Adiós Alfonso XIII de Borbón, adiós monarquía, y se fue sin abdicar, sin renunciar. ¿Ben Ali, Túnez, enero de 2011- Baby Doc, Haiti, enero 2011? Aquí, en el estado Español, -cada vez menos estado, cada vez más «español» en la tradición fascista, racista y clasista- en la calle, en las cercanías de los Mercados municipales […]
Adiós Alfonso XIII de Borbón, adiós monarquía, y se fue sin abdicar, sin renunciar. ¿Ben Ali, Túnez, enero de 2011- Baby Doc, Haiti, enero 2011? Aquí, en el estado Español, -cada vez menos estado, cada vez más «español» en la tradición fascista, racista y clasista- en la calle, en las cercanías de los Mercados municipales y en los mercadillos, la policía confisca la escasa mercancía a los pobres que venden verduras que llevan en una caja, o gafas de sol, o cinturones, o CDs, baratijas para sobrevivir… y se los llevan detenidos, para luego multarlos y si no tienen papeles encerrarlos en las cárceles que llaman CIE y después de varios meses proceder a su expulsión del estado ese «español». El desarme ideológico de los trabajadores, -porque la «idea», la ideología, la independencia ideológica, la ideología es el arma primera- el desarme de la idea es tan grande que en muy escasas ocasiones se rebelan para impedir los atropellos de quienes provocan el hambre en los sectores más débiles del pueblo.
En Túnez la policía confiscó el carrito de verduras a Mohamed Bouazizi, era pobre, no tenía trabajo, y para sobrevivir salía a la calle con unas pocas verduras para venderlas y así conseguir algo que llevar a su casa. La policía le confiscó sus escasos medios de supervivencia, le abofeteo públicamente, y él en su desesperación se prendió fuego y prendió fuego a la rebelión tunecina. ¿La policía cumplió con la ley? La policía cumplió con la ley de los banqueros, las multinacionales, de los asesinos sociales. Cuando el pueblo trabajador se levantó en Túnez, nos llegaron unas pocas cintas y en las escasas imágenes vemos a la policía disparando al pueblo, aporreándolo, persiguiéndolo, matándolo. Hay en una de las cintas un policía joven, un policía disfrazado de paisano que se echaba sobre un trabajador, lo tiraba al suelo, lo pateaba y le daba de puñetazos y cuando llegan los que van con uniforme y porra golpean al trabajador con todas sus energías, entonces el policía joven se va corriendo, disfrazado como está, para coger a otro manifestante. Tan joven y canalla. ¿Cuántos serviciales de los opresores hay así, que pasan desapercibidos, que van disfrazados y espían y persiguen a los trabajadores que reclaman justicia social? ¿Cuántos policías disfrazados de persona se mezclan en las manifestaciones populares para provocar un estallido y que sus iguales emprendan la represión de los trabajadores movilizados? Los lacayos de las tiranías duermen bien, duermen con el estómago lleno y la conciencia vacía, sin molestia alguna, duermen bajo el manto del amo, se creen seguros, investidos de autoridad, se llaman fuerza de seguridad, del amo, claro está. Y el hambre, los sufrimientos, las persecuciones, las torturas, los asesinatos que causan al pueblo ¿cuándo van a ponerse en la balanza de la justicia? Los chivatos, los orejas, los secretas, los uniformados de toda pelambre, en definitiva, los defensores de los causantes de todo sufrimiento al pueblo trabajador ¿dónde van si sus jefes abandonan el poder? ¿Qué pasa hoy sin el tirano Ben Alí en Túnez? Se abre la esperanza. ¿Y si vuelve el tirano u otro tirano, quienes son los que lo han procurado, quienes lo han defendido en las calles contra el pueblo, y quién alimenta, organiza, arma y lanza a los represores? ¿Qué pasa hoy con el tirano Babi Doc en Haití? Las fuerzas populares los han expulsado, pero nunca renuncian, los explotadores son rapiñadores, viven de los débiles, ¡ay de los débiles!, de los pueblos sin conciencia social, de los divididos. Pero todo empieza por la derrota, o por los que desde dentro entregan nuestras defensas, rebajan nuestro espíritu de resistencia, aflojan nuestra fuerza ideológica, nos dividen, y participan del fortalecimiento del poder de la burguesía renovando sus fuerzas mediante la preparación de sus normas adecuadas al momento: «la disidencia en una ciudad sitiada es una traición», escribe San Agustín. El dicho popular «el criminal siempre vuelve al lugar del crimen», parece cierto, lo que pasa es que también la teoría del eterno retorno dice que se vuelve al mismo sitio, pero nunca en la misma circunstancia, quiere decirse que no crean que va a ser como antes; Eráclito decía que nos bañamos en el mismo río, aunque no lo hacemos en la misma agua. Quiere decirse, otra vez, puede que vuelvan pero habrán sufrido antes una derrota, y la enseñanza en nosotros indica que se les puede derrotar, y que habremos de derrotarlos otra vez. Pero su vuelta, su fortalecimiento es debido a los que desde dentro -no solo desde fuera nos derrotan- entregan nuestras defensas, desdibujan nuestra fuerza ideológica, quienes nos dividen, quienes dan fuerza a las nuevas normas de los explotadores, son los policías disfrazados, los quintacolumnistas, que trabajan contra nosotros, pues airean palabras de transigencia con quienes nos quieren esclavos, lacayos; airean esfuerzos contrarios a nuestros intereses como si fuesen trabajos de defensa por nuestra incapacidad: lo único cierto es que son los más traidores, la muestra son los resultados de nuestra parálisis y su misión cumplida. Antes se han disfrazado con ropajes y lenguaje que imitan nuestras trazas y así hacernos creer que son de los nuestros; confundirnos y hacernos creer que no hay posibilidad ninguna para nuestros propósitos de justicia social ha sido su misión.
Un principio fundamental del pueblo para su defensa es el poder de acción de manera independiente, preservar ante todo la libertad de acción, y cuando sea necesario llevar a cabo la ruptura con todas las ataduras que los poderosos han escrito para dar categoría de norma, elevar a normal, su dominación.
Adiós Alfonso XIII de Borbón, adiós monarquía, y se fue sin abdicar, sin renunciar. Ben Alí, Túnez, enero de 2011, se ha ido, pero quedan sus fuerzas dentro de Túnez, Babi Doc, el asesino principal, se le había expulsado y ahora se presenta como protegido por los mayores explotadores de Haití como la burguesía francesa y la burguesía estadounidense, ha vuelto a Haití, y otro Borbón se instaló en España, nuevamente, en la década los 70, hace más de 30 años, se quedó cogido de la mano de su protector, el tirano que hizo de la España fascista el segundo país del mundo con mayor número de desaparecidos, 300.000 niños robados a sus padres, hoy 4.600.000 parados, 2.000.000 millones de trabajadores sin ningún ingreso, edad de jubilación para la ancianidad, futuras jubilaciones míseras, 35% de subempleo y sin derechos laborales, sólo el 18% de los mayores de 50 años trabajan, despidos masivos, sueldos reducidos, pensiones en el recorte teniendo el 80% de los pensionistas bajo el índice de la pobreza, privatizaciones-robo de los servicios públicos, desalojos de familias de sus casas, ya son 200.000 familias, … La instancia más alta, la patronal, su gobierno y sus empleados, redactan y firman las leyes que nos van a hacer vivir en el siglo XIX, el capitalismo se muere y arrastra a la muerte a los más débiles, o para engordar aún más mata.
Hay muchos pobres vendiendo verduras por las calles, en los mercadillos, en los alrededores de los mercados municipales, vendiendo gafas de sol, cinturones, CDs, baratijas… hay muchos aspirantes a Mohamed Bouazizi, porque hay quien baja nuestras defensas y ayuda al enemigo, quintacolumnistas, disfrazados colaboran en nuestra derrota, desde dentro, desde el mismo interior de la clase obrera, ¿harán cadena cogidos de la mano con el Borbón que a su vez estaba cogido de la mano del dictador que a su vez quiso reponer el mando del Borbón que la República derrotó en Alfonso XIII que, recuerdan, se fue sin abdicar, sin renunciar? ¿Cuándo van a ponerse sus actos, todos esos actos mencionados de una época y de otra y a sus representantes en la balanza de la justicia?
Mohamed Bouazizi, no queremos tu muerte pues eres de nosotros, no queremos tu desesperación pues eres de los nuestros, queremos tu memoria y tu pasión por la justicia social.
Ramón Pedregal Casanova es autor de «Siete Novelas de la Memoria Histórica. Posfacios», edita Fundación Domingo Malagón y Asociación Foro por la Memoria ([email protected])
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.