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Turistas sin fronteras

Fuentes: Rebelión

Sentado en el Malecón, frente a la estatua de Calixto García, alargando mi vida por momentos gracias al saludable sol del invierno caribeño, y escuchando cómo a mis espaldas las libres olas del mar son reprimidas por el implacable hormigón de la tiranía socialista, escribo lo que mañana teclearé en la computadora de un buen […]

Sentado en el Malecón, frente a la estatua de Calixto García, alargando mi vida por momentos gracias al saludable sol del invierno caribeño, y escuchando cómo a mis espaldas las libres olas del mar son reprimidas por el implacable hormigón de la tiranía socialista, escribo lo que mañana teclearé en la computadora de un buen amigo. Acabo de empezar a imaginarme el inminente regreso a la moderna y próspera Europa del Capital y la Guerra (vulgarmente llamada UE) y, buscando un modo de defenderme de ella, pienso en dos Carlos diferentes pero con algo en común: ambos tienen la sana costumbre de llevar la razón. Pondré dos breves ejemplos:

A Fernández Liria le doy la razón porque yo también vuelvo de Cuba sintiéndome incluso más guapo, oye1; bastante más que el año pasado. Y a Mister Tena le doy las gracias por, entre muchas razones, la habilidad con que recicla esa insoportable náusea que a cualquier tipo honrado provoca la sarta de venenosas estupideces repetidas desde España sobre Cuba. Sin duda es una higiénica solución responder al absurdo con absurdos mayores, en defensa propia, para evitar (como diría Javier Cansado) que se nos acaben de inflar en exceso las glándulas seminales. Eso, a veces, también es alegría revolucionaria.

Al primero le respondo que seguramente la causa de esa guapura radique en la escasez de espejos en La Habana, sustituida por una abundancia de rostros, miradas y sonrisas en que puedo reconocer un efecto pacificador, cercano a la verdadera belleza, casi contagioso.

Al segundo, prometo intentar copiarle la táctica en cuanto baje del avión en Barajas, a ver si me sale.

Sirva la sabia influencia de ambos Carlos para seguir camellando2 con optimismo y amor por lo que es justo (y por lo tanto hermoso). No es fácil pero se puede. Se debe. Y además vamos ganando, aunque de vez en cuando nuestros queridos compatriotas (valga el palabro) nos dan alguna simpática sorpresa como la que a continuación quiero relatar:

Entiendo conveniente (siempre lo es) poner en conocimiento del lector la reciente fundación de una nueva oenegé en el Estado español dedicada al apoyo a los «presos políticos» cubanos y a la realización de «estudios sociológicos de opinión pública» en Cuba, tal como explica la contraportada del diario Heraldo de Aragón del 27 de diciembre de 20053. La solidaridad crece, ahora en la modalidad de «solidaridad turista». Los pobrecitos que cobran del terrorista gobierno yanqui recibirán el apoyo de intrépidos turistas desde una habitación de cinco estrellas. Qué bonito. Nace una nueva criatura del esperpento fascista moderno de la mentira como forma de vida. Se solía preferir la palabra «cooperación», pero esta iniciativa es «independiente» (ya he dicho que se trataba de «una oenegé»…). Ni mísera palabra limpia nos queda en el diccionario.

Un compañero o yo mismo vamos por la Habana mostrando el recorte de la mencionada noticia (que una diligente compañera nos ha hecho llegar). Quien lo lee se carcajea, se sorprende, se asombra, se espanta o se indigna, según su grado de conocimiento previo acerca de la basura que sobre Cuba publican los medios de comunicación allá.

Vamos, que ya tenemos deberes para cuando bajemos del autobús en Zaragoza: visitar la redacción del Heraldo (sita, para más INRI, en el Paseo de la «Independencia») y buscar a la periodista en cuestión para, si tiene interés, sacarla de un par de errores y hablarle del problema ético, cognitivo, intelectual y quizá neurológico de su entrevistado «oenegero-turista»; para explicarle por quién y por qué dice estar preocupado este tipo:

Por las «víctimas» de un «régimen» que supera al «primer mundo»4 en dignidad y en índices de «desarrollo humano» y envía decenas de miles de médicos a zonas del planeta (habitadas por seres humanos enfermos, para el que no lo sepa) donde nadie quiere ir … y no tanto por los «regímenes democráticos» que niegan el acceso a la salud a más del 50% de la población.

Por el «pueblo» que vive «temeroso y disgustado» en el sistema más igualitario y solidario de Latinoamérica y del mundo … y no tanto por conocer su forma de gobierno, su participación, su mecanismo electoral y compararlo con cualquier otro país «libre» (exceptúo Venezuela y los que van a venir detrás, pese a quien pese).

Por el «dictador» de un país que opera gratuitamente a decenas y centenares de miles de latinoamericanos pobres, que concede miles de becas para estudiar en la Escuela Latinoamericana de Medicina de La Habana … y no tanto por los responsables políticos y económicos del genocidio que viene ocurriendo a escala multinacional.

Por un «castrismo» en que las embarazadas y los niños son sagrados, donde no falta el litro diario de leche a ningún niño desde 1959 y donde la educación es totalmente gratuita desde la primaria hasta el estudio superior entre los superiores … y no tanto por los millones de analfabetos que el proyecto neorracista del capital necesita mantener a raya.

Por un pueblo «oprimido» cuyas «insuficientes» garantías sociales envidiarían todos los desposeídos del mundo, que sonríe más y mejor que cualquier tribu indígena «primermundista» en ese su hábitat (llamado centro comercial) … y no tanto por la agresión económica, política y militar que los fascistas de derecha y de ultraderecha llevan infligiendo a Cuba 47 años.

Por «encuestar qué opina la población» de la sociedad más humanista del mundo … y no tanto por los asesinados del «democrático» terrorismo de estado en Colombia (es un ejemplo), que hace años superaron en número la suma de los muertos por las dictaduras chilena y argentina juntas.

Por la «falta de libertad de expresión» en Cuba … y no tanto por la carísima libertad de impresión (y la pueril capacidad de expresión) que en España oculta tantas informaciones (y vez impide su comprensión). Un ejemplo: cinco cubanos encerrados sin razones y torturados desde hace años en cárceles del estado que es terrorista por excelencia, antonomasia y méritos propios cum laude: ese monstruo que debería llamarse «Asesinos Estados Unidos de una Parte de Norteamérica». Sus siglas, por lo tanto, desde ahora: «AEUPN».

Por la panda de mercenarios cubanos (no se salva ni uno de los proclamados «disidentes»5) de los AEUPN … y no tanto por comprobar que la ley española o la yanqui castigan igualmente los delitos por los que esa gentuza es juzgada en Cuba.

Me quedo con lo llamativo que resulta que una ONG que trabaja la solidaridad «con el pueblo cubano» se dedique a apoyar a la gusanera «disidente» promoviendo el activismo entre los turistas españoles un 27 de diciembre. Sin duda es insuperable la idea de «animar» a los «consumidores de culturas, paisajes y cuerpos»6 en lugar de preparar a gente políticamente e informarla en profundidad sobre el verdadero problema. Para eso habría que conocerlo… es ésta, en fin, una idea nada inocente que pretende matar varios pájaros de un mismo tiro. Qué malvados son los fascistas y qué peligrosos son los tontos (es una pena que la entrevista de El Heraldo no acabe de desvelar a qué grupo pertenece nuestro amigo oenegero).

En conclusión: compadre, estás «embarcao»7… si quieres conocer opiniones del pueblo, por qué no te vas al Gancho en Zaragoza, a Entrevías en Madrid, a entrevistar a los desalojados por el Fòrum de Barcelona, a la recogida de la fresa en Huelva, a Melilla, a preguntar a los que patean indigentes por la calle y luego les pegan fuego,… tienes un «universo» para consultar. Si quieres hacerlo en América Latina, vete donde sea menos a Cuba, insensato (a no ser que EL PUEBLO te importe en realidad un pimiento, lo que sospecho al verte la pinta en la foto).

Y si quieres pueblos asustados, espera un poquito a ver las consecuencias que pronto acarreará el moderno y masivo despropósito financiero (público y privado) entre tus compatriotas, quién sabe si también para ti mismo, cuando de contemplativos inconscientes nos convirtamos en desconcertados incapaces y empecemos a desear ser cubanos, maldiciendo lo que ahora adoramos: nuestra civilización virtual y esterilizada con su paraíso de (valga la redundancia:) consumismo descerebrado, el mismo que, por cierto, germina hoy entre una parte de la juventud cubana en forma de peligrosa (pero curable) occi-infección.

Porque, claro está, ésa es otra parte del mismo problema: las consecuencias de todo ese asedio mediático-económico-político en Cuba, sus síntomas sociales, los aciertos y errores en su gestión política, económica, social, el problema (mucho más que geográfico) de la «insularidad»,… por supuesto de Perogrullo, amiguitos, que en Cuba hay «cosas malas», faltaría más. Pero como escribe Fernández Liria: ¿y qué? Son cosas que dan todo el sentido a ideas como la de Javier Mestre y su «Brigada informativa experimental»8, propósito que, por cierto, he hecho mío durante tres meses de estancia. Y más que eso: dan ganas de rodar «Suite Madrid», «Suite Barcelona», «Barrio España», o «Melilla Blues» y luego proyectarlas en Cuba como «películas recomendadas para menores de 30 años«.

Los «mayores», especialmente esa gran parte con la inaudita lucidez y la visión del mundo que da la tonelada de experiencia acumulada por quienes participaron de su propia liberación (y la de otros pueblos del planeta), con ese digno y orgulloso sentimiento cubano internacionalista, ésos me contestan a menudo: «ustedes que son amigos y no vienen aquí a joder, bienvenidos. Pero los extranjeros que sin tener ni puta idea de cómo es esto vienen dando lecciones en cuanto llegan, hablando mierda y faltando al respeto (que son demasiados, añado yo), esos pueden irse p’al carajo por donde vinieron». Ojalá los «turistas sin fronteras» se den por aludidos, aunque algo me dice que su motivación responde a elementos extra-altruistas.

Sigo preguntando… ¿Falta de libertad? ¿Miedo? ¿Represión? ¿Qué convención de la ONU recomienda aguantar tantas idioteces? ¿Cómo tanta gente en tantos países ha podido tragarse tan grandes mentiras sobre Cuba y su gente? Yo creo conocer algunas posibles respuestas (parte de ellas, por supuesto, son críticas «al interior»), pero no me da la gana ahora de entretenerme en eso. La información publicada en el redicho periódico de mi ciudad sólo me motiva a preguntar: ¿por qué no dejan en paz a Cuba?

Sé que la pregunta es recurrente y tiene décadas y siglos de edad, como sé que quedan mil cuestiones abiertas en esta carta. También sé que miles de visitantes vuelven de Cuba con visiones superficiales, contradictorias, confusas e incluso confirmadoras de las preconcebidas desde puros prejuicios. Sobretodo si son turistas. No puedo pedir que la población del mundo sea especialista en sociología, política y economía, pero sí me alarma el grado de indigencia ética que carga en sus maletitas con ruedas ese contingente de la élite turista mundial que vuelve a casa asustado por lo que «vio», «oyó», «vivió» o «supo», sin haber entendido nada.

A todos los aventureros-visa oro que, empachados de épica holliwoodiense, se planteen atender a la invitación de tan filantrópica y comprometida ONG, me gustaría recordarles que Cuba ya es libre. Y si no lo entienden, que empiecen otra vez por eso de la «c» con la «u»: «cu». Cuba es libre (aunque menos de lo que quisiera) desde hace 47 años. Los cubanos sí saben diferenciar, entre las alternativas, los proyectos de vida de los proyectos de muerte (como diría Marcos Roitman, un señor al que, por supuesto, ninguno de nuestros amigos oenegeros-vip ha leído en su vida).

En todo caso, al respecto de la «libertad», legaría a aceptar como defendible la idea de que, en sentido estricto y razonadamente, no existe sociedad libre en todo el mundo… en ese caso, de haber un solo grupo humano cerca de tan hermosa meta, lo encontraríamos en Cuba. Y si dejásemos a los cubanos vivir y organizarse en paz de una vez, además de ser libres vivirían bien. O sea, que serían doblemente libres. O libres de verdad, que es lo mismo. Y, para colmo, no tendrían que ir pidiendo perdón al resto del mundo por los «daños colaterales» de su bienestar en forma de exterminio humano, cultural o ecológico.

Sólo con imaginarlo, mientras lo escribo, se me escapa la sonrisa. Un pescador que, a pocos metros, sobre las rocas, se moja los pies y prepara el anzuelo, me mira devolviendo la sonrisa. En cuestión de minutos que acabaremos conversando, espero que acerca de lo que acabo de escribir. No quiero perder una sola oportunidad de encontrarme, después de tres meses, al primer cubano que me confiese su «miedo»… En fin, allá voy. Me despido para cerrar el cuaderno, insistiendo por última vez:

Métanse la propaganda donde les quepa y, por lo que más quieran, dejen en paz a Cuba. Verán ustedes que bonito puede ser… puede ser tan bonito que a muchos les resultaría intolerable. No me extraña.

 


1 «A quien corresponda. Sobre Cuba, la ilustración y el socialismo», en Rebelión.

2 Expresión muy empleada entre los compañeros colombianos, especialistas en comprender que no es fácil y convencerse de que se puede.

3 Titular: «Hemos codificado los datos de una encuesta en sudokus, para evitar al gobierno cubano». texto a pie: «El zaragozano Ricardo Carreras preside la ONG Solidaridad Española con Cuba, creada hace apenas un año y cuya sede está también en la capital aragonesa». Más información en: www.solidaridadconcuba.com.

4 Todas las comillas son pocas para una expresión tan pútrida como esa de «primer mundo».

5 Ver «Disidentes o mercenarios», en «Libros libres» de este mismo sitio web, o «Los disidentes», igualmente accesible, o «El Camaján», o tantas otras publicaciones donde queda todo tan clarito.

6 «Medidas y cálculos. Algunas razones para apoyarse en Cuba», de Santiago Alba, en Rebelión.

7 En «cubano»: que lo tienes chungo, Ricardo. Supongo que ya lo habrás aprendido durante tu aventura turística por Cuba.

8 En Rebelión, agosto de 2005.

Marco1