Las diferentes fuerzas políticas ya han ultimado sus listas de cara a las elecciones impuestas por Mariano Rajoy. Unos comicios, como apuesta del ejecutivo español para dar una salida a la crisis catalana, que se desarrollarán en un contexto de represión, intervención y judicialización de un conflicto político. En este contexto, el independentismo mira de […]
Las diferentes fuerzas políticas ya han ultimado sus listas de cara a las elecciones impuestas por Mariano Rajoy. Unos comicios, como apuesta del ejecutivo español para dar una salida a la crisis catalana, que se desarrollarán en un contexto de represión, intervención y judicialización de un conflicto político.
En este contexto, el independentismo mira de resituarse después de la declaración no efectiva de independencia y de la suspensión del autogobierno. Los partidos independentistas se presentan por separado en tres candidaturas diferenciadas, pero amplías, que intentarán conformar un frente republicano con puntos en común cómo: restablecer el «gobierno legítimo» usurpado por el 155, libertad para las presas políticas y apertura de un proceso constituyente para avanzar en la construcción de la República Catalana. Por su parte, el unionismo ha convertido los comicios en una batalla a cara o cruz contra el independentismo, para la que contarán con el favor del aparato del Estado. Su estrategia será la de articular un frente constitucionalista posterior al 21D. Finalmente, los Comuns intentarán romper el marco plebiscitario de estos comicios, argumentando la pertenencia de abrir un marco constituyente y recuperar la defensa de los derechos sociales.
ERC – Catalunya Sí. Los republicanos están llamados a ser los grandes vencedores de estos comicios. Esta vez sí, ERC da el paso de presentarse en solitario para intentar convertirse en el partido central de la política catalana en el próximo periodo. Los de Oriol Junqueras no han querido reeditar Junts pel Sí, e hicieron la habilidosa propuesta de que sólo participarían de una coalición amplía independentista si esta iba desde los neo-convergentes del PDeCAT hasta los anticapitalistas de la CUP. Junqueras encabezará formalmente una candidatura que, finalmente, también incorpora a Carme Forcadell, así como a MES, Avancem y Demòcrates y a personas relevantes del campo soberanista. Los consejeros del Gobierno encarcelados como Romeva, Mundó y Bassa, y los exiliados en Bruselas, Comín y Serret también se integran a Esquerra. No obstante, debido a la situación judicial, Junqueras ha apuntado como presidenciable a Marta Rovira, en una carta a la militancia -desde la prisión-. Los republicanos han hecho autocrítica, admitiendo que el Gobierno no estaba preparado para hacer efectiva la independencia en un contexto de riesgo de «violencia sin límites» que preparaba el Estado. ERC llama a hacer un frente común coordinado para ampliar las bases sociales de la República, y hace una apuesta para impulsar un gobierno de concentración post 21D. Una apuesta cuestionada por el PDeCAT que, en palabras de su coordinadora general Marta Pascal, argumenta que la independencia exprés no existe; en lo que parece un intento para volver a la política del » peix al cove » de los convergentes.
Junts per Catalunya. Esta candidatura es la encabezada por Carles Puigdemont, el cual ha tenido las manos libres para su configuración. Un intento de los convergentes de esconder las siglas del PDeCAT y de intentar reivindicar la herencia de Junts pel Sí ya que, aunque sea nominalmente, es la candidatura que más recuerda a la coalición unitaria del independentismo el 27S. Puigdemont lidera una lista transversal acompañado de algunos de los consejeros encarcelados como Turull y Rull; con personalidades independientes y con Jordi Sánchez, ex-presidente de la ANC también encarcelado, como gran fichaje. Una lista, donde no hay ningún miembro de la ejecutiva del PDeCAT, y que ha comportado un malestar interno debido a que Puigdemont actuara al margen del partido. Una apuesta personal para intentar evitar el marcado descenso que pronostican las encuestas, y en la que la responsabilidad de los resultados recaerá también, plenamente, en Puigdemont. La estrategia discursiva de la candidatura es la de la restauración del «gobierno y las instituciones legítimas» de la Generalitat, a la vez que avanzar hacia la República abriendo negociaciones con el Estado y Europa en base a la realidad post 21D.
En Comú Podem – Catalunya en Comú
Xavier Domènech encabeza una candidatura que reivindica la construcción de una nueva Cataluña como República libre de corrupción, con igualdad de oportunidades, democrática y soberana. En este sentido, los Comuns defienden la necesidad de impulsar un proceso constituyente que tenga en su centro el derecho al ejercicio de la autodeterminación. No obstante, la candidatura no estará exenta de dificultades, al situarse como bisagra entre independentistas y unionistas, en una nueva campaña electoral de unas elecciones que, después de todo lo que ha pasado desde el 1 de octubre, serán leídas en clave plebiscitaria. Así mismo, no es nada esperanzador que los Comuns empiecen la pre-campaña con la intervención de Podem Cataluña por parte de la dirección de Madrid de Podemos, la cual propició la dimisión de Albano Dante y la creación de una escisión, «Som Alternativa». A esta crisis, hay que sumar las consecuencias de la decisión de Barcelona en Comú de romper el pacto de gobierno municipal con el PSC, así como las malas prácticas de la «nueva política» en la configuración de las listas y en la realización del programa electoral. En este sentido, los Comuns corren el peligro real de reeditar un Catalunya Sí Que Es Pot 2.0. Para evitarlo, al menos en cuanto a resultados, los de Domènech intentarán seducir a los votantes desencantados del PSC por el apoyo de estos a la intervención de Cataluña.
CUP – Crida Constituent. Los anticapitalistas fueron los últimos en decidir que se presentarían a unas elecciones que consideran ilegítimas. Su asamblea acordó presentarse el 21D siendo el eje central de una candidatura claramente rupturista, independentista y de izquierdas, lo más amplia posible. En este sentido, los cupaires no han sido capaces de sumar ni a Som Alternativa y al Proceso Constituyente, y su candidatura sólo se ampliará con los Piratas y algunos independientes, que irán dentro de Crida Constituent. Carles Riera, proveniente de Endavant, encabeza la candidatura. Una lista con perfiles demasiados auto-referentes de la izquierda independentista que, desde sus propias filas ha recibido críticas por no ampliar más el espacio con otros sectores favorables a la República y a la defensa de un programa de emergencia social, que hubieran servido para sumar mayorías para impulsar un proceso constituyente popular. No obstante, la candidatura de la izquierda independentista es la garante del avance en la autodeterminación de Cataluña, tal y como demostraron con su coherencia en las anteriores legislaturas.
Ciudadanos. Inés Arrimades parte desde una buena posición para intentar reeditar o mejorar los resultados del 27S, los cuales la llevaron a ser la líder de la oposición. En esta carrera, Ciudadanos continuará presentándose, con Arrimades al frente, como el voto útil frente al independentismo y para enterrar el Procés. Su pugna central por el electorado será con el PSC, a los que acusa de querer reeditar otro tripartito y les plantea, al igual que el PP, impulsar un gobierno formado por los tres partidos «constitucionalistas», si tienen mayoría. En cuanto a su pre-campaña, los de Arrimades continúan mostrándose como los garantes de la ley y la orden, con una defensa a ultranza de la Constitución española y de la unidad del Estado. Y continúan promulgando los ataques a la escuela pública y al catalán, denunciando que los medios públicos de Cataluña «manipulan la realidad», y divulgando una supuesta injerencia Rusa.
PSC – Units per Avanzar. Los de Miquel Iceta se resitúan en el mapa político catalán para intentar superar los malos resultados de los anteriores comicios, y no sufrir un castigo mayor por su posicionamiento, favorable a la intervención del Estado del autogobierno catalán, junto a Ciudadanos y PP. En este sentido, el goteo de bajas significativas de militantes del partido, así como de la pérdida de alcaldías importantes, como la de Blandas, o de la desaparición de su presencia en los gobiernos de Barcelona, Sant Cugat y Girona, entre otros, son sólo algunos ejemplos de su deriva. Para intentar superar esta situación, los socialistas quieren aglutinar al catalanismo moderado, y han pactado con Units per Avanzar, herederos de la extinta Unió. Todo y las diferencias de proyectos, los dos partidos han acordado el veto a un referéndum pactado. En este sentido, Iceta aseguró que el PSC no pactará con quien quiera la «ruptura», y defiende que la solución al conflicto entre Cataluña y el Estado se tiene que resolver por la vía de la reforma constitucional; una reforma vetada ya por el Partido Popular. Otro punto de acuerdo con los ex-Unió es, curiosamente, el de dejar sin efecto el 155 para recuperar y mejorar el autogobierno de Cataluña, un autogobierno en suspensión con el apoyo del PSC.
Partido Popular. Xavier García Albiol es el candidato más mal posicionado del bloque de los partidos unionistas, pero, no obstante, contará con todo el apoyo del ejecutivo de Rajoy. Los populares ya amenazan de alargar la aplicación del 155, si el nuevo Gobierno catalán elegido no es «leal» a la Constitución española. En la misma línea que Ciudadanos, García Albiol ha propuesto acordar tres puntos en los programas electorales de las fuerzas favorables al 155. No pactar gobierno con ningún partido independentista, no promover ningún tipo de referéndum -ni unilateral, ni acordado- y favorecer un pacto de gobierno entre los partidos autodenominados «constitucionalistas» si tienen mayoría, son sus propuestas.
Estas son las candidaturas que competirán el 21D, en unas elecciones decisivas, donde los escenarios y hojas de ruta posteriores estarán condicionados a si hay o no una nueva mayoría de escaños independentistas en el Parlamento, pero, sobre todo, a si los independentistas superan el 50% de los votos.
Jesús Gellida es politólogo
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