Si me preguntaran cual es a juicio nuestro la condición más importante entre muchas para lograr alcanzar nuestro desarrollo y sostenibilidad económica alimentaria en las condiciones actuales de nuestro país y el escenario internacional, diría que es la DISCIPLINA. Cualquier tecnología, simple o compleja; cualquier carta, principio, método o procedimiento tecnológico agrario requiere para su […]
Si me preguntaran cual es a juicio nuestro la condición más importante entre muchas para lograr alcanzar nuestro desarrollo y sostenibilidad económica alimentaria en las condiciones actuales de nuestro país y el escenario internacional, diría que es la DISCIPLINA.
Cualquier tecnología, simple o compleja; cualquier carta, principio, método o procedimiento tecnológico agrario requiere para su éxito, mas que los fundamentos en si que lo sostienen, o de los recursos con que se dispongan para su implementación, requiere ante todo de DISCIPLINA. En tal sentido cabe entonces una pregunta: ¿Somos los cubanos disciplinados en materia agropecuaria ?.
Refrendado por el decaimiento o extinción de proyectos agrarios de factura geniales y que declinaron por el camino del olvido en el mejor de los casos, me atrevo a responder que no. No somos disciplinados en materia del respeto que debemos a las tecnologías agrarias, sobre todo aquellas que obligan a la disciplina, hermana gemela de la constancia, de la sistematicidad. De ahí que sin ser absoluto considero que el desarrollo agrario pasa ante todo por un modo de pensamiento que a su vez condiciona una conducta individual y social.
¿Qué pudiera pasar ahora cuando apostamos a la Moringa, cultivo a la mano, como potencial solución alternativa, fuente de alimento para hombres y animales?.
Hacia finales de la década de los años noventa del pasado siglo, ya Cuba tenia un profundo conocimiento sobre una planta, árbol de probadas cualidades como fuente de alimentación animal, que debidamente establecido como un cultivo, redundaría en beneficio directo en la masa ganadera del país. Baste revisar la literatura existente y de ella un enjundioso estudio titulado » La Experiencia Cubana en la Agronomía y Manejo de Leucaena leucocephala» de un colectivo de autores del ICA ( Instituto de Ciencia Animal ). ¿Qué ha sido de la Leucaena y su promisorio futuro previsto y calculado?. De sus inconveniencias, pocas técnicamente, se destacaba que » El manejo de esta leguminosa debe estar encaminado a lograr una aceptable productividad de la misma y de su crecimiento, ya que si este no se controla adecuadamente esta planta arbustiva puede convertirse en árbol por lo que no estará al alcance de los animales la parte foliar de la Leucaena lo que se reflejaría inmediatamente en la estabilidad del sistema».
Otro cultivo al cual se apostó de manera maratónica en proyectos de desarrollo de grandes proporciones fue la Glicinea , leguminosa de alto poder nutritivo para el ganado.
Un colectivo de autores en el CENPALAB en el 2002 documentó con gran acierto la producción de Glicinea mediante la técnica de pedestales que permitía soportar una alta carga y productividad por hectárea. Se trataba de un sistema que facilita la protección de los puntos de rebrote y evita el pisoteo de los tallos de las leguminosas rastreras y permite a su vez la coexistencia con otras gramíneas, exigiendo para este sistema tener asegurado el riego durante todo el año, a fin de garantizar la rápida recuperación de las áreas de pastoreo y la elevada productividad de la biomasa de leguminosas y gramíneas entre otros requerimientos indicados para el éxito del programa.
Utilizando como referente un alimento critico para el pais, la leche, por la importancia que para su obtención tiene el empleo de leguminosas como la leucaena y la glicinea, buenos alimentos para el ganado lechero destinado a su obtención, es recurrente el pensamiento de que si bien la producción de leche sobre la base de piensos o concentrados produce más por animal, en la producción sobre la base de pastos hay una mayor producción de leche por hectárea y un menor costo de producción. Científicos, técnicos y especialistas en la rama agropecuaria, formados en el proceso revolucionario cubano a partir de 1959, reconocen la visión que tuvo el líder cubano Fidel Castro sobre el particular tema. Desde fecha bien temprana el compañero Fidel, en diferentes intervenciones publicas pero en especial entre 1963 y 1991, con análisis claros y aleccionadores demostraba esta sustancial ventaja del empleo de estas leguminosas.
«…y es muy importante que tengamos ideas claras – de que el país se quedó sin pienso y sin fertilizantes… ¿Pero hay soluciones ? Sí, hay soluciones. …Durante muchos años se trabajó en la búsqueda de una leguminosa que se adaptara al trópico y ya tenemos dos, por lo menos. No había semillas. El año pasado hubo que comprar algunas cantidades, este año también; ya la del año que viene la produciremos toda aquí, toda la semilla de glicinia que necesitamos. Este año serán unas 500 caballerías de glicinia y unas 3000 caballerías de leucaena; pero ya el año próximo tendremos semillas para sembrar todo lo que queramos de glicinia y de leucaena… «…Estamos desarrollando ya las leguminosas para lo que llamamos bancos de proteína: una vaca que pueda comerse una ración de glicinia o de leucaena puede llegar a producir 10; 11 ó 12 litros sin pienso, y ya estamos multiplicando aceleradamente la siembra de leguminosas. Esto a toda velocidad , no vamos a dejar de recoger una sola semilla de glicinia y de leucaena mientras estudiamos otras leguminosas. Muchos años nos llevó encontrar y probar en el trópico estas leguminosas.» (Castro 1991).
Durante los últimos cincuenta años en Cuba, instituciones científicas, centros prestigiosos, elaboraron proyectos de investigación y desarrollo y tuvimos como ningún otro país del mal llamado tercer mundo, la posibilidad de contar con los recursos y las tecnologías. Será siempre eterna nuestra gratitud y deuda con la URSS en lo particular. Faltó entonces la disciplina, el factor deformante que contamina y da al traste con cualquier buen proyecto. Es contraproducente: ideas geniales, recursos ilimitados para la agricultura, personal bien formado en ciencia y manejo agropecuario. ¿Qué faltó?
Sobre las bondades y amplios beneficios de la Moringa , nadie puede tener la menor duda. Está perfectamente documentado en letra de molde. Quizás es la planta que pudiera merecer el mayor reconocimiento social de esa parte de la humanidad pobre y hambreada que conforman ya millones y que ven con esperanza cualquier aporte, venido de donde fuese, destinado a palear las angustias de la hambruna. Si cierto es que cada día mueren en el mundo mas de un cuarto de millón de niños producto de enfermedades prevenibles y de hambre, vislumbrar una alternativa alimentaria a partir de una planta que la naturaleza nos ha puesto en la mano, es casi bíblico, como el mana bajado del cielo. Pero alcanzar su intensiva y racional explotación es necesariamente misión de mujeres y hombres de ciencia y conciencia; será el resultado de la constancia, de la disciplina para alcanzar productividad con rentabilidad. Se trata de diversificar sus múltiples aplicaciones soportado en un sistema administrativo agrario donde la disciplina y el rigor sean el centro y a el tributen las tecnologías y los recursos necesarios. Son hombres útiles y previsores los que impulsan las grandes ideas, mas son los pueblos ordenados y contantes los que coronan el éxito. La Moringa será un nuevo reto y una nueva prueba para Cuba.
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