En días pasados, con más eco que enjundia, circuló por algunos medios de prensa y por algunas listas profesionales, una noticia además de construida maliciosamente, inexacta y engañosa: Un psicólogo cubano en huelga de hambre. Algunas personas con muy escasa información, dudosa autenticidad de sus intenciones, y partiendo al parecer de ciertas representaciones abstractas, emitieron […]
En días pasados, con más eco que enjundia, circuló por algunos medios de prensa y por algunas listas profesionales, una noticia además de construida maliciosamente, inexacta y engañosa: Un psicólogo cubano en huelga de hambre.
Algunas personas con muy escasa información, dudosa autenticidad de sus intenciones, y partiendo al parecer de ciertas representaciones abstractas, emitieron juicios de valor, erráticos e irrespetuosos, no solo acerca de la Revolución cubana, sino también de las sociedades profesionales de Psicología que existen en nuestro país: La Sociedad Cubana de Psicología y la Sociedad Cubana de Psicología de la salud.
La respuesta del gobierno, de los intelectuales y de los órganos de prensa de nuestro país, a la ya conocida orquestación mediática hecha por quienes tienen la sospechosa enfermedad de ver en otros lo que les sucede a ellos, fue contundente y sabia: Cuba no negocia sus principios.
Nuestras sociedades profesionales hicieron suya las voces que entonces respondieron y esclarecieron. Las psicólogas y psicólogos cubanos no solo trabajamos en Cuba, sino con Cuba. Somos parte de este proyecto incansable de una sociedad más justa, más humana.
Sin embargo, a quienes dentro del universo «psi» intentaron hacer una patética segunda voz acompañante contra Cuba, queremos, además de confirmarles nuestra adhesión a los principios de la patria, de la independencia, de la Revolución, esclarecerles algunas cuestiones fundamentales.
En primer lugar, el llamado psicólogo no es miembro de ninguna de las Sociedades profesionales de Psicología existentes en el país. Alguna vez ejerció profesionalmente en un área de salud, en la que su comportamiento violento contra una ciudadana hubiera bastado para ser expulsado de una Sociedad profesional como la nuestra, que defiende y lucha por el respeto, la no violencia, la excelencia profesional. Esclarecemos que en Cuba «ser psicólogo» no es tener un título profesional de Psicología. Es asumir una misión social comprometida con el bienestar, la felicidad y el libre derecho de los cubanos a ejercer su autonomía. Esto nos identifica plenamente con el proyecto socio político de la Revolución cubana, y nos exige no solo adscripción afirmativa, sino también crítica. Porque ser psicóloga/psicólogo en Cuba « es entender una misión, ennoblecerla y cumplirla » (Martí) .
En segundo lugar, años de ejercicio profesional de la Psicología en Cuba y en todo el continente del que somos parte, la historia misma de la América Latina, demuestran que nuestra disciplina es más autentica, genuina y avanzada cuando se pone junto a los idearios de independencia, de identidad, de liberación (recordando a Martín Baró). Defendemos una Psicología que asume con madurez, empeño y compromiso los ideales de la liberación, los que ha promovido desde hace cincuenta años Cuba con su Revolución. El anexionismo fue erradicado de este país y haremos lo que sea necesario para que no vuelva nunca más.
Por último, solo engendra amor, aquello que se hace con amor y en actos de amor. Ese es el sentido de nuestro ejercicio profesional de la Psicologia. El proyecto suicida del llamado psicólogo no es acción ni puede ser acción fundante de algo que tenga que ver con el mejoramiento humano. Las decisiones responsables profesionalmente no son las que descansan en el «libre albedrio», sino en la responsabilidad social.
En el artículo 2 de los estatutos de la Sociedad Cubana de Psicología, se señala que esta «es una asociación de carácter científico y profesional sin ánimos de lucro y tiene como objetivos los de promover el desarrollo de la ciencia psicológica y velar por la calidad, la eficiencia y el prestigio social de la profesión de psicólogo«. Queremos y debemos ser consecuentes con lo que los verdaderos psicólogos y psicólogas del país nos reclaman como postura de principio: no permitimos que se dañe la imagen de una profesión que ha avanzado con paso firme y seguro, no sin errores, no sin dilemas, pero con la absoluta transparencia de no ser nunca cómplices de muerte, violencia, irrespeto, entreguismo.
A quienes en vez de ocuparse de los asuntos de sus pueblos, se encaraman en una nube etérea de postulados burgueses, abigarrados, decadentes y malsanamente utilizados para explotar y discriminar a los sectores desposeídos (en verdad despojados), a los que desde asociaciones profesionales que han nacido marcadas y hasta disfrutan de los privilegios de ser acólitos del imperio intentan desacreditar a Cuba, a todos aquellos que no lograron salir de las torres del positivismo y poco saben de lo que significa ser un profesional de la Psicología hoy, en América Latina, les decimos que los psicólogos y las psicólogas cubanas no negociamos con nuestros principios.
Viva Cuba!
Junta Directiva de la Sociedad Cubana de Psicología.
Junta de Gobierno de la Sociedad Cubana de Psicología de la Salud.
Representación de ULAPSI, Cuba.