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Entrevista al escritor Moncho Tamames

Cultura del Mal

Fuentes: Revsita Fusión

Algunos le llaman el Michael Moore español y es que en su libro «La Cultura del Mal. Una Guía del Antiamericanismo» no deja títere con cabeza. «El mundo está dominado por la dictadura de la ignorancia de un país cuya cultura y forma de vida se extienden por todo el planeta, sin que se advierta de sus consecuencias y destrozando los valores de antaño». Él está dispuesto a demostrarlo. ¡Bienvenidos a Yankilandia!

A veces vemos cómo alguien echa pestes de la política exterior de EEUU mientras se toma una Coca-Cola y viene de ver la última película de Robert de Niro… Ese es el escollo que falta por plantearse: el simple consumo individual consciente. Con cinco Coca-Colas es con lo que se financia la bala que entra en el cuerpo del iraquí. Con una visita familiar al parque Disney financias la hora y cuarto que le ha llevado al abogado del Estado estadounidense redactar la última sanción económica impuesta a algún país del tercer mundo en el que se mueren de hambre. Con un año fumando Marlboro subvencionas el proyectil que acabará destruyendo un edificio de viviendas en Gaza. Somos nosotros quienes financiamos todo este sinsentido». El periodista, economista y escritor Moncho Tamames está convencido de que dar el giro a todo esto, está en manos de cada uno y que es mucho más fácil de lo que nos imaginamos.

-¿Qué papel juega la cultura como arma en manos del poder?
-La cultura lo es todo y a diferencia de otros imperios que han existido en la historia, ésta es la primera vez que nos encontramos ante uno, EEUU, que ejerce una invasión cultural tan grande y que además lo hace en nombre de la democracia y el libre mercado. Nos encontramos ante una especie de dictadura totalitaria en nuevo formato.

-¿Hasta qué punto, para quien no sea consciente, la cultura americana se ha colado en nuestra sociedad?
-El aluvión de productos y formas de vida estadounidenses a la que está expuesto cualquier adolescente es bestial, hasta el punto de que no puede competir con la educación que pueda darle un padre o una madre. Las películas que echan en la televisión un sábado o domingo por la tarde en los cinco canales son todas sobre la forma de vida estadounidense. Salimos a los centros comerciales o lugares de consumo y allá donde miremos siempre encontraremos forma de vida y productos estadounidenses. Por tanto se trata de una invasión que nos afecta a todos, se quiera reconocer o no.

-¿Cuál es la mayor mentira que alimenta EEUU?
-No sabría con cuál quedarme. Está la no adhesión al Tratado de Kioto y la falta de respeto a los temas medioambientales. Están todas esas muertes consecuencia de su política invasora, que suman más de las que en su día produjeron Hitler o Stalin. Y luego está la invasión cultural que es quizá lo más grave porque es el futuro, un modelo con unos valores de los que todos nos estamos impregnando y esto es muy grave. El transmisor principal de estas ideas son los medios de comunicación. Las herramientas son las noticias de sucesos como arma de idiotización masiva y arma de inculcación de dos conceptos: miedo y consumo, que es un poco a lo que se ha reducido la televisión en los países anglosajones.
«Los medios de comunicación en EEUU se han convertido en vulgares máquinas de entretener y de no dejar pensar, en las que nunca se cuestiona el sistema»

-¿Cómo conseguir que la gente piense por sí misma? ¿Se pueden aportar herramientas para alcanzar este objetivo?
-Creo que todo intento es bueno. No he escrito este libro para convencer a nadie sino para quien quiera escucharme. El lector tendrá a su disposición un texto que por primera vez reúne todos los aspectos denigrantes de la cultura americana junto con datos que ellos mismos publican en sus encuestas. Cada día cuando en el súper elegimos Ariel, Fairy, cereales Pascual o galletas Artiach frente a otras marcas, debemos de saber que estamos dirigiendo nuestro dinero a las arcas de la Administración estadounidense. Y aunque parezca algo insignificante es muy importante señalar que las alternativas pasan siempre por la toma de conciencia individual.

-Adjuntar con el libro un CD que incluye una lista de productos estadounidenses es como una especie de llamada a la movilización popular, ¿no crees?
-Los consumidores tenemos derecho a estar informados de las características de los productos que adquirimos. Sin embargo si miramos una etiqueta encontramos fácilmente el fabricante, la denominación social del país, pero no el origen y la propiedad de la empresa. Al final no sabemos a quién va destinado el dinero que gasto en esos productos, fruto del sudor de mi trabajo y eso me parece un derecho primordial. Es decir, ¿quiero invertir en financiar guerras surrealistas y globalizaciones impuestas a países subdesarrollados para que al final acaben dependiendo del imperio? ¿Quiero invertir en un país que defiende sus patentes y no autoriza a que se utilicen medicamentos genéricos para luchar contra el sida a pesar de que se están muriendo millones de personas en todo el mundo por esta causa? ¿O prefiero dar el fruto de mi trabajo a las empresas de mi zona económica o de cualquier otra zona que ayude a equilibrar la prepotencia y dominación estadounidense? Pues esa elección la tiene cada uno. Esa lista que aparece en el libro es una ayuda para conocer esos productos y de acuerdo a ello, tomar una decisión.

-Si un pueblo tiene los gobernantes que se merece, ¿qué ha hecho la sociedad americana para merecerse lo que ahora tiene?
-No se puede separar una cosa de otra. La sociedad estadounidense lleva más de doscientos años eligiendo al mismo tipo de personal para dirigir el país y algo de responsabilidad tendrá en ello cuando repiten una y otra vez. En España hay un ejemplo reciente y es que cuando un gobierno actúa por su cuenta, sin tener en consideración a la mayoría de su pueblo, la democracia funciona y en tres días, ese gobierno va a la calle. Los estadounidenses han creado una férrea maquinaria en la que los medios de comunicación y electoralismo político -que van de la mano-, impiden que la información llegue al pueblo. A cambio reciben información local y sensacionalista, de forma que un señor puede conocer con detalle cómo han acuchillado a alguien en el supermercado y en cambio -y esto es un dato de una encuesta-, no saben situar a Gran Bretaña en el mapa el 70% de los universitarios. Esto continuará así hasta que haya una revolución de verdad.

-¿Qué les pasa a los estadounidenses?
-Principalmente se aburren. Padecen de paranoia crónica y la ignorancia generalizada no ayuda mucho a salir del trance. Entre tanto los predicadores religiosos le quitan cada año a las clases baja y media el 10% de sus ingresos. Como ha venido ocurriendo con todas las dictaduras conocidas -en Roma con el circo, en el medievo con la religión o en la propia España franquista con el fútbol-, los estadounidenses cuentan también con ese instrumento necesario para apaciguar a las masas y que en este caso son sus medios de comunicación, sus inventos de divertimento y de terrorismo internacional.

-Si el caso Watergate hizo dimitir al entonces presidente Nixon, ¿qué haría falta hoy para hacer lo mismo con Bush?
-Tal y como está diseñado el mecanismo, es imposible. Aquí por ejemplo Barrionuevo ha ido a la cárcel por una cuestión que en EEUU está a la orden del día. Los crímenes políticos acumulados por Bush en cuanto a derechos humanos, guerras ilegales, etc. no están puestos en tela de juicio porque por encima de todo ello está el patriotismo, la protección, la paranoia y la imbecilidad.

-Y en todo esto, ¿qué papel juega la prensa?
-Los tan venerados New York Times y Washington Post se inventaron una guerra que costó la vida a casi siete millones de vietnamitas, según los historiadores. Ellos respaldaron todo el invento de aquellos ataques al destructor que no fue más que una manipulación informativa que luego dio origen a una guerra. ¡Dejemos de venerar a estos periódicos! Los medios de comunicación en EEUU son un insulto al periodismo, sus noticias hoy se reducen al sensacionalismo y al localismo. Se han convertido en vulgares máquinas de entretener y de no dejar pensar, en las que nunca se cuestiona el sistema.

-En tu libro hay una parte donde hablas del anterior presidente, Aznar. Si le planteáramos la misma pregunta que Michael Moore hizo a Bush: «Tío, ¿qué has hecho con mi país?», ¿qué crees que contestaría?
-Es una persona que no tiene lugar para la autocrítica. Prefiero que me preguntes qué sería lo que yo le plantearía a este señor.
«La relación comercial España-EEUU no sólo está intacta, sino que está mejor que nunca. Toda esa propaganda sobre las malas relaciones es mentira y para demostrarlo están las cifras»

-Adelante…
-Le preguntaría cómo y cuándo va a pagar por sus decisiones, sus políticas de alineación que condujeron a hechos como el de Atocha y el Yak-42. Porque no es suficiente perder unas elecciones para pagar por los actos cometidos. En el libro se cuestiona abiertamente dónde está la frontera entre los actos administrativos -que sí son de trascendencia jurídica y por tanto revisables jurisdiccionalmente- frente a las simples responsabilidades políticas, en las que sí obtuvo su castigo el 14-M de 2004. Garzón lo llegó a insinuar y quién sabe si algún día…

-¿Qué pasa realmente para que estos hechos no sean juzgados en un tribunal como mucha gente reclamó?
-En las dos entrevistas que le hicieron después de abandonar el poder, Aznar insistió hasta quince veces en que se marchaba con las manos limpias. Uno se pregunta, ¿por qué tuvo que insistir tanto en algo así…?

-¿Qué opinión te merece esa estrategia de hacer oposición a través de la FAES y criticar la gestión del gobierno fuera de España?
-El síndrome post-pérdida de poder conduce a toda esta gente hacia terrenos movedizos. Y ahí van más datos. Las cifras de la Secretaría General de Comercio Exterior del año 2004 indican que durante ese año aumentaron las inversiones de EEUU en nuestro país, así como nuestras exportaciones. Esto demuestra que la relación comercial España-EEUU no sólo está intacta, sino que está mejor que nunca. Toda esa propaganda sobre las malas relaciones es mentira y para demostrarlo están las cifras. Esas declaraciones de Aznar y compañía son una pataleta de quien no sabe perder y desde luego, lo más importante, me parece un trabajo de absoluta deslealtad hacia su país y hacia los propios votantes. Cuando el señor Aznar y la señora Palacios hablan de sus buenas relaciones con Bush y Condoleezza Rice, nuevamente están cometiendo actos de traición, de deslealtad, porque aquí no hay lugar para relaciones personales cuando existe un clima de tensión entre los dos países. España en el exterior debe ser una piña y el político que no entienda eso debería ser apartado de su profesión.

-Dicen que el arma más poderosa en manos del opresor es la mente del oprimido. ¿Cómo ha conseguido EEUU adoctrinar las mentes de medio mundo?
-Pues reduciendo todo a dos conceptos muy simples: seguridad y consumo. Y propiciando una industria de entretenimiento que ayuda a no pensar. EEUU tiene los mejores parques de atracciones, las películas de más acción, los deportes más novedosos y por supuesto, la mejor maquinaria de propaganda jamás creada para inculcar el miedo. Salir de este círculo vicioso es muy difícil.

«Los crímenes políticos acumulados por Bush en cuanto a derechos humanos, guerras ilegales, etc. no están puestos en tela de juicio porque por encima de todo ello está el patriotismo, la protección, la paranoia y la imbecilidad»

-En estos momentos existe una gran cantidad de libros denominados «antiamericanos» que denuncian todo esto, así como documentales, películas… ¿Por qué nace «La Cultura del Mal»?
-Después del 11-S se publicaron muchos libros pero no encontré ninguno que en un solo tomo hiciese un repaso a todo y además proporcionase datos. Por eso lo escribí. Incorporo más de 1.500 datos a un texto escrito con ironía, en clave de entretenimiento para facilitar su lectura. El título lo elegí como parodia al «Eje del Mal» de Bush que separaba al mundo entre buenos y malos. El resultado es este libro donde intento plantear retos de principio a fin.

-Después de todo lo que has comentado, ¿miras al futuro con optimismo?
-Por supuesto que cabe una perspectiva optimista de futuro. El mundo no se reduce a EEUU. No creo que los italianos, franceses o españoles terminemos por sucumbir al modelo de vida estadounidense. Habrá un momento en que paremos de inyectarnos silicona, dejaremos de comer basura o tomar refrescos de ácido puro, volveremos a saludar al vecino en la escalera sin la sonrisa superficial anglosajona que hoy prima y nos daremos cuenta de que lo que nos han contado en las películas era en realidad una triste historia de soledad y divertimento forzado, hecha para entretener curativamente a unos pobrecillos de por allí, a los que nunca han informado de nada, ni se han preocupado de educar adecuadamente.
«Tras abandonar el poder Aznar dijo hasta quince veces que se iba con las manos limpias. ¿Por qué tuvo que insistir tanto en algo así?»

-¿Te has tenido que callar algo?
-Son demasiadas cosas evidentes y con el título y subtítulo que lleva, como te podrás imaginar, es imposible callarse nada en el interior de sus páginas. Tuve que quitar algunas cosas que pudiesen restar fuerza a los datos y hechos que se narran… pero considero que un libro que trata temas que nos afectan a todos tan injustamente, debe implicar un claro compromiso. Entiendo que la vida no está hecha para hacerse millonario agachando la cabeza, sino para disfrutarla con salud, esforzarse por lo que merece la pena e irse a la cama con la satisfacción del deber cumplido. Puede resultar idealista en un mundo tan veloz y enfermo, pero quienes no están en los cercos de la política y las corporaciones, pueden optar y optan por este modelo de vida, mucho más gratificante y en el que sobran los predicadores, los malos políticos y los envenenadores de las mentes en general. Esa es la gente que me interesa y que creo que interesa en general: los que ganan la calle sin temor a exponer sus principios, los que no miran a otro lado… Si no, ¿para qué estamos aquí? Lo que sí me he callado es lo que ha ocurrido desde que entregué el manuscrito a la editorial. ∆

«La Cultura del Mal. Una Guía del Antiamericanismo» (Ed. Espejo de Tinta) incluye un CDvídeo con información adicional, música, e imágenes.