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Sanidad pública en Andalucía: política, ideología y economía

Fuentes: Rebelión

El reciente escándalo de los cribados del cáncer de mama ha reactivado la movilización andaluza por la sanidad. Más allá de ser una reacción en defensa propia, la manifestación es una oportunidad para que el pueblo andaluz, con el protagonismo de la clase obrera, avance en la constitución de un sujeto de su propio desarrollo.

Para ello, considero necesario apropiarse idealmente de las propias determinaciones, en relación a las determinaciones de la sociedad capitalista andaluza. Esta modesta intervención apunta a ello, inscribiéndose en la elaboración del conocimiento que contribuye a la revolución social.

Nuestro planteamiento

Desde la Crítica de la Economía Política señalamos, en relación a la sanidad pública andaluza, dos aspectos: materialidad del debate y su vínculo con la superación del capitalismo como garantía de una sanidad al servicio de la población.

Para los escépticos: la sanidad pública andaluza es lo más parecido al socialismo que podemos ver por estos lares. Un servicio al que se accede cuando se necesita y sin mediar dinero.

Historia y hecho sanitario

La sanidad pública andaluza es un producto social e histórico. Surge a mediados de los ochenta con las transferencias y el SAS (Ley 8/1986, autonómica) como ariete del estado social autonómico, y empujada por la ideología social-capitalista. Luego, tras la crisis internacional de los setenta, ya con el giro hacia el liberal-capitalismo (privatización, externalización, liberalización y conciertos), se crean los instrumentos legales que habilitan el actual sistema sanitario: Ley General de Sanidad de 1986 (ordenación y conciertos), Ley 15/1997 (nuevas formas de gestión) y Ley 16/2003 (cohesión y cartera común). Además en nuestra comunidad: Ley 2/1998 de Salud de Andalucía (derechos, organización y conciertos), y Ley 16/2011, de Salud Pública de Andalucía (promoción, prevención, vigilancia y evaluación). Ahí están las palancas legales de lo que constituirá la evolución de la sanidad pública andaluza y el traspaso de fondos públicos hacia la actividad sanitaria privada.

Hecho sanitario y presupuesto

Luego, tras un proceso en el que la sanidad pública deja de ser prioritaria, como revela la reducción de su peso en el presupuesto público (ver curva en U abierta), ya en plena Gran Recesión (2008-2014), las élites capitalistas europeas, acompañadas de todas las demás (nacionales, autonómicas, locales) deciden que la salida de la crisis pasa por el recorte presupuestario. La sanidad pública andaluza conocerá mínimos en el esfuerzo presupuestario, iniciándose el deterioro progresivo de la actividad sanitaria pública en Andalucía: cierre de centros, citas en atención primaria, listas de espera para especialistas e intervenciones, vacantes que no se reponen, etc. A partir de 2012 la satisfacción ciudadana con la sanidad pública (barómetro) se quebranta comenzando su descenso. Cada hecho concreto en la sanidad pública tiene un respaldo presupuestario.

Presupuesto y política

El presupuesto es la ley más importante de la sanidad andaluza: se aprueba (y discute) todos los años en el parlamento y la ejecuta el gobierno. Si miramos la evolución nominal de la partida presupuestaria destinada a la sanidad observamos que ésta durante el período 2002-2025, salvo los años de los recortes (2010-2014), es ascendente. Esto también ocurrió con el presupuesto total. Para ver el grado de compromiso de un gobierno con la sanidad pública hay que fijarse en el porcentaje de gasto sanitario en relación al total del presupuesto.

El gráfico dibuja una U abierta, con mínimo en los años de recortes bajo gobiernos del PSOE, el mismo partido que impulsó el despliegue del sistema. Tras la COVID, el PP elevó el esfuerzo y presume del mayor gasto sanitario, pero una parte relevante se deriva a la provisión privada.

Política e ideología

Las medidas políticas (aumentar o reducir el gasto sanitario, transferir a la sanidad privada o impulsar la pública) suelen estar argumentadas y fundamentadas (eficiencia, equidad, sostenibilidad, entre otras). Este discurso forma parte de la ideología (conjunto de ideas) que incluye a las diversas teorías “científicas” (económicas, sociológicas, políticas, psicológicas, etc). El debate de ideas, que precede la toma de decisiones políticas, se lleva a cabo en el Consejo de Gobierno, en el Parlamento o en la sociedad (medios de comunicación), entre otros.

La ideología capitalista, sea en su versión social sea en su versión liberal, está detrás de las decisiones políticas que han llevado el sistema público de salud andaluz hasta la situación actual. Cuando hay que recortar lo público e impulsar lo privado se echa mano de la Teoría Económica Neoclásica pura, que presenta al mercado y la empresa privada como los mecanismos más eficientes y equitativos; cuando hay que impulsar la sanidad pública se recurre a la Teoría de los Fallos del Mercado, también neoclásica, que plantea que hay excepciones (la sanidad como bien público) a la primera.

Ideología y economía

Aunque cada ideología tiene una política “natural”; ambas están preparadas para habilitar la política contraria. Así un defensor de la sanidad pública puede argumentar la necesidad de sanearla, recortándola, como ocurrió en el período 2010-2014; como un liberal puede impulsarla para favorecer la demanda agregada o apelar a la equidad.

Esta elasticidad de la ideología, que habilita la teoría académica, reclama un anclaje común. Lo que no cambia es lo que la ideología esconde, el interés económico.

Así, tras la ideología liberal-capitalista se defiende el capitalismo más competitivo (sanidad privada, mercancía, beneficio), mientras en la social-capitalista se defiende el capitalismo más intervenido (sanidad pública, derecho, igualdad). En ambos caso se naturaliza el capitalismo y se sirve a la acumulación de capital (empleo).

Economía y sanidad

La sanidad pública andaluza, como actividad a cargo del presupuesto público está sujeta a sus determinaciones: así cuando toca recortes públicos, la sanidad es una candidata, y cuando toca impulsar la actividad económica, también.

Pero, además, la sanidad está inserta en la circulación general de las mercancías, que es la forma en que circula la producción capitalista. Por un lado, demanda productos y fuerza de trabajo (empleo), favoreciendo a la economía. Por otro, es un servicio; que en el caso privado, está a la venta, por tanto un negocio en sí. Asi, en cuanto actividad económica está inmersa en el ciclo económico que caracteriza la reproducción ampliada capitalista.

El esfuerzo económico que la sociedad andaluza está dispuesta a realizar nos lo muestra el porcentaje del gasto sanitario (público y de los hogares) como porcentaje del total de la producción regional (valor añadido bruto). Vemos, además de la estabilidad, como este esfuerzo aumenta en las crisis (Gran Recesión, COVID) y se reduce en las expansiones.

Sanidad y acumulación de capital

Preservar la vida de trabajadores y consumidores es el encargo social que tiene la actividad sanitaria. Específicamente, garantizar la reproducción adecuada de la fuerza de trabajo (pasada, presente y futura, actual y potencial) de modo que esté en condiciones de ser explotada generando plusvalor, por un lado, a la vez que sigue confiando en las instituciones y el sistema, por el otro.

No nos detendremos en las especificidades del capitalismo andaluz y su papel en la división nacional, europea e internacional del trabajo, cuestiones necesarias para avanzar en el conocimiento del desarrollo de nuestra comunidad. De igual manera que los cambios en la materialidad de la acumulación de capital, las técnicas (automatización, digitalización, computerización o inteligencia artificial) y la organización del trabajo que las acompañan, imponen un tipo de fuerza de trabajo (física, emocional, mental) que ha de ser reproducida, también en términos de salud y de servicios sanitarios. Todo ello, junto a las condiciones de legitimación, pueden apuntar a un nuevo modelo sanitario.

Conclusión

Sea como sea, este 9 de noviembre, el pueblo andaluz está llamado a la acción. No hay nada fuera de la política: ir a la manifestación, al cine o quedarse en casa, son todas actuaciones políticas.

Las situaciones concretas de la sanidad están ligadas a las medidas presupuestarias, los debates parlamentarios, las disputas ideológicas o los intereses económicos, ni si quiera son ajenas a la necesidad de acumulación del capital (andaluz, español, europeo y mundial). Mientras las condiciones sociales no permitan dar el salto definitivo de la mercancía al derecho, tocará defender la sanidad pública frente a la relación de capital y sus gestores políticos, el gobierno andaluz.

Pedro Andrés González Ruiz, autor del blog Criticonomia

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.