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Carta abierta a Pablito Milanés

Desde la mujer que soy [carta abierta a Pablito Milanés]

Fuentes: Rebelión

Sumar es ilusión, explosión, contagio, conciencia, deseo, amor, entre un millón de más ejemplos de virtudes. Y, ese fuego no tiene explicación Pablo, porque surge de tan adentro!. Dividir siempre es algo que jode, como los «cuernos» ideológicos y políticos, no tanto los personales, aunque también. Porque en el fondo es reconocer que algo «superior» […]

Sumar es ilusión, explosión, contagio, conciencia, deseo, amor, entre un millón de más ejemplos de virtudes. Y, ese fuego no tiene explicación Pablo, porque surge de tan adentro!. Dividir siempre es algo que jode, como los «cuernos» ideológicos y políticos, no tanto los personales, aunque también. Porque en el fondo es reconocer que algo «superior» te desprecia de alguna manera, y a veces se ensaña y golpea duro en lo más profundo de la entraña; es eso que llaman «dividir» a nivel político o sea, restarnos, anularnos, no contar para nada; y yo odio eso porque entre otro millón de ejemplos para nada ilusionan, por el contrario desmoraliza y, aumenta mi conciencia golpeando la indignación; enciende el odio contra el «superior», el «imprescindible»; y se lanza al ruedo con todo, con todos; y, una vez más suma gente, conciencia, ilusión. La cadena no se detiene, es el «quid» de la cuestión, del misterio de los sencillos.

Pablo, ya yo se, que el tiempo es uno de tus grandes temas; por ello quizá, nos hablas de un camino tuyo del «pasado», también del de tus amigos. ¡Por fin un «dios» hablándonos de «de tu a tu», descarnándose más allá del «tabú» divino, y no como «divino» sino como uno más!. Una especie así, como de camino, que todas las tardes feliz recorrías cantando al amor. Es bien cierto, el mundo está lleno de historia a favor de ella y en contra. La contra, siempre es contra; lo revolucionario es otra cosa Pablo. De éste lado del mundo «civilizado», (por no seguir con el látigo «democrático», o la otra etiqueta de «primer mundo»…), podemos demostrar enriquecida-mente como el más culto se muere de olvido, apoyos y recursos; cómo el mejor cantante vive gracias y muchas de las veces apalancado en cualquier esquina ganándose como puede la vida o muriéndose de asco profesionalmente cantando «tonterías» en cualquier hotel para poder subsistir; y cómo el mejor actor se «prostituye» entre clase y clase, gran mérito! si lo consigue, mientras lo mediocre es el pan de cada día en pantalla grande y pequeña de gran y pequeño formato. Sobre teatros templo y escenarios de salón de cava, ya tu sabes lo sencillo que es; el actor se convierte en bufón, por delante de él, desfila lo peor de la sociedad. Creen, entre ellos los «tuyos» que avanzan y triunfan, en ese mundo oxidado; y se convierte en otro mediocre más del montón de donde abunda la escuela de los mediocres: voz, estilo, interpretación, vestido y pantalón made in glovalización serie tras serie, obra tras obra, película tras película, concierto tras concierto. Y, aquí, perdona por la nueva interrupción (me llega al corazón): No queremos el profesorado de «estudios», si diseña inercias y perfiles similares, copia tras copia.

-¿Dónde la escuela del pueblo, de los «normales» en éste país de las ¿libertades individuales, dices?, quién te deslumbró para añorar tanto tanta individualidad Pablo!. En este «reino de libertades», el cine de autor y los de puríto teatro no somos «artistas», acaso simplemente teatristas o como dijera el ingeniero del verso y obrero, poeta Celaya, algo así como «trabajadores del arte»; oooh, pero ya no se lleva de éste lado del mundo en el que «tantos amigos te quieren»!. Adiós a la escuela de Lola Gaos, Agustín González, F. Fernán Goméz, Fernándo Rey, Paco Rabal, Pepe Isbert, Antonio Ferrandis, Alvaro de Luna, Emilio Gutiérrez Caba, Charo López, Mari Carrillo, Luis Escobar, Adolfo Marsillach… Es una evidencia, así «andamos» como andamos, ¡con ‘tanta libertad individual!’.

En «Pico Blanco» del Saint John en La Habana, hemos visto gente meritoria y mayormente mediocres, pero no es un escenario de lo peor, aunque pareciera «mentira», ha sabido mantenerse mejor que otros más pretenciosos con mejor escenario y público. Mejor, no hablemos de más nadie. Me ha hecho ilusión leer la alusión al Focsa de ese «tu rival», entre otras cosas por que viví en uno de sus apartamentos de «Prensa Latina» un tiempo. Cierto, el pueblo crece, se desarrolla, y toma credibilidad cuando su dignidad aflora en el poder político, económico e ideológico; cuando se siente representado y llueven alusiones a su talento y disposición para con la comunidad; ofertas y proyectos revolucionarios vinculados a su existencia y desarrollo, cultural, idiosincrasia. Los únicos que mueren, son los cómplices del «silencio»; esos que siguen negando la discriminación que a su talento hacen que no a su «bolsillo», la opresión del capitalismo, como tal, fascista.

¿CUBA VA?

Para saber si Cuba va, (y con eso no doy por bueno nada que pudiera ser mejor, o lo soñado), no solo hay que dirigir la mirada hacia Cuba, que también, sino hacia el mundo. Es por ello que, d esde la mujer que soy, (y más en pleno siglo XXI), te diré que, ¡qué ganas e ilusión hace crecer, ser grande para sentirse mujer!; es un asombro de orgullo el que caracteriza nuestro propio desarrollo, de descubrimiento. El asombro es conciencia, ruborización es sentirse, sensibilidad; nunca miedo, «porque ya de antiguo las mamás son las mejores maestras cuando el matrimonio y el hijo significan amor». No hay pecado, más que en la mente religiosa satánica, que se encarga de seguir señalando con la voz de látigo a la mujer generándola miedos, indefensa, terror, culpabilidad, sumisión. Ni se estropean las plantas por yo tocarlas más que en las mentes poseídas por dicha religión, y esa gente si que NO PIENSA EN AMOR, porque jamás han querido a nadie sino así mismos, se alimentan de su propio fanatismo ; forma de «triunfar», de alcanzar su ‘libertad individual’, esa que tan poco afecta a la gran burguesía y hasta está dispuesta a «regalártela» mientras no dañes sus intereses y como cordero sumiso te alejes de la clase que lucha y vela por intereses colectivos como gente.

Pero, ¿de qué libertad hablamos, Pablo?. Tu no eres un cubano cualquiera, un cubano de la zafra, de la construcción, un cubano que tiene que buscarse la vida porque la cosa está mala, (no tanto como acá, en la España de «las libertades individuales»), que tanto bien recibimos y disfrutamos los ciudadanos: 5.000.000 millones de desempleados (muchos de ellos en situación de penuria total, sin apenitas poder comer «como dios manda», sin casa, hipotecas, suicidios por no poder pagarla, y errar por calles con los hijos hasta pegar una patada en las miles de casas deshabitadas…). Un estado que deniega las mas elementales libertades individuales y colectivas como en Euskal Herria (cientos de presos, cierre de periódicos, ilegalización de partidos) , corrupción de jueces, empresarios, políticos; medios de comunicación al servicio de éste sistema fascista; la sanidad cada vez más privatizada; enseñanza en precariedad; los ricos, cada vez mas ricos; el pueblo cada día mas miserable en el sentido amplio de la palabra; la policía aquí, sí que tortura y masacra incluso a manifestantes pacífic@s que serían el resultado evidente de respuesta dentro de una «democracia capitalista», nunca actos a reprimir… http://youtu.be/4XHHZ19Hw2Q

http://youtu.be/cv10Mnyy9uQ

Evidentemente como he dicho, «tu», no eres un ciudadano cualquiera, eres Pablo Milanés. Recuerdo un concierto en el Malecón de La Habana cuando secuestraron una lanchita de Regla y asesinaron a dos personas de la marina. Estuve haciendo guardias de noche defendiendo la Universidad de La Habana con la dirección de la FEU, y tu, uno de esos días ibas a dar un concierto en el Karl Marx, pero lo suspendiste para unirte al resto de grupos del Malecón (eran días entorno al cumpleaños de Fidel, de` Por Vida, y por la tarde la boda de Otto…). Estábamos miles de personas defendiendo la revolución, momentos críticos; junto a ti, muchos más artistas cubanos. Allá estaba, en primera fila con la UJC y la FEU, junto a otros compañeros admirando tu voz, tus canciones, con todas las banderas de América Latina. Cuba no ha cambiado tanto desde entonces. Cuba tiene los mismos problemas que tenia. Unos, ya tu sabes, producidos por el criminal bloqueo de EEUU que niega no solo la energía que necesita la isla, sinó y, esto es mas grave, las mínimas medicinas que el pueblo necesita para su salud; otros, también lo sabemos, son producidos por la inoperancia y actitud de ciertos sectores que lo único que les interesa es enriquecerse individualmente utilizando la corrupción a costa del pueblo cubano abusando de su confianza, (acá tenemos mucho de esto). Y, no digamos en los EEUU, «país mundial de las libertades individuales»!!!.

No Pablito, no. No tienes razón en lo que dices y en lo que callas en tu carta. Un revolucionario no lo es por lo que diga de si mismo ni por lo que haya sido, sino por sus actos, actual compromiso; no por lo que ha hecho sino por lo que piensa hacer, por su trabajo en pos de la revolución no separando, uniendo fuerzas ya tu sabes, cuando la guitarra amenaza con agitar sus seis cuerdas, es por que trabaja a favor de la revolución y en tus últimos conciertos, la guitarra se resiste a obedecerte. Un revolucionario Pablo lo es toda su vida, si es preciso lucha hasta morir como Che, y tantos miles caídos en combate.

No voy a entrar si esos comentarios tuyos, reflexiones, pudieran haber tenido otra sintonía musical, tono, color, brillo, porque no estoy hablando de adornar la mierda con diferentes acordes. No, no voy a entrar en tus declaraciones sobre Sabina, ni sobre las últimas declaraciones de Sabina (hay personas que se desacreditan continuamente por sí solas), ‘ni esto ni lo otro’… pero como «nuestro» Felipito, la Leticia, el Garzón, y la Esperanza no hay nadie… Acá les conocemos lo bastante bien, al igual que a tus otros amigos españoles de la canción como para saber opinar… No, no voy a opinar. Pero te diré un ‘consejo’, habitual entre mi gente: ¡Pablo Pablito, «Dime como vives y con quien andas, y te diré quien eres».

Mala persona ha de ser un cubano, para apoyar deleitándose, en esas señoras, (autollamadas «de blanco»), el blanco es el color de la pureza, «dicen!», y no tiene nada que ver con colores de razas, ni humanas, ni de gatos; si no de vestidos, y éstas, tu deberías saberlo; su vestido parece blanco, (para los que quieran así verlo), pero es verde (como algunas personas han argumentado entre comentarios en tu «carta abierta»). Si, tu apoyas, cuando menos respetas, a mercenar@s pagados por la CIA, por eso eres un mal cubano. No te alarmes, pues!, (ya que a esa tu altura y volumen de tu vida), debes saber que es lógico que las voces del pueblo (tienen derecho), manifiesten su disconformidad, y señalen a los traidores; voluntarios de una militancia que asume a la reacción internacional de la contrarrevolución cubana. Pablo, eres un traidor a tu patria. Pero no pido que el pueblo destripe tus discos, no, eso queda bien para los nazis y fascistas españoles, cubanos, chilenos, etc., (no, por que ya tu eres otro que no los representas, pertenecen al pueblo que fue l a savia que alimentó a la inspiración cuando tu eras el resultado de una revolución y no, de una evolución personal ideológica capitalista al servicio de lo oscuro). Como tampoco nadie apisonó los discos de la voz de Venezuela, Soledad Bravo, cuando se pasó a los «pitiyanquis». La cultura pertenece al pueblo, y el pueblo debe mamarla como la leche materna. A veces el creador se queda en el camino, o cruza a la orilla equivocada, entonces deja de crear, de soñar… ¡Aaay, que lindos tus primeros sueños, y que feos los últimos, Pablito!. Cuándo ayudabas a hacernos soltar amarras «evadiéndonos» por instantes fugaces de este ‘cochino mundo’ por esa puerta natural de aromas a infancia, a pueblo y amor.

NOTA

Hace unos años, declaró Yolanda, madre de tres hijas de vos:

«Eran tiempos en los que era posible ver a los grandes trovadores en los parques, en los teatros o en las salas de las casas; no eran inaccesibles. La vida fluía de otra manera, más lírica y humana, diría yo»

Y, aunque el «matrimonio» con Yolanda sólo duró seis años, cómo llegó a conocerle!…»Sí, comprendo que él pasó una etapa muy mala, fue muy golpeado, él era y es muy rebelde. La vida le ha regalado cosas muy bonitas: sus hijos, su carrera. Tuvo momentos en que lo aplastaba el dolor, necesitaba esa tristeza para componer, eso lo motivaba. Es curioso, pero durante nuestro matrimonio tuve la satisfacción de que no hubo una sola canción de tristeza. Teníamos un mundo muy especial».

PD.

Y, es que Pablo, ya tu sabes que: «Uno no siempre hace lo que quiere uno no siempre puede(…). Y jugué, por ejemplo, a la escondida si te descubrían te mataban y jugué a la mancha y era de sangre(…).Todas estas llagas, hinchazones y heridas que tus ojos redondos miran hipnotizados son durísimos golpes, son botas en la cara demasiado dolor para que te lo oculte, demasiado suplicio para que se me borre(…). Una cosa es morirse de dolor y otra cosa morirse de vergüenza(…). Llora no más, Botija, son macanas que los hombres no lloran, aquí lloramos todos, gritamos, chillamos, moqueamos, berreamos, maldecimos, porque es mejor llorar que traicionar, porque es mejor llorar que traicionarse, llorar, pero no olvidés».

* Maité Campillo es (actriz)