En nombre de la Red en Defensa de la Humanidad, el capítulo cubano denuncia el carácter genocida del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los EE.UU. a nuestro pueblo desde hace casi ya 60 años. Como ha venido ocurriendo año tras año, la abrumadora mayoría de los países miembros de la Organización de las […]
En nombre de la Red en Defensa de la Humanidad, el capítulo cubano denuncia el carácter genocida del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los EE.UU. a nuestro pueblo desde hace casi ya 60 años.
Como ha venido ocurriendo año tras año, la abrumadora mayoría de los países miembros de la Organización de las Naciones Unidas condenarán en los próximos días esta política contraria a las normas y principios del derecho internacional, que afecta la vida de todo un pueblo al someterlo a privaciones evitables y obligar a su gobierno a salvar grandísimos obstáculos y gastar inmensos recursos para ofrecerles a sus ciudadanos una vida digna. Es una medida unilateral, violenta, abusiva, de una superpotencia económicamente desarrollada en contra de un pequeño país subdesarrollado, aplicada por el hecho de que Cuba decidió ser, para siempre, una nación soberana e independiente.
Hoy este bloqueo se ha intensificado. Las deudas electorales y la necesidad de apoyo para la nueva contienda, llevan al Presidente Trump a tratar de estrangular a Cuba. Necesita el respaldo financiero de lo peor del Sur de la Florida, herederos de batistianos y oligarcas nacionales, y necesita también borrar del diccionario la palabra «socialismo», que aunque con disímiles significados, comienza a hacerle daño en lo doméstico.
Hoy Estados Unidos aplica multas millonarias a empresas de países europeos por haber realizado transacciones con Cuba, castiga a grandes bancos, amenaza a los armadores propietarios de los barcos cuyos servicios puedan ser contratados por la isla, niega suministros de medicamentos, de alimentos, suspende vuelos aéreos, limita las remesas, dificulta los viajes familiares, castiga a sus ciudadanos por viajar a la isla, restringiéndoles así la libertad que dice garantizarles. Es una enfermiza y alevosa cacería contra el pueblo al que hipócritamente dice querer ayudar, al tiempo que paga sumas obscenas a mercenarios para que se encarguen de tergiversar su realidad ante el mundo y denigrarlo.
Son muchos años. Es muy grande el daño ocasionado a varias generaciones de cubanos. Tiene que haber un límite a la injusticia. El derecho internacional se impondrá y tendrá que ser una realidad la convivencia respetuosa de las naciones.
Levantar el bloqueo a Cuba sería un paso civilizado, una evidencia de que se puede abandonar el odio y las bajezas que generan el egoísmo y la prepotencia. El mundo lo necesita como una señal de que el ser humano tiene capacidad aún para dirigir sus destinos y de que es posible la paz en el planeta.
¡No Más bloqueo a Cuba!