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Defensa de la dignidad obrera y ciudadana en la entrada del Parlament catalán

Fuentes: Rebelión

El Parlament catalán ha abierto sus puertas la mañana del 26 de agosto de forma extraordinaria. Los consellers Francesc Xavier Mena-Mourinho y Josep Lluís Cleries comparecían para explicar los cambios y los recortes en el RMI iniciadas por el ejecutivo catalán en agosto y sin previo aviso. Con agosticidad, como gusta decir a Guillermo Lusa, […]

El Parlament catalán ha abierto sus puertas la mañana del 26 de agosto de forma extraordinaria. Los consellers Francesc Xavier Mena-Mourinho y Josep Lluís Cleries comparecían para explicar los cambios y los recortes en el RMI iniciadas por el ejecutivo catalán en agosto y sin previo aviso. Con agosticidad, como gusta decir a Guillermo Lusa, y alevosía. Cambio en la forma de pago, de transferencia a cheque bancario a partir de una base de datos obsoleta, y endurecimiento en las condiciones de cobro: no se podrán cobrar más de 60 meses, aun teniendo hijos a su cargo no podrán percibir complementos que superen los 640 euros mensuales y los trabajadores inmigrantes tendrán que demostrar dos años de residencia en Catalunya, y además se prohibirá viajar a los beneficiarios de la ayuda social, amenazando veladamente con la negación automática de las nuevas solicitudes y, en boca del president Mas, amenazar con el vaciamiento de la partida presupuestaria a partir de octubre de este mismo año. «1984», «Un mundo feliz», podemos elegir la distopía unionista-convergente que mejor nos parezca.

Además de toda la infamia anterior, Mena-Mourinho no ha dudado en acusar a la mayoría de los 9 mil ciudadanos de origen marroquí, muchos de ellos trabajadores catalanes, de cometer fraude. Incluso el conseller Cleries ha llegado a desmarcarse de esas declaraciones y fue capaz de pedir perdón por los daños causados [1]. Los de ESADE, Mena-Mourinho es un esadista de pro, están hechos de otra pasta [2]. Sea como fuere, ni Mas ni Mas-Colell le han desautorizado hasta el momento y, por si fuera poca la abyección del proyecto, el Govern neoliberal catalán ha encargado la revisión de los expedientes a una Empresa de Trabajo Temporal, seguramente conectada por hilos familiares directos o indirectos con algún cargo político institucional o partidista, instituciones que como se saben tienen la justicia social y la igualdad como bandera de enganche. Ni que decir tiene que este gobierno de los mejores, de los expertos ecuánimes, ha ubicado a los trabajadores sociales en la cuneta en la cuneta de los tratos inútiles. La CIA y la economía, el mal (social) y el capital, el lío y el privilegio, la cara dura y el cemento depurado, estos son sus lemas cristalinos.

En el momento que escribo estas líneas, se desconocen las nuenas informaciones y argumentos esgrimidos en el Parlament por los consellers. No es probable que rectifiquen en temas sustantivos, no en lo esencial, a no ser que tengan en cuenta (es decir, valoren con inquietud política electoral) los ríos de inundación ciudadana que, a pesar de agosto, corren por las calles catalanas. Importa poco relativamente poco aunque las revisiones son exigibles y necesarias.

Lo que importa es otra cosa. Lo que importa son los 150 ciudadanos y ciudadanas que esta mañana se han concentrado a la entrada del Parlament. Personas que cobran el PIRMI, miembros de la asamblea de parados, jóvenes colomenses del 15M, gentes de izquierda de toda la vida, imprescindibles como Diosdado Toledano, Jordi Foix o un ex trabajador comunista de la SEAT cuyo nombre no logro recordar. Exigían, exigíamos si se me permite la inclusión, lo elemental, lo obvio: rectificación del cambio de procedimiento, abono de las cantidades adeudadas, anulación del cambio legislativo del mes de julio, petición de disculpas por los múltiples agravios ocasionados y una renta mínima de inserción generalizada que ronde los 640 euros, como en el País Vasco, nacionalidad que algunos dirigentes nacionalistas suelen tomar como modelo los días de Cuaresma en ausencia de comunión y concierto económico.

Además, el sentido del humor no es antagónico con la protesta según las últimas investigaciones sociológicas y psicológicas, ha habido algunas bromas. ¿Fraude, hablan de fraude, los que consienten paraísos fiscales, transacciones financieras inadmisibles y estafas a Hacienda, mientras cenan con Millet y sus amigos en restaurantes de lujo a 250 euros el cubierto en días de descuento? ¡Qué risa don Cleries, que chulería y poder don Mena-Mourinho!

Mientras se mantenían en pie de resistencia, paz y rebeldía, los congregados hablaban también de sus cosas. Dos en uno y sin estallar la cabeza ni despreocuparse del asunto central. De cómo trabajadoras que hace un par de años cobraban unos 1.200 euros mensuales, no alcanzaban ahora los 700; de cómo trabajadores que eran despedidos de pequeñas empresas familiares, eran contratados a jornada parcial de 6 horas, en negro, sin derechos laborales y cobrando la mitad del anterior salario en la misma empresa; de cómo trabajadoras de la hostelería aquí, en Barcelona, en la ciudad de los prodigios, en la millor botiga del món, cobraban la hora a 4 euros sin tener tampoco ningún derecho laboral. Historias obreras, mucha rabia concentrada. Bread and Roses. ¿No era eso, no se trataba de eso?

PS: Antonio Baños, cada vez más imprescindible también, abría su crónica de hoy en Público [3] con una interesante reflexión: el señor Mas, nada de honorable ni historias semánticas serviles afines, «aseguró cuando fue elegido presidente que en su gobierno estarían los mejores… La realidad, sorprendentemente, ha sido muy diferente». A las acciones represivas de Puig, prosigue Baños, y los recortes sanitarios que rozan la irresponsabilidad o la superan incluso de Boi Ruiz, se añade ahora la gestión del PIRMI. Es un asunto feo. Extender la sombra de fraude entre los más débiles, además de injusto, denota poca calidad humana en gentes que se llenan la boca de valores y más valores, recuerda el periodista y escritor de Público. «El verdadero fraude no se encuentra en las ayudas sociales, como tampoco el problema de la sanidad reside en que los abuelos caigan enfermos, ni el colapso industrial se ha originado por los sueldos de los trabajadores». Parece un chiste, un mal chiste, añade Baños, pensar que la verdadera lucha contra el fraude en las administraciones públicas tiene lugar entre familias en dificultades y entre inmigrantes sin trabajo, y no, en cambio, «entre los business friendly y similares». Para llorar… de rabia y desesperación. ¿Este es un gobierno que se reclama del humanismo cristiano y, en sus años, de la socialdemocracia sueca?

Notas:

[1] Rosa Fernández, «El Parlament jutja avui el caos del subsidi mínim». Público, 26 de agosto de 2011, pp. 1-2 (edició catalana). Las informaciones de esta joven periodista de Público han sido impecables hasta el momento.

[2] Fernández recuerda que hace unos dos meses el mismo Mena- Mourinho ya declaró que la mitad de las personas desempleadas en Catalunya jamás encontrarían trabajo. Y se quedó tan fresco y tan contento de conocerse a sí mismo. ¡Doctor en Derecho, profesor en Esade! ¡Válgame Dios!

[3] Antonio Baños, «Malfieu-vos del pobre». Público, 25 de agosto de 2011, p. 12 (edició catalana)

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.