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Crónica de las Jornadas Estatales Feministas en Granada

Fuentes: Rebelión

Los pasados días 5, 6 y 7 de diciembre se celebraron en Granada las Jornadas Estatales Feministas. Las Jornadas fueron coordinadas por la Federación de Organizaciones Feministas del Estado español (La Coordinadora) y organizadas por la Asamblea de Mujeres de Granada. La celebración de las Jornadas de este año, tituladas «Granadas, treinta años después: aquí […]

Los pasados días 5, 6 y 7 de diciembre se celebraron en Granada las Jornadas Estatales Feministas. Las Jornadas fueron coordinadas por la Federación de Organizaciones Feministas del Estado español (La Coordinadora) y organizadas por la Asamblea de Mujeres de Granada. La celebración de las Jornadas de este año, tituladas «Granadas, treinta años después: aquí y ahora», conmemoraba el 30 aniversario de las que tuvieron lugar en 1979 también en Granada, las cuáles constituyeron un momento clave en la evolución del movimiento feminista en el Estado español. Esto, y el hecho de que no se hayan celebrado ningunas Jornadas en nueve años, ha hecho que las presentes Jornadas tuvieran una carga simbólica importante y que hayan sido una oportunidad muy valiosa para el encuentro, el diálogo y el debate entre numerosos colectivos y organizaciones que componen el feminismo crítico y no institucional en el Estado Español. El resultado ha sido todo un éxito: con más de 3600 participantes, las Jornadas de este año han contado con la asistencia más alta registrada desde la celebración de las primeras en 1979.

Las Jornadas dieron comienzo el sábado día 5 por la mañana, con la inauguración que tuvo lugar en el Palacio de Congresos de Granada. Tras la inauguración más de 3000 mujeres nos dirigimos a las Facultades de Ciencias y Arquitectura de la Universidad de Granada. Fue allí donde, después de comer, dio comienzo toda una serie de ponencias (más del 140), mesas redondas, talleres y actividades. Todas las actividades provocaron ricos debates e intercambios de posiciones.

Durante el transcurso de las Jornadas se llevaron a cabo dos movilizaciones. El domingo 6 al mediodía, tras concentrarnos a la entrada de la Facultad de Ciencias para mostrar nuestra solidaridad con Aminetu Haidar, se improvisó una protesta en la calle que aglutinó a cientos de mujeres y consiguió cortar el tráfico durante casi una hora. Ese mismo día, se llevó a cabo una manifestación desde la Plaza del Triunfo hasta la de Marina Pineda, en el centro de Granada. La manifestación, de unas 5.000 mujeres (y un buen número de hombres que se fueron uniendo) contó con numerosas pancartas y animación. Además, resultó ser una de las manifestaciones más concurridas que han tenido lugar en Granada en las últimas décadas. De esta manera, las Jornadas combinaron debate y discusión con presencia en la calle, lo cuál les imprimió un carácter militante y combativo. Las Jornadas finalizaron con el acto de clausura y la fiesta que se celebraron el lunes día 7 por la noche.

A Granada nos desplazamos unas 30 militantes de Izquierda Anticapitalista. Entre ellas nos encontramos compañeras de Madrid, Catalunya, Burgos, Cádiz, Sevilla, Granada, Elx y Palma de Mallorca. Además de tener la oportunidad de encontrarnos cara a cara y explicarnos el trabajo que estamos realizando en nuestras respectivas localidades, tuvimos el placer de participar en unas Jornadas que consideramos que fueron todo un éxito. Por un lado, la asistencia de más de 3600 mujeres y la presentación de más de 140 ponencias y charlas las han convertido en las Jornadas más concurridas y dinámicas hasta el momento. La diversidad de mujeres que allí acudimos, tanto por lo que respecta a ubicación geográfica, tipos de luchas y edad, permitieron el encuentro de distintas generaciones, posturas y experiencias, lo cuál enriqueció sin duda las Jornadas de manera sustancial.

Entre la diversidad y variedad de mesas redondas asistimos a una que trató sobre la medicalización de la sociedad desde una perspectiva feminista. En el contexto de un sistema patriarcal donde la salud de las mujeres está asociada a la belleza, nos encontramos ante la medicalización como un sistema de control a la mujer, donde las empresas farmacéuticas, en su búsqueda incesante de nuevos mercados, inventan enfermedades o síntomas. Éstos están basados en la supuesta imperfección del cuerpo de las mujeres y generan todo un espectro de medicamentos que nos imponen mediante la creación de un estado de opinión que nos hunde en las «necesidades no necesarias» y nos vuelve dependientes del mercado de los medicamentos. Algunos de los ejemplos más claros son los tratamientos hormonales para la menopausia y la supuesta disfunción femenina. En definitiva, una forma más del sistema capitalista y patriarcal de sacar partido a nuestras vidas.

Por otro lado, en la mesa sobre la Ley integral de violencia de género se explicó que esta ley es una forma más de implicación a medias de los órganos de gobierno. Nos encontramos ante una ley que sólo considera violencia de genero recibir una paliza y no las violaciones o los maltratos psicológicos entre muchos otros; nos encontramos ante una ley que anula el concepto de violencia machista sustituyéndolo por violencia familiar donde el asesinato de un hermano a otro se valora desde la misma perspectiva que cuando un hombre mata a una mujer; nos encontramos ante una ley que obliga a las mujeres víctimas de violencia a presentar una orden judicial, un informe médico y una denuncia para demostrar su situación, acabando con toda situación de protección para nosotras y obligándonos a pasar por todo un sistema burocratizado para liberarnos del agresor o percibir cualquier tipo de ayuda. Nos encontramos ante una ley con una financiación más que ridícula que imposibilita cualquier medida de protección real y respuesta social ante la violencia de género. Todo ello por no mencionar el modo en que se conjuga con la nueva ley de extranjería, por la que se abre expediente a toda mujer migrante que denuncie ser víctima de violencia machista y que esté en situación de irregularidad.

Hubo también diversas mesas redondas y ponencias sobre el impacto que la actual crisis está teniendo sobre las mujeres en el Estado español y sobre como recibimos los efectos del capitalismo en general. En particular, se destacó como, antes del estallido de la presente crisis, ya se daban, aunque a menudo de forma invisibilizada, múltiples crisis a diversos niveles. Llevamos de hecho años presenciando una crisis ecológica, una crisis alimentaria y una crisis de los cuidados. En general se destacó que la crisis actual responde a la propia estructural del sistema patriarcal capitalista, donde el bienestar de las personas y del planeta no se encuentra como centro de preocupaciones. De hecho, el sistema se sostiene sobre la reproducción de la fuerza de trabajo que las mujeres realizamos de manera no remunerada, una parte importante de lo cuál es el trabajo de cuidado. La tensión constante en el estado actual de las cosas se resume bajo el siguiente interrogante: ¿Nos planteamos como sociedad el objetivo del beneficio económico o el del bienestar de las personas? A pesar de la retórica de la clase política, los dos objetivos no son compatibles y, como feministas y anticapitalistas, nuestra apuesta está muy clara.

En la charla sobre neoliberalismo, globalización y acción feministas se expusieron conceptos como crisis y soberanía alimentaria. También en esta ocasión se criticó que en general los elementos de análisis de los efectos de la globalización normalmente no tienen en cuenta los efectos sobre los géneros. En contraste, se presentaron algunas experiencias de Andalucía y Extremadura de mujeres del campo, como las universidades rurales, que pretenden ser centros de investigación, recuperación y mantenimiento de conocimientos en función de las características de cada territorio.

Las ponentes recordaron que agricultura y alimentación son conceptos relacionados históricamente a las mujeres, pero que la relación que se establece no es mercantil, si no que se trata más bien de una relación con la tierra para vivir, no para enriquecerse. Además, se presentaron acciones cotidianas que cada una puede realizar para tener una vida más sana y sostenible con el medio ambiente. El debate fue muy rico y surgieron temas muy diversos: desde las relaciones desiguales norte-sur, experiencias de huertos urbanos, el poder de las multinacionales y el papel de las instituciones políticas, como en el caso de la ILP contra los transgénicos en Catalunya, o la dificultad de compaginar el ritmo de vida de la clase obrera (horarios, sueldos) con un estilo el precio de los productos ecológicos, por ejemplo.

En la charla sobre sexo, clase, raza y sexualidad se destacó que debemos partir de que el feminismo no es un dogma, sino que parte de la representación de las mujeres como un género. Se habla de una condición biológica, cultural, que resignifica una nueva identidad de mujer y hombre separados de ese mundo común. Este es el feminismo de la igualdad centrado en la categoría de mujer y genero. Por otro lado, se ha de considerar el valor que tienen las experiencias de las mujeres, teniendo en cuenta que todas sus connotaciones sociales, culturales y económicas son múltiples y, por tanto, se deben examinar de forma crítica. La diversidad no es un dato, es un hecho y es estructural. Se debe tener en cuenta los ejes de minorías sexuales, raza, cultural y clase dentro del feminismo para poder desarrollar una política incluyente. Ello requiere una política de alianzas para conseguir un sujeto político: las mujeres en toda su diversidad.

La ponente del taller sobre feminismos en tiempos de crisis inició su intervención planteando la siguiente pregunta: ¿estamos en estos momentos igual que cuando las sufragistas? Ellas fueron asimiladas por el sistema en el momento que consiguieron el derecho al voto y el movimiento que continuó con sus reivindicaciones durante años tuvo muchas dificultades para ser escuchado. De manera similar, en la actualidad el sistema se ha apropiado del discurso de igualdad, que no se da, y sufrimos una gran invisibilidad. Ello se refleja en varios ejemplos. En primer lugar, las leyes no se elaboran para que tengamos derechos sino protección. Frente a esto nosotras demandamos derechos, ya que no nos consideramos vulnerables. En segundo lugar, el feminismo institucional, los poderes judiciales y policiales y los medios de comunicación nos invisibilizan en el contexto de la violencia de género. Esta crisis tenemos que afrontarla con la intención de interseccionar las situaciones de opresión y subvertirlas. Con el imperio se están reforzando los Estados y sus aparatos son más peligrosos para nosotras, ya que son más represivos, más militaristas y más corruptos. A pesar de que el sistema vende la imagen de seguridad ante los demás, las feministas tenemos que denunciar que va en perjuicio nuestro. La intervención acabó con una llamada para aprovechar esta crisis para construir y conseguir derechos.

Otro tema que acabó ocupando un espacio importante en las discusiones de las Jornadas fue el de las condiciones y opciones sexuales no heteronormativas. Las mesas redondas entorno a este tema presentaron una gran diversidad y cubrieron temas tan interesantes e importantes como la necesidad de construir y fortalecer un feminismo no binario, la teoría política lesbianista, la naturaleza estructural de la violencia ejercida en el maltrato lésbico, la despatologización de la transexualidad y la creación de un feminismo más plural e incluyente.

Fue imposible cubrir todos los debates que tuvieron lugar durante los tres días de las Jornadas, ya que destacó la gran cantidad y diversidad de temáticas cubiertas. Otras cuestiones importantes tratadas fueron la crítica a la nueva ley de aborto, la feminidad como estrategia contestataria, feminismo y cambios pedagógicas en el Estado español durante las últimas décadas, mujeres y medios de comunicación, el lugar de la maternidad en las subjetividades de las mujeres contemporáneas, mujeres y memoria histórica, soberanía alimentaria y género, sindicalismo feminista, feminismo poscolonial, el arte como resistencia feminista, mujeres en el Sur Global, espacios mixtos y no mixtos, feminismo antimilitarista y el impacto de las ordenanzas municipales sobre las mujeres, entre muchas otras.

Rebelión ha publicado este artículo con permiso de las autoras, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.