No es turno de análisis de desigualdad de la riqueza sino de polarización. A día de hoy, a nivel mundial, 185.795 ultra ricos duermen plácidamente poseyendo cada uno activos superiores a 30 millones de dólares [1] . Dicho de otro modo: este 0,002% de la población posee, por ejemplo, dos veces la riqueza de la […]
No es turno de análisis de desigualdad de la riqueza sino de polarización. A día de hoy, a nivel mundial, 185.795 ultra ricos duermen plácidamente poseyendo cada uno activos superiores a 30 millones de dólares [1] . Dicho de otro modo: este 0,002% de la población posee, por ejemplo, dos veces la riqueza de la Unión Europea, o sea, 25 billones de dólares. Una súper-entidad de tan solo 147 compañías -muy entrelazadas entre sí- se apropia del 20% de los ingresos operativos globales [2] . A su vez, la elite económica mundial evadió en los últimos 5 años entre 17 y 25 billones de dólares [3] . Alrededor de 6,3 billones evadidos están en manos del 0,001% de la población mundial. De hecho existen 10 bancos privados (USB, Credit Suisse, Goldman Sachs) que gestionan un fraude fiscal mundial de 4,8 billones de euros en el año 2010. ¿Mareados? ¿Enfadados? Sí, mareados por tanta cifra, y especialmente enfadados por saber que Los de Arriba son una inmensa minoría. En España, todo es muy parecido. España ocupa el décimo puesto en el ranking de países con mayor concentración de riqueza en manos de millonarios [4] . El 1% de la población, una minoría, posee el 18% del total de la propiedad [5] . La deuda española también es de la minoría. La deuda española, en año 2011, es de 400% del PIB: un quinto es deuda pública, el resto es privada [6] . De la deuda sustancial, la privada, la mayoría está en manos de las empresas. Y ahora viene el dato estrella: el 95% de la deuda empresarial corresponde a las grandes empresas. En otras palabras: el 95% de la deuda empresarial pertenece solo al 0,153% de las empresas españolas [7] . Los de Arriba son muy pocos, poquísimos. Los altos salarios de directivos son para pocos, muy pocos: los banqueros, algún dueño de alguna empresa, quizás un futbolista y poco más. Son una gran minoría altamente representada por la mayoría de la casta política amparada en una democracia irreal y circunscrita a una única cuestión, exclusivamente procedimental, votar cada cierto periodo de tiempo. Los de Abajo somos más. Somos la mayoría. Una mayoría desempleada, casi 5.700.000 ciudadanos que busca pero no encuentra trabajo. Otra mayoría que posee un salario menor. Otra mayoría que puede ser despedida en cualquier momento. Otra mayoría que debe trabajar más años para poder disfrutar de una pensión. Otra mayoría que paga por los medicamentos. Otra mayoría que para estudiar ha de pagar más por ello. Esta gran mayoría, como suma de muchas mayorías, paga impuestos, al contrario que la minoría, que incluso ahora puede lavar su dinero pagando solo el 10% de lo que declare. Esa inmensa minoría, grandes empresas y grandes patrimonios, concentra el 72% de todo el fraude fiscal [8] . Esas grandes empresas son las que facturan más de 150 millones de euros al año, y que representan el 0,01% del total de empresas. Por el contrario, la mayoría no es mayoritariamente fraudulenta; de esta mayoría -que ahora verá reducida la prestación por desempleo- solo el 0,15% cobra el subsidio indebidamente [9] .
Y mientras muchos llaman crisis a los efectos irreparables de una crisis más integral y estructural, Los de Arriba, en España, están en vísperas de forzar un remake de los Pactos de la Moncloa como modelo «ejemplar» de transición política-económica, pero esta vez, en versión más Unión-Alemana-Europea y más neoliberal. En esta propuesta de transición, a fuego lento, la crisis económica (aparentemente huérfana de responsables) es la gran excusa para más postpolítica y posteconomía, más neo-tecnocracia, que facilite una reordenamiento de la base de acumulación en aras de la minoría. En la cocina, con chef y ayudantes, hay poca gente, están Los de Arriba. Se empeñan en parecer que son muchos porque poseen la mayoría de las ventanas de comunicación para que los vean Los de Abajo. Esta re-transición está forjada en el bipartidismo de siempre que acordó la ley electoral y las grandes políticas económicas en los últimos años: grandes cambios laborales, pacto de las pensiones, convergencia nominal para entrar en la UE, continuidad en política tributaria regresiva, modelo de economía irreal no productivo, sistema financiero especulador, y por último, la reciente reforma constitucional que prioriza una determinada manera de gestionar la «caja» derivada del pago de impuesto de todos Los de Abajo para pagar la deuda de Los de Arriba. Los de Arriba están todos, fáciles de reunir porque son pocos, y además tienen los mismos intereses. Está la casta política bipartidista, están las oligarquías nacionalistas, también está el escaso capital genuinamente español, está la oligarquía financiera europea que ha prestado mucho dinero irresponsablemente (prestar a irresponsables es de irresponsables), están las empresas de seguros estadounidense que fueron pagadas para cubrir riesgos de impagos y, en España, está el Rey.
La otra transición, la democrática de verdad, la pueden hacer Los de Abajo, que también están, y están diciendo muchas cosas, en lenguajes diversos, están protestando cada vez más, cada uno a su manera. Están muy cansados, están hartos de vivir en condiciones injustas e impuesta por la minoría de Los de Arriba. Están demandando cambios. La mayoría, Los de Abajo, están comenzando a sentir que son muchos, que pueden ser más, que a lo mejor se deberán poner de acuerdo en una matriz de contenidos mínimos, un mínimo común denominador: no querer estar gobernados por Los de Arriba. Si bien son muchas las maneras de querer gobernar con propuestas y matices de colores diferentes, hay que encontrar los puntos comunes previo a la construcción del programa conciliador. Seguramente, para la cristalización de la transición de la gran mayoría, será necesario muchas renuncias a objetivos legítimos. Pero estas renuncias serán recompensadas en tanto en cuanto eviten la transición en democracia aparente donde los beneficios siguen siendo para los de Arriba, y la migaja racionada para los Abajo.
La disputa de la transición está servida. Los momentos históricos no siempre son para ser estudiados en libros del pasado. Ahora, ahora sí, los de abajo pueden y deben proponer y disputar una transición hacia una soberana democracia económica, donde los mercados solo sean lugares de compras para los ciudadanos, los servicios básicos sean rescatados, la vivienda sea un lugar sólo para vivir y no para especular, la educación no sea un privilegio, la sanidad sea pública para todo el mundo, la banca preste dinero en vez de robarlo y/o inventarlo, el tejido productivo se reactive y se distribuya, la jubilación sea un derecho y no un chantaje, las relaciones económicas sean humanas, sociales, estratégicas y soberanas, y por último, la Unión Europea sea una institución que garantice que no haya deuda social y que la deuda monetaria ilegítima no sea pagada, y la que haya que pagar se pague poco a poco y cuando se pueda.
Antes de construir el nuevo pacto social para todos Los de Abajo, lo básico será concientizarse de que somos mayoría, y de que hay un gran marco de acuerdo: no querer vivir más sometidos a la minoría de Los de Arriba. Lo otro, dar contenido de gobierno, será el siguiente paso. Es una transición.
PD: Inspirado en el artículo de Isaac Rosa «Todo es posible, pero no se hagan ilusiones».
Notas:
[1] World Ultra Wealth Report 2011
[2] Coghlan y MacKenzie (2011) en New Scientist.
[3] Tax Justice Network 2012.
[4] Informe Doloitte 2011.
[5] Luxembourg Income Study.
[6] Banco Internacional de Pagos (BIS), 2011.
[7] Eduardo Garzón, 2012. Las grandes empresas españolas han vivido por encima de sus posibilidades.
[8] GESTHA (Sindicatos de técnicos del Ministerio de Hacienda), 2012.
[9] Informe Gobierno de España, 2012.
Alfredo Serrano Mancilla (@alfreserramanci). Doctor en Economía. Coordinador para América latina, Fundación CEPS
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