Si leemos y/o escuchamos a los propagandistas de multinacionales/bancos, disponemos de la ideología que produce sus intereses: los bienes sociales son de quienes alimentan a tales plumillas y voceros. El alcalde de Marinaleda es motivo de una campaña de insultos por semejantes servidores de los poderosos, y llaman a jueces y fiscales a perseguirle y […]
Si leemos y/o escuchamos a los propagandistas de multinacionales/bancos, disponemos de la ideología que produce sus intereses: los bienes sociales son de quienes alimentan a tales plumillas y voceros.
El alcalde de Marinaleda es motivo de una campaña de insultos por semejantes servidores de los poderosos, y llaman a jueces y fiscales a perseguirle y a condenarle, y con él a quien se atreva a tocar algo de aquello que han robado sus amos. Son fieles. Victor Hugo declaraba que cada rico ocultaba a un asesino.
Inmediatamente antes el Vicepresidente del Consejo Consultivo de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, había declarado al presentar su libro «Destrucción masiva. Geopolítica del hambre» (Ediciones Península): «Vivimos en un orden mundial criminal y canibal, donde las pequeñas oligarquías del capital financiero deciden de forma legal quien va a morir de hambre y quien no. Por tanto, estos especuladores financieros deben ser juzgados y condenados, reeditando una especie de Tribunal de Núremberg. … No puede ser que en un planeta con los recursos agroalimentarios suficientes para alimentar al doble de la población mundial actual una quinta parte de sus habitantes pase hambre»; pero además indicaba lo que hay que hacer de inmediato: «Ocupar masivamente los bancos, nacionalizarlos y confiscar las riquezas robadas por los especuladores financieros,… el hambre ya es una realidad en las barriadas de París y en España el pueblo sufre la pobreza, así como en el resto de Europa. España no debería pagar la deuda porque es ilegítima». La realidad es sencilla; cualquiera puede distinguir aquí qué intereses defienden los que escriben en los periódicos del régimen cuando descargan contra el alcalde de Marinaleda por repartir alimentos entre quienes no tienen para comer.
Sigamos con la actualidad, tan sólo con algún dato porque si no nunca habría espacio suficiente: El informático Helvé Falciani, que sacó del banco HSBC las cuentas de los clientes defraudadores en diversos países europeos, entre ellos Francia cuyo gobierno en base a los datos proporcionados ha recuperado 1.200 millones de euros de sus ladrones, y el estado español, entre cuyos defraudadores apareció el nombre del padre de Botín y que pagó 200 millones de euros antes de pasar por el juez que así cerró el caso. Sin embargo el 1 de julio Helvé Falciani fue detenido en Barcelona y la Audiencia Nacional se dispone a entregar al detenido al gobierno suizo, en base a la acusación de «espionaje económico y revelación de secretos». La realidad es sencilla; cualquiera puede distinguir aquí qué intereses defienden las autoridades judiciales, a las que los plumillas del régimen piden que intervengan contra Sánchez Gordillo, alcalde de Marinaleda.
Y como hablar de bancos es hablar del poder, aquí tenemos a los banqueros reunidos en un solo banco, el Banco Central Europeo: exige que los sueldos de los trabajadores, entre otros de los trabajadores españoles, bajen: «reducir el salario mínimo; relajar las leyes de protección laboral; permitir la negociación salarial a nivel de empresa; y, abolir la interrelación entre salarios e inflación». La realidad es sencilla.
Y, mientras el gobierno no entrega los 400 euros a 200.000 trabajadores y trabajadoras que estando sin empleo no disponen de ningún ingreso, y quita a los trabajadores y trabajadoras de la función pública la paga extra que les pertenece, la ministra de Empleo, Fátima Bañez decreta que a los altos cargos de su ministerio y a aquellos que la asesoran, cargos de «confianza», se les haga entrega de dos pagas de 1.500 euros, 3.000 en total, julio y diciembre, con el argumento de que no deben perder poder adquisitivo. La realidad es sencilla, y Sánchez Gordillo hace que nos reconozcamos, y se vean con claridad a los plumillas súbditos de los propagadores del hambre. «Vivimos en un orden mundial criminal y canibal, donde las pequeñas oligarquías del capital financiero deciden de forma legal quien va a morir de hambre y quien no» (Jean Ziegler). Sánchez Gordillo con otros miembros del Sindicato Andaluz de Trabajadores ha demostrado que la realidad es sencilla.
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