Judith Berkan forma parte del grupo de juristas internacionales que está ejerciendo de observador en el juicio por el «caso Jarrai-Haika-Segi» y compone el grupo Euskal Herria Watch, presentado el sábado en Bilbo. Esta abogada y profesora portorriqueña constata que a lo largo de este proceso y de otros equiparables «se han vulnerado derechos fundamentales». […]
Judith Berkan forma parte del grupo de juristas internacionales que está ejerciendo de observador en el juicio por el «caso Jarrai-Haika-Segi» y compone el grupo Euskal Herria Watch, presentado el sábado en Bilbo. Esta abogada y profesora portorriqueña constata que a lo largo de este proceso y de otros equiparables «se han vulnerado derechos fundamentales». En su opinión, hay motivos sobrados para estar alarmados, y tanto ella como sus compañeros se han comprometido a difundir lo que vean en sus países y organizaciones correspondientes.
¿Qué le ha movido a ejercer de observadora en este juicio?
Tengo una preocupación general sobre el cumplimiento de los derechos humanos tanto en mi país como en otros, y me preocupan de forma importante algunos aspectos de los procedimientos abiertos aquí en Madrid contra varias personas y grupos de Euskal Herria. Por ejemplo, en todos los procesos que he visto hasta ahora, lo que he observado es que se pretende una acusación de índole colectiva, en vez de apuntar a actos individualizados. También me preocupa enormemente, como abogada, ese tipo de procedimientos donde el abogado no puede tener ningún tipo de contacto con su cliente. Más allá de este juicio en particular hay cuestiones sumamente graves, como la clausura de medios de comunicación, que es sumamente dañina para una democracia y limita el derecho a la información del pueblo, o ver cómo se está utilizando la detención preventiva, o el uso de medidas penales para lo que es, en efecto, un cambio en el orden jurídico, en el sentido de que crea un estado represivo que afecta a toda la población.
Usted vio la movilización del sábado en Bilbo, a convocatoria de la Plataforma 18/98. ¿Cree que está fundamentada la alarma que siente gran parte de la sociedad vasca?
Sí. Y realmente entiendo que la preocupación, obviamente, debe extenderse al País Vasco, pero también el Estado español debe mirar hacia lo que está pasando aquí, y lo mismo la comunidad internacional. Lo digo porque entiendo que el hecho de que se burlen los derechos de un grupo determinado afecta a todo el mundo.
En este juicio concreto, ¿cuál es la impresión que ha sacado?
He asistido a dos días de juicio y he visto siete testigos que no han aportado nada a las teorías de la acusación. Veo que hay un intento de vincular con la violencia a cualquier persona que aboga por la independencia de Euskal Herria. Es un proceso ciertamente alarmante, en el sentido de que hay varios jóvenes que llevan tres o cuatro años de detención y hasta ahora lo que he visto es un abuso enorme, una burla de los derechos constitucionales y fundamentales tal y como existen en documentos de índole internacional y, en lo poco que entiendo, también en el orden jurídico de España.