Recomiendo:
0

Hablando de socialismo y revolución… con ideas ilustradas y colonizantes

Fuentes: Rebelión

Hablar de revoluciones, revolucionarios y socialismo, parece ser que pasó de moda hace tiempo. Bueno, permítanme rectificar, porque depende del discurso que utilices e intereses y conceptos que proclamas. No es exactamente que no puedas hablar de revoluciones y socialismo, es que hay determinadas condiciones sine qua non para ser reconocido, legitimado y tolerado en […]

Hablar de revoluciones, revolucionarios y socialismo, parece ser que pasó de moda hace tiempo. Bueno, permítanme rectificar, porque depende del discurso que utilices e intereses y conceptos que proclamas. No es exactamente que no puedas hablar de revoluciones y socialismo, es que hay determinadas condiciones sine qua non para ser reconocido, legitimado y tolerado en determinados espacios académicos y sociales, hablando de estos temas. Es como tener en cuenta los 10 mandamientos bíblicos o en el otro extremo tener que guiarte por el Manual de Economía Política soviético.

Por ejemplo se habla bastante de las revoluciones y revolucionarios de «colores» que se emancipan de las «injusticias» derrocando por la fuerza gobiernos progresistas (tiranos) legitimados en elecciones democráticas y quemando vivos a los que apoyan ese gobierno que eligieron. Estas «revoluciones» son proclamadas en el altar de la libertad de prensa y de expresión, que son los grandes medios de (in) comunicación masiva, como paradigmas libertarios y ejemplos de «resistencia pacífica» ante la intolerancia de las clases bajas y peligrosas (en palabras de Inmanuel Wallerstein) que deciden tomar lo que históricamente le expoliaron en nombre de «igualdad, libertad y fraternidad».

Tienes que hablar de revolución sin darle mucho crédito a Marx, Engels y Lenin y de paso minimizar a Fidel y al Che (aunque uses un pulóver del Che como ícono libertario y de rebeldía). Refiérete a la lucha, contradicciones de clases y otros grupos sociales y a la desigualdad como algo natural entre los hombres y que puede ser soluble con reformas que no afecten necesariamente al 1 % que concentra la riqueza del 99% que recibe migajas.

Pon como ejemplo positivo de revoluciones la de Cromwell en Inglaterra, a la Francesa, a las industriales que dieron «progreso» y a las enciclopédicas que «iluminaron e ilustraron» al mundo «civilizado» y nos alejaron de la barbarie. Puedes también referirte a algunos golpes de estado como revoluciones en contra del «comunismo ineficiente y dogmático» o la «presunta influencia comunista» y si quieres estar de moda di bajito pero que te escuche quien te tiene que escuchar, que en Cuba y Venezuela hay dictaduras, no revoluciones democráticas. Si quieres ser también un académico «actualizado» no te olvides de referenciar las Estructuras de las revoluciones científicas de Thomas Kuhn, olvidando las influencias que tienen los procesos de revoluciones sociales, según el propio autor, en la estructuración de los campos científicos.

Tienes que mantener cierta ambigüedad teórica y práctica de moda, donde el socialismo no pretende llevarnos al comunismo, ni siquiera en ideal… en esta tendencia el socialismo es antípoda del comunismo, los socialistas son enemigos o en el mejor de los casos, adversarios de los comunistas y el «socialista» siempre mantiene una actitud de coexistencia pacífica y alianza ocasional/sistémica con los conservadores. Puedes hablar de socialismo «democrático» (como si de pronto tuvieras un efecto eureka), manteniendo siempre distancia y despreciando radicalmente los intentos de construir socialismo en Europa o cualquier parte del mundo (o de todo el sistema solar si existe otra referencia).

Después puedes dar tu propia fórmula radical/moderada socialista, donde mantienes la centralidad del tablero sociopolítico, ideológico y económico. En este escenario social, que imaginas como un gran tablero ajedrecístico donde por supuesto tu eres un Magnus Carlsen, utilizas a todas las fichas de forma transversal (especialmente a los que tienes definido de antemano como peones) y vas empujando a las piezas de mayor importancia a lugares estratégicos, para que puedan dar el jaquemate. Como «magistral» «ilustrado» y «progresista» jugador/académico explicas que tu «socialismo» es heredero de las Luces y que por eso intentará rescatar sus (in) corpóreos principios originarios de la libertad de expresión, la igualdad social, la tripartición de poderes al estilo de las icónicas Repúblicas Burguesas, el multipartidismo, la libertad de prensa y la propiedad privada como derecho «inalienable» de la «individualidad» y el Estado de Derecho (Burgués).

Si eres un intelectual cubano tienes que insistir mucho en los errores que se han cometido en el período posterior a 1959 y señalar en una frase: ¡Es verdad que hay avances en la educación y la salud! Para inmediatamente minimizarlos con la supuesta «escasez de médicos y mala calidad educativa», no importa lo que digan los principales organismos internacionales como el Banco Mundial, la Cepal, la OMS y la Unesco situando a tu país como ejemplo. Si estás en el extranjero puede que haya alguien con alguna información, pero tu jugada genial será decir: ¡Las cifras oficiales en ocasiones no reflejan toda la verdad!, de cualquier manera siempre vas a tener ventaja para obviar cualquier información, porque el terreno y las personas están abonadas e intoxicadas por la (des) información de la misma prensa/aliada libre que quieres para tu proyecto social icónico. Si hablas en Cuba o para cubanos apelas a la «insuficiencia de las políticas» «del sistema» «del régimen» para darle al pueblo/peones «felicidad y transformar lo que pudiendo ser hermoso aun no lo es, y crear lo que es digno de ser creado.»

Insiste crítica y descarnadamente en los errores de «esa» Revolución y «ese» Socialismo, distánciate de tu responsabilidad individual y social en ellos. Al decir racional de Descartes, sitúate en la hybris del punto cero y conviértete en un «racionalista» todopoderoso que observa, escucha y siente todo según sus argumentos y no difiere entre racionalidad material y valorativa, como señala Max Weber. Habla de la Zafra del 70 que llegó a 8 millones y no a Diez; del Quinquenio Gris y las pavonadas; de las UMAP y la intolerancia sexual y religiosa; de la economía dependiente de la URSS; del Período Especial; de los que se fueron. Como un ejemplar censor racionalista, que solo cree en sus razones (aunque aparentes lo contrario), obvia todo lo demás y resalta para aderezar y dulcificar tu discurso, mezcla ejemplar de Rousseau con Saint Simon, las «memorias imborrables» de la República del 20 de mayo de 1902 donde Cuba fue, según tus criterios y conveniencia para el momento, ejemplo de progreso, de ilustración, de Estado de Derecho y Bienestar.

No dejes de mencionar a Varela, Martí, Mañach, Lezama, Virgilio, Roa, Guiteras. Crea tu propia disertación electiva y ecléctica, tu corpus de pensamiento para demostrar que sigues siendo un intelectual cubano, aunque en el fondo sepas que solo has referenciado de todos ellos, lo que se acomoda a tu discurso etéreo, intangible, metafísico. Pero que logra la necesaria centralidad y transversalidad del momento, esperando la oportunidad ideal para hacer avanzar a las piezas magistrales que tienen como único centro alcanzar el poder y retomar sus privilegios. Puedes demostrar así que un buen juego de ajedrez, puede ser como la política de Maquiavelo o Hobbes donde «el fin justifica los medios» o «el hombre es lobo del hombre».

Cuídate de mencionar que esa República de 1902 que magnificas y quieres celebrar, nació mediada, limitada y carcomida por una enmienda extranjera impuesta. Y que en verdad la verdadera República había nacido en 1868 con Céspedes, Agramonte, Gómez, Maceo, Martí y tantos miles que murieron antes y después. Que la «democracia burguesa» e «ilustrada» de esa República que hoy preconizas se instauró después de una tramposa interferencia extranjera en una guerra ya ganada por los cubanos después de 30 años de lucha y una ocupación militar de esa potencia extranjera por más de dos años. Obvia en tu discurso que ese republicanismo fue construyéndose a imagen y semejanza del Norte revuelto y brutal, racista y desigual pero además estructurado en una total dependencia económica y política, al punto de los «presidentes» de turno recibir orientaciones directas del embajador norteamericano y más del 60 % de las mejores tierras y recursos estar en manos del capital extranjero. Para referirte a este periodo debes también soslayar que cuando esa República alcanzada con todos «y para el bien de pocos» (frustrando el sueño martiano) fue amenazada por las clases bajas y peligrosas el gobierno de Estados Unidos utilizó tres jugadas ajedrecísticas fundamentales: intervino militarmente; amenazó con cañoneras en la Bahía de la Habana o utilizó a sus lacayos para reprimir e imponer dictaduras dantescas que cobraron la vida de miles de cubanos y cubanas. Para moverte transversalmente en este periodo es más fácil porque puedes apelar al olvido, a la desmemoria y a la propia producción intelectual y comunicacional de la prensa y la intelectualidad inorgánica, que desde el llamado a la libertad y a la democracia, aprisiona, coloniza y esclaviza el pensamiento y la voluntad de la gente.

Para evadir la historia después de 1959 que incomoda a la centralidad de tu tablero, tendrás que mover tus piezas preferidas y aparentar que flanqueas por la izquierda para arremeter con tu discurso hacia la derecha. Recuerda siempre aparentar que regresas al centro para distraer a tu supuesto público oponente. En este punto tendrás que dejar muchas cosas por detrás, saltar «columnas, diagonales y casillas en todos los sectores del tablero». Dejar atrás educación, salud, soberanía, independencia, asistencia social, seguridad social, internacionalismo desinteresado en decenas de países. Debes eludir mencionar las agresiones terroristas de la misma empecinada potencia extranjera, los miles de muertos de las clases peligrosas que ahora tienen el poder y son gobierno y luchan entre miles de dificultades y escaseces inducidas, que intentan desanimarlos, asfixiarlos, derrumbarlos, arrodillarlos y pedir perdón a los que perdieron sus privilegios. Puedes mencionar el bloqueo como algo injusto pero sin cuantificar y valorar «racionalmente» su impacto estructurado y estructurante en la vida material y espiritual de tu gente. Por supuesto fiel a tu ideal de «igualdad» «libertad» y «fraternidad» te opondrás al bloqueo pero acotando que después de él se debe cambiar todo el sistema político creado en casi 60 años de historia y legitimado por las mayorías, en nombre de las que dices hablar, pensar y diseñar tus ideas de laboratorio. Niega toda salida posible al futuro de Cuba con los procesos de actualización económica, política y social debatidos en espacios públicos por años y legitimados por millones… tu argumento fundamental puede ser que la institucionalidad revolucionaria, crítica, auténtica y soberana no hacen posible los «cambios necesarios».

Puedes cerrar magistralmente la defensa de tu proyecto de «socialismo radical, democrático e ilustrado» apelando a las experiencias de la socialdemocracia agonizante europea. Haciendo gala de tu apego a los valores y a la realidad europea y norteamericana…esos mismos valores que convirtieron a América Latina y tu país Cuba, en la periferia atrasada, desigual e injusta de un sistema-mundo modelado al antojo de los ilustrados, liberales, reformistas, capitalistas y que intentarás maquillar, según dices, de socialismo. Pero no importa, seguirás culpando de la «incivilización y la barbarie» a tus coterráneos y su poca capacidad de asimilar «las ideas modernistas que buscan el continuo progreso de la especie y el uso de la razón y el análisis científico al servicio de la especie y del planeta que habitamos». Planeta que esas mismas ideas de progreso, destruyen cada día y hacen poner en peligro a todos sus habitantes.

Tu proyecto siempre debe estar en la óptica de Sarmiento, Ingenieros, Vasconcelos, Mañach, Keynes, Marshall aunque no despreciarás en tiempos tormentosos y de ajustes a Fukuyama con su Fin de la Historia y a Frederick Hayek con El camino a la servidumbre. A fin de cuentas la centralidad del tablero tiene que hacer sus flanqueos y si es a la derecha mejor, como buen postmodernista La inmensa levedad del ser y tu socio Kundera, te permiten volar a cualquier lugar, confundirte entre la niebla, liberarte de compromisos «ideológicos y políticos». Hasta las últimas consecuencias tienes que ser un intelectual arielino, digno de Próspero…Calibán solo te servirá para entronizarte como gran jugador y esperar la recompensa debida de tu amado e ilustrado Próspero que se llevará siempre la primicia del jaquemate.

Y si en el público/tablero existe algún Calibán descolonizador que intente rebelarse y contrariar tu discurso iluminista, tendrás el recurso de acusarlo de promover «discursos polarizadores» e intentar satanizarlo y victimizarte… y haces nuevamente alusión a la incomprensión y la «falta de libertad y democracia». Manteniendo la centralidad del tablero, la transversalidad que atraviesa todo y la hybris del punto cero racional donde estás en todo y no estás en nada…tratarás de sortear estos obstáculos y seguirás defendiendo tu proyecto de socialismo «radical, demócrata e ilustrado», colonizando mentes, atrayendo otros Arieles, sirviendo a otros Prósperos, utilizando Calibanes en letargo .

De seguro te llevarás las palmas en disímiles escenarios, fundamentalmente extranjeros…te invitarán a varios eventos, aparecerá financiamiento de diversos amigos prósperos y solidarios con tu proyecto social diseñado en probetas. Te sentirás como un verdadero ilustrado, bienhechor de la Humanidad, jugador magistral, patriota que va en camino de lograr sus Verdades Universales, hablando de Socialismo y Revolución…con ideas ilustradas y colonizantes. Buena suerte en tú empeño, hermano.

Maikel Pons Giralt. Profesor Universidad de Camagüey, Cuba, doctorando en la Universidad Federal de Minas Geraes, Brasil.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.