Una poesía es la esencia de toda una vida José Martí Ha transcurrido el Festival Internacional de Poesía de La Habana como una fiesta cuyas olas han viajado y continuarán su viejae de un país a otros para afianzar en sus habitantes los sentimientos y sueños que ella entraña en sus múltiples manifestaciones. Desde el […]
José Martí
Ha transcurrido el Festival Internacional de Poesía de La Habana como una fiesta cuyas olas han viajado y continuarán su viejae de un país a otros para afianzar en sus habitantes los sentimientos y sueños que ella entraña en sus múltiples manifestaciones. Desde el día 21 de marzo declarado por la UNESCO como Día Mundial de la Poesía, existe la convocatoria para incentivar en el seno de los pueblos esta expresión de las artes y la cultura.
Y es que cada ser humano puede interrogar a la poesía que lleva adentro como una compañía sempiterna, si ella se quedará tranquila o sublevará las noches y los días. Si tomará el camino del desierto o abrirá un túnel hacia la luz. Si se mantendrá en silencio o estallará con gritos, voces y risas estridentes. Si permanecerá inmóvil o andará directa como un disparo hacia su blanco. Si se quedará con cada uno de nosotros o seguirá escurridiza entre las gentes mientras vive su aventura ingenua, como si no conociera ni recordara su origen primigenio en la fuente de nuestras vidas.
Tal vez haya sido nuestro José Martí el escritor más prolífico en expresar las meditaciones en torno a la esencia y la belleza implícita en las distintas formas y manifestaciones de la poesía. Por ejemplo, expresó: «Qué es poesía sino el concierto de soberbias íntimas, de amargos desfallecimientos; de patrióticas ansias, de perfumes del espíritu humano y del espíritu de la gran Naturaleza.»
«Una poesía es la esencia de toda una vida, destilada, en un momento de emoción, sobre el lenguaje que la recibe, como una hoja de lluvia.»
En consonancia con lo expresado anteriormente, cabe recordar la voz del inmortal poeta español Miguel Hernández que con sus versos cantara a la libertad y a la vida: «Para la libertad sangre, mis ojos y mis manos:» «Porque soy como el árbol talado, que retoña: porque aún tengo la vida:»
También se puede echar una mirada a un elemento de la Naturaleza, como lo hace el poeta cubano Encina, al describir que: «El viento pasa y no deja/ nunca dicho cuándo vuelve/ El viento no tiene casa/ ni familia que lo espere.»
Y cómo la vida y la muerte, como entes filosóficos, siempre estarán permeadas de interrogantes, siempre llevaré conmigo las mías y también las pertinentes de la existencia humana:
Ay, quién revive a los muertos
Cuando les quitan el mundo
Cuando la tierra los cubre
Cuando se convierten polvo.
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