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Habrá cambio, ¿qué cambio? ¿reforma o ruptura?

Fuentes: Rebelión

«No se reserve usted de opinar, mi teniente. ¡Está usted entre caballeros! La revolución ninguno de nosotros la desea. Es la demagogia, y a ninguno que tenga cuatro terrones le conviene. Todo hay que mirarlo. ¿Pero deja usted suelto al pueblo soberano para que haga mangas y capirotes si rueda lo existente? ¿Adónde iríamos entonces? […]

«No se reserve usted de opinar, mi teniente. ¡Está usted entre caballeros! La revolución ninguno de nosotros la desea. Es la demagogia, y a ninguno que tenga cuatro terrones le conviene. Todo hay que mirarlo. ¿Pero deja usted suelto al pueblo soberano para que haga mangas y capirotes si rueda lo existente? ¿Adónde iríamos entonces? Hay que mirarlo todo. La revolución, si llega, deben hacerla los elementos de orden. En las manos del pueblo soberano iríamos al caos.»

(«Viva mi dueño.» Ramón del Valle Inclán.)

 

Gravita sobre nosotros el franquismo, pues su monarquía es franquismo reconvertido; los golpistas se hicieron una reconversión no traumática, y sus intereses nunca han dejado de pesar sobre nosotros, por eso nos viene costand tan caro vivir bajo su yugo. El gran capital, banqueros y patronal, tiene asumido que se les cae el régimen, ¿podrán sustituir a juan carlos por felipe? ¿lo tienen amortizado?. Disponen de las herramientas televisivas, radiales y periodísticas, y las hacen trabajar al unísono: a la vez que comentan (una forma de dar por terminado) que el rey no tiene apoyo social y muestran las cuentas en Suiza, o el dinero que percibe de forma encubierta, y sacan a relucir su posición de privilegio por encima de la ley con que nos ordena la vida, alientan la sucesión y hacen los preparativos para echar las campanas al aire por la ascensión al trono de forma antidemocrática como es el resultado de un espermatozaoide.

En España los borbones no han conseguido reinar dos generaciones seguidas, el pueblo les expulsa y vuelven a la jefatura del estado con sangre del pueblo por medio; el caso de juan carlos es el más reciente: República, francogolpedestadoguerrajuancarlos. También sus sostenedores políticos bajo el nombre ppsoe alientan la continuación o el cambio dentro del modelo en el que nos han hecho vivir, modelo de deshumanización y corrupción, ¿de dónde si no ha salido la frase «psoepp la misma mierda es»? Ese conjunto franquimonárquico, banquero, patronal, con su frente político ppsoe, habían colgado un cartel clasista que pocos leyeron, sólo hoy, debido al estado de decadencia económica, política y social al que nos conducen se lee con claridad: «os odiamos, por eso os robamos».

La situación de crisis ha disparado el imaginario colectivo sobre lo que queremos para el futuro, ser capaces de imaginar es una forma, la primera, de construir, de traer hasta este momento una sociedad que respete los Derechos Humanos, que se construya en base a la igualdad de sus ciudadanos, donde el poder económico se ponga al servicio de las necesidades de la mayoría, una sociedad en la que las decisiones políticas lleven el sello de la elección de la ciudadanía, una sociedad en la que el Jefe del Estado sea elegido por el pueblo, así como los responsables de las instituciones que formen los poderes, una sociedad en la que la memoria democrática sea un pilar fundamental de la construcción democrática… medidas para una verdadera democracia, medidas que hoy son subversivas, pues son posiciones contrarias al sistema en que se apoya todo el aparato que ha defendido lo franquimonárquico que ahora busca cómo continuar. Los continuadores alientan a la reforma, a la sucesión, a la regeneración, y llegado el caso hasta hablan de república, eso si sin mencionar contenidos, cambiar la forma para continuar con el fondo, aunque no terminan ahí sus intentos, pueden poner en práctica medidas que causen entre la población una parálisis tal que les permita introducir las reformas que andan buscando, y en eso tienen mucha práctica: golpes de mano militar, militar-civil, militar-civil-politico, detrás va la banca, la iglesia, la patronal; eso andan removiendo con la escusa a la catalana. Pero también andan removiendo otra idea, la monarquía federal, ampliar el marco para integrar más, pues así se contendría el ímpetu de un sector ahora aspirando a la independencia. No se termina aquí las opciones que barajan, también desde la derecha se habla de una república si es que llega el caso. De un modo u otro están buscando algunos rasgos otorgados del federalismo, cambio de la ley electoral, representación en el senado… lo que sea necesario para que los pueblos no adquieran el derecho a decidir, alejarlos del poder. El lenguaje lo dan de si, lo manosean, lo gastan, y se adaptan a el, por eso resulta tan sumamente necesario descodificar los términos empleados, hablar de los contenidos, no tanto de los adjetivos, poner delante lo que nos une, lo que nos es común, describir quien es el enemigo y cual es su mayor interés, que no es nunca el mayor interés de la mayoría. Las grandes palabras sin sacar de ellas lo que las determina, son un engaño. Y nosotros pensando en una República que cambie esta realidad, el mundo en el que vivimos, el futuro para las próximas generaciones trabajadoras, que no tengan que irse de aquí. Nuestro idealismo no servirá de nada si no somos capaces de saber lo que en cada momento debe resultar en la práctica. Los franquimonárquicos ya apuestan por el cambio… de rey, o en última instancia de forma social. Con el agotamiento de la monarquía no viene inexorablemente la República, o si ponen ellos una república puede que, en las circunstancias actuales de falta de fuerzas para cambiar la realidad, aunque deshecho su estado, se nos imponga otro por la fuerza al que llamen república. Si bajo la monarquía se nos hace súbditos, con la República no obedecemos, nos obedecen, nos respetan, cada pueblo decide su futuro en relación con el resto, somos ciudadanos, somos iguales, y como somos iguales la economía se dispone para mejorar a la mayoría, no a la minoría franquimonárquica. Ahora bien, el futuro no está predeterminado, lo que sí sabemos es que lo que más temen es al pueblo y su memoria.

Tenemos ante nosotros un reto histórico, habrá cambio, ¿pero qué cambio? ¿reforma o ruptura?. La lluvia constante en apoyo de la reforma por los mismos que viven del sistema monárquico es torrencial. Leí hace unos días lo escrito por un ensayista del que no recuerdo su nombre, decía así: «Para valorar un pensamiento es preciso conocer en alguna medida, sus presupuestos, el mundo en que se elaboró y la persona que lo hizo, y el lugar de ese pensamiento respecto a las situaciones y problemas de su época»; les pido un poco de atención para el artículo siguiente (un extracto) con el fin de saber a qué momento histórico quieren llevarnos los franquimonárquicos, el artículo salió el viernes 12 de abril, lo firma Manuel Jiménez de Parga (ex presidente del Tribunal Constitucional): «… En definitiva una nueva etapa histórica nos espera y no hemos de sentir temores excesivos. Los españoles tenemos la garantía de la continuidad monárquica. En la presente situación política es el Rey quien puede convocar a los principales dirigentes políticos y, con autoridad, instarles a que retomen el camino de la conquista democrática negociando una nueva ley electoral… Pero el actual Rey, que tanto bueno ha hecho a España y al que tanto debemos… La futura etapa histórica será la Monarquía de Don Felipe… Afortunadamente sabemos lo que nos pasa y podemos poner en circulación los remedios oportunos… La falta de actuación en esta coyuntura serían una grave falta de ciudadanía. Y no hay que alarmarse por el cambio de sistema político; una sucesión que debe ser ordenada, pacífica. Deberíamos estar satisfechos con un régimen que es formalmente democrático… El presupuesto inexcusable para el buen funcionamiento del sistema y para la defensa y garantía de la normatividad de la Constitución pasa por el decidido compromiso de actualizar sus previsiones sobre la base del principio de lealtad constitucional… La vertebración del Estado supone poner fin a tantos excesos cometidos en los últimos años… Pero si no se cambia a los actuales partidos políticos, no se conseguirá el deseado abaratamiento efectivo del funcionamiento de las instituciones, sean municipales, provinciales, de las comunidades autónomas o del Estado. Ya he dicho -y repito ahora- que es un proceso de cambio, que empieza por la ley electoral.»

La Historia se va haciendo día a día, y el día a día nos va devolviendo el pasado para el que sólo una República en la que los pueblos decidan puede hacer que no se repitan las injusticias que vivimos: 500.000 familias desahuciadas, 6.000.000 millones de trabajadores y trabajadoras en paro, 26,5% de niños y niñas hacen una sola comida al día, se descubre en Etxaguen (Alava) la mayor fosa común en Euzkadi, El juez que insultó a los indigentes no será procesado por defecto de forma, el príncipe dice que tiene confianza en los jueces y les insta a que asuman su tarea con prudencia y fortaleza.

Bajo esta superficie los franquimonárquicos de todas las tendencias preparan el cambio de forma de dominación, saben que han podrido todo el sistema y se va a hundir. Habrá cambio, ¿qué cambio? ¿reforma o ruptura? ¿y nosotros qué hacemos?

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.