El director, radicado en México desde los años de plomo, da su visión de quien es a la vez tema de filmación y amigo personal: «En la película arden varios fuegos interiores»
La primera vez que se vieron Juan Gelman y el cineasta argentino Jorge Denti -radicado en México desde hace tres décadas- fue hace treinta y tres años. Corría 1973 y ambos se conocieron en un taller de la familia Cedrón. Pero pasó mucho tiempo para que el integrante del grupo Cine de la Base -liderado por Raymundo Gleyzer- se cruzara nuevamente con el autor de Violín y otras cuestiones. Después de un encuentro circunstancial en Europa, durante el exilio, Denti y Gelman volvieron a verse hace veinte años en México. Allí surgió la amistad: «Nuestra relación empezó por la gastronomía. Los dos amamos la cocina, tenemos gustos que compartimos, sobre todo la polenta. Y la polenta no era fácil de encontrar», comenta Denti, realizador del documental Juan Gelman y otras cuestiones, que se exhibirá mañana a las 17 en la Biblioteca Nacional (Agüero 2502), con la presencia y participación de Tristán Bauer, Jorge Boccanera, el rector de la Universidad Nacional San Martín, Carlos Ruta, y el realizador.
«Gelman es un poeta que a partir de Violín y otras cuestiones marca a una generación», dice el director del film, coproducido por su empresa TVAL con la TV-UNAM mexicana. «Es el gran poeta que acompaña a varias generaciones, sobre todo la argentina del ’60 y ’70. Su poesía es imprescindible para aquella época, para entender aquel momento que vivía el país y esa efervescencia a fines de los ’60 y principios de los ’70. Es un hombre extremadamente consecuente: creo que su aporte a la literatura y a las generaciones que acompañamos a su poesía es fundamental, indispensable.» Esos fueron motivos suficientes para que el realizador de Las AAA son las tres armas -filmada en 1977 tras la desaparición de Gleyzer, y basada en la «Carta abierta» de Rodolfo Walsh a la dictadura militar- se calzara nuevamente la cámara al hombro.
Como la amistad entre el poeta y el cineasta, Juan Gelman y otras cuestiones también tiene su historia. «Hace muchos años, Juan y César Stroscio habían hecho un recital en París», cuenta Denti. Gelman recitaba los poemas y el bandoneonista aportaba la música. Denti no pudo ver ese recital mítico que brindaron en la capital de Francia, pero Gelman se lo hizo escuchar. Mucho tiempo después, durante los ’90, «habíamos conseguido un apoyo para hacerlo en Buenos Aires y filmarlo para el cine. Pero sucedieron cosas ajenas a nosotros, tuvimos que suspenderlo y quedó pendiente. Un par de años después, el recital se hizo en México y, a partir de ahí, tuve la idea de hacer una película sobre la vida de Juan». Denti entrevistó por primera vez a Gelman, pero como «Juan no ama las cámaras, no le gusta, no es vanidoso, ni quiere ser protagonista», la producción del telefilm quedó en pausa. Posteriormente, «hicimos una serie de TV en México sobre textos de Juan, retomamos un poco la idea y empezamos a trabajar otra vez. Eso debe haber sido hace seis años. Luego hubo otra impasse. Finalmente hice un armado, Juan lo vio y comprendimos que faltaba otra entrevista», relata el realizador.
Juan Gelman y otras cuestiones aborda la figura del poeta en su totalidad, desde el aspecto literario, político, periodístico y familiar. Pero, sobre todo, humano. A lo largo de casi noventa minutos, Gelman cuenta su infancia y anécdotas de sus padres, sus estudios de piano y su educación secundaria, sus primeros coqueteos con la poesía y las influencias que lo marcaron, sus primeros empleos y su brillante labor como periodista. A la vez, opina sobre temas como la imposibilidad de definir a la poesía, la relación entre la palabra y la música, el impacto de la Revolución Cubana, el surgimiento de la lucha armada y los asesinatos de la Triple A, las desapariciones de sus familiares y compañeros. Gelman analiza distintos momentos políticos de la Argentina. Las entrevistas forman la columna vertebral del documental que, además, cuenta con lecturas de poemas de su propia boca y de Federico Bonasso. Otra de las características de Juan Gelman y otras cuestiones es que tiene un relato en off paralelo que sitúa histórica y políticamente cada época del poeta. La película está dedicada a Francisco Urondo y Jorge Cedrón: «Tanto Paco como el Tigre fueron amigos de Juan y míos», dice Denti. «En muchos momentos de nuestra vida y de nuestros trabajos, ellos estaban presentes.»
-¿Cómo fue la etapa de investigación? El hecho de que usted conociera a Gelman y estuviera familiarizado con el aspecto humano, ¿le permitió abordarlo más fácilmente?
-No, porque cuando tenés una amistad es mucho más difícil llegar profesionalmente. Es como cuando vas a la facultad y tenés un médico amigo, perdés la frescura. Hay muchas cosas que están sobrentendidas. Así que para entrevistar a alguien y después hacer un documental o una historia, hay que tomar distancia porque, si no se complica. Pero en este caso no fue grave, fui haciendo la investigación de a poquito. No crea que en México se pueda hacer una investigación tan fácil de Gelman. En la época en que comencé a realizarla, Internet tampoco tenía la información que tiene hoy. Pero tuve la posibilidad de recibir información de Mara -la mujer de Juan- y del propio Juan, que me fue dando cosas. Además del aporte de Jorge Boccanera y del poeta uruguayo Achúgar, entre otros.
-¿Qué aspectos de Gelman descubrió haciendo la película y le resultaron reveladores?
-Estructuralmente, en la película conviven varios fuegos, arden varios fuegs interiores. Uno es la defensa de la memoria como un espacio vital, de vida. Otros son el amor, el culto a la amistad, el de la palabra poética, el de la pérdida y el del tiempo vivido o la plenitud del tiempo vivido. Eso define por dónde navega el documental. Es por donde se entrelaza la vida de Gelman.
-¿Qué relaciones puede trazar entre la obra y la vida de Gelman?
-La obra de Gelman tiene etapas. Una es la del inicio hasta el ’75, año en que se va: su poesía está más marcada por la cotidianidad, por lo que vivíamos. No quiere decir que fuera siempre política, pero tiene una marca que acompaña a Gelman en el movimiento generacional que se estaba dando en la Argentina. La gran fuerza con la que nace Gelman es que pone en conflicto, acaricia o le da volumen a nuestra lengua. Después viene otra etapa, cuando Gelman deja el país por el exilio y entra en otra fase. Es cuando se consolida un poeta ya mayor, aunque siempre la preocupación de Gelman es el hombre.
-Paralelamente a la narración de la vida de Gelman hay un relato del contexto histórico y político de cada época. ¿Por qué lo decidió así?
-Yo pensé: Gelman nace en 1930. En ese año se da el golpe militar en la Argentina. Pertenecemos a una generación que tuvo democracias interruptas. Nuestras generaciones estuvieron marcadas por los golpes militares. Por eso surgió la guerrilla en defensa de la identidad, según yo creo, y en busca de la libertad. A esa libertad la podríamos llamar socialismo, peronismo, comunismo o revolución. Pero estábamos buscando un espacio porque constantemente éramos violados. En Gelman está presente todo eso. Yo tomé la idea de marcar políticamente porque también era una guía para afuera. Tal vez en la Argentina está presente todo eso, pero afuera no. Por un lado, la cronología está como columna y, por el otro, es la que me permite enhebrar de la poesía a la opinión, a ese Gelman que no es tan conocido. O los silencios y secretos de Gelman, que salen a lo largo de esta historia. Opina de muchas cosas y, a la vez, se revelan muchas aristas que no son conocidas.