De lo que produce rabia, indignación y vómito, lo mejor es la brevedad. Según se ha publicado en La Gaceta, la madre de Karmelo Landa -eurodiputado por HB entre 1990 y 1994, parlamentario vasco desde ese año hasta 1998, y hoy encarcelado con la acusación de pertenecer a banda armada-, fue niñera y asistenta de […]
De lo que produce rabia, indignación y vómito, lo mejor es la brevedad.
Según se ha publicado en La Gaceta, la madre de Karmelo Landa -eurodiputado por HB entre 1990 y 1994, parlamentario vasco desde ese año hasta 1998, y hoy encarcelado con la acusación de pertenecer a banda armada-, fue niñera y asistenta de Jesús Leguina [1].
El señor Leguina es el marido de María Emilia Casas, la presidenta del Tribunal Constitucional. La portavoz del grupo Popular en el Congreso de Diputados, la señora Soraya Sáenz de Santamaría (recuerden sus antecedentes familiares) le ha pedido explicaciones cumplidas por las informaciones que dan cuenta de la amistad de su familia con el dirigente de HB. «Debe hacerlo en su propia casa y ante la opinión pública» ha señalado la señora Sáenz con tono de mando en plaza. Su tono.
La falacia es de libro, de manual de introducción en teoría básica de la argumentación. No importa, no les importa nada.
La señora Sáenz actúa, el término es ajustado, en buena compañía. El sindicato de extrema derecha Manos Limpias y Luis Soria, un militante del partido Ciudadanos, han denunciado a la señora Casas por no haberse abstenido en 1999 en una votación del TC que dejó en libertad a los integrantes de la mesa de HB, el señor Landa entre ellos, después de haber estado encarcelados durante unos 20 meses.
Cuestión de fondo: agitar aún más las revueltas aguas del Tribunal Constitucional. Motivación política evidente: presionar al TC para que emita con la mayor rapidez una sentencia contraria al Estatut de Catalunya, desgastar todo lo que se pueda y un poco más a la presidenta del Tribunal, dejarle sin voz e incidencia políticas.
Todo vale para la derecha neofranquista, para la extrema derecha española. Sin piedad. Sus finalidades justifican cualquier medio: atizar un día sí, otro también, el fuego ardiente del nacionalismo español con el arma del antinacionalismo separatista. Como sea, cuando sea, con ayuda de quien sea.
Lo sabíamos, sabíamos quienes eran. A veces, lamentablemente, el humanismo ingenuo nos juega una mala pasada y lo olvidamos. No importa: ellos mismos nos hacen volver a la realidad rápidamente.
Nota:
[1] Tomo la información del artículo publicado en Público, 18 de noviembre de 2009, con el título «El PP, contra la presidente del Constitucional».
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