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El dinero de las corporaciones y el gobierno fluye hacia las tres grandes organizaciones internacionales que dominan la Agenda Mundial de la conservación

Un desafío a los Conservacionistas

Fuentes: Ecoportal.net

Prevemos que este artículo lanzará una abierta y pública discusión sobre un complejo y polémico problema que ha sido discutido a puertas cerradas en los recientes meses. Mientras el aire fresco puede traer a veces escalofríos, nosotros creemos que la discusión activa comprometida es esencial para resolver estos problemas y fortalecer la conservación y los […]

Prevemos que este artículo lanzará una abierta y pública discusión sobre un complejo y polémico problema que ha sido discutido a puertas cerradas en los recientes meses. Mientras el aire fresco puede traer a veces escalofríos, nosotros creemos que la discusión activa comprometida es esencial para resolver estos problemas y fortalecer la conservación y los movimientos de las comunidades indígenas.

Un Llamado Urgente

En junio del 2003, representantes de las más importantes fundaciones preocupadas por las amenazas a la biodiversidad del planeta (?) se encontraron en Dakota del Sur para una reunión del Grupo Consultivo de Biodiversidad. Después de la cena, algunos de los asistentes se reunieron para discutir un problema sobre el cual habían estado preocupados cada vez mas. En los recientes años, sus fundaciones habían dado millones de dólares de apoyo a las Organizaciones Conservacionistas sin fines de lucro, e incluso habían ayudado algunos de esos grupos para su lanzamiento. Sin embargo ahora había indicios de que las tres organizaciones más importantes Wildlife Fund (WWF), Conservación Internacional (CI), y The Nature Conservancy (TNC), excluían cada vez mas en la ejecución de sus programas, a los pueblos indígenas y tradicionales que viven en los territorios que los conservacionistas estaban intentando proteger (1)

En algunos casos también, había quejas que los conservacionistas estaban siendo abusivos. La reunión llevó a una serie de agudas discusiones, guiadas por Jeff Campbell de la Fundación Ford que había hecho dos estudios – el primero para evaluar lo que realmente estaba pasando entre las comunidades indígenas y los conservacionistas, y el otro para observar la situación financiera de cada una de estas tres grandes ONGs.

El plan de trabajo (o «Términos de referencia») iniciales que se les dieron a los investigadores comprendía dos observaciones importantes sobre los tres gigantes de conservación: primero, ellos se habían vuelto descomunales y adinerados en un corto período de tiempo; y segundo es que estaban promoviendo unos acercamientos globales a la conservación «que han provocado varias preguntas- y quejas desde las comunidades locales, ONGs nacionales y activistas de Derechos Humanos.

Los dos estudios proporcionaron sólo un rápido recorrido en un terreno que es indudablemente complejo, geográficamente extenso, y diverso (WWF, por ejemplo, actúa en más de 90 países alrededor del mundo), ellos comprendieron que alcanzarían hacer bocetos generales que podrían ayudar a orientar las discusiones entre las fundaciones interesadas. Los resultados no estaban pensados – al menos inicialmente – para publicarse.

Había muchas personas que trabajaban en este campo (como mí caso) o en las fundaciones que patrocinaban proyectos en biodiversidad o diversidad cultural, que quisieron ver estos resultados divulgados. Como un antropólogo que había estado trabajando con los pueblos indígenas por más de 35 años (los más recientes, como director del Centro para las Tierras Nativas), yo estaba muy interesado y al mismo tiempo intranquilo por las condiciones que habían precipitado las dos investigaciones de la Fundación Ford.

El Contexto Histórico

Las quejas han ido aumentado por más de una década, de manera paralela al extraordinario crecimiento de las mayores organizaciones de conservación. Por ejemplo, WWF se fundó en 1961 con una oficina pequeña en Suiza. Su programa se limitaba a la coordinación y recaudación de fondos para las actividades de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) que implementaba los programas en el campo. WWF progresó despacio en los siguientes años y estableció oficinas regionales en varios de los países del norte industrial. Los países del Tercer Mundo no estaban incluidos. Durante las primeras dos décadas, a pesar de su expansión, WWF siguió siendo una organización pequeña. A finales de los años 70s, por ejemplo, la rama de WWF en los EE.UU. era relativamente chica organizándose en Dupont Circle en Washington, D.C., donde tenían un equipo de 25 personas. A inicios de los 80s, empezó a crecer rápidamente, y hoy ocupa cuatro pisos de un lujoso edificio. A nivel internacional y en los EE.UU., las ramas de WWF emplean cerca de 4000 personas.

The Nature Conservancy empezó a mediados de los años 40s, cuando un pequeño grupo de científicos se metió con fuerza para proteger las áreas naturales en los Estados Unidos. En 1965 TNC usó un apoyo de la Fundación de Ford para pagar el sueldo de su primer presidente a tiempo completo. En los años setenta, creció y abarco los 50 estados de los EE.UU. y se extendió en Latinoamérica. Nutrido por las inyecciones frescas de fondos bilaterales y multilaterales, así como el apoyo corporativo, TNC, empezó un crecimiento vertiginoso en los años 90s – y se amplió a nuevas regiones del globo. Todavía el mayor volumen del trabajo de TNC se lleva a cabo en los propios Estados Unidos. Ahora es la organización de conservación más grande en el mundo, con recursos de más de $3 Billones de dólares.

Internacional Conservation (Conservación Internacional) empezó de forma dramática en 1986. Durante los años anteriores, el programa internacional de TNC había crecido rápidamente, y se habían generado tensiones con sus otros programas. Cuando la dirección central de TNC intentó redireccionarlos, virtualmente todo el personal internacional de TNC, «cerro la tienda», y se transformó en Conservación Internacional.

Desde el inicio, la nueva organización estaba bien provista con el personal, contactos, y dinero que había ido reuniendo de antemano a su renuncia. En 1989, incorporó a otro de grupo de renunciantes de WWF – y empezó ha extenderse con la ayuda de una agresiva maquinaria de recaudación de fondos que se ha vuelto la envidia de todos sus competidores. Sin embargo, una porción sustancial de su recursos viene de directamente de cuatro organizaciones: La Fundación Gordon & Betty Moore, la Fundación de MacArthur, el Banco Mundial, y Global Environment Facility (GEF).

TNC y WWF, en cambio tienen fuentes de financiamiento más diversas y consolidadas. La discusión de la «naturaleza» de las alianzas entre los conservacionistas y los pueblos indígenas y la necesidad de trabajar estrechamente con las comunidades locales, solo estuvo presente durante algún tiempo, para luego desaparecer. La grandes ONGs ambientalistas han cambiado, hacia un nuevo enfoque para la conservación de gran escala. Las estrategias y la importancia de las ciencias, en lugar de las realidades sociales, determinan sus agendas.

Hay un asunto de fondo al mismo tiempo, donde se habla sobre cuan difíciles pueden ser los pueblos indígenas, cuan duro es trabajar con ellos, y, como en lugares tales como Ecuador, Bolivia, y la región de Chiapas de México, los indígenas han entrado en la insurgencia y la violencia. Entonces viene la cautela de varios movimientos conservacionistas, porque piensan que los pueblos indígenas no son buenos aliados como ellos habían advertido convenientemente. Que los indígenas nos son, como la mayoría de las otras personas, iguales a los buenos conservacionistas, y que ha veces escogen su bienestar económico por encima de la preservación de los recursos naturales. Muestran como ejemplo a los Kayapó en Brasil cortando sus bosques y Mayans cortando y quemando los bosques del Petén de Guatemala, y circulan frecuentemente estos casos como si fuera los mejores ejemplos y pruebas de las tendencias destructivas de los Pueblos indígenas.

La variedad de programas que los tres grupos conservacionistas han lanzado en los territorios de los pueblos indígenas, son en parte culpables del aumento de las hostilidades y los enfrentamientos. Uno de los desacuerdos básicos esta en el establecimiento de las Áreas Naturales Protegidas que, según las poblaciones de esas áreas, a menudo se violan sus derechos. A veces Pueblos Indígenas son desalojados, y los conservacionistas frecuentemente parecen estar detrás de estos hechos. En otras ocasiones, los usos tradicionales de la tierra se han declarado «ilegales,» produciendo la persecución de sus habitantes por las autoridades gubernamentales. Y esto ha sido acompañado de las relaciones de las organizaciones conservacionistas con las corporaciones multinacionales, particularmente aquellas que llevan a cabo actividades de explotación de Gas y Petróleo, la industria farmacéutica, y las compañías minerías, que están directamente envueltos en el saqueo y la destrucción de los bosques de los Pueblos Indígenas.

¿Cómo las relaciones se deterioraron tan rápidamente y tan drásticamente? En los años setenta y ochenta, los conservacionistas y los pueblos indígenas tenían poco para hacer entre sí. En América Latina, por ejemplo, las ONGs Conservacionistas tendieron a trabajar a través de los grupos locales urbano y había poco conocimiento de quiénes eran los pueblos indígenas en los varios países. A mediados de los 80s, sin embargo, la brecha fue abierta por WWF con un programa que llamaron Wildlands (Tierras No exploradas y Necesidades Humanas Nota del traductor). Basado en los esfuerzos comunitarios para la conservación, con un financiamiento de la Agencia americana para el Desarrollo Internacional (USAID).

Esto fue visto en la WWF, en muchos casos como una distracción por que su personal eran principalmente biólogos, sin experiencia de trabajo con las comunidades. Ellos vieron el nuevo programa como una indeseable distracción de lo que era su estricta misión de conservación. Se vio como una imposición por parte de USAID que los estaba empujando para lograr un acercamiento local mayor.

En 1989, la Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA) hizo un llamado directamente a «la comunidad de activistas ecológicos interesados» a nivel internacional, proponiendo formar una alianza «en la defensa de nuestra amazonía».(i) El llamado de la COICA para lograr una acción colaborativa, vino en un momento en que el ecosistema amazónico era más amenazado que nunca, por actividades que tenían muchísimos recursos, desfasadas concepciones de desarrollo y proyectos de colonización, para establecer ranchos ganaderos, explotaciones maderas no reguladas y operaciones mineras. El llamado de la COICA señalaba que los conservacionistas «nos ha dejado, a los Pueblos Indígenas, fuera de su visión de la Biosfera amazónica.»

Esta omisión, ellos marcaban, era la principal razón por la que los programas de los conservacionistas eran ineficaces. En su llamado la COICA presentó Dos Agendas- una para los conservacionistas, y el otro para los bancos multilaterales. Incluyeron esta declaración: «Nosotros, los Pueblos Indígenas, hemos sido una parte integral de la Biosfera de la Amazonia durante milenios. Hemos usado los recursos de esa biosfera con mucho respeto, porque es nuestro hogar, y porque nosotros sabemos que nuestra supervivencia y la de nuestras generaciones futuras dependen de la Amazonia. Tenemos un conocimiento acumulado sobre la ecología de nuestro hogar, nuestros modelos de vida con las peculiaridades de la Amazona. Nuestra reverencia y respeto por la selva y sus otros habitantes, las plantas y animales, son lo mas importante para garantizar el futuro de la Cuenca Amazónica, no solo para nuestros pueblos, sino para toda la humanidad».(ii)

Los argumentos de COICA combinan las consideraciones sobre los derechos humanos con consideraciones prácticas para la acción en las áreas de desarrollo sustentable, la defensa territorial, la conservación, e investigación, y reflejan las prioridades de sus pueblos indígenas. Propusieron que los conservacionistas y las organizaciones de desarrollo «trabajen directamente con nuestras organizaciones en todos sus programas y campañas qué afecten nuestros territorios.» En ese momento, esta sugerencia, llego como una revelación a muchos conservacionistas – ¡un acercamiento alternativo con el que simplemente podrían funcionar!

Algunos de ellos se preguntaron por qué un concepto tan obvio no se le había ocurrido a ellos antes. Las dos Agendas de la COICA tuvieron un gran impacto alrededor del mundo y generaron mucha discusión sobre las sociedades, las alianzas, la co-dirección de las Áreas Naturales Protegidas, la dirección y participación indigena, y una variedad de otras relaciones activas.

En mayo de 1990, la COICA organizó «La Primera Conferencia Cumbre de la Amazonia entre los Pueblos Indígenas y Activistas ecológicos», en la ciudad peruana de Iquitos. Delegados llegados de las comunidades indígenas de Perú, Bolivia, Ecuador, Colombia, y Brasil, así como del Centro de Información del Banco Mundial, La Fundación Peruana para la Conservación del la Naturaleza, los Amigos de la Tierra, Greenpeace, la Federación Internacional de la Fauna, Probe International, Rainforest Acción Red, The Rainforest Alliance, the Sierra Club Legal Defense Fund, el Instituto de los Recursos Mundial, CI, y WWF.

Al final de esta reunión, todos firmaros la Declaración de Iquitos, qué, entre otras cosas, concluyó que «es necesario continuar trabajando en el futuro como una alianza de Pueblos Indígenas y activistas ecológicos por una Amazonia para la humanidad.» (iii)

En 1992, el papel de los Pueblos indígenas en las Áreas Naturales Protegidas era un tema principal en la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, durante el IV Congreso Mundial en los Parques Nacionales y Áreas Naturales Protegidas, que se llevo a cabo en Caracas, Venezuela. Durante este período, el IUCN y WWF empezaron produciendo una gran cantidad de enunciados, declaraciones de principios, y documentos de políticas discutiendo el valor de conocimiento tradicional, la necesidad de respetar las tradiciones indígenas, y la importancia de forjar alianzas.(iv)

Los principios y pautas sobre los Pueblos Indígenas y tradicionales en las Áreas Naturales Protegidas de la IUCN-WWF», se pres entaron formalmente en octubre de 1996.(v) Empezaba con la observación de que los Pueblos Indígenas tienen una larga historia de relación con la naturaleza y «una profunda comprensión de ella.» Continuaba: «A menudo ellos han hecho las contribuciones más significativas al mantenimiento de muchos de los frágiles ecosistemas de la tierra,» y por
consiguiente no hay ningún conflicto inherente entre los objetivos de conservación y los Pueblos Indígenas. «Es más, [Los Pueblos indígenas] deben reconocerse como los compañeros justos, iguales en el desarrollo y aplicación de las estrategias de conservación que afectan su las tierras, los territorios, sus ríos, mares costeros, y otros recursos, y en particular en el establecimiento y dirección de las Áreas Naturales Protegidas.» Con esta declaración la IUCN-WWF patrocinaban de alguna manera la necesidad por el comanejo y respeto para los Pueblos indígenas y su conocimiento del Medio Ambiente.

A finales de los 80s e inicios de los años noventa, los grupos de conservación empezaron diseñando los programas para trabajar con las comunidades. Los donadores, tanto fundaciones privadas como las agencias bilaterales apoyaron enérgicamente este acercamiento y estaba en aquel entonces en la boga: el concepto de desarrollo sustentable. Se volvió pronto el «vagón de tren» hacia el que muchas organizaciones conservacionistas saltaron.(vi)

Las iniciativas que aparecieron tuvieron diversos nombres, como «Manejo de los Recursos Naturales por las comunidades de base», «la comunidad de base y la conservación», «el desarrollo sustentable y su uso,» «la conservación local,» «la devolución de los derechos sobre sus recursos a las comunidades locales,» y quizás la mayoría de la conservacionistas los llamaron usualmente – «Programas de Integración y Desarrollo» (ICDPs). Es importante anotar que todos que estos esquemas los generaron los conservacionistas, no los Pueblos Indígenas. Los Programas los diseñaron y son y fueron dirigidos por las ONGs, no por las propias organizaciones indígenas. Las Fundaciones proporcionaron el dinero a las ONGs para desarrollar los programas para las comunidades indígenas, y se formaron pequeñas unidades internas para llevar a cabo estos mandatos.

Surgen las Dificultades.

El resultado de estos esfuerzos por trabajar con las comunidades indígenas era, con unas pocas excepciones, una cadena de fracasos. En el trabajo de campo, los ICDPs eran generalmente paternalistas, sin un conocimiento especializado, teniendo por un lado a los conservacionistas manejando todo y con pequeños accesos de los indígenas. La consecuencia fue que las pocas asociaciones que se crearon siguiendo la propuesta de COICA, llegaron a funcionar bien. El resto no funcionó. Según Thomas McShane de WWF International, «Alentados por la demanda frenética para mostrar ejemplos de desarrollo sustentable, las ICDPs explotaron la popularidad de esa idea, adelantando rápidamente un diseño no probado para atraer dinero hacia una «mejor práctica» para la conservación de biodiversidad.»

El hecho es que las Organizaciones Conservacionistas no quedaron satisfechas con los resultados sociales y económicos, que habían esperando ansiosamente. Los éxitos han sido muy pocos y distantes entre si, y hoy crecen las opiniones principalmente críticas alimentando la preocupación entre las organizaciones que han llevando a cabo y financiado los ICDPs.(vii)

Otros, sin embargo, han planteado con mucha fuerza que esos esquemas de conservación por parte de las comunidades de base son inherentemente contrarios a las metas de conservación de biodiversidad, y que esta debe estar basada en la rigurosidad de las ciencias biológicas. Por esta razón dicen, estas experiencias están condenadas al fracaso, sin tener en cuenta que quién las ejecutaron fueron ellos mismos, las ONGs conservacionistas.

Katrina Brandon y sus colegas que Kent H. Redford y Steven E. Sanderson de TNC escribieron, «La tendencia a promover uso sustentable de recursos como un medio para protegerlos, podrá ser políticamente e intelectualmente conveniente, no se valida con los conocimientos que tenemos en el campo de la ecología y la biología. No todas las cosas pueden conservarse a través del uso. No todos los lugares deben estar abiertos a disponer. Sin una comprensión más amplia de la dinámica del ecosistema en los sitios específicos, las estrategias que promueven el uso sustentable llevarán a las pérdidas sustanciales de biodiversidad». (viii)

En la discusión de TNC sobre los Parques en el Peligro (PiP), el programa, financiado repetidamente por USAID durante los años noventa, Brandon, Redford, y Sanderson llamaron a las ideas de las Sostenibilidad por parte de las Comunidades, «las frases pegadizas» y «los eslóganes» basado en «los estereotipos.» Estos eslogan y las frases pegadizas, dicen ellos, confunden, prometiendo que «pueden resolverse conflictos sobre el uso de los recursos con relativa facilidad» (Ibid.) y nos desvía de la verdadera tarea de biodiversidad protegiendo lo que tiene que ser una empresa basada en la ciencia legítima. Redford, en particular, ha sostenido durante años que el estereotipo del «buen salvaje»(ix) ecológico, ha sido usado cínicamente por «los pueblos indígenas y sus defensores porque ellos reconocen el poder de este concepto reuniendo el apoyo para su lucha para los derechos de la tierra, particularmente de parte de importantes organizaciones internacionales de conservación.» (x)

Sea esto como fuese, el hecho es que nunca se dio la oportunidad a los Pueblos Indígenas de diseñar y ejecutar sus propios proyectos, y con los conservacionistas al mando, fracasaron los proyectos que se implementaron. Muchos proyectos fueron mal concebidos por los conservacionistas. La mezcla de los proyectos con la agro selvicultura y la jardinería orgánica se cayeron a pedazos porque nadie había pensado cómo comercializar lo que iba a crecer. Las condiciones ecológicas locales no eran las adecuadas para el tipo de cultivos que se pretendían introducir. Las personas de las localidades no estaban interesadas en la creación de los parques ni en los planes de manejo que los conservacionistas proponían. La educación medioambiental que se llevo a cabo en las áreas indígenas se planeó como si fuese para programas urbanos. Para abreviar, los conservacionista tenían mínima experiencia en trabajar con los grupos de la comunidad.

En las Fundaciones creció la impaciencia, y relaciones entre los conservacionistas y los pueblos indígenas se volvieron más tensas y, en algunos casos fueron aun peores. En sus políticas oficiales, WWF-EE.UU. ha continuado expresando en muchas de sus declaraciones el respeto para los Pueblos Indígenas, señala que faltan mayores estudios e interés por las comunidades indígenas o locales.(2) En las declaraciones sobre las estrategias ecoregionales, WWF simplemente evita hablar del como involucrar a los pueblos indígenas en términos efectivos.(3)

A finales de 2002, el director del Programa de WWF para América Latina me dijo algo rotundamente, en referencia a la Cuenca Amazónica, «Nosotros no trabajamos con los Pueblos indígenas. Nosotros no tenemos la capacidad de trabajar con los Pueblos indígenas.» Alrededor de este tiempo, un biólogo de Conservación Internacional que trabaja con el Kayapó en la región baja de Xingu de Brasil me dijo: «Con franqueza, yo no cuido lo que los indios quieren. Nosotros tenemos que trabajar para conservar la biodiversidad.»

Este último comentario puede parecer duro, pero creo que representa la manera prevaleciente de pensar dentro de las organizaciones de conservación con gran precisión. Aunque ellos no lo dirán abiertamente, la actitud de muchos conservacionistas es que ellos tienen el dinero y ellos deciden que se debe hacer.

Ellos han acordonado ciertas áreas para la conservación, y en sus propias mentes tienen una idea clara de lo que debe obrarse. «Ellos se ven como científicos que hacen el trabajo de Dios,» dice un crítico, mientras apunta que los conservacionistas «asumen que tienen una misión divina para proteger la Tierra». Armados con la ciencia, ellos definen las condiciones de compromiso. Entonces ellos invitan a los indígenas, a los residentes para participar en la agenda que ellos han puesto.

Si a los pueblos indígenas no les gusta la agenda, son simplemente ignorados. «Yo pienso si hay un cambio» dice un importante oficial importante de una de las mayores fundaciones que han apoyado a las ONGs- «un conservacionista cambia para construir la capacidad local, ayudando a ONGs locales que puede trabajar entonces con las comunidades indígenas en sus propios países. Estos grupos se ven ahora como las organizaciones internacionales semi-permanentes, eso no está funcionando en el trabajo.»

El hecho es que los Pueblos Indígenas y los conservacionistas tienen las agendas muy diferentes. Las agendas indígenas casi invariablemente empiezan con la necesidad de proteger y legalizar sus territorios para su uso. Ellos dan énfasis a la importancia de encontrar maneras de ganarse la vida en sus propios territorios sin destruir los recursos. Y dan una alta prioridad a documentar la historia de sus pue blos, tradiciones, y la identidad cultural.

Las agendas conservacionistas, por el contrario, empiezan a menudo con la necesidad de establecer Áreas Naturales Protegidas donde las personas deben estar fuera de sus límites, para desarrollar sus planes de conservación. Si incluyen a los Pueblos Indígenas en sus planes, los conservacionistas tienden a ver a esas personas más como un posible medio en lugar de que ellos sean el fin en si mismo. Los Conservacionistas muy rara vez están deseosos de apoyar las batallas legales por la tenencia de la tierra y el fortaleciendo de organizaciones indígenas. Ellos consideran estas acciones «demasiado políticas» y fuera de su misión conservacionista. Ellos han sido renuentes a apoyar a los Pueblos indígenas en sus luchas contra las explotaciones petroleras, mientras que estas y las compañías mineras y otras empresas están destruyendo inmensas porciones de la Selva y los Bosques a o largo del mundo.

De nuevo, la excusa es que tales intervenciones serían «demasiado políticas,» y los conservacionistas señalan a menudo que son los gobiernos nacionales quienes deben ocuparse de esas materias. Más allá de este rechazo, existe la dificultad de reconciliar las diferencias culturales entre la visión industrializada y las maneras indígenas de ver el mundo, reflexionando, negociando, y tomando las decisiones.

Andrew Chapeskie explica por ejemplo que dificultades enfrentan aquéllos que buscan los esquemas de co -dirección entre los indígenas y los conservacionistas en el contexto canadiense: ¿Cómo debe arreglarse una co-dirección que se pueda establecer para los territorios y aguas dónde es necesario tomar en cuenta las relaciones que los aborígenes han creado con la tierra, donde han construido valores normativos de equidad, cooperación y reciprocidad que se expresan en la autoridad local y las normas de acceso de propiedad comunes mientras el otro lado están las relaciones a las tierras que son reguladas por el estado y se han construido alrededor de los valores normativos de competencia, los derechos exclusivos a la propiedad y sus recursos, y centralizando la autoridad de dirección? Éstas son las preguntas desafiantes tanto para las comunidades aborígenes como ellos, como para sus colegas no aborígenes en el Noreste de Ontario.(xi)

Establecer una relación de confianza con las culturas, cuando las personas vienen a la mesa y llevan agendas y visiones del mundo diferentes, requiere paciencia y respeto- cualidades que son difíciles de hallar incluso en circunstancias normales. El desafío crece exponencialmente y es más difícil cuando el dinero interviene y la relación se vuelve asimétrica, con todo el dinero y el poder de un solo lado.

El Dinero

Ha habido un marcado declive en conjunto, en la cantidad de dinero disponible para los programas de conservación desde 1990. Según una reciente valoración de las financieras del sector de conservación, «entre mediados de los años noventa y el inicio del presente siglo, la cantidad de fondos disponible para la conservación tiene casi una reducción del 50 por ciento.»

Al mismo tiempo, «el fondo disponible para las grandes ONGs (WWF, TNC, y CI) aumentaron en términos relativos y absolutos.» (xii)

Mientras disminuyeron los fondos globales para la conservación, crecieron las grandes ONGs acompañando su expansión, por la recaudación de fondos, accediendo a nuevas fuentes con una amplia gama de tácticas. Unos recientes estudios estiman que los réditos combinados de WWF, TNC, y CI en 2002 para el trabajo en los países en desarrollo sumaron más de la mitad de los aproximadamente $1.5 billones de dólares disponible para la conservación en 2002; y los tres grandes inversores en la conservación en las zonas en vías de desarrollo crecieron aproximadamente de $240 millón en 1998 a cerca de $490 millón en 2002 (4).(xiii)

Los tres grandes recaudadores de fondos cubren virtualmente todas las bases: las fundaciones privadas, agencias bilaterales y multilaterales, corporaciones, el gobierno americano, e individuos (WWF igual tiene un programa llamado «los Peniques para el Planeta» que era entregarles taps a los niños para su chanchito de ahorro).

Este drástico cambio puede deberse a un cambio estratégico. Considerando que hace dos décadas el volumen de fondos para las tres mayores ONGs ambientalistas vino de las fundaciones privadas e individuos, mientras ahora los flujos más abundantemente tiene su origen en las agencias bilaterales y multilaterales y las corporaciones privadas. Eso no significa que las fundaciones y los donadores individuales han sido dejados de lado, porque todavía constituyen un porcentaje bastante grande de los presupuestos totales. Pero las aportes de fuente bilateral, multilateral, y corporativo «los compañeros,» o «los colaboradores,» como a ellos los llaman los grupos conservacionistas, se han agregado a los recursos tradicionales que ha sido muy pródigos.

Para lograr atraer apoyo financiero fuerte del ambiente económico débil, se han hecho varias cosas. Primero, empezando a mediados y finales de los años noventa, WWF, CI, y TNC reformularon sus declaraciones de misión, para enfocar lo que ellos llamaron «la conservación de gran escala». Los acercamientos, los términos usados son diferentes. Conservación Internacional usa el termino «hotspots»(5), «ecoregiones» y «Global 200″(?6) para WWF, «los ecosistemas» para TNC (7) y «los paisajes vivientes» para la Sociedad para la Conservación de la Fauna (WCS)- pero ellos son similares en eso, son territorios no poblados y, como todas las ONGs, ellos son «ambicioso» e incluso «visionarios.»(8)

Estos acercamientos a gran escala se ven como el requisito para asumir las grandes amenazas globales a los ecosistemas y especies que se enfrentan ahora. Como Myers y sus colegas escribieron, «Los scattergun tradicionales se acercan mucho a la actividad de conservación, mientras buscan ser muchas cosas y a la vez amenazan a las especies. Necesitan ser integrados con una ‘»bala de plata». La estrategia en la formulación de hotspots con su énfasis en las medidas rentables.»(xiv)

La esencia del argumento para este tipo de alcance estratégico, es que intentan ver el mundo más holistico que de la forma que ha prevalecido en el pasado – que no sólo el ecosistema esta en peligro, sino que todo el mundo los está, porque el mundo entero esta interconectado. Las presentaciones de estas agencias, pueden ser muy convincentes y con un vívido despliegue con el GIS, la tecnología de imágenes y de las imágenes del satélite que no estaban disponibles hace unos pocos años. Y, cuando llega el momento, el argumento de la necesidad de las estrategias de gran escala pueden lograr el impacto necesario para obtener dinero. Claro, se necesitan cantidades grandes de dinero en efectivo para ejecutar estos planes en gran escala. En la referencia a la estrategia del hotspot de Conservación Internacional, Myers y sus colegas sugieren que $500 millones por año serían una cantidad apropiada por conservar los 25 primeros hotspots.(xv) La más grande de las tres ONGs conservacionista, hace esta aclaración para demostrar que sólo ellos tienen la capacidad de manejar proyectos de esa envergadura.

Aquí podemos ver nosotros dos interpretaciones divergentes que las ONGs conservacionistas desarrollaron sobre sus acercamientos estratégicos a la conservación. Los defensores dentro del de la ONGs mantienen que estos acercamientos son el resultado de largos procesos científicos basado en criterios biológicos – opuesto a criterios sociales o políticos. (9) Personas críticas dentro y fuera de las ONGs señalan que los conceptos como «ecoregiones,» «hotspots,» y «la conservación de territorios» no es mas que un poco de técnicas y frases, que podemos pedir prestadas de Brandon, Redford, y Sanderson y que «la ciencia» es, asumiendo que existe, para la decoración. Quizás es más exacto decir que estos acercamientos son una mezcla de los dos; pero el ángulo del mercadeo es indiscutible. Por ejemplo, un reciente documento de WWF instruye: «Los programas de Conservación de las Ecoregiones deben desarrollar una visión enérgicamente ambiciosa para un ecoregión con el propósito de fijar el rumbo y motivar el apoyo financiero.

Esta visión debe contener un mensaje inspirado para motivar y comprometer a los accionistas y compañeros.» (xvi) Además de cualquier cosa que nosotros podamos pensar de la ciencia, no hay ninguna duda que el nuevo enfoque en la conservación global es aprovechable.

Uno de los más grandes y comentados apoyos en los últimos años ha sido los $261.2 millones de dólares donados por la Fundación Gordon & Betty Moore a Conservación Internacional para las actividades de conservación, con un enfoque en la ciencia, en los «hotpots» (Zonas Prioritarias de Conservación – nota de traducción)» y las áreas de desiertos tropicales» alrededor del mundo.

Reuniendo el Centro de Conservación Internacional para la Conservación de Biodiversidad ($121.2 millón), las Estaciones del Campo Científicas ($40 millón), y el fondo de Conservación Global ($100 millón), el proyecto se define por la referencia de los grandes «Corredores ecológicos» qué la Fundación de Moore define como «las redes de Áreas Protegidas (los Parques Nacionales, las reservas, etc.) y otras áreas bajo el criterio de uso amigable para la biodiversidad que son bastante grandes para el sostenimiento y los procesos evolutivos.» La perspectiva de Moore continúa, «Dirigiéndose la biodiversidad la conservación a este para el establecimiento a gran escala estableciendo conexiones entre los parques y áreas naturales protegidas incrementando el impacto de conservación y protección para las especies individuales que deben ser conservadas» (xvii)

Si lo primero significa incrementar el flujo de dinero que fue lo que obtuvieron, porque impresionaron a las fundaciones con las metas de gran potencia, lo segundo significa perseguir a las agencias bilaterales y multilaterales.

Las tres grandes ONGs ambientalistas estuvieron aliviadas con estos términos, a menudo en medio de discusiones interiores y debates. La forma en que empezó la relación de WWF con USAID en los inicios de los 80s es ilustrativa. A finales de los 70s, cuando USAID estaba aumentado sus intereses en el Medio Ambiente, las ONGs Ambientalistas comprendieron que esta podría ser una lucrativa fuente de apoyo para su trabajo. Al principio, WWF tomó cantidades relativamente pequeñas, nunca más de 50 por ciento de cualquier presupuesto del proyecto, y complementó la nueva fuente con los fondos que habían recaudado de origen privado. Ellos no querían ser puestos en las agendas políticas de USAID o en la inestabilidad que viene con eso. Gradualmente, según un importante oficial de WWF que estaba en el medio de estas negociaciones, en ese momento, la regla del 50% se empezó a abandonar. Como los presupuestos de otras fuentes privadas se agotaron, WWF cambio los fondos de los proyectos hacia USAID para poder continuar los proyectos en plena ejecución. Las cantidades más grandes de dinero de USAID llenaron estos agujeros, y en corto tiempo había una cadena de proyectos en los que entre el 80 y 90 por ciento del presupuesto fueron proporcionados por USAID.

«Entonces en alguna parte a lo largo de la línea nosotros dejamos de hacer las preguntas,» me dijo el oficial. «Nosotros nos tranquilizamos en esto. No está claro donde o cuando, pero a algún punto nosotros cruzamos la línea y teniendo proyectos enteros y programas consolidados con el dinero gubernamental asumimos que esto era bueno.» No podian quedar fuera, mientras otras ansiosas ONGs seguian de cerca estos asuntos. A pesar de los pronósticos iniciales, esta estrategia ha pagado con la formación de una variedad de asociaciones, acuerdos del co-dirección, y asociaciones.(10) Los Ejemplos incluyen el Banco Mundial-WWF Alianza Mundial de los Bosque que se creó en 1998 y actualmente trabaja en 30 países, y el Fondo de Sociedad de Ecosistemas en estado Crítico (CEPF), $150 millones para la iniciativa formada por Conservación Internacional, el Banco Mundial, Global Environmental Facility, la Fundación de MacArthur, y el gobierno de Japón. De 1990 a través de 2001, USAID proporcionó un total de aproximadamente $270 millones de dólares a ONGs, universidades, e instituciones privadas para las actividades de conservación.(xviii)

La parte mas importante de esta cantidad se destinó para las ONGs como WWF que recibió 45 por ciento del dinero disponible aproximadamente (11). Una porción menor del presupuesto total para la conservación fue a sólo cinco otras ONGs-CI, TNC, WCS, la Fundación de la Fauna africana (AWF), y Enterprise Works – a través de la Agencia Global de Conservación. La teoría detrás de este arreglo es que estos grupos, distribuirán una porción del dinero que ellos reciben a ONGs locales para su trabajo. Esto podía aliviar la carga del papel para USAID; pero también da a las seis ONGs un poder considerable encima de las agendas de grupos locales a que ellos, enlazan.

Para dar un ejemplo podemos por ejemplo ver el apoyo de USAID de PROARCA. Un acuerdo para un proyecto quinquenal en Centroamérica que empezó a mediados de los 90s. Tenía un presupuesto de $5 a $6 millones de dólares por año, con aproximadamente $1 millón por año que va a TNC, WWF, y la Alianza de Rainforest. El objetivo del proyecto era «mejorar la dirección medioambiental en el Mesoamerica, el Corredor Biológico (CBM)»- que a su vez, era un proyecto
ejecutado por el Banco Mundial, con el dinero de GEF. La primera fase trajo consigo la planificación, durante la segunda fase se llevo adelante «la ejecución» con un presupuesto anual ligeramente superior al año 2002.

Mientras el volumen del componente de ONG que llevan adelante actividades de gran escala a los niveles políticos, también contiene un fondo de concesiones pequeñas que teóricamente beneficiaba a las ONGs locales que se involucran en la conservación de biodiversidad.

Una tercera estrategia que al principio parecía bastante el inocente, era extender más la mano hacia el sector corporativo. TNC y WWF han estado mucho tiempo envueltos con las corporaciones privadas, pero es a mediados de los 90s que esto se acrecentó. En la actualidad, TNC tiene unos 1,900 patrocinadores corporativos que en el año 2002 donaron un total de $225 millones a la Organización(xix). El Web Site de Conservación Internacional lista 250 corporaciones que donaron aproximadamente $9 millones para sus actividades en 2003. La porción de WWF es más pequeña, pero busca ese tipo de apoyo activamente. En el esquema de WWF, la categoría más alta de patrocinador corporativo es «el compañero de conservación,» qué consiste en «compañías multinacionales que contribuyen con un fondo mayor a la conservación global en la que WWF trabaja.» «Las investigaciones independientes muestran, nos dicen ellos, «que los consumidores tienen un alto aprecio para una compañía en que invierte y asume responsabilidades en la conservación medio ambiental».

WWF selecciona «a la mejor empresa que tiene responsabilidad social corporativa y la mejor práctica medioambiental,» pero también ve la necesidad de «comprometer a las compañías que tienen pobres o débiles registro en cuanto a medio ambiente dónde hay un potencial real para el cambio positivo».(xx)

Entre las corporaciones que encauzan el dinero hacia las tres grandes ONGs conservacionistas están Cheurón Texaco, ExxonMobil, Shell Internacional, Weyerhauser, Monsanto, Dow Chemical, y Duke Energy.

Las Consecuencias

Muchos han dicho acertadamente que la nueva mezcla de las estrategias de recaudaciones de fondos, articulada a la intensidad en la caza para obtener dinero, ha hecho a las ONGs Conservacionistas más grandes, ricas y poderosas. En los años ochenta, muchos de nosotros pensábamos que ésta era una meta importante. La conservación requiere el dinero, y parecía claro para los activistas ecológicos que las principales organizaciones medioambientales necesitarían un buen el fondo para llevar a cabo la gran misión de salvar al planeta de una calamidad ecológica. Puede haber todavía algo de verdad en esta creencia- de los grupos de conservación que han desarrollado admirables y ambiciosos planes – pero su crecimiento también ha traído complejidades imprevistas y contradicciones.

Un problema es que las tres más grandes ONGs han crecido, y se han convertido en los «guardianes, y censores» dependientes de las inmensas cantidades de dinero en efectivo. Esto ha creado un clima de tensión y de no siempre beneficiosa competencia entre ellos. El resultado ha sido un rechazo fuerte al compañero, o no querer trabajar con nadie más. O en las relaciones con las organizaciones más pequeñas, ellos tienden a usar su peso institucional para presionar sobre sus agendas de manera unilateral, porque sino excluyen a los grupos más pequeños que no aceptan estas condiciones.

Una táctica común es crear las nuevas organizaciones fuera de red en los países extranjeros, implantando los cuerpos locales como las extensiones de ellos. Entre sí, en las relaciones de las grandes ONGs conservacionistas entran los arreglos contractuales – por ejemplo el Programa de USAID para Centroamérica, tiene la costumbre de organizar consorcios aunque en la mayoría de los casos guardan su distancia asiduamente y muestran el gran rechazo para compartir la información. Así, los programas de USAID PROARCA en Centroamérica son un tipo de matrimonio de la «escopeta de caza» en que TNC y WWF (con la Alianza de Rainforest pegada como un accesorio pequeño) se presionan a tener una relación colaborativa.

Desde el inicio, WWF y TNC se mantuvieron alejados entre si, mientras mantenían completamente separados dos programas, con el traslapo mínimo. WWF se concentró en el área costera, mientras TNC se ocupó de las áreas naturales protegidas del interior. Tal conducta aislacionista, a menudo manifestada en un ropingoff de bienes raíces, ha sido común durante años, y se ha exacerbado por el crecimiento en tamaño y fuerza de las ONGs conservacionistas. Por ejemplo, generalmente se reconoce que Conservación Internacional se ha posicionado en Surinam y Guyana como sus «territorios»; TNC controla la región de Bosawas de Nicaragua, y WCS que tiene enrejado al Chaco boliviano. Territorialidad que incluso se manifiesta dentro de las propias organizaciones. Inicialmente, WWF – EE.UU. tenía el mando de Tanzanía pero después se puso al costado y transfirió la responsabilidad a WWF International. Durante mediados de los 80s, WWF dividió el mundo en dos partes, dando América Latina a la rama americana y el resto del mundo a la oficina internacional (esta división era efímera).

También sucede que las ONGs más poderosas intentan presionar a las fundaciones para negar la entrada a sus rivales en los territorio que ellos ha tomado.
En la región de Petén de Guatemala durante los años noventa, todas las ONGs tenía programas, trabajaban separadamente y era intensa la competencia para obtener fondos que eran considerables.

Entre 1990 y 2001, se estima que se entregaron $56.6 millones de dólares destinados para la conservación y el desarrollo sustentable. USAID entrego $31.2 millones, el gobierno guatemalteco $15.3 millones, mayormente de las agencias internacionales, y las ONGs internacionales $10.1 millones.

Debe reconocerse que esta clase de territorialidad sirve para disminuir los conflictos. Eran varias las ONGs compitiendo por el acceso a una sola área, mientras ofrecían sus peleas como un espectáculo para los grupos locales y el desinterés de donadores que preferían salir rápidamente de allí, creando el caos. Esto pasaba de vez en cuando, y el resultado era invariablemente desastroso para todo los que estaban desafortunadamente involucrados.

Por otro lado, la colaboración es rara incluso cuando los grupos comparten metas comunes. Según McShane, «el diablo de conservación de Biodiversidad» es la competencia por los fondos del donador. Todos nosotros sabemos que para una exitosa conservación de la biodiversidad se requiere dinero. Desgraciadamente, en la persecución de fondos, las organizaciones de conservación se encuentran haciendo demandas más bien basadas cada vez más en pequeñas teorías. Este acercamiento al marketing de parte de los conservacionistas ha producido un debate indiscutible. La pregunta necesaria es cual es la mejor manera de conservar la biodiversidad del mundo, pero entre bastidores la primera cuestión es cómo conseguir los fondos antes que alguien más lo haga.(xxi)

Otra consecuencia del reciente crecimiento de las ONGs conservacionistas es la necesidad de contar con las fuentes de sus fondos, y las condiciones que se han generado por eso. La dependencia del dinero de origen privado de los donadores bilaterales y multilaterales y las corporaciones han significado ese nuevo interés -y restricciones – y entran en el asunto, USAID, el Banco Mundial, y GEF, por ejemplo, como agencias diplomáticas que trabajan estrechamente con los gobiernos nacionales. Las ONGs conservacionistas no son capaces de oponerse abiertamente a la corrupción o inacción gubernamental que son a menudo la causa primaria de los problemas medioambientales.(xxii)

Otra consecuencia del aumento de fondos de parte de los donadores bilaterales y multilaterales es que las grandes ONGs se han vuelto «los encargados» de recursos externos. La estrategia de que el dinero pase a través de las ONGs da a los donantes considerables influencias por encima de los programas de las ONGs, y esto da la influencia a las grandes ONGs a su vez sobre las ONGs locales que debe confiar en recibir la confianza y los recursos a través del ONGs internacionales. Esto produce dos capas de mandos: primero el de los donantes bilaterales y multilaterales, y el segundo de las ONGs internacionales que refrendan a estas ONGs locales. Cuando se consolida el goteo final hacia abajo, hacia las ONGs locales, ellos se enredan a menudo en los cordones que las comunidades locales tienen en los pequeños espacios para llevar a cabo sus propios programas. En cualquier caso, estos fondos tienden a ser mínimos; más distantes que nunca de las grandes ONGs, que actúan más allá de la cerca. (12)

La situación es aún peor para los pueblos indígenas que frecuentemente están en una relación de oposición con sus gobiernos nacionales por sus territorios y los recursos naturales. Los Gobiernos Nacionales y la administración estadounidense- han apoyado a las compañías petroleras, mineras, madereras, y a las compañías farmacéuticas en los territorios indígenas, y en muchos de esos países (Bolivia, Perú, Ecuador, Guyana, Indonesia, y Papua-Nueva Guinea, entre otros) las concesiones privadas otorgadas por los gobiernos nacionales han provocado una violencia considerable. Cada una de las grandes ONGs conservacionistas tienen acuerdos financieros y lazos políticos con los gobiernos, con las agencias bilaterales y multilaterales, y las corporaciones multinacionales operando a lo largo del Tercer Mundo, y son renuentes a oponérseles.

Esto ha dado lugar a la irónica observación de que las grandes ONGs internacionales están aliándose con fuerzas que están destruyendo los ecosistemas del mundo, mientras ignoran o terminan oponiendo a los esfuerzos que están intentando salvar al mundo de la destrucción. No son casos aislados en 2003 Oxfam América apoyó un grupo indígena en la Cuenca Amazónica en su batalla contra las depredaciones de El cheurón Texaco, mientras una gran ONGs conservacionista estaba proporcionando cortadas y pretextos a esta misma compañía a cambio de la ayuda financiera. El año pasado se han publicado una serie de artículos sobre The Nature Conservancy. Por ejemplo, los reporteros del Washington Post Joe Stephens y David Ottaway, escribían: «La misión del Conservancy la hace renuente a la toma las posiciones frente a algunos de los principales problemas medioambientales, incluyendo recalentamiento global y las perforaciones el Refugio Artico de la Fauna en Alaska. Las corporaciones representadas en la mesa directiva de Conservancy y en el consejo asesor han cabildeado nacionalmente al lado de las corporaciones sobre estos asuntos. Un oficial de Conservancy dijo que el grupo evita criticar los registros medioambientales de estas corporaciones que son miembros de su mesa directiva».(xxiii)

La falta de voluntad para oponerse a las prácticas dañinas en los países, en el extranjero, son aún mayores en los lugares donde las grandes ONGs estas fuera de las vista mundial y bajo la protección de gobiernos que son indiferente a la protección del medio ambiente. Y aquí nosotros tenemos una contradicción. Desde mediados y finales de los años ochenta, los pueblos indígenas, han recibido apoyo para una variedad de causas, principalmente de las fundaciones privadas, y de una variedad de agencias europeas. La Interamerican Fundation, una agencia gubernamental de los Estados Unidos, dio centenares de ayudas a las organizaciones indígenas durante este período y dio un empujón significativo al movimiento indigena en América Latina. Las organizaciones Conservacionistas y las Fundaciones con agendas conservacionistas, apoyaron a los pueblos indígenas a los largo de los años noventa para que trabajen en la conservación y el desarrollo económico sustentable. Un de los resultado fue que las organizaciones indígenas se han vuelto más fuertes. Pero cuando ellos empezaron a usar sus recientes fuerzas para defender sus territorios y sus recursos, se encontraron de frente con las compañías privadas, los gobiernos, las agencias bilaterales y multilaterales, y conservacionista, mirándolos por encima del hombro.

No sólo esta el hecho que las ONGs conservacionistas se alejan de los Pueblos Indígenas; esta además el hecho de que muchas de las fundaciones privadas, prefieren evitar terrenos conflictivos o controvertibles. Las mayores ONG conservacionistas se distanciaron de los Pueblos Indígenas y tradicionales en los recientes años, y pueden rastrearse las causas de esta separación a dos problemas particularmente chocantes.

El primero, es el problema de la resistencia indígena que a veces toma un giro violento, a las actividades de muchas ONGs que consolidan las actividades de las empresas que las apoyan. Para las ONGs, estar al lado de los Pueblos indígenas, en esas luchas o levantamientos contra esas empresas es financieramente desacertado. Segundo, existe la creencia de que deben ser las Ciencias Naturales la principal guía para la conservación de la biodiversidad en las Áreas Naturales protegidas. Esta visión ha producido un debate cotidiano entre aquéllos que no ven a los seres humanos como parte de una ecuación ecológica(xxiv) y aquéllos que defienden la no inclusión de los Pueblos Indígenas y tradicionales de las Área Naturales Protegidas, sin considerar el respeto a sus derechos humanos y por razones de pragmatismo ecológico.(xxv)

Las tres grandes ONGs, están dominadas al menos en sus círculos directivos por el segundo punto de vista. Conforme a sus críticos, ellos han venido cada vez más a asumir el punto de vista de que las personas rurales son los enemigos de la naturaleza, en lugar de verlos como actores políticos que son parte de la base en ese medio ambiente. Identificando a los pueblos indígenas y tradicionales como los obstáculos para la conservación eficaz, o concluyendo que las reservas naturales habitadas por indígenas son incompatibles con «una real y efectiva conservación. La gente con una escuela de pensamiento mas libre, impugna el valor de la critica de los conservacionistas que plantean que las Áreas Naturales protegidas sean deshabitadas e ignoran el papel de las Pueblos de las Selva por sus esfuerzos por conservar los Bosques.» (xxvi)

Una sospecha a menudo expresada por los conservacionistas es que una vez que se le de a los Pueblos Indígenas la tenencia de sus territorios, no hay seguridad de que trabajaran para conservar su biodiversidad. «¿Que pasa si, después de que nosotros los hemos ayudado, ellos deciden cortar sus bosques de repente?» Es una pregunta común.

Así como una vez ampliamente se reconocieron las posibilidades para el manejo indígena, ahora están ausente el concepto de que los pueblos «indígenas» y «tradicionales» tienen condiciones para esto, quedando fuera del discurso de las grandes ONGs conservacionistas y siendo remplazando principalmente por el concepto de «marginales» o «pobres.» (xxvii) (Los neutrales términos como «rural» y «local» también han sido substituidos en los documentos). Este cambio lingüístico roba la dignidad de los Pueblos indígenas. ¿Quién está interesado en salvar la cultura de personas marginadas? ¿Cuál es el valor del conocimiento ecológico de los pobres? Las personas que son vistas como que no tienen una cultura distinta, recursos, o demandas históricas a sus territorios, que ocupa el fin de su ser, en un sentido muy real, son «personas sin valor».

En los últimos años o mas, las grandes ONGs conservacionistas, han venido a proclamar que lo que ellos hacen es conservación, no «el alivio de la pobreza,» qué ellos parecen igualarse con cualquier clase de trabajo, con los pueblos indígenas o tradicionales. Desde entonces su trabajo de conservación local y proyectos que integran desarrollo y conservación han fracasado.

Ellos han evitado envolverse a lo largo de estas líneas, incluso las conversaciones sobre las co-dirección de las Áreas Naturales Protegidas y las alternativas en el desarrollo sustentable con los pueblos indígenas. En parte, las ONGs se han sentido presionadas por los bi – multilaterales donantes para incluir el alivio de pobreza en sus programas de Conservación, y algunos han intentado acomodarse con los donadores con un lenguaje «relabrado con herramientas» en sus declaraciones sobre su misión; todavía hay una tendencia entre las grandes ONGs de presentar una falsa dicotomía entre el alivio de pobreza y la conservación y dicen que ellos no están en el negocio del » bienestar social.»(xxviii)

Pero los puntos de vistas de las grandes ONGs no son monolíticos. Mientras en las más altas direcciones pueden abandonar el trabajo a nivel de la comunidad como scattershot e inútil, o incluso contrario a la meta de la conservación a gran escala de la biodiversidad, el operador de campo, es a menudo bastante diferente.

Por ejemplo, WWF tiene un programa de selvicultura de comunidad vigoroso en que trabajan el manejo de los bosques, certificación, y mercadeo en México, el Petén guatemalteco, el hondureño, Mosquitia, la región de la Costa Atlántica de Nicaragua, y Madre de Dios en Perú. TNC presenta que las oficinas trabajan con las comunidades en México, Guatemala, e indígenas de las región de Brasil. Conservación Internacional está menos comprometida en este nivel, aunque tiene un proyecto pequeño con los granjeros de café orgánicos en Chiapas, México. WCS’s South American es quizás el mejor ejemplo, con un enfoque fuerte, en la conservación a nivel de la comunidad, co -dirección de las áreas naturales protegidas con los pueblos indígenas, y el desarrollo sustentable de la comunidad. Su trabajo con el Izoceño Guaraní en la gran la región de Chaco de Bolivia es un ejemplo de respeto mutuo en el manejo conjunto de un área natural protegida.

Al contrario la cabeza de la organización confía en los representantes de las oficinas centrales, mientras en el campo no está tratando con las abstracciones. Algunos han comprendido que si no trabajan con las personas de las localidades, solo lograrán cosas de poco valor. Algunos han comentado que ellos ven en su trabajo con la comunidad, como su enfoque de atención y le ponen poca atención a los pronunciamientos globales que vienen desde las cabezas de sus organizaciones.

Desgraciadamente, estos esfuerzos del campo que se dan, reciben muy poca ayuda de sus oficinas centrales y la tendencia de los altos niveles, para el apoyo contínuo para los pueblos indígenas, en el futuro parece que será difícil de encontrar.

Particularmente, estamos viendo una fisura evidente entre la rama americana de WWF y las ramas internacionales en Suiza. Mientras que WWF de los Estados Unidos ha dejado fuera de sus declaraciones la asociación con los pueblos indígenas y tradicionales respecto a la conservación ecoregiónal, esto no ha sucedido con las Oficinas de Europa.(xxix)

Una comparación del trabajo de campo del programa del EE.UU. y las ramas Internacionales de WWF podrían rendir una comparación interesante. ¿Qué puede decirse sobre el «creciente numero de quejas sobre el trabajo de campo» reportados en la investigación interna de la Fundación Ford? Las quejas contra las actividades de las tres mayores ONGs conservacionistas han venido de México, Guatemala, Perú, Ecuador, Venezuela, Guyana, Surinam, Papua, New Guinea, y la Cuenca del Congo, entre otros. En uno de los casos, Conservación Internacional ha sido acusada de intimidar y montar groseras relaciones sobre las ONGs locales y las organizaciones indígenas en la región de Vilcabamba de Perú. En otro caso, su trabajo en el área de la Laguna del Tigre del Peten guatemalteco acabó en una lucha amarga por los recursos, con la ONG local que ellos mismos crearon – y el enfado de los habitantes de la localidad que incendiaron la estación de investigación de Conservación Internacional. Todavía, es poco conocido si estos abusos son errores o practicas sistemáticas.

Ninguna evaluación independiente has sido llevada a cabo sobre estas situaciones, y es a menudo el difícil distinguir entre los hechos verdaderos de la ficción. Pero en cualquier caso, quizás la investigación no debe centrarse tanto en enfocar los fracasos particulares en el campo, como en las inclinaciones de las grandes ONGs para dejar de trabajar en absoluto con los Pueblos Indígenas y Tradicionales.

¿Cual es la Cabeza de Todo Esto?

Poco después la Fundación de Ford en «Un Estudio Crítico sobre los Nuevos Asuntos de la Conservación en el Sur» consiguió que dos miembros -Yolanda Kakabadse, presidenta del IUCN, y Kathryn Fuller, presidenta, de WWF- revisaran los resultados de la investigación. Ellos concluyeron que los estudios de los dos consultores (que nadie en la Ford había visto todavía), no debían hacerse públicos- y, de hecho, incluso no debían ser asumidos oficialmente por la Fundación de Ford. Ellos recomendaron que los estudios se guarden, y esto de hecho pasó, por lo menos durante un tiempo. Oficiales de la Fundación Ford recibieron en una sesión la información verbal, y finalmente vieron los estudios completos, pero estos trabajos nunca fueron hechos públicos. Las noticias de esta cadena de eventos rápidamente goteó fuera y se diseminó ampliamente entre las Fundaciones y las ONGs-causando expectativa sobre lo que la mayoría de público había escuchado pequeñas cosas.

El 20 de abril de 2004, WWF organizo una reunión de representantes de las grandes ONGs internacionales- WWF, TNC, CI, IUCN, y WCS- para tener una sesión de un día completo con los representantes de la Fundación Ford que habían traído el problema al frente, en Dakota del Sur, diez meses antes. Los Tres presidentes -Kathryn Fuller de la WWF, Peter Seligman de Conservación Internacional, y Steven McCormick de TNC- vinieron, junto con algunos de sus técnicos. Ningún representante indígena estuvo presente.(13)

Más allá de un inocuo documento sumario, nada ha sido públicamente compartido de esta reunión, pero es posible sacar algunas conclusiones juntando las impresiones y cosas que se han filtrado.

Inicialmente, las personas de ONGs eran algo defensivas, pero sobre todo sentian que no tenian nada de que disculparse o avergonzarse. Los representantes de la Fundación Ford se pasaron la mañana expresando sus preocupaciones, y las ONGs respondieron que su misión primaria era la conservación, no «el alivio» de la pobreza, que muchos igualan con trabajar con las comunidades locales.

Ellos negaron que fueran insensibles a los pueblos indígenas o tradicionales y citaron sus programas como «una capacidad de construir» Pero en la mayor parte, las ONGs tienen pequeñas experiencias en esto. Un representante de la fundación planteó el hecho de que compañías multinacionales estaban extrayendo los recursos naturales y destruyendo los ecosistemas en las frágiles áreas de selva, y que los pueblos indígenas estaban luchando contra estas empresas mientras los conservacionistas estaban trabajando allí en silencio frente a lo que pasaba. Este representante de la Ford señalo que lo usual era que las ONGs estuvieran al lado de estas compañías sobre todo cuando estas eran patrocinadoras corporativas de la ONGs. Las ONGs respondieron que ellas no quisieron intervenir porque deseaban permanecer apolíticas.

En cualquier caso, ellos dijeron, que estos asuntos eran cuestiones que debían manejar los gobiernos nacionales. En la sesión de la tarde de esta reunión, las ONGs defendieron de nuevo su trabajo y uno de los oficiales de una de estas ONGs ambientalista bastante irritado, dijo textualmente «¿Quiénes piensan que son ustedes para cuestionarnos? ¿Quizás ustedes deben examinarse a si mismos?» Como otro de los participantes que dijo que para algunas ONGs esto representaba una zancadilla, acusando a las personas de la fundación de escuchar a las ONGs activistas y no de obtener los hechos directamente. En general, ellos eran agresivos dentro de los límites de la cortesía- No querían «morder demasiado dura las manos que quienes los alimentan», según comento un participante, aunque la mano de la fundación se ha encogido en tamaño comparado con las nuevas y más grandes manos que han aparecido.

Al final, se decidió que debían hacerse algunos estudios de la situación en el campo. Los detalles de que sitios se escogerían, quién los haría, cómo se llevarían a cabo, y bajo que vigilancia, sería resueltos después. En otra reunión que seguiría, quizás con un grupo más grande que incluiría a algunos representantes indígenas y tradicionales. Un par de participantes en el lado de la fundación salieron de la reunión diciendo que las ONGs «simplemente no lo permitirán. Ellos no lo entienden.» Algunos dijeron que las ONGs ven el tema como un asunto de imagen, y no como algo que involucra el núcleo de su trabajo.

En junio del 2004, un año después de que el problema se levantó primero en una conversación de sobremesa, durante una reunión del Grupo Consultivo en Biodiversidad, se encontraron en Minnesota, a la orilla de Superior Lake. Más discusiones se sucedieron, entre los mismos representantes que habían levantado el problema en 2003 y nuevas personas interesadas, pero la agenda de la conferencia involucró otros temas y discusión sobre las ONGs Conservacionistas fue fragmentado e inconcluso.

Cuando un participante planteo el tema, los pasaron por alto sin definir ni resolver nada. Se sintió que era un problema delicado en tiempos muy inciertos y difíciles. Algunas de las acciones tomadas por los grupos indígenas para resistirse a las depredaciones de las industrias extractivas se les ha asemejado a acciones de terroristas.

Lo delicado del problema ha producido un rechazo para avanzar con algo concreto. Es más, las fundaciones se han puesto ellas mismas bajo un reflector recientemente. Algunas fundaciones están criticándose por el abundante gasto en sus niveles superiores de dirección y fideicomisarios, por el apoyo de agendas políticas partidarias (e incluso según se alega a organizaciones terroristas), y conflictos de intereses.(xxx) La Fundación Ford, específicamente, está siendo investigada por un comité del congreso porque algunos de sus fondo han ido con los grupos en el Cercano Este, y está manteniendo un perfil bajo.

Las grandes ONGs conservacionistas han sido tema de escrutinio en otros frentes por el abandono de los acuerdos con los indígenas. En 2002, TNC fue atacado y seriamente cuestionada en una serie de artículos del Washington Post que exponía las cuestionables prácticas que manejaba la dirección de la organización. El grupo está siendo investigado actualmente por el Congreso e intervenido por el IRS14. Esto ha causado a los colegas de TNC mirar para abajo y evitar la controversia (y a los medios de comunicación). A estas alturas, nadie quiere nuevas alteraciones para la inspección pública. ¿Cómo, entonces, el problema puede ser tratado honestamente sin convertir el proceso en un espectáculo?

La Conclusión

Los desafíos para la conservación de la biodiversidad en el mundo son cada vez más difíciles, sobre todo en las regiones del sur. Los idiomas extranjeros y culturas, impenetrables, los sistemas políticos, la codicia y corrupción de las altas esferas convergen con las presiones crecientes por el aumento de la población y necesidades de desarrollo erigiendo situaciones que a menudo parecen insuperables. El trabajo de campo de los proyectos son arduos y marcados por el progreso un día y el retroceso el próximo. Las equivocaciones y conflictos de interés- y largos períodos de estancamiento parecen ser la regla.

A menudo, es difícil saber si uno está haciendo un progreso real o no. Tomemos el caso de Chiapas, México. Allí, Conservación Internacional tiene una presencia fuerte y ha sido acusado en la prensa local de intentar presionar al ejército mexicano para expulsar a las familias campesinas de la Selva de Lacadon, de hacer bioprospecciones para las corporaciones internacionales, de usar aviones en la región del Bosque maya con el apoyo de USAID y dar esta información obtenida a los gobiernos estadounidense y mexicano.

Son varios los pedazos de tal cuadro como el hecho de que Conservación Internacional tiene lazos corporativos probados en la región. Otros- como que Conservación Internacional compra la tierra para la Bioprospección- parecen ser exagerados. Son más verosímiles las versiones de los vuelos y las imágenes que están registrando el lugar, pues mientras en la mayoría de las áreas del mundo esto es aceptables, no sucede lo mismo en Chiapas dónde se esconde una guerrilla activa y el ejército mexicano tiene una presencia fuerte. David Bray, uno, de las personas originalmente llamados por la Fundación de Ford para investigar los supuestos abusos, anota que en esta región «probablemente la gran politización hacen difícil el funcionamiento de un ambiente apropiado para la conservación y desarrollo en México.» (xxxi) Precisamente por lo qué está pasando en Chiapas es difícil de saber desde fuera, cual es el papel de Conservación Internacional en el drama, si es positivo, o negativo, o que es realmente lo que esta pasando.

Nada de esto es fácil, pero una cosa que parece clara a muchos de nosotros, quiénes hemos trabajado en el campo, es que si queremos hacer cualquier avance, la cooperación entre los grupos y los sectores locales es crucial. Todavía algunos creemos firmemente que la conservación no puede ser eficaz a menos que los residentes del área a ser conservada estén completamente comprometidos. Ésta no es solamente una cuestión de justicia social, que debe ser en cualquier caso un componente fuerte de todo el trabajo de conservación. También es un asunto de pragmatismo.

Los pueblos indígenas viven en la mayoría de los ecosistemas que los conservacionista están tan ansiosos de preservar. A menudo los indígenas son los responsables por el estado relativamente intacto de esos ecosistemas, y son sin la menor duda preferibles a las alternativas más comunes- como, la explotación petrolera, las perforaciones, los ranchos ganaderos y la agricultura de gran escala que están destruyendo grandes espacios de Selva a lo largo de las latitudes tropicales. Las sociedades formadas y las alianzas colaborativas entre los pueblos indígenas y tradicionales, y los conservacionistas no son ninguna tarea fácil, pero parecería ser una de las maneras más eficaces de salvar estos territorios del rápido aumento en su destrucción.

La cooperación de las grandes ONGs conservacionistas entre ellos, con otras ONGs más pequeñas, y los pueblos indígenas y tradicionales, ha perdido mucho espacio durante la última década, y ha sido reemplazados habitualmente por una intensa competencia, principalmente por obtener el dinero disponible. Confiamos en el pasado, en las ONGs la enorme responsabilidad de defender los ecosistemas naturales del planeta contra la invasión del mundo moderno, pero la mayoría de las manifestaciones mas destructivas vienen de las corporaciones y de los gobiernos de las cuales estas ONGs se han vuelto más dependientes.

Unas semanas después de la reunión de Minnesota, donde la gente de la fundación le dio vueltas al asunto, la Fundación Ford recibió dos propuestas que podrían permitir avanzar la discusión de manera importante. Una vino de la IUCN y la otra de WWF. Los de la IUCN indicaban que podrían facilitar una serie de reuniones que culminara en «la sesión del diálogo abierto» al Congreso de Conservación Mundial que va ser sostenida este mes de noviembre en Bangkok. Los WWF proyectan evaluar su trabajo existente en las comunidades sobre recursos naturales a través de entrevistas por un periodo de tres meses, y entonces producir nuevos manuales y programas de entrenamiento para su personal. Ford había estado negociando con WWF esta propuesta durante algunos meses, y la última versión se presentó en agosto del 2004. La propuesta de IUCN, igualmente, se sometió en agosto. Los dos fueron aceptados al mismo tiempo.

Para aquéllos que se han preocupado por la tendencia de las grandes ONGs conservacionistas, esta rápida contestación los animaba y los desanimaba al mismo tiempo. Por un lado, la Fundación Ford estaba mostrando un interés positivo para continuar su examen de las relaciones entre los pueblos indígenas y tradicionales, y las grandes ONGs Conservacionista s, y así lograr reconciliar la conservación con las comunidades humanas. Pero la prisa de la respuesta de la Ford era desconcertante, así como lo era la dirección que tomó. Se les dio dos importantes concesiones a las ONGs conservacionistas, lo que significaba que esto seria administrado por las mismas personas cuyas prácticas estaba siendo cuestionadas. Ninguna concesión similar fue dada a las organizaciones indígenas, u organizaciones que trabajan estrechamente con las pueblos indígenas. Se arguyó mucho que ningún grupo indigena había avanzando o presentado alguna propuesta, pero lo cierto es que nunca fueron invitados a las discusiones.

Había también preocupaciones sobre el hecho que las dos ONGs con las que se hicieron acuerdos fueron apoyadas por miembros de la mesa directiva de la Fundación Ford, – Yolanda Kakabadse, presidente de IUCN, y Kathryn Fuller, presidenta de WWF (Fuller es la presidenta de la mesa directiva). Es por todos conocida (y confirmado para mí por las personas que estaban estrechamente envueltas) que éstas dos personas fueron las que habían mantenido ocultos del conocimiento publico los estudios iniciales de la Fundación Ford. La propuesta de IUCN indica que Kakabadse será quien «presidirá personalmente las sesiones del diálogo.» El proyecto de WWF se limita a los estudios de los programas de WWF y se llevará a cabo por su propio personal, para el uso interno de esta ONG Conservacionista.

Creo firmemente que se necesitan más estudios sobre el trabajo de campo de los programas de conservación. También que las grandes ONGs conservacionistas no son capaces de hacerlos, y es muy poco conocido lo que realmente está pasando en el campo. En particular, no sabemos si los programas de gran escala, basados en criterios científicos, que atraen tanto a las Fundaciones, están realmente logrando las metas de conservación. También tenemos experiencia en trabajos pequeños y sobre que es lo que no se debe hacer en ciertas circunstancias. Y no sabemos qué hacer con relación a -las demandas de éxito y a los rumores de abuso- a eso vienen del backlands de manera permamente.

Una razón para la falta de información clara, es el papel de los tres sistemas de mercadeo y recaudación de fondos de estas tres grandes ONGs, que «guardan» sus reportes y datos de campo. Tácticamente exageran sus éxitos y le restan importancia o no reconocen sus resultados cuestionables. La propuesta de que el IUCN y WWF-o cualquiera de las grandes ONGs conservacionistas, deben ahora proporcionar nueva información fiable para ser evaluadas, es proponer como solución de pongamos al zorro como guardián del gallinero.

Lo que se necesita ahora es que una serie de evaluaciones independientes, no atadas, completas, y bastante objetivas que contesten las preguntas importantes que las ONGs no puede contestar creíblemente. Estas evaluaciones deben emprenderse por equipos que no sean o dependan de niveles jerarquicos, que representen a varios sectores-los pueblos indígenas, las comunidades locales, ONGs nacionales, agencias gubernamentales, y donadores, que incluyen a los donadores bilaterales y multilaterales (de quien la influencia es enorme) y las corporaciones privadas (qué ha sido muy silenciosas frente a lo que esta pasando)-con el espíritu de buscar información y una amplia visión del panorama, y no justificando los programas existentes. Juntos con estos punto de apoyo necesitamos seguir este tipo de discusión, de manera abierta y pública que puede llevar hacia la creación de programas de conservación que sean sensibles a las necesidades de humanas y de diversidad biológica mundial.

Referencias
1 «Los Pueblos Indígenas y tradicionales» es una categoría más inclusiva que simplemente «los pueblos indígenas.» «los pueblos Tradicionales» incluye grupos del no indígenas que son residentes duraderos de áreas de desierto, como cortadores de caucho de Brasil y los ladinos y creoles residentes de la región costera caribeña de Centroamérica.
La documentación de este artículo se presenta aquí en dos formularios: las notas a pie de página (marcó por los asteriscos y dagas) elaborando en los puntos de la llave; y referencias de la fuente (marcó por los exponentes) que se encuentran al final del artículo.
2 En 2000, WWF International, en la colaboración con un grupo llamado Terralingua, produjo un informe tituló a «Los Pueblos Indígenas y Tradicionales del Mundo y Conservación de la Ecoregion: Un Acercamiento Integrado para Conservar la Diversidad Biológica y Cultural del Mundo (nota final 32). Éste era un esfuerzo por reunir las declaraciones de la política más iniciales y el acercamiento ecoregional; Parece que aun había un pequeño peso en los programas de WWF, y en cualquier caso el autor, Gonzalo Oviedo, dejo WWF International poco después
3 Un documento de WWF titulado «Una Guía a las Valoraciones Socio-económicas para la Conservación de Ecoregion,» publicado en el 2000, habla sobre los colaboradores potenciales y compañeros («la sociedad de » implica una relación activa más íntima»). Señala que «invirtiendo la pérdida de biodiversidad a las balanzas que requieren para la conservación del ecoregion, puede necesitar una cercana colaboración o sociedades con la industria, el sector privado, los dueños del recurso y campesinos, las agencias de desarrollo gubernamentales, departamentos de los asuntos
extranjeros, Foros Políticos, y otros» (WWF-EE.UU. la Conservación de Ecoregional)
Las estrategias Unidad 2000: 5-6). Los Pueblos Indígenas no son incluido como colaboradores potenciales o compañeros. También el notable es la ausencia en mencionar ONGs locales.
4 «El análisis de las finanzas de sólo las tres mayores organizaciones conservacionistas-la rama estadounidense de WWF, Conservación Internacional, y The Naturaleza Conservancy- revela que sus ingresos combinados y gastos (es decir, su inversión en la conservación) en el año 2002 era $1.28 mil millones y $804 millones, respectivamente. Este estado financiero de estas ONGs en el año 2002 no es una excepción sino parte de una tendencia continua, evidente desde mediados de los 90s, de beneficio creciente, gastos y acumulación de recursos. Los ingresos combinados de estas tres ONGs aumentaron de $635 millones en 1998 a $899 millones en 1999 a $965 millón en 2000» (nota final12).
5 Hotspots» son «áreas que ofrecen concentraciones excepcionales de especie amenazadas y experimentan una la pérdida excepcional del hábitat» (Nota final 14).
6 Una ecoregion es una «unidad geográficamente grande de tierra o agua que reúne una gran variedad de especies, recursos naturales, y las condiciones medioambientales;» el Global 200 «esta basado en un análisis de regiones básicas terrestres y marítimas de las tierra que tienen recursos aprovechables con una extensión aproximadamente 1de 50 millones de km2.»
7 TNC ha tomado el concepto del adelantado de ecoregion desarrollado por WWF
8 Un ejemplo: «Ecoregiones son la unidad geográfica apropiada por fijarse las metas de conservación; ellos representan una balanza ambiciosa y visionaria necesario para la conservación de biodiversidad» (vea nota final 16).
9 CI: «Las características de los hotspots han sido determinados por «Los Comités Científicos» (nota final 14). WWF: «Definen las Ecoregiones por las condiciones biológicas y, como a tal, es las unidades lógicas para conservar la biodiversidad» (Nota final 16) . los aspectos Sociales no figuran en el cálculo del ecoregiones de WWF, excepto como «las amenazas,» y ellos después de establecen las prioridades, basadas en el criterio biológicos, han completado sus cálculos
10 A inicios de los 90s, WWF-EE.UU. empezó a buscar el dinero del Banco Mundial y hubo fuertes protestas de la rama internacional en Suiza. Esto y otras diferencias culminaron en el futuro en una serie de pleitos costosos y una eventual resquebrajadura entre las oficinas Internacionales y estadounidense. El símbolo del panda fue reclamado por WWF Internacional, y luego autorizo que lo volviera a usar WWF EE.UU.
11 Aproximadamente el 22 por ciento del ingreso global de WWF vienen de los gobiernos y agencias de la ayuda (Nota final 16)
12 Quizás el ejemplo más escandaloso de esto es con Conservación Internacional con relación a The Critical Ecosystems Partnership Fund (CEPF) que destinaba recursos a las investigaciones de ONGs locales. Según las pautas del programa, «sólo» se suponía que el 50 por ciento del dinero de CEPF iba ser concedido
directamente a CI. Todavía durante los primeros dos años de su programa latinoamericano, la CEPF concedió $6,915,865 fuera de un total de $$8,919,221-78 por ciento-para CI. Otros grupos, algunos de ellos clones de CI, recibieron un total de $2,003,356, o 22 por ciento del dinero disponible. (Informes Anuales de CEPF)
13 Varias personas explicaron que esto simplemente fue una reunión interna entre los donadores y las ONGs, a fin de precisar las acciones futuras. Más allá de esto, varias personas señalaron que no tenían idea de porque los representantes de las organizaciones indígenas no podían estar.
14 Internal Revenue Service. Organismo federal sobre impuesto del departamento del tesoro de los UE. (Nota del traductor)
Entre esas fundaciones representadas estaban Ford, MacArthur, Moriah, Wallace Global, C.S. Mott, y Oak.

NOTAS FINALES
i Coordinadora de Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA), 1989, «Two Agendas for Amazonian Development,» Cultural Survival Quarterly, Vol. 13, No. 4, pp. 75-78.
ii Ibid.
iii Coordinadora de Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA), 1990, «Primer Encuentro Cumbre Amazónico entre Pueblos Indígenas y Ambientalistas: Declaración de Iquitos.»
iv International Union for the Conservation of Nature and World Wildlife Fund, 1996. «Principles and Guidelines on Indigenous and Traditional Peoples and Protected Area: Joint Policy Statement.»
v Ibid.
vi See: McNeely, Jeff, 1989, «Protected Areas and Human Ecology: How National Parks Can Contribute to Sustaining Societies to the Twenty-first Century,» in Conservation for the Twenty -first Century, eds. David Western and M. Pearl. Oxford University Press, Oxford; Western, David and Michael Wright (eds.), 1994, Natural Connections: Perspectives in Community -Based Conservation, Island Press, Washington, D.C.; Western, David and M. Pearl (eds.), 1989, Conservation for the Twenty -first Century, Oxford University Press, Oxford; Wells, Michael and Katrina Brandon, 1992, People and Parks: Linking Protected Area Management with Local Communities, The World Bank, Washington, D.C.; and Barzetti, V. (ed.), 1993, Parks and Progress: Protected Areas and Economic Development in Latin America and the Caribbean, International Union for the Conservation of Nature, Washington, D.C.
vii McShane, Thomas O., 2003, «The Devil in the Detail of Biodiversity Conservation,» Conservation Biology, Vol. 17, No.1, pp. 1-3.
viii Brandon, Katrina, Kent H. Redford, and Steven E. Sanderson (eds.), 1998, Parks in Peril: People, Politics, and Protected Areas, The Nature Conservancy and Island Press, Washington, D.C.
ix Redford, Kent H., 1991, «The Ecologically Noble Savage,» Cultural Survival Quarterly, Vol. 15, No. 1, pp. 46-48.
x Redford, Kent H. and Steven E. Sanderson, 2000, «Extracting Humans from Nature,» Conservation Biology, Vol. 14, No. 5, pp. 1362-64; and Redford, Kent H. and Allyn M. Stearman, 1993, «Forest-Dwelling Native Amazonians and the Conservation of Biodiversity: Interests in Common or in Collision?» Conservation Biology, Vol. 7, No. 2, pp. 248-55.
xi Chapeski, Andrew, 1995, «Land, Landscape, Culturescape: Aboriginal Relationships to Land and the Co-Management of Natural Resources, Ottawa: Report to the Royal Commission on Aboriginal
Peoples,» p. 46.
xii Khare, Arvind and David Barton Bray, 2004, «Study of Critical New Forest Conservation Issues in the Global South: Final Report Submitted to the Ford Foundation, June 2004.»
xiii Ibid.
xiv Myers, Norman, Russell A. Mittermeier, Cristina G. Mittermeier, Gustavo A.B. da Fonseca, and Jennifer Kent, «Biodiversity Hotspots for Conservation Priorities,» Nature, Vol. 403, 24 Feb 2000, pp. 853-58.
xv Ibid.
xvi World Wildlife Fund, 2004, «How We Work: Using 200 Priority Ecoregions,» Washington, D.C.
xvii Chicchón, Avecita, 2000, «Conservation Theory Meets Practice,» Conservation Biology, Vol. 14, No. 5, pp. 1368-69.
xviii Councill, Simon, 2004, «Conservation Funding: Helping or Hurting Indigenous Peoples?» First Nations Development Institute and The Rainforest Foundation UK.
xix Stephens, Joe and David Ottaway, 2003, «Nonprofit Land Bank Amasses Billions,» Washington Post, May 4.
xx World Wildlife Fund, 2004, «WWF and Aid Agencies,» Washington, D.C.
xxi McShane, op. cit. note 7.
xxii Chiccon, op. cit. note 17.
xxiii Stephens and Ottaway, op. cit. note 19.
xxiv Stevens, Stan (ed.), 1997, Conservation Through Cultural Survival: Indigenous Peoples and Protected Areas, Island Press, Washington, D.C.; Nietschmann, Bernard, 1997, «Protecting Indigenous Coral Reefs and Sea Territories, Miskito Coast, RAAN, Nicaragua,» in Stan Stevens (ed.), Conservation Through Cultural Survival: Indigenous Peoples and Protected Areas, Island Press, Washington, D.C., pp. 193-224; Gray, Andrew, Alejandro Parellada, and H. Newing (eds.), 1998, From Principles to Practice: Indigenous Peoples and Biodiversity Conservation in Latin America, Document 87, Forest Peoples Programme, the Interethnic Association for the
Development of the Peruvian Amazon, and the International Work Group for Indigenous Affairs, Copenhagen; Schwartzman, Stephan, Adriana Moreira, and Daniel Nepstad, 2000, «Rethinking Tropical Forest Conservation: Perils in Parks,» Conservation Biology. Vol. 14, No. 5, pp. 1351-57; MacKay, Fergus and Emily Caruso, 2004, «Indigenous Lands or National Parks?» Cultural Survival Quarterly, Vol. 28, Issue 1, pp. 14-16; Colchester, Marcus, 2000, «Self-Determination or Environmental Determinism for Indigenous Peoples in Tropical Forest Conservation,» Conservation Biology, Vol. 14, No. 5, pp. 1365-67; Carino, Joji, 2004, «Indigenous Voices at the Table: Restoring Local Decision-Making on Protected Areas,» Cultural Survival Quarterly, Vol. 28, Issue I, pp. 23-27; LaRose, Jean, 2004, «In Guyana, Indigenous Peoples Fight to Join Cons ervation Efforts,» Cultural Survival Quarterly, Vol. 28, Issue 1, pp. 34-37; Newing, Helen and Lissie Wahl, 2004, «Benefiting Local Populations?» Cultural Survival Quarterly, Vol. 28, Issue 1, pp. 38-42; and Western and Pearl, op. cit. note 6. xxv Brandon, Katrina, Kent H. Redford, and Steven E. Sanderson, 1998, «Introduction,» in Parks in Peril: People, Politics, and Protected Areas, The Nature Conservancy and Island Press, Washington, D.C., pp. 1-23; Redford, Kent H., and Steven E. Sanderson, 2000, «Extracting Humans From Nature,» Conservation Biology, Vol. 14, No. 5, pp. 1362-64; Terborgh, John, 2000, «The Fate of Tropical Forests: A Matter of Stewardship,» Conservation Biology, Vol. 14, No. 5, pp. 1358-61.
xxvi Schwartzman et al., op. cit. note 24.
xxvii World Wildlife Fund, 2000, «A Guide to Socioeconomic Assessments for Ecoregion Conservation,» Ecoregional Conservation Strategies Unit, Washington, D.C.; World Wildlife Fund, 2004, «Communities and Large-Scale Conservation- Challenges and Opportunities,» Background Note for Discussion (Draft); Carr, Archi, 2004, «Utopian Bubbles: What Are Central America’s Parks For?» Wild Earth, Spring/Summer, pp. 34-39; and op. cit. notes 16 and 20.
xxviii Carr, ibid.
xxix World Wildlife Fund, 2003, «Protected Areas,» Gland, Switzerland.
xxx Dowie, Mark, 2002, American Foundations: An Investigative History, MIT Press, Cambridge, Massachusetts.
xxxi Bray, David Barton, 2004, Personal communication. 32. Oviedo, Gonzalo and Luisa Maffi, 2000, Indigenous and Traditional Peoples of the World and Ecoregional Conservation: An Integrated Approach to Conserving the World’s Biological and Cultural Diversity, WWF International and Terralingua, Gland, Switzerland.

Extraído del Numero November/December 2004 de la revista de WORLDWATCH
www.worldwatch.org
Traducción: Área de Comunicaciones y Sistemas de la COICA