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Falsando la desconexión monárquica

Fuentes: Rebelión

[Elisabeth de Baviera, la Emperatriz de Austria-Hungría, Sissi] aumentaba constantemente su fortuna particular. Adquirió acciones de los ferrocarriles y de la empresa naviera austriaca. Tenía distintas cuentas, todas bajo nombres falsos. Isabel Alba (2011), La verdadera historia de Matías Bran. Libro1: El recinto Weiser.   Hay varias instancias falsadores -por decirlo a la manera de sir Karl Popper, aquel inconsistente asesor con arista antinuclear […]

[Elisabeth de Baviera, la Emperatriz de Austria-Hungría, Sissi] aumentaba constantemente su fortuna particular. Adquirió acciones de los ferrocarriles y de la empresa naviera austriaca. Tenía distintas cuentas, todas bajo nombres falsos.

Isabel Alba (2011), La verdadera historia de Matías Bran. Libro1: El recinto Weiser.

 

Hay varias instancias falsadores -por decirlo a la manera de sir Karl Popper, aquel inconsistente asesor con arista antinuclear moderada de miss Margaret Thactcher- de los nudos centrales de la estrategia monárquica, tendencia masculina: el Rey intervino cuando tomó consciencia de las dimensiones de la estafa y de la trama, no sabía nada, nada de nada, meses antes; hizo lo que debía hacer, sin poder hacer otra cosa, ubicando hija y yernísimo en Washington, con ayuda de Alierta y Telefónica, sin saber tampoco nada de que el duque palmesano seguía con su creativa iniciativa empresarial con otros ropajes tomando la embajada española como si fuera el gran salón del lujoso palacete familiar de Pedralbes y, finalmente, la primera autoridad del Estado, fuertemente aplaudida por PP, PSOE y CiU en el Congreso de Diputados a finales de año, trazó líneas de demarcación en la propia Familia Real cuando éstas tenían que ser trazadas, dado que no tenía ningún sentido ni motivo alguno ni hubiera sido correcto hacerlo antes. Mejor imposible; decir Juan Carlos I es decir honestidad, solidez y defensa de la justicia y del bien común.

Nada de lo anterior parece mantenerse en pie. Algunos ejemplos de instancias para la falsación de esta muy débil y casi imposible conjetura.

Urdangarin, uno de los grandes implicados y muñidores de la trama UBT, no el único, ha sido hasta fechas muy recientes parte nada marginal de la Familia Real. Su presencia en actos oficiales y en la vida familiar publicitada no ha sido ni mucho menos infrecuente.

La infanta Cristina, la hija del Rey Borbón, copropietaria de alguna empresa de la trama, a pesar de no haber sido implicada judicialmente, es evidente que ha sido parte relevante y consciente, no puede ser de otra manera, de este desaguisado de dimensiones casi inconmensurables. Apelar a desconocimiento de asuntos intrincados, a la ciega confianza en el hacer del marido o a simple ignorancia suena a broma, a caradura o a tomadura de pelo a la ciudadanía.

Carlos García Revenga, secretario de las infantas Elena y Cristina, que no ha dejado de serlo hasta el momento, fue tesorero del Instituto Nóos durante la presidencia del Duque de Palma. Dimitió como secretario en la reunión del patronato celebrada el 20 de marzo de 2006 [1]. ¿No supo durante su permanencia en lugar tan relevante de las curiosas operaciones mercantiles de la ONG? ¿Un tesorero que ignora el sentido de las cuentas de la institución en la que trabaja? ¿Todo un secretario de las hijas del Rey que frente a una trama de esas características nada dice a asesores reales más próximos para dar cuenta de la estafa y vaciamiento de las arcas públicas que se estaba realizando?

DCIS (Deporte, Cultura e Integración Social), una fundación cuya gestión comenzó ya en 2006, otra empresa más del trama aparentemente controlada por Diego Torres, desvió dinero fuera de España. Urdangarin, dimitido ya de Nóos, se incorporó en 2007 a su consejo asesor. El 12 de abril, el mismo día en que Teddy Bautista, el de la SGAE, fue nombrado presidente del consejo del Mecenazgo. ¿Parálisis de las actividades empresariales del Duque? ¡Qué risa tía Sofía!

El mismísimo José Manuel Romero, conde Fontao, comisionado por la casa Real para ordenar a Urdangarin que abandonase Nóos (¿no se hablan directamente suegro y yerno? ¡Qué cosas que ocurren en las familias reales!) y sus negocios en España, aunque no en otras ubicaciones por lo que parece [2], votó favor, consta en acta, de ceder a la nueva Fundación DCIS el nombre y el capital de la ONG Areté fundada también por el yernísimo al que supuestamente se trataba de meter en cintura.

La actuación del duque en la embajada de Washinston hace pensar que Urdangarin siguió pensando, con razón probablemente, que gozaba de todo el apoyo de la primera autoridad del Estdo. Si no fuera así, es impensable que obrara al modo que lo hizo, hasta el punto de levantar quejas del propio embajador español. ¿Se imaginan cuáles pudieron ser las acciones y hazañas de Urdangarin, el yernísimo empresario creativo?

Notas:

[1] Alicia Gutiérrez, «El asesor del Rey actuó a favor de la fundación que luego evadió fondos». Público, 16 de enero de 2011, pp. 2-3.

[2] El punto no es marginal. Es posible que inicialmente de lo que se tratara fuera de ubicar al Duque y consorte en lugares menos próximos o lejanos donde pudiesen campar a su aire sin tantas cámaras molestas.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.