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Educación en Cuba

El interminable pan de los millones

Fuentes: Insurgente

Como todas las obras que testifican la validez del proyecto socialista en Cuba, el Sistema Nacional de Educación no escapa de las miradas extremistas y de los cuños y voces que quieren ridiculizarlo y ponerlo bajo la lupa del parasitismo de ignorancia que sacude, en mayoría, las poblaciones más pobres de este mundo. Pero, contra […]

Como todas las obras que testifican la validez del proyecto socialista en Cuba, el Sistema Nacional de Educación no escapa de las miradas extremistas y de los cuños y voces que quieren ridiculizarlo y ponerlo bajo la lupa del parasitismo de ignorancia que sacude, en mayoría, las poblaciones más pobres de este mundo.

Pero, contra viento y marea, esta Isla demuestra por las cuatro esquinas del planeta que su instrucción, gratuita y obligatoria desde los cinco años de edad, es un logro inobjetable de la Revolución Cubana. El robo de talentos -amén de quienes se dejen comprar- es una prueba irrefutable de que el intelecto cubano es sustancioso en conocimiento y garantía.

Los avances científicos en el área de la biotecnología y la salud, por citar los de mayor referencia internacional, salen justamente de esos cientos de miles de niños y niñas que tienen garantizados sus pupitres y libretas, cada septiembre, durante 50 años ininterrumpidos, haya ciclón, tormenta tropical, dengue, amenazas de guerra, subida de precios en el mercadeo mundial, debacles como la desaparición del socialismo en Europa, crisis económica interna o el más alocado de los presidentes sentado en la Casa Blanca, batuta en mano, recrudeciendo el bloqueo y buscando la manera de sacarle más millones a las arcas con la mafia contrarrevolucionaria de Miami, bajo el cucu de implantar la «democracia» en la Perla del Caribe.

En todos los lugares de la tierra hay problemas. Ya decía un viejo sabio que para que haya mundo, tiene que haber de todo. Y la Educación Cubana tiene problemas, viejos, nuevos, de ahora y los que vendrán después. Basta con saber que el decursar humano origina por minutos – o devela- nuevos descubrimientos y secretos que, hasta hoy, sustentaban muchas teorías de las asignaturas elementales que se reciben dentro de los planes de estudios.

Hay que replantearse el contenido, incluir otros, abrir nuevas ventanas a las especialidades…en fin, cambiar y transformar para no quedar atrás en las narices del desarrollo. Para quienes tienen todos los recursos, el poder de controlar las altas tecnologías, lo gordo se vuelve flaco, y aún así, no deja de ser una complicación real, que mueve dinero y recursos humanos.

Imagínese Cuba, que todo le cuesta hasta el triple por el injustificado y cruel bloqueo económico de los Estados Unidos, estar entre los países del Tercer Mundo y, por demás, con la exigencia de un comercio donde si no suena la plata, no puedes darle a la lata. ¡Tremendo rompecabezas!

Con todo, jamás se ha suspendido un año académico y ni uno solo de sus niños dejó de matricular, por primera vez o como continuante, en el grado que le corresponde. Y digo niños, pero lo mismo son adolescentes, hombres, mujeres y ancianos dentro de la enseñanza regular como en los tantísimos cursos, postgrados, maestrías, doctorados, diplomados y talleres varios, sea para alcanzar una categoría como para actualizar temarios afines.

Eso es Cuba, cada septiembre y a lo largo de todo el año. Al contrario de lo que dicen los monopolios capitalistas de la información y los manipuladores u omisores de la verdadera realidad cubana, muchas veces hay tantas opciones de superación que la gente no sabe por cuál decidirse.

Pero si de políticas estatales hablamos, no tengo como calificar a los señores criticones antiguos, de turno, de Internet, de lo que sea. Los maestros y profesores se agotan de tanta superación. Si un pecado existe, es el exceso, pero jamás por defecto ni carencia de oportunidades para todos, incluso creo que es el único – o de los pocos que existen en la geografía – que paga salarios enteros por estudiar. La ignorancia si se come a quienes apuntan los más desatinados comentarios que se leen, cuando de hablar de esta Isla se trata.

Y no somos perfectos, negaríamos la dialéctica y el desarrollo implícito en la diversidad. Pero un asunto es que el Estado garantice la educación gratuita, que jamás recorte el presupuesto aunque esté navegando en los mares más difíciles y otro, muy distinto, es que esos millones que reciben clases cumplan con sus deberes, sean finalistas, sobornen para un aprobado o al final de la cuesta abandonen las aulas.

Si sucede, el proceso es visitar a los padres, conversar, persuadir, convencer y regresarlos de algún modo posible. Esta es la batalla de Fidel y su Revolución, desde siempre.

Por eso este septiembre, aún cuando el ciclón Gustav impida que en algunos lugares el primer día del noveno mes no sea justamente el inicio del calendario, será otra fiesta nacional el Año Académico 2008 – 2009, con sus dos millones 549 mil 800 estudiantes de todas las edades, de uniformes, llenando las mañanas y las tardes de una Cuba libre, con cero analfabetismo, repartiendo besos y abrazos entre compañeros, maestros y profesores.

Llena de luz con esos viejos educadores que vuelven, los jubilados. Y no se crean tanto el cuento mediático de que regresan solo por dinero. El que ama su profesión y le ha entregado la vida con decoro, no lo llena lo que suena en el bolsillo.

Siempre habrá millones de cubanos que se salvan de esa peste contagiosa del siglo XXI, en la que embarcan todos los que piensan con el enfermo cerebro signo-peso y lo convierten en el código maldito de los sentimientos, matan por él, saquean, venden la Patria y hasta las vísceras.

En este alocado refugio terrícola que es el mundo del actual milenio todo está tan trocado que, todavía, hay quienes se arriesgan a publicar como creíble que la educación cubana es un desastre. Perdón sacrosanto deberían pedir ante sí mismos o alguien debiera susurrarle al oído que en Cuba, esa misma educación, este sistema social, tiene en sus Escuelas Latinoamericanas de Medicina (ELAM) cientos de jóvenes de casi todos los países de América y cada día son más los que miran a esta Isla como semilla del futuro científico de sus naciones.

Vale, también, hacerles notar que no todos son de «izquierda ni socialistas». En África, hasta donde se, aún no ha llegado el comunismo. Y llenaría muchas líneas si los enumerara a todos. Es como dijo El Principito, lo esencial es invisible a los ojos, solo se ve con el corazón…

Y justamente es una puñalada al corazón de los fascistas imperiales, sus lacayos y los que cotizan chatarra humana en vez de amor culto – el que libera cuerpo, alma y espíritu -, esta Cuba que hace medio siglo puso sobre la mesa grande de todo el archipiélago el pan de la enseñanza…así cuan largo es, cuan largo el pan, capaz de nutrir de sus sabias venas a once millones de personas y alcanzar, con los mismos valiosos nutrientes, para quienes ahora mismo le están dando hijos a esta tierra.