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Desempleo y aumento de la mortalidad por cáncer

Fuentes: Rebelión

En una escena de la estupenda película La gran apuesta, dos jóvenes financieros bailan de gusto al comprobar que eran exactas sus predicciones sobre el colapso que muy pronto afectaría al sector inmobiliario estadounidense y que condujo a la crisis económica mundial de 2008, cuyos efectos perniciosos aún sufre el planeta. Ese acierto en sus […]

En una escena de la estupenda película La gran apuesta, dos jóvenes financieros bailan de gusto al comprobar que eran exactas sus predicciones sobre el colapso que muy pronto afectaría al sector inmobiliario estadounidense y que condujo a la crisis económica mundial de 2008, cuyos efectos perniciosos aún sufre el planeta. Ese acierto en sus predicciones no tardará en convertirlos en multimillonarios. De ahí la inmensa alegría que los lleva a bailotear en el vestíbulo de un importante banco que en breve plazo estará en la ruina.

Al verlos bailotear, un amigo de ambos (interpretado por Brad Pitt), profundo conocedor, ya retirado, del sistema financiero, quien los ha guiado en su aventura para hacerse archimillonarios, les pide, visiblemente molesto, no bailar. «La crisis será (como fue) una catástrofe», sobre todo en materia de desempleo. ¿Sabían ustedes -les pregunta- que un aumento de uno por ciento en la tasa de desempleo provoca 40 mil muertes? Lógicamente el filme no da más datos. Pero saber de la relación entre desempleo y aumento de la mortalidad es muy inquietante.

Ese nexo es bien conocido entre los profesionales de la demografía y de la medicina. Y apenas si es lógico. Un desempleado carece de ingresos. Y sin ingresos no puede pagar su propia atención médica y la de su familia. Su afiliación al sistema de seguridad social (en los países que este servicio existe) depende de un contrato de trabajo. Inexistente éste, tampoco existe o cesa la seguridad social.

Es larga la lista de enfermedades asociadas al desempleo. ¿Quién no sabe o ha sabido de la depresión que sufre un desempleado? Estado depresivo que, como bien se sabe, puede conducir y a veces conduce al suicidio. ¿Y la esposa del desempleado? ¿Y los hijos en edad de entender el problema? Y la merma en la alimentación asociada a la falta de ingresos por el desempleo ¿no contribuye a un deterioro progresivo de la salud familiar?

Un estudio reciente publicado en la prestigiada revista científica británicaThe Lancet afirma: «Asociamos la reciente crisis económica a 260 mil muertes adicionales por cáncer en los países de la OCDE entre 2008 y 2010, de ellos 160 mil en la Unión Europea. Hemos descubierto que el aumento del desempleo estaba asociado a un incremento de la mortalidad por cáncer».

Científicos al fin, los autores del estudio no establecen una relación de causa y efecto entre desempleo y cáncer, pero si señalan un correlación evidente y bien demostrada en términos estadísticos. Se trata de un caso semejante al de la desnutrición, que si bien no provoca la tuberculosis, sí contribuye a su aparición y desarrollo.

Ciertamente, el desempleo es el flagelo de nuestra época. Es la peste de nuestros días. Un nuevo jinete del Apocalipsis. Recuérdese que una epidemia de peste bubónica en el siglo XII se llevó a la tumba a un tercio de la población europea de entonces. Y que la epidemia de gripe aviar, conocida como «influenza española», produjo, a principios del siglo XX, cien mil fallecimientos. Ni para la peste bubónica ni para la gripe española había, en sus respectivas épocas, cura conocida. Pero el desempleo es distinto. Se sabe cómo combatirlo y atenuarlo. ¿Por qué no se hace? Y por desgracia, gobiernos y gobernantes no sólo no lo combaten, sino, muy al contrario, lo fomentan con las políticas de recortes al gasto público, fomentando al mismo tiempo, y sabiéndolo, el incremento de la mortalidad por diversas enfermedades y concretamente por cáncer.

Blog del autor: www.miguelangelferrer-mentor.com.mxwww.economiaypoliticahoy.wordpress.com

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.