En este artículo se revisa la constitución del criterio de Verdad en su relación con el saber científico y el poder, desde el presupuesto de la manipulación del sentido de la dupla Naturaleza/Cultura. Se analizan los medios de comunicación funcionales al sistema político y económico de apropiación de la naturaleza y el uso particularísimo del […]
En este artículo se revisa la constitución del criterio de Verdad en su relación con el saber científico y el poder, desde el presupuesto de la manipulación del sentido de la dupla Naturaleza/Cultura. Se analizan los medios de comunicación funcionales al sistema político y económico de apropiación de la naturaleza y el uso particularísimo del lenguaje masivo en temas ambientales. Como estudio de caso, recorreremos el desarrollo de la energía nuclear, enfocado en la Argentina, refiriendo al ocultamiento de información valiosa para la generación de opinión sobre esta tecnología, a través de la creación de discursos mediáticos inductores.
Se les dio a elegir: podían convertirse en reyes o en los mensajeros de los reyes. Niños, eligieron como niños: todos quisieron ser mensajeros. Por consiguiente, sólo existen mensajeros que corren por el mundo, gritándose unos a otros, puesto que no existen reyes. Mensajes que carecen de sentido. Estos mensajeros querrían poner fin a esta existencia miserable, pero no se atreven a hacerlo a causa de sus juramentos profesionales.[i]
Franz Kafka
Introducción
Desde el principio de los tiempos el ser humano ha pugnado por obtener un cierto ordenamiento del conocimiento que le permita hacer una lectura de la Realidad. Para ordenar ha tenido que diferenciar, separar en rubros, clases, pertinencias, cada una con su específico lugar dentro del mundo del conocimiento. Ha establecido campos y esferas que atienden racimos de saberes nucleados en torno a ejes estatuidos como fundantes de disciplinas, dentro de las que a su vez se agrupan los conocimientos por escuelas, tendencias, subcorrientes, etc.
Los ritos, las reglas, los sistemas de categorías dividen claramente el mundo natural del mundo cultural, el de las relaciones humanas interpersonales y sociales del de la naturaleza salvaje.
Basándonos en el modelo de sociedad jerarquizada, en la que ciertos grupos cercanos al poder deciden por sobre los otros y poseen capacidad de manejo de objetos en mayor grado que los que se hallan estructuralmente más abajo en la pirámide social, podemos incluir aquí una idea en estrecha relación a esta división entre naturaleza y cultura: qué sucede cuando el status-quo piramidal de la sociedad actual, descripta precisamente por miembros de su cúspide minoritaria, instala dentro del mundo de lo natural esta jerarquización y su consiguiente superioridad, como un dato, un hecho de la naturaleza, por tanto, incuestionable?
No es una idea extraña a la historia humana. El nazismo hizo creer a toda una nación el status superior de una raza. Este pensamiento puede rastrearse en las épocas monárquicas, en donde el rey era «naturalmente» superior de nacimiento. Hoy, ese lugar de legitimación como superioridad no se busca en la pertenencia a una nación o a una raza. Ni refiere ya a aspectos divinos. La clave está en la Institución «ciencia». La que legitima, la que hace que alguien de delantal blanco pueda dar las explicaciones más diversas como incuestionables. El saber es el valor, y la legitimidad del saber está soldada a la legitimidad del legitimador.
En estos períodos, la nueva burguesía y los cambios económicos producidos por la primera Revolución Industrial, hacían que las miradas de interpretación trasladaran las leyes de las Ciencias Naturales al orden social y a la política, como es el caso del racionalismo cartesiano deductivo, con el inductivismo newtoniano que tratará de demostrar geométricamente o empíricamente el orden social. La ética demostrada de un modo geométrico dirá Spinoza [ii]. No en vano el mismoComte, ya en el siglo XIX ordenará la sociología desde el positivismo, en el inicio del concepto de ciencia-Verdad [iii].
Horkhaimer [iv] se preguntará qué pasa cuando la vida social se mira desde la racionalidad instrumental, sin dar lugar para la crítica, cayendo en el autoritarismo, en la legitimación por pura proximidad al mundo luminoso de las ciencias estatuidas como Verdades por aquellos que se hallan jerárquicamente más arriba en la pirámide social.
La relación Ciencia y poder es antigua. Un momento en la historia del último siglo estrecha y evidencia ese lazo: el Proyecto Manhattan [v]. Luego, se disolverá el comité que había sido creado con científicos, precisamente porque no eran políticos. Esta relación señala que las etapas del lazo entre política y ciencia han sido diferentes en cada época. Durante los años 50 y 60 fueron de política para la ciencia, en donde se promocionaba que la ciencia no debiera estar manejada por el estado, y que si bien utilizará recursos de éste, ha de ser independiente; luego, los 60 y 70 se caracterizaron por una política de la ciencia, en la que se potenció el desarrollo tecnológico, la planificación y las redes de relaciones de poder con la ciencia se empezaron a tejer sólidamente. La Ciencia debería resolver todos los problemas. La Ciencia se volvía buena y pertinente.
Luego de los 80, se hablará de la ciencia en la política, porque formará parte de las grandes cuestiones políticas de Estado instalada en la mesa de concertaciones. La sociedad entonces se someterá a ser mera espectadora de la producción de los medios de destrucción, y el perfeccionamiento del despilfarro. Marcuse se había preguntado desde dónde ejercer la crítica[vi], si las crisis entre clases ya eran cosas del pasado y ya no más agentes de cambio, en tanto los ejes de las problemáticas giraban en torno a las cada vez más fuertes diferencias entre ricos y pobres. Que la mayoría las acepten como «dadas» no las hace ni naturales ni racionales. Entonces, la razón tecnológica fue virando hasta transformarse en única razón. La dominación del hombre por el hombre es la continuidad histórica que vincula la razón pre-tecnológica con la tecnológica. Ya la relación no es más amo/esclavo sino de múltiples redes de convenciones que afirman y sustentan un orden jerárquico tecnológico-científico que sostiene que la destrucción es el precio del progreso, imposible de obviar. Precio que será pagado por la base de la pirámide social una vez más, continuando una lógica que siempre se desarrolló dentro del continuo histórico de la dominación.
Una Ciencia que siempre tuvo pretensiones de neutralidad, incuestionada y pertinente a la hora de justificar emprendimientos tales como el uso energético de la fisión nuclear (que se revisará en este capítulo), las mega represas hidroeléctricas, el desviado de cursos hídricos, la tala indiscriminada, la emisión de gases de efecto invernadero, el vertido de residuos al mar, la introducción de eventos biotecnológicos con impactos no evaluados.
Entonces, ¿es necesaria una nueva ciencia o una nueva ética de la ciencia? Un nuevo orden científico o una nueva mirada sobre las jerarquizaciones instaladas en nuestra sociedad, sus modos de producción y de distribución?
La Comunicación
La difusión mediática de las temáticas ambientales conlleva diferentes aspectos a tener en cuenta, desde la formulación de temas propios de la ciencia para que sean comprensibles al público masivo, hasta el ordenamiento de los conceptos e ideas para construir receptores críticos, capaces de dirimir y evaluar los contenidos informativos que se brindan.
¿Habrá que inventar otro lenguaje para hacer accesible a la mayoría los conceptos que devienen de los campos científicos, y para generar espacios para el desarrollo de un nuevo receptor crítico y sensible?
Los Medios de Comunicación
Los profesionales de cualquier rama de la ciencia dura desarrollan tareas en las que manejan un lenguaje de características especiales, que difícilmente pueda ser apropiado por las personas en general y por los que pertenecen a la rama de las llamadas ciencias blandas o humanidades.
No se podría, como propuso alguna vez Althusser, (quien planteó la ciencia como un «continente» oculto por las nieblas metafísicas) [vii]utilizar un idioma especial en el interior de cada ciencia, puesto que sólo resultarían compartimientos estanco sin posibilidades de interrelación entre sí, ni entre ellas y el mundo. Pero, aún esta lógica elemental se contradice cuando vemos en la práctica, que dentro de cada disciplina se establecen los llamados juegos del lenguaje, que señalan compañeros de sector: «dialectos» en cada una de las diferentes profesiones.
¿Cómo hacer, como periodistas en ciencias para acercarnos a alguna realidad y divulgarla con mediana suerte de ser comprendidos por la mayor cantidad de gente posible?
La realidad es un límite al que tiende el pensamiento del hombre. Cada vez que se habla de la «realidad de las cosas» se habla de una construcción sociocultural que nos permite comunicarnos con el resto de los mortales en esta gran creencia de que sabemos de qué está hablando el interlocutor cuando nos habla. Solo es posible entenderse con los demás si existe un acuerdo previo en los usos de las formas expresivas, esquemas conceptuales, ubicación del Otro como receptor legítimo. Sin estos requisitos no habrá realidad, no por que no sucedan las cosas, sino porque lo que llamamos realidad es simplemente una instancia cognoscible a partir de la puesta en común de esos acuerdos.
Cuando nos relacionamos con personas de otros países latinoamericanos que hablan el castellano, encontramos que llaman a algunas cosas de manera diferente, y a veces una palabra inocente en nuestro país, resulta un insulto en otro.
Cuando se proyecta un filme en el que se desarrolla una narración cualesquiera, habrá espectadores profundamente emocionados; otros que se habrán dormido; otros que saldrán indiferentes y hasta otros molestos con el mensaje. Han visto diferentes filmes? No, sino que los han visto desde diferentes lugares, y los han decodificado desde diferentes competencias. ¿La Cenicienta podrá ser un relato infantil o un alegato por la ruptura del aislamiento entre clases sociales, o el desamor en algunos roles parentales?
Este es uno de los grandes muros que los analistas de la comunicación percibimos. Esta imposibilidad de unificar un receptor homogéneo ante un mensaje único, instala el primer escollo del vínculo comunicacional. Pero no es el único.
Los comunicadores especializados tenemos la preocupación de divulgar lo que pasa en la cocina de las ciencias hacia el exterior de ellas, logrando que se nos comprenda.Cómo atravesar las dificultades y ofrecer información de fácil comprensión? Cómo «traducir» desde las Ciencias de la Comunicación y el Periodismo científico, el discurso de las ciencias duras, y hacerlo relacionarse con la gente que quiere saber de qué se trata? Desde una narración, ¿explicar un teorema?
El discurso platónico con que se inauguró la ciencia no fue precisamente científico. Las ciencias no pueden «saber y hacer saber» sin acudir al relato, a la narración, a alguien que explica a otro, que cuenta, que refiere.La comunicación a través de la narración resulta así condición sine-qua-non de toda formación social. El mismo juego de la ciencia presupone temporalidad, pasado, camino a seguir, contextualización de presente: El relato de la Epopeya del Conocimiento.
Sin perder de vista el ejemplo cinematográfico citado anteriormente, si el lector esperaba un texto en el que habláramos de la posibilidad de la comunicación cabal, amargo será su desengaño. Es humanamente imposible lograr una recepción homogénea entre seres diferentes, cuyas psicologías, historias de vida, percepciones, adiestramientos, lenguaje y saberes son bien diferentes unos de otros.
Como objetivo de máxima, los comunicadores (y cualquier persona) podemos aspirar a poner en evidencia estas cosas, y a acercar a mayor cantidad de receptores la mayor cantidad de información, en la esperanza de que sea decodificada y comprendida con cierto arreglo a nuestra voluntad.
En las ciencias, un enunciado científico tendrá validez de Saber, solamente si se sitúa en el contexto en que se ha generado, e inserto en una trama de saberes, podrá ser entendido por el resto de la sociedad.
La ciencia no puede evitar que sus enunciados se relacionen con el tiempo, el ámbito, la historia, la reflexión humana, ya que no existen acontecimientos aislados ni puros. La ciencia evoluciona al ir dando cuenta de los problemas y desafíos de cada época.
(El filósofo Francoise Lyotard dirá que si la humanidad debe ser el héroe de la libertad, todos los pueblos tienen derecho a las ciencias, y si el sujeto social ya no es el sujeto del saber científico, será que lo impiden los sacerdotes y los tiranos [viii].)
La tarea colectiva más grande que hoy enfrenta la humanidad concierne a los problemas de riesgo ambiental global, y a los de equidad entre los pueblos. Para ella, es menester romper con las divisiones históricas entre ciencias duras y blandas. En este tiempo de crisis, cabe la pregunta acerca de si la misma ciencia que nos llevó a los problemas, nos podrá sacar de ellos. Los problemas ambientales globales tienen rasgos comunes, son complejos y variables. Y devienen de un paradigma de apropiación del mundo, que impide por sus propias características, otro modo distinto de pensar la relación del ser humano, con la naturaleza.
El modelo de racionalidad científica tal vez no resulte apropiado para el abordaje de estas problemáticas, siendo menester que la ciencia dura «se derrame» y fusione transdisciplinariamente con las ciencias sociales, en la búsqueda – a estas alturas de la humanidad, desesperada- de nuevos paradigmas que posibiliten soluciones integrales.
Así como el derecho actual reconoce nuestras obligaciones con respecto a las generaciones futuras, a las otras especies y al ambiente, la ciencia también se expande en una transición profunda y veloz de la que no podemos medir resultados.
Y a la luz de estos cambios vertiginosos, surge ante los ojos una suerte de doble ciencia: aquella que promueve el bienestar presente y futuro, y aquella que, financiada e inscripta en ámbitos corporativos, promueve ventajas comparativas inmediatas, ocultando o echando un manto de duda sobre los impactos que a futuro podrían resultar en el ambiente y en la salud de las personas, de sus creaciones y patentes. [ix]
¿Cómo es que no se ve, que no se conoce, que no se sospecha de estos riesgos, por demás altos?
El Vehículo (el lenguaje)
Cuenta Todorov que cuando los indios americanos en el período de la conquista confrontaron con una lengua desconocida, los dioses se les volvieron inteligibles, perdiéndose la comunicación, y poniéndolos en franca inferioridad. Ello, dice el filósofo búlgaro, fue el punto de partida del sometimiento. Para Occidente la lengua diferente es igual a mudez, a incapacidad de habla, y deviene en la descalificación del otro como interlocutor y como ser humano. En los indios la tradición oral es la identidad misma de la sociedad.Los escribas españoles hablaron en sus crónicas DE LOS indios, pero no A LOS INDIOS, ya que no los reconocen como sujeto receptor…[x]
Muchas veces se ha señalado que escribir en «difícil» puede responder a propósitos de contra información. Cuando se exigen explicaciones más precisas sobre ciertos desarrollos tecnológicos y sus impactos en el ambiente, es probable que hallemos una profusión de papers y trabajos de gran profundidad, pero que a los ojos del lector general, poco eficaces.
A lo largo de los últimos años, en Argentina el discurso ambiental oficial ha sido consecuente con la lógica capitalista, más atenta a utilizar expresiones como»desarrollo», «avance de las ciencias», «el bienestar común» que a ejecutar un real desarrollo sustentable.
Los nuevos movimientos sociales han puesto en evidencia enormes y múltiples pasivos ambientales acumulados por décadas, imposibles de disimular al ser percibidos por una sociedad que comienza a tomar conciencia de la dimensión ambiental, y a tomar estado público y mediático. Durante los años 90, la entonces responsable de la cartera ambiental en el país[xi], se rodeó de un equipo de científicos y especialistas en una amplia variedad de temas ambientales, que respondían hábilmente a cada reclamo, con un fuerte asesoramiento legal que protegía sistemáticamente a los responsables de los desastres ambientales, amigos del poder político de turno. De ese modo, la industria petrolera, la minera, la agrotecnológica, las usinas hidroeléctricas, disimulaban u ocultaban sus fuertes impactos ambientales. No es algo nuevo: en cada período de gobierno existen funcionarios funcionales al poder empresario e industrial, que ocultan minuciosamente los pasivos ambientales de sus «socios».
Los medios masivos de comunicación, fuertemente respaldados, entre otras, por grandes empresas químicas, petroquímicas y de agronegocios se volcaron a promover las bondades de un sistema de consumo insustentable, y a entronizar en la cúspide de la protección ambiental, a sus auspiciantes. Petroleras devenidas protectoras de la naturaleza; agroquímicas multinacionales promoviendo el bienestar del país a página completa. El discurso de estas empresas y de los gobiernos que permiten sus andanzas contaminantes se apropió de la terminología nacida en el ecologismo, vaciando su sentido original, y buscando legitimar ante las personas, sus prácticas insostenibles. Una legión de científicos contratados por esas mismas empresas, ofrecían la mitad de la biblioteca para que se justifique lo injustificable.
Pero la granada estalló en las manos y el maquillaje verde se fisuró: pueblos enteros [xii], madres de víctimas de la contaminación [xiii], gente que ya no tenía nada más que perder, ponía en evidencia un sistema productivo descontrolado que marchaba a espaldas de una legislación obsoleta o en el mejor de los casos, incumplida.
El principio del milenio halló una Argentina reclamadora, con un nuevo corpus legal de respaldo, y alguna injerencia sobre ciertas decisiones. Se multiplicaron los reclamos, las causas penales. Empezaron a develarse los pasivos ambientales que se ocultaban cuidadosamente debajo de un discurso prolijo que aseveraba que todo estaba en orden y bajo control. Residuos radiactivos abandonados a cielo abierto [xiv]; enterramientos clandestinos de tóxicos [xv]; venta y uso de químicos prohibidos [xvi]; centenares de derrames de hidrocarburos abandonados a su suerte en mar y tierra [xvii], aparecieron de la nada en una sociedad que despertó a estas realidades, cuando los discursos se rompieron y dejaron ver detrás.
Hubo y hay intentos desesperados por parte de las empresas y los gobiernos de disimular y ocultar con el discurso, ese difícil panorama que se pone en evidencia. Y surgen análisis que instalan en la categoría de daños colaterales del progreso a esos desmanejos. Sin embargo, comienzan las demandas personalizadas a directivos y funcionarios, que han incumplido con sus deberes o violado la legislación vigente[xviii]. [1]
Qué percibimos con esto? Que durante décadas, el poder político y económico funcionó como el español para Todorov: las personas se hallaban ante un discurso incomprensible, legitimado por la institución científica, y cuando podían decodificar algún mensaje sencillo, éste hablaba de los beneficios del progreso y de las maravillas del desarrollo.
El periodismo científico independiente, sumado a las nuevas herramientas de acceso a la justicia, generaron que ese «nadie» víctima del impacto del modelo productivo (que no comprende porque no sabe, y para el que la ciencia es casi una cuestión de fe) despierte y actúe individual y masivamente reclamando y rechazando el incumplimiento de aquél discurso resemantizado para la ocasión.
Esquel [xix], Gualeguaychú [xx], Ezeiza [xxi], Andalgalá [xxii], San Juan [xxiii], contraencuentro Iguazú [xxiv], son masivas puestas en escena de los sentidos reales de esos discursos vaciados: la profunda huella de la entrega nacional a los agronegocios [xxv]; los leoninos y contaminantes sistemas mineros [xxvi]; la industria petrolera controlada por nadie; la industria nuclear que se controla a si misma [xxvii].
Urge a los intelectuales del movimiento ecologista, una revisión de estos procesos y una reformulación de estrategias que resemanticen el lenguaje y desenmascaren el maquillaje verde y la perversa alianza entre empresas y poder político, cuya prevalencia ha llevado a la crisis ambiental.
Solamente de ese modo se podrá buscar una salida diferente a las mejoras pulsantes en función de estallidos sociales. Un cambio proveniente de una percepción distinta de la naturaleza y sus recursos. Un nuevo modo de consumo, una reubicación de las necesidades básicas atentas a satisfactores reales y no a necesidades ficticias compelidas a través del discurso.
Caso Testigo: El Desarrollo de la Energía Nuclear
En los sesenta años de existencia de la tecnología para la generación de energía por fisión, no se ha conseguido dar una solución satisfactoria al problema de los riesgos que comportan los materiales radiactivos en los posibles accidentes, mala manipulación, vertidos y fugas a lo largo de todo el ciclo nuclear y de los descomunales residuos radiactivos producidos en él, que son el talón de Aquiles de esta tecnología [xxviii].
El movimiento antinuclear, cuna del movimiento ecologista en el planeta, reconoce los residuos nucleares ya existentes como un grave problema al que hay que buscar solución, y propone que la mejor forma de comenzar a actuar, es dejando de producirlos.
Las distintas justificaciones que se han ofrecido para la construcción de plantas nucleares han caído en el descrédito. El argumento que afirma que esta energía no produce gases de efecto invernadero, resulta paradójico frente a la enormidad de los argumentos adversos que esta tecnología comporta. Y llaman poderosamente la atención con su esencia falaz, en boca de teóricos y políticos.
Desde el ecologismo se lee como un intento desesperado de actualizar el discurso de defensa de esta tecnología, insustentable por naturaleza y la más cara para la producción de electricidad.
La nucleoelectricidad nació de la mano y como vehículo de la era atómica. El gigantesco y diversificado operativo montado por los Estados Unidos en pos del desarrollo de la primera bomba y de la carrera misilística que le siguió, requería de una gran cantidad de plutonio. El plutonio no existe en la naturaleza, sino que se obtiene como subproducto, en pequeñísimas cantidades. Para obtener isótopos de plutonio se tiene que bombardear con neutrones el Uranio-235, que los absorbe transformándose en Uranio-236, mucho más radiactivo, y además, un bajo porcentaje de plutonio.
En 1942 se construyeron enormes plantas en Oak Ridge, Tennessee, Hanford y Washington para obtenerlo. El proyecto Manhattan produjo su resultado (la primera bomba atómica) en 2 años y 3 meses, detonándose en la llamada Prueba Trinity el 16 de julio de 1945 cerca de Alamogordo, Nuevo México. Luego, «Little Boy» y «Fat Man» detonaron en Hiroshima el 6 de agosto de 1945 y en Nagasaki el 9 de agosto respectivamente.
EEUU necesitaba justificar el desmesurado proyecto secreto y la cantidad de centrales e instalaciones que velozmente se erigieron, así como electroductos, las tres ciudades secretas (Oak Ridge, Hanford y Los Álamos) cuyos habitantes vivieron sometidos a una cuidadosa vigilancia y las 150.000 personas involucradas. La producción que generó el proyecto fue abrumadora, miles de inventos y de patentes fueron registrados. Se invirtieron miles de millones de dólares.
En la década de los años `50 Estados Unidos lanzó desde la IAEA (Agencia Internacional de Energía Atómica), una obra maestra de la resemantización el discurso: la campaña «Atomos para la paz»[xxix], que derramó sobre las poblaciones la idea de un «átomo bueno» (resaltemos esta vinculación de criterios morales con la menor partícula de la materia).
La situación de los años sesenta agregó justificaciones a la nucleoelectricidad, con el fantasma del inminente agotamiento de las reservas petroleras, que se habían calculado entonces, para apenas 20 años más.
La política internacional fomentó entonces en dos décadas siguientes, un incansable aliento a que los países en desarrollo instalaran sus centrales nucleares de potencia. Argentina no fue la excepción, y puso en marcha Atucha I aguas arriba del Río Paraná, a 7 km de la ciudad de Lima, Partido de Zárate [xxx], en 1974, y Embalse Rio III, en la provincia de Córdoba en 1984.
Las últimas dos décadas, sin embargo, conllevan la disminución sensible de licencias y de construcción de centrales en todo el mundo, así como el surgimiento y la participación masiva en el ecologismo no nuclear. Italia definió el cierre de sus cuatro centrales tras un referéndum popular en 1987; en el mismo año Austria reconvirtió su única central nuclear a gas. Dinamarca prohibió por ley el uso de energía nuclear como recurso energético. Suecia decidió también por referéndum el cierre de sus 12 centrales para el año 2010. Frecuentemente se instalan moratorias en la construcción de centrales nucleares, tal el caso de Alemania, UK, Bélgica o Finlandia. Suiza y Canadá también las tienen.
Existen unos 30 proyectos de construcción de centrales de energía nuclear en el mundo, la mayor parte de ellos en Asia, y ninguno en Europa, adonde la energía nuclear provoca problemas debido a la inquietud y el rechazo de la población, cada vez mayor. Hay episodios trágicos protagonizados por activistas que perdieron la vida oponiéndose al traslado por tren, a través de Europa, de los residuos radiactivos [xxxi] desde su sitio de generación hasta el de reprocesamiento.
En muchos países (como México con Laguna Verde [xxxii] o Argentina con Atucha II [xxxiii]) se recurrió a una fundamentación interna para iniciar la culminación de las obras. Se ha gastado tanto, dicen, que sería irracional abandonar el proyecto. Sin embargo, lo adecuado, en costos económicos y ambientales, es la conversión a gasoeléctrica. En realidad, la planta proyectada para la Argentina ya es un fracaso económico, aún sin haber sido concluida [xxxiv].
En ninguno de los países pobres en los que se implantó la energía nuclear, se justificó desde el punto de vista energético o ambiental, pero sí desde el político-ideológico. Era una búsqueda de una mejor posición dentro de una jerarquía internacional de poder, independientemente de si la implantación de la energía nuclear iba o no acompañada por una decisión de construir armas nuclear. En los casos de Argentina y Brasil la fuerza social que impulsó el proyecto de nuclearización era la burocracia armada, sin apoyo de sectores sociales significativos independientes [xxxv].
Para justificar el programa nuclear argentino se elaboraron proyecciones «para la ocasión» de las demandas de energía, ignorando precedentes históricos y tasas de crecimiento. El gobierno militar impidió cualquier discusión. El Plan generó serios conflictos con el gobierno de los Estados Unidos y llevó a concreciones técnicas como la planta de enriquecimiento de uranio (homóloga a la que se accidentó en Japón [xxxvi]) en Pilcaniyeu, provincia de Río Negro, que se justificó como supuesta tecnología clave para el desarrollo, o el LPR (Laboratorio de Procesos Radioquímicos), en el Centro Atómico Ezeiza, que costó 400 millones de dólares pero que jamás reprocesó combustible alguno, o el mentado y abortado Proyecto misilístico Cóndor [xxxvii].
La derrota de la Junta militar en Malvinas y los tribunales de denuncia de crímenes organizado por el gobierno democrático llevaron a un desprestigio sin precedentes a las Fuerzas Armadas, y a la desarticulación del plan nuclear argentino.
La catástrofe del reactor de Chernobyl [xxxviii] ha demostrado que los intentos de controlar la potencia de la división del átomo pueden fallar y pueden ocasionar consecuencias sociales y ambientales muy graves. Numerosos, grandes y pequeños accidentes han sido ocultados con celo [xxxix]. Hoy mismo, a veinte años de Chernobyl, la cúpula de la Autoridad Regulatoria Nuclear Argentina, afirmó que en aquélla catástrofe murieron solamente 30 personas y que no hubo ni hay allí, contaminación. [xl]
A esta larga lista hay que sumar los riesgos y accidentes acaecidos en todo el ciclo, incluyendo el transporte, la manipulación, la mineración y la protección de áreas contaminadas, al cierre de minas y reactores.
En cada etapa del ciclo del combustible nuclear son posibles derivaciones a la producción y/o tecnología de las armas nucleares. El uso pacífico de la energía nuclear, madrina encubridora de la carrera armamentista mundial, colabora estrechamente con el riesgo de la proliferación mundial de armas atómicas. Con el desarrollo de la energía nucleoeléctrica, es imposible recorrer el camino hacia un mundo libre de armas nucleares. Como riesgo adicional tenemos los accidentes, ataques durante guerras o por parte de terroristas, ocultamiento y vertidos clandestinos.
En todas las fases del ciclo del combustible nuclear se liberan o se acumulan materiales radiactivos, hecho que se ha desatendido y ocultado durante mucho tiempo así como el efecto letal de la radiación de bajos niveles [xli]. La minería del uranio ha producido conflictos con poblaciones locales que no se benefician con la extracción y que deben soportar los riesgos de la misma, como las poblaciones de Carlos Paz (Mina Los Gigantes, Córdoba), Malargüe (Mina Huemul, Mendoza) o proyectos tales como el de Gastre, en la provincia del Chubut [xlii]. La CNEA (Comisión Nacional de Energía Atómica) lleva años de desmanejo ambiental.
Un ejemplo: En 1978 se iniciaba la explotación de las reservas uraníferas en el Valle de Punilla, en un área de 100 kilómetros cuadrados: Los Gigantes. Cosquín se había descartado por estar urbanizado, aunque durante 1992 y 1993 se removieron tierras del barrio La Mandinga, hasta que la Secretaría de Minería de la Provincia obligó detener el trabajo. El 12 de julio de 1979 la CNEA firmó un convenio con la empresa SANCHEZ GRANEL otorgando la explotación hasta 1995, violando la Ley 24472 (Art.5º) que prohibía conceder a particulares las minas nucleares, y bajo la ley de Obras Públicas, por la que se eliminaba el riesgo empresarial.
Las normas de seguridad eran vagas referencias, y no se establecía claramente el límite de las responsabilidades entre los Estados provinciales y la Nación. Para la obra, se construyeron 20 kilómetros de infraestructura vial, mesetas artificiales, una planta, una usina y una villa, moviendo 1.600.000 metros cúbicos de suelo.Además se construyó una presa para evaporación de efluentes con un espejo de agua de 8 hectáreas. En varias ocasiones el embalse contaminado con los líquidos acidificados se desbordó cayendo líquido al Río Cajón y a la cuenca del San Antonio, directo al Lago San Roque [xliii]. Entre 1982 y 1985 se arrojaron a su cuenca300.000.000 litros de líquidos ácidos con trazas de uranio, radio y radón.
En 1987 DIPAS (Dir. Pcial. de Agua y Saneamiento) cerró la toma de agua de la mina por contaminación. A causa de los reclamos de CNEA la empresa anunció la detención de la explotación «por razones ambientales», llegando en 1991 a rescindir el contrato. La empresa no pudo reclamar, porque su titular, Eduardo Sánchez Granel fue varios meses a prisión por fraude al titularizar la quiebra de la empresa Condecor, financiera de su firma minera.
En Los Gigantes quedaron 2.400.000 toneladas de residuos «colas de tratamiento» y 1.600.000 toneladas de mineral marginal y estéril, expuestos a las inclemencias del clima afectando los afluentes del Río San Antonio y el Lago San Roque. Estos cursos son fuente de aguas potables para Villa Carlos Paz, Cuesta Blanca, Icho Cruz, Tala Huasi, Mayu Sumaj y San Antonio de Arredondo. Luego de décadas, la CNEA ha empezado (suponemos que por presión de los ecologistas, la prensa y el turismo) a hablar de remediación.
El argumento utilizado para la fundamentación económica del uso de centrales nucleoeléctricas, además de la aseveración de no generar gases de efecto invernadero, es el bajo costo del kilowatt hora. Es perverso y falaz el cálculo que se hace para su evaluación, ya que se dejan fuera de las estimaciones, adrede, los costos de remediación, los costos de transporte y seguros, los costos de puesta en marcha de las centrales, los costos de prospección y mineración, el cierre de minas agotadas, los valores millonarios de la desactivación de las usinas al fin de sus vidas útiles, y fundamentalmente, los costos de protección y control por miles de años, de los sitios adonde se depositen los desechos.
Todo ello hace, honestos cálculos mediante, que la energía nuclear sea la más cara que jamás haya existido. Además, esta imbricación entre poder-armas-energía nuclear, ha tenido numerosos subsidios y apoyos, que lamentablemente no han sido equitativamente destinados a las energías de fuentes renovables.
El uso responsable de la energía debe ser la meta hacia la que en primer término nos encolumnemos como civilización humana. Y ese uso debe conllevar la seguridad ambiental, el desvínculo para con la industria bélica y el reaseguro de no ser herencia nefasta.
Cuando al inicio de este trabajo hablábamos acerca del discurso y sus sentidos, el caso nuclear merece estar aquí como caso tipo. En pocos temas la manipulación del discurso oficial ha sido tan evidente. Quizás en el de la biotecnología, pero con la reserva de estar en las manos privadas de multinacionales.
Se ha minimizado, se ha ocultado información, se ha impedido el acceso a las investigaciones internas. Los ecologistas hemos recibido las angustiosas declaraciones de trabajadores de las áreas de operación con material radiactivo, a los que no se les permite revisar los resultados de los estudios médicos periódicos. Hemos presenciado la caída del proyecto GASTRE al desenmascarar que un informe geológico del área elegida era copiado del basamento rocoso sueco, y que el emplazamiento se hallaba sobre una falla, cuando formalmente se había declarado como «zona sísmica cero».
Podríamos aquí seguir ampliando y enumerando casos puntuales. Pero el objetivo de este trabajo es evidenciar que así como en este caso de la energía nuclear, en tantos otros (minería, biotecnología, megarepresas, uso de químicos peligrosos, etc) el discurso que envuelve la promoción de esas prácticas y materiales, es un discurso que vela el real peligro potencial de las mismas.
Un discurso preparado por esa mitad de la biblioteca que insiste en sostener que la ciencia es independiente de sus contextos de descubrimiento y de aplicación. Una ciencia que pretende sostener ese aislamiento. Una ciencia, en fin, hija de su tiempo.
El ecologismo pugna por instalar un nuevo discurso crítico ante los procesos insustentables que han llevado a la civilización a la crisis, pero a la vez, que de cuenta de las prácticas de desarrollo que aseguren la permanencia de la especie en el planeta, y de todas las demás especies, pues la pérdida de una sola de ellas, nos empobrece como humanidad.
Llegarán las mansas lluvias y el aroma del campo,
Y las golondrinas girando con trémulo sonido,
Y las ranas, en los estanques, croando por la noche,
Y los ciruelos salvajes de tembloroso albor.
Los petirrojos vestirán sus fuego de plumas
Silbando sus caprichos en un alambrado.
Nadie se proecupará de la guerra, nadie
Se preocupará por fin de cuando acabará.
Nada ha de importarles, ni a las aves ni a los árboles,
Si la humanidad perece por entero,
Y la primavera misma, cuando despierte en la aurora,
Apenas sabrá que hemos pasado.
Sara Teasdale [xliv]
Notas:
[i] Kafka, Franz. La Muralla China. En Obras Completas, Editorial Teorema, Barcelona, España (1983).-
[ii] Spinoza, Baruch de. Etica demostrada segun el orden geometrico, Editorial QUADRATA, (2005).-
[iii] Comte, Auguste, Discurso sobre el espíritu positivo Editorial Andrómeda (2005).-
[iv] Horkheimer, Max: Crítica de la razón instrumental. Buenos Aires, Sur, (1969).
[v] El Proyecto Manhattan era el nombre en clave de un proyecto de investigación llevado a cabo durante la Segunda Guerra Mundial por los Estados Unidos con ayuda parcial del Reino Unido y Canadá, con el objetivo de desarrollar la primera bomba atómica. Fue dirigida por el físico Julius Robert Oppenheimer mientras que las operaciones militares por el Gral Leslie R. Groves. El proyecto se llevó a cabo en numerosos centros de investigación siendo el más importante de ellos el Distrito de Ingeniería Manhattan situado en el conocido actualmente como Laboratorio Nacional Los Álamos.
[vi]Marcuse, Herbert. Crítica de la cultura y de las sociedades post-industriales Tiempo Nuevo. Caracas, (1973). –
[vii] Althusser, L. Para una Critica de la práctica teórica. Siglo XXI, Madrid. (1974).-
[viii]Lyotard, Jean Francois. La condición postmoderna, Informe sobre el saber. Ed.- Cátedra, Madrid (1989).-
[ix] The Corporation. Un documental de Jennifer Abbott, Mark Achbar y Joel Bakan, (2005)
[x] Todorov, Tzvetan. La conquista de América, el problema del otroSIGLO XXI EDITORES. México, (1989).-
[xi] Ing. Maria Julia Alsogaray
[xii] Ej. Esquel, Pcia,. del Chubut, alzamiento popular NO A LA MINA de oro con lixiviación por cianuro.
[xiii] Ej: Mabel Bastías, madre de Nahuel, que murió tras padecer leucemia, según ella a causa de la contaminación por PCB. El juez federal de Zárate y Campana Efraín Fagionatto Márquez procesó a tres funcionarios técnicos de Edenor -Daniel Lello, Luciano Pironio y Adalberto Márquez- por considerarlos autores «penalmente responsables del delito de contaminación peligrosa para la salud», según consta en la resolución. O las Madres el Barrio Ituzaingó Anexo, en la ciudad de Córdoba.
[xiv] Ej. Malargüe, precordillera e la provincia de Mendoza. 350.000 toneladas de residuos radiactivos provenientes de la mineración el uranio de Mina Huemul, abandonados a su suerte detrás de un alambrado olímpico, con el que le aseguraron a los habitantes, detrás de él «no tenían más problemas» (Ing. Klein, CNEA, Comisión Nacional de Energía Atómica).
[xv] Alta Córdoba, Provincia homónima: 30 toneladas de DDT ocultas en un viejo galpón, por el SENASA, ServicioNacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria por lapso de 30 años. Pueblo La Argentina, Provincia de Santiago del Estero: enterramiento clandestino a la vera de las vías del tren de un gran tonelaje de DDT y otros organoclorados.
[xvi] Ej. Parathion. Prohibido en el mundo y de venta clandestina local.
[xvii] Oficialmente en los primeros 5 meses de 2006, hubo en la provincia de Chubut, 455 derrames accidentales de hidrocarburos.
[xviii] Ej. Proceso al Pte. Del SENASA / Proceso a directivos de petroleras.
[xix] Op. Cit. xxii
[xx] Caso oposición la instalación de pasteras celulósicas en el Rio Uruguay.
[xxi] Demostrada contaminación con uranio en napas de agua a causa de vertidos clandestinos de la CNEA en el Centro Atómico Ezeiza.
[xxii] Provincia de Catamarca, epicentro Norte de las movilizaciones antimineras
[xxiii] Provincia del Oeste argentino, en la que la minería de oro amenaza contaminar el recurso hídrico de toda la región, y que ha derivado en movilizaciones, marchas y presentaciones judiciales.
[xxiv] Referencias a localidades argentinas que realizaron multitudinarias marchas populares oponiéndose a la contaminación generada por las empresas o instituciones locales.
[xxv] Argentina tiene en 2006 diecisiete millones e hectáreas cubiertas por soja transgénica propiedad de Monsanto.
[xxvi] Tanto como para el petróleo, las empresas extractivas pagan impuestos sobre declaraciones juradas que ellas mismas entregan sin contralor alguno.
[xxvii] La Comisión Nacional de Energía Atómica reporta a Presidencia de la nación.
[xxviii] Los radionucleidos existentes en los residuos nucleares y en los materiales irradiados, emiten radiaciónes Alfa, Beta y Gamma ependiendo del tipo, por lo que se pueden clasificar como de baja, media o alta actividad. La radiación Alfa es fácilmente manejable, no sí los rayos Gamma, que atraviesan gruesas paredes de plomo, y teóricamente, no hay modo de detenerlos.
[xxix] «Átomos para la paz» fue el título de un discurso pronunciado por Dwight D. Eisenhower a la Asamblea General de la ONU en New York el 8 de diciembre de 1953. «Me siento impulsado a hablar hoy en un lenguaje que en un sentido es nuevo–un lenguaje el cual, yo, que he gastado gran parte de mi vida en la profesión militar, hubiera preferido no usar nunca. Ese nuevo lenguaje es el lenguaje de la guerra atómica.»
[xxx] Carlos V en su Decreto Real de 1523 señala ue todo establecimiento contaminante debía instalarse aguas debajo de las ciudades.
[xxxi] En 2004, un ecologista de 23 años que se había encadenado a una vía en Avricourt para impedir el transporte de residuos nucleares en un tren que viajaba de Francia a Alemania, murió tras ser arrollado por el convoy, que le cortó las dos piernas. El tren, que lleva un cargamento de 336 contenedores con un total de 174,7 toneladas, realizaba el trayecto desde instalaciones de la planta de la COGEMA en La Hague, donde se han procesado los residuos nucleares, hacia Gorleben, al norte de Alemania, para su almacenamiento definitivo. Era el séptimo convoy de este tipo de residuos que vuelvían a Alemania desde que las compañías eléctricas de este país y la Compañía General de Materiales Nucleares (COGEMA, filial de gigante francés Areva) firmaran en abril de 1996 un contrato para su tratamiento.
[xxxii] Publicado por el Monitor Nuclear de WISE/NIRS el 31 de enero de 2003
[xxxiii] El costo total de Atucha II se evaluó en 1985 en alrededor de 4.000 … aún faltan incluir en los costos de Atucha II los costos operativos, el combustible … www.greenpeace.org.ar/media/informes/2330.pdf
[xxxiv] Se estima para Atucha II, obra paralizada desde hace década y media, una inversión realizada de unos 5000 millones de dólares.
[xxxv] En nuestra región, el inicio de la explotación nuclear coincidió con gobiernos de facto, y con universidades funcionales a los mismos. Recuérdese el vaciamiento de las universidades argentinas, y el éxodo de científicos, perseguidos por el régimen, al exterior, durante los años 60 y 70.
[xxxvi] Cobertura de prensa de CNN del 30/09/99 y WISE Referencias: Cobertura de prensa de CNN del 30/09/99 y WISE
[xxxvii] En el marco de unas «relaciones especiales» (al decir de Francisco Corigliano, FLACSO) establecidas por el gobierno de Menem con los EEUU, la desactivación del proyecto Cóndor registró un incremento cada vez mayor de las presiones de aquél país, sembradas de conflictos interministeriales, resistencia de la Fuerza Aérea argentina a las presiones norteamericanas, hasta el decreto presidencial 995 del 28 de mayo de 1991, que decidió el fin del misil.
[xxxviii] 26/08/1986, explosión del Reactor Nº 4 en Bielorrusia, con miles de víctimas fatales y enfermos.
[xxxix] Accidentes nucleares más relevantes:Three Mile Island, 1979 (Unidad 1 de la central nuclear de Three Mile Island, Pennsylvania, EE.UU.), RUSIA, RIO TETCHA, 1948/51 (vertido de residuos radiactivos al río Tetcha durante cuatro años contaminó 124.000 personas, con 7.500 evacuados). RUSIA, KISHTIM, 1957 (planta de almacenamiento de Kishtim, explosión de contenedor, contaminó una superficie de 1.000 km2. y la evacuación inmediata de 10.700 personas. El secreto oficial ha impedido conocer el número de víctimas del accidente) HANFORD, EEUU 1973 (Tanque 106 T en el área 200 Oeste de la Reserva de Hanford con 1,5 millones de litros de residuos radiactivos de alta actividad, dejando escapar al suelo 435.000 litros de liquido radiactivo) RUSIA, CHELIABINSK, 1978 Urales del Sur, planta de tratamiento de residuos radiactivos. La catástrofe habría tenido lugar a finales de 1957 produciendo la muerte de centenares de personas y contaminando una extensa área. CHERNOBYL, 1986 reconocido 72 horas más tarde por el gobierno. TOMSK- 7, 1993 depósito de residuos radiactivos. Tcheliabinsk, 1993, fuga radiactiva en la planta que procesa residuos radiactivos; Mihama, al oeste de Tokio, 4 muertos. TOKHAIMURA, set. 1999, Japón.
[xl]Imagomundi, Canal P&P programa del sábado 29 de abril 2006, con el Pte. del Directorio de la Autoridad Regulatoria Nuclear Dr. Raúl Racana y el Ing. Abel González, asesor del organismo.
[xli]»Toda dosis es una sobredosis», George Wald, premio Nobel de Fisiología.
[xlii] La idea de Argentina poseedora de un repositorio para residuos de alta actividad tomó fuerza en 1977, informándose una década más tarde que estaría terminándose el estudio de prefactibilidad en 1988. Se identificaron 198 afloramientos graníticos potencialmente apropiados de los que finalmente se seleccionaron cuatro sitios posibles: La Esperanza y Chasicó, en Río Negro, y Calcatapul y la sierra del Medio en el Chubut, este último elegido finalmente (Gastre) por resultar la alternativa de menor costo. El Consejo Superior Profesional de Geología de Buenos Aires alertó que la zona de sierra del Medio no es geológicamente estable, exisitendo evidencias de movimientos sísmicos y erupciones volcánicas en el cuaternario, por lo que no podría asegurarse que haya estabilidad geológica durante el lapso requerido por el repositorio. Publicado en Consideraciones acerca del emplazamiento de un repositorio nuclear, de la Revista del Consejo Superior Profesional de Geología, del año 1988.
[xliii]El Lago San Roque está junto a la Villa Carlos Paz, uno de los cinco puntos turísticos más importantes de la Argentina.
[xliv]Premio Pulitzer poesía 1918
[1] En los tiempos en los que se escribe este capítulo, hay funcionarios y ex funcionarios de primera línea nacional, y titulares de algunas empresas petroleras -menores, hay que decirlo- procesados por violación de normas ambientales.