Frente a la revuelta o la rebelión, la Revolución es “un movimiento poderoso que levanta las fuerzas fundamentales de la sociedad y se dirige –de manera consciente- hacia un cambio social y político (…); se trata un momento extraordinario en que las clases subalternas derrumban el orden constituido, cambian las relaciones de poder e inventan una nueva sociedad; son momentos en que todo parece posible; a ello siguen todos los problemas que conciernen a la Revolución, (pero no ya) como acontecimiento sino como proceso”.
Es la definición que hizo el historiador Enzo Traverso durante la presentación –en noviembre de 2022- de su último libro Revolución. Una historia intelectual, organizada por La Izquierda Diario y el Fondo de Cultura Económica; la entrevista digital al profesor de la Cornell Univesitiy fue realizada por el periodista y editor en La Izquierda Diario, Fernando Rosso.
Otra de las preguntas giró en torno a la ideología marxista. “Como todos los clásicos, (Marx) puede ser interpretado de diferentes maneras; tanto los socialdemócratas –por un lado- como –por otra parte- la Escuela de Frankfurt y Walter Benjamin, pueden legítimamente reivindicar cierta continuidad con la obra de Marx, porque ésta es muy rica en tensiones y contradicciones”.
Así, Traverso considera que se da una “cierta discrepancia” entre los grandes libros teóricos de Marx –El capital; La ideología alemana o Crítica de la economía política-, “en los que existe la tentación de dibujar un modelo bastante positivista de las leyes del desarrollo y el proceso histórico; de la historia como una sucesión de modos de producción y formaciones sociales”; y frente a esta concepción, los escritos políticos –en torno a las revoluciones de 1848 o La Comuna de París- en los que la historia aparece como un teatro y el campo de batalla de la lucha de clases.
De hecho, el volumen de 528 páginas Revolución. Una historia intelectual, editado en noviembre de 2022 por Akal, está encabezado por la siguiente cita de Marx inserta en El 18 Brumario de Luis Napoleón Bonaparte (1852): “Las revoluciones proletarias (…) se entregan constantemente a la autocrítica e interrumpen en reiteradas ocasiones su propio curso. Vuelven a lo que en apariencia ya se ha consumado para comenzar una vez más la tarea”.
Enzo Traverso es también autor de Pasados singulares. El “yo” en la escritura de la historia (2022); Melancolía de izquierda. Después de las utopías (2019) y Las nuevas caras de la derecha (2018). El texto de Akal comienza con el autor en el Museo del Louvre, contemplando La balsa de la Medusa (1819), de Gericault, metáfora del naufragio de la Revolución Francesa; y termina con una periodización de las revoluciones; por ejemplo después de la Segunda Guerra Mundial, contra el colonialismo y socialistas en Asia: China (1949) y Vietnam (1954-1975).
O de carácter socialista y antiimperialista en Latinoamérica: Bolivia (1951); Cuba (1958); Chile (1972-1974) y Nicaragua en 1979. Asimismo revoluciones anticoloniales en África: Argelia (1954-1962); Libia (1969); Etiopía (1974) y tanto Angola como Mozambique (1975). Una “ola de insurgencia” relevante se produjo en 1968, con la ofensiva del Tet en Vietnam, la Primavera de Praga y las barricadas parisinas.
El último capítulo –sobre historizar el comunismo- incluye la siguiente reflexión de Traverso: “Implica superar esa dicotomía entre dos relatos –uno idílico otro horroroso- que también son fundamentalmente parecidos. Varios decenios después de su agotamiento, no hace falta defender, idealizar o demonizar la experiencia comunista; vale la pena entenderla críticamente como un todo”, con sus tensiones y contradicciones.
Además el lector puede seguir unas tablas clasificatorias (sintéticas) de los intelectuales revolucionarios, su periodo de actividad, ámbito de actuación y experiencia vital; así, nacido en 1913 en Martinica y teórico de la negritud, Aimé Césaire estudió en la universidad y ejerció el periodismo; el dirigente trotskista vietnamita Ta Thu Thao nació en 1906, pasó por la Universidad, se desempeñó como periodista, estuvo en la prisión y el exilio, participó en movimientos revolucionarios y murió asesinado.
Entre los intelectuales de las décadas 1800-1850 figura Mijail Bakunin (Thorzok, Rusia, 1814), a quien Traverso incluye en las categorías de Secundario/universidad; periodismo; cárcel; exilio y revolución.
Pero la metodología del textono se basa en las periodizaciones, clasificaciones o descripciones eruditas. Se fundamenta, según el autor, en el concepto de imagen dialéctica, “que aprehende al mismo tiempo una fuente histórica y su interpretación. Walter Benjamin lo elaboró en el Libro de los pasajes, su obra inconclusa iniciada en 1927, pero el concepto tiene algunas afinidades con la teoría de las imágenes tanto de Aby Warburg como de Siegfried Kracauer”.
Y en cuanto a la estructura de Revolución, consiste en un montaje con amplitud de fuentes, cierto eclecticismo y diversidad de objetos, también con la conexión –de modo constante- entre ideas y representaciones; el libro incluye una portada de la revista Le Paria, publicada en los años 20 del siglo pasado por jóvenes intelectuales comunistas del oeste de África, Asia y el Caribe, que residían en París.
Asimismo un retrato de la luchadora en la Comuna de París Louise Michel, durante su estancia en la prisión (Eugène Appert, 1871); el óleo de Delacroix La libertad guiando al pueblo (1831); la fotografía de Lenin jugando al ajedrez con Bogdánov, durante una visita a Gorki en la Isla de Capri, en 1908; un cartel soviético de 1939 con una mujer saludando desde la ventanilla de un tren; o el mural El hombre controlador del universo (1934), del artista mexicano Diego Rivera.
Se trata de imágenes dialécticas de cuerpos, estatuas, barricadas, pinturas, fechas, carteles o biografías; el historiador se convierte así, en cierto modo, en un “trapero” que clasifica y ordena los objetos que están en su taller.
¿Existe el riesgo de que la Revolución se convierta en una herencia pesada? En la introducción, Enzo Traverso se refiere a movimientos como el 15-M; Nuit Debout y los Chalecos amarillos (Francia); Gezi Park (Estambul), Black Lives Matter (Estados Unidos) o movimientos similares en Hong Kong y contra Lukashenko en Minsk (Bielorrusia), en el verano de 2020; “han inventado nuevas formas organizativas y alianzas y a veces crearon nuevos liderazgos, pero en su mayor parte son autoorganizados”, explica el autor; una parte de su fuerza radica en que no echan raíces en el pasado, pero en este punto también se constata una debilidad: “Están despojados de memoria”.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.