Hace 11 años, Margarita Valdés sentía un vacío espiritual. Apoyaba la Revolución pero «tenía carencias religiosas» en el fondo de su alma. El catolicismo no le atraía por ser «extremadamente rígido, conservador y europeo». Margarita, una mulata de 50 años, encontró en la iglesia baptista Ebenezer del barrio de Marianao de La Habana su tabla […]
Hace 11 años, Margarita Valdés sentía un vacío espiritual. Apoyaba la Revolución pero «tenía carencias religiosas» en el fondo de su alma. El catolicismo no le atraía por ser «extremadamente rígido, conservador y europeo».
Margarita, una mulata de 50 años, encontró en la iglesia baptista Ebenezer del barrio de Marianao de La Habana su tabla de salvación. «Conocí gente con mis ideas sociales, una variedad de razas grande y una apertura mental», matiza Margarita, justo antes del culto del pasado domingo.
Amos López, uno de los tres pastores de la iglesia, luce ropa informal. Un conjunto musical afina los instrumentos. Los fieles charlan relajados. Cuentan chistes. Y los símbolos religiosos apenas son visibles.
«En general, la sociedad cubana, muy mezclada racialmente y educada en el laicismo, acepta mucho mejor una iglesia baptista donde no existe el celibato, donde toleramos todo tipo de familias y donde hasta las mujeres pueden ser sacerdotes», asegura Yhanco Monet, otro de los pastores.
Inspiración estadounidense
Las iglesias baptistas de Cuba tienen una buena relación histórica con el Gobierno. Abogan por la separación de Estado e Iglesia. Incorporan el carácter participativo del socialismo en la toma de decisiones. Defienden la igualdad de géneros.
«En definitiva, aplicamos la Biblia porque ella contiene los mismos principios de solidaridad que inspiraron la revolución en Cuba», afirma Yhanco. El predominio de la raza negra en muchos rincones de Cuba fue fundamental, en palabras de Yhanco, para el nacimiento de las iglesias baptistas que llegaron del sur de EEUU en los años 40. Y para que la figura de Martin Luther King, reverendo baptista, fuera reconocida por muchos cubanos junto a Castro y Jesucristo como un personaje primordial.
«La teoría de la lucha negra, en los ochenta, se incorporó con fuerza a nuestra iglesia y vino a sustituir a la teología de la liberación, sin presencia en Cuba», afirma Joel Suárez, coordinador general del Memorial Martin Luther King de La Habana.
Carácter laico
Este centro, que nació a partir de la iglesia baptista Ebenezer, es reconocido por su trabajo de inclusión social.
«Es importante que se sepa que el Gobierno cubano, desde el año 92, cuando cambió el carácter ateo del Estado por el laico, acepta la participación de todas las religiones», matiza Joel.
«Aquí no hay represión. La hubo en los años 70. Fidel Castro ha participado con nosotros en varias reuniones», afirma Raúl Suárez, padre de Joel, fundador del Centro y diputado del parlamento cubano. En palabras de Alicia Sevilla, teóloga del centro, la incorporación de la espiritualidad a la revolución fue «un acierto».
«La fe católica está demasiado alejada del pueblo. Nosotros unimos la vertiente social de la Biblia y la revolución», matiza. Cuando se cumplen diez años de la visita del papa Juan Pablo II, son muchos los que critican el «monopolio de la fe» de la Iglesia católica.
«Claro que fue importante la visita del Papa. Pero ya existía una apertura religiosa», afirma Joel Suárez. Por ello, el Memorial Luther King intensifica sin complejos su raíz cristiana y su implicación revolucionaria. «Lo que más nos interesa es la participación, la implicación de la comunidad en la transformación de la sociedad. Esa es nuestra mayor aportación a la revolución», sentencia el pastor baptista.
Diez años de la visita de Juan Pablo II
El 21 de enero de 1998, Juan Pablo II comenzó la primera visita oficial a Cuba de un pontífice tras el triunfo de la revolución.
Para conmemorar el aniversario, el cardenal Tarcisio Bertone, el secretario de Estado del Vaticano, aterrizó el domingo en La Habana. El cardenal se desplazará hasta Santiago de Cuba para visitar el Santuario de la Caridad del Cobre, virgen mulata y patrona nacional, cuya imagen bendijo Juan Pablo II. El día 25 o 26, se reunirá con el presidente en funciones, Raúl Castro.Diez años después de la famosa frase papal de que «Cuba se abra al mundo y el mundo se abra a Cuba», la visita de Bertone pretende mejorar las históricamente tensas relaciones con el Gobierno cubano.
El sacerdote cubano Pedro Ángel Chasco, en declaraciones recientes, considera que después del fervor post papal, la afluencia de fieles a los templos católicos ha bajado: «Muchos se han decepcionado porque esperaban algo de nosotros que no nos toca: el cambio político». Según el último anuario pontificio, el número de bautizos cayó en Cuba un 12% en esta década.
La Iglesia cubana sostiene que 2007 fue el año en que se celebraron más procesiones y que algunos obispos pudieron hablar por la radio en Navidad y Semana Santa.