41.272 personas muertas en la Franja de Gaza, después que en el último día fallecieran una veintena -y 54 heridos- por los ataques del ejército sionista; la información del Ministerio de Sanidad de Gaza -de la que se hizo eco la Agencia Efe el 18 de septiembre- apuntaba dos masacres contra familias; 10.000 cuerpos que continuaban bajo los escombros y el bloqueo del 83% de la ayuda alimentaria requerida por la población gazatí.
El periodista y documentalista valenciano David Segarra (Valencia, 1976) comparte diariamente -en las redes sociales- informaciones sobre el genocidio de Gaza; por ejemplo, el corte de la avenida Diagonal de Barcelona -el pasado 27 de septiembre- por 1.500 personas, durante la jornada de huelga y lucha pro-Palestina convocada por el sindicato CGT y movimientos sociales.
Recomienda libros como Descolonitzar la ment Palestina (Manifest, 2024), del profesor palestino de literatura Haidar Eid; Deu mites sobre Israel (Tigre de Paper, 2024), del historiador israelí Ilan Pappé; El laboratorio palestino. Cómo Israel exporta al mundo la tecnología de la ocupación (Capitán Swing, 2024), del periodista Antony Loewenstein; o Palestina. Una historia esencial (Sembra Llibres, 2020), del historiador Jorge Ramos Tolosa.
En un artículo publicado en el portal de investigación El Crític (Coses que no saps sobre la vida, la cultura, els orígens i la cultura a la Gaza mediterrània, noviembre 2023), David Segarra recuerda que Gaza es una de las ciudades más antiguas del mundo, “ha sido construida y reconstruida en tantas ocasiones que no se pueden contar”.
El reportero aborda cómo, en 2023, el ejército de Israel (“uno de los más poderosos del mundo”) bombardeaba Gaza (“una de las zonas más pobres y aisladas del mundo, estrecha y superpoblada”); y perpetraba los ataques mediante drones, satélites, cazas, misiles, submarinos, tanques, artillería y helicópteros dotados de tecnología punta.
En la fecha de publicación del texto, daba cuenta de la descarga de bombas en decenas de universidades, además del medio centenar de periodistas asesinados.
Prueba del silenciamiento mediático -en torno a la cultura y el pueblo palestinos- es el desconocimiento de los poetas; entre otros Rafeef Ziadah y Mahmud Darwish; también de escritores como Ghassan Kanafani, Refaat Alareer o Salah Jamal; y, en el caso de músicos, Rim Banna, Tamer Nafar o Shadia Mansour; el artículo destaca asimismo a los cineastas: Annemarie Jacir, Elia Suleiman o Mohammad Bakri.
Segarra formó parte de la flotilla internacional de activistas que, en mayo 2010, se dirigió a Gaza con el fin de romper el bloqueo; el asalto de las embarcaciones que llevaban ayuda humanitaria -por parte de las tropas israelís- concluyó con una decena de personas asesinadas y cerca de 700 detenciones; el documentalista y diseñador valenciano dio cuenta de los hechos en el audiovisual Fuego sobre el Mármara (2011).
Otra muestra del compromiso es el libro Viure, morir i nàixer a Gaza, cuya primera edición publicó la editorial Sembra en 2014; la obra de David Segarra, de 220 páginas, incluye un centenar de fotografías sobre la cotidianidad y la “capacidad de sobrevivir a pesar del horror”.
Además, el libro recoge fragmentos de relatos de los que el autor tuvo conocimiento durante una estancia de tres meses en la Franja; y las palabras/versos de artistas y poetas del Mediterráneo como Ausiàs March, Vicent Andrés Estellés, al-Russafi, Ibn Arabi, Salvador Espriu o Konstantinos Kavafis.
Los antecedentes de Viure, morir i nàixer a Gaza remiten a la denominada operación Plomo fundido, de finales de 2008 y comienzos de 2009; la masacre perpetrada por las fuerzas de ocupación se saldó, entonces, con la muerte de más de 1.400 gazatíes.
Pero el reportero y fotógrafo valenciano contaba con información sobre la represión israelí en la Franja desde 1987 (orígenes de la Primera Intifada y fundación de Hamás): “Vi por la televisión cómo un grupo de soldados usaban rocas para partir brazos, codos y hombros de niños de mi edad».
David Segarra Soler fue redactor y uno de los fundadores del periódico independiente L’Avanç, en 1999; mediados los años 2000 se desplazó a Venezuela, cuando desempeñaba la presidencia del país Hugo Chávez; en la República Bolivariana produjo cerca de 40 audiovisuales.
Entre los últimos trabajos, centrados en el País Valenciano, destaca el documental producido -junto a Víctor Serna- Balansiya (nombre tradicional en árabe de Valencia), cuyo estreno data del 8 de mayo; dedicada a las raíces de la música popular valenciana, la película cuenta con los testimonios del músico Xavi Sarrià, uno de los fundadores del grupo Obrint Pas; las cantantes Noèlia Llorens Titana y Maria Bertomeu La Maria; y el intérprete del conjunto Al Tall, Vicent Torrent.
Según el autor, Balansiya recorre “desde la persecución inquisitorial de la música morisca a la rebelión musical contemporánea en el franquismo y el renacimiento de las músicas tradicionales y populares hoy en día”.
Con dirección y guión de David Segarra, fotografía y edición de Víctor Serna y la música de Efrén López, en 2023 vio la luz el documental de 26 minutos Llum Mudéjar. Art que ilumina el món; el objetivo de la cinta es revelar el legado mudéjar valenciano; “la cerámica valenciana ocupa espacios en museos y libros de historia del arte de todo el mundo; sólo en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York hay centenares de referencias”, subrayaba el realizador.
En No s’apaguen les estreles (2021) se adoptaba como punto de partida una canción –con el mismo título- que Xavi Sarria compuso para la película La mort de Guillem (2020), de Carlos Marqués-Marcet (filme sobre el asesinato del joven antifascista Guillem Agulló, en 1993, por parte de una banda neonazi).
No s’apaguen les estreles muestra diez ejemplos de “resiliencia popular” en el País Valenciano; entre otras la maestra y pedagoga Roser Santolària; la labradora y sindicalista Mireia Vidal; el músico y cantaor Pep Gimeno Botifarra; el masovero y pastor Joan Benages; o el de Maria Navarro, miembro de la Asociación de Víctimas (del franquismo) Fosa 126 de Paterna.
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