mire.
Desengañémonos. Hoy por hoy, Andalucía no representa ninguna esperanza de cambio con el Régimen del 78. Es más, el voto del domingo consolida el bipartidismo y da aire a un PSOE moribundo. La actuación del comité federal de IU respecto a IUCM es vergonzosa. No se atreve ni a aplicar sus propias decisiones, deja que apuñalen por la espalda a sus mejores dirigentes, elegidos democráticamente para las próximas elecciones, y contempla paralizada que usen su nombre un grupo de mafiosos encabezados por Ángel Pérez que han pisoteado los valores éticos y políticos de una izquierda auténtica. Convenzámonos
El enemigo capitalista y el que representa la monarquía borbónica con sus dos pilares políticos (PP/PSOE) tienen fuerza de sobra para aguantar las acometidas de las marchas de la dignidad, de las mareas y del sector del pueblo indignado. Frente a ello, no hay sindicatos que apoyen el cambio, IU no da la talla y Podemos está por ver si la dará en este escenario. El futuro de España no va en la dirección que algunos deseamos. La despolitización del pueblo llano que inició el franquismo y consolidó la Transición ha echado raíces. El PSOE, siendo un partido neoliberal, monárquico y atlantista, barre en Andalucía donde la pobreza de amplias capas sociales salta a la vista. Queda mucho camino por andar. Y el primer paso consiste en poner pie en tierra y dejarse de
retórica, es decir, tomar conciencia de la derrota y analizar fríamente sus causas, empezando por casa (IU).
Un abrazo, Andrés»
PS. El profesor, maestro y amigo, Francisco Gallardo, me ha llamado la atención con su cortesía de siempre sobre una recomendación no dada. Tenía razón, toda la razón. Me corrijo ahora: do excelentes artículos de Salvador Oliva, «Escriptors a favor de la independència (1 i 2)», El País, Quadern 19 y 26 de marzo de 2015 respectivamente, p. 6. Valen su peso en argumentación y sensatez. Con paciencia, ayuda del traductor informático y sentido común se entienden muy bien. Nos perdemos, eso si, la lengua, maravillosamente usada, por el traductor catalán de Shakespeare.
También: Pere Ríos, Banca Catalana: caso abierto, Barcelona, Editorial Península, 2015. Algunas cifras de interés: 1. Coste para el Estado del hundimiento de Banca Catalana: 345.000 millones de pesetas (principios de los años 80). 2. Dividendos ilícitos cobrados por el ex presidente de la entidad: 84 millones (4 millones de euros actualizando el dinero). 3. Importe obtenido por las ventas de unas acciones de la familia a una sociedad instrumental: 25 millones.
Un magnífico que también merece nuestra atención: «El proceso de privatización del Hospital Clínic de Barcelona: un largo concierto para sordos y ciegos» http://www.rebelion.org/noticia.php?id=196944
Por supuesto, una novedad de El Viejo Topo: Sobre federalismo, autodeterminación y republicanismo. Recoge textos del maestro de muchos de nosotros, de Francisco Fernández Buey.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.